Capítulo 5
Capítulo 5
Descendiendo lentamente hacia la ciudad de Yggdrasil, levanté la vista hacia la
nube blanca que cubría el ápice del “Árbol del Mundo” una vez más.
Ni la continuación de la misión que había buscado, ni el puente arcoíris que
Suguha había perseguido se pudieron encontrar allí. Aunque, quizás, los dos
podrían ser uno y el mismo.
Basado en lo que hemos aprendido de la conversación de Kraken y Leviatán, la
misión algún día evolucionará en una gran historia que también arrastrará al aún
invisible Ӕsir. Si ese es el caso, estoy seguro de que llegará un día en que podremos
cruzar el puente de siete colores y dirigirnos a “Asgard” más allá del cielo, por
supuesto, probablemente estamos hablando de un futuro muy lejano.
El puente arcoíris Bifrost desciende del cielo una vez que el renacido Aincrad ha
sido despejado hasta el piso 100.
Esta visión mía ha provocado un leve, pero cierto sentimiento de anticipación
en mi pecho.
Las aventuras… no tienen fin. Siempre hay “algo más allá de…”. Incluso si algún
día me convierto en adulto y me alejo de ALO, estoy seguro de que podría
encontrar un puente arcoíris en el cielo.
−¡Hola, Kirito!
Gritó Asuna con voz viva mientras volaba a mi lado.
−¿Recuerdas esa mazmorra que no hemos podido limpiar porque mi curación no
era suficiente? ¡Intentemos ir allí esta noche! ¡Con este bastón, creo que podremos
limpiarlo esta vez!
Justo entonces, antes de que pudiera dar una respuesta, Lisbeth, volando
delante de nosotros, se dio la vuelta.
−Antes de hacer eso, panqueques en la cuidad de Ygg, ¡recuerdas! Kirito, ¡buena
suerte con esos cien!
−Ugh… ¡P-podríamos llegar a los cincuenta?
Ante mi respuesta, Silica y las demás se rieron al unísono.
De repente se dio la vuelta al revés, Leafa respondió con una sonrisa pícara.
−Si insistes. En ese caso, como compensación por dejarte tranquilo, ¡confiesa lo
que hiciste en Swilvane anoche!
−¡Ugh…!
¿Debería aceptar el desafío de los cien panqueques, preparado para el hecho de
que no podré cenar? ¿O debería rendirme y confesar mi fechoría de entrar sin
autorización en la Mansión Lord?
Justo al final de la aventura que se había extendido durante los últimos dos días,
gemía mientras contemplaba cuál de las dos opciones bastante lamentables que
me forzaron a elegir, Yui propuso una maravillosa solución en mi hombro.
−¡No te preocupes, papá! ¡Si cocinas cientos de panqueques en el mismo sartén,
solo tendrás que comerte uno grande!
−… Ya veo. Esa es una gran idea.
Con la punta de mi dedo, acaricié ligeramente el cabello de mi amada hoja, que
parecía haber llegado a la fase de “moda por las cosas grandes”.
Mientras pensaba que algún día debería mostrarle una ballena real, puse las alas
en mi espalda para trabajar con todo su poder, apuntando a la ciudad arbórea que
ahora podía ver débilmente.
(Fin)
