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progressive 2 capitulo 3

Capitulo 3
Concerto of Black and White

Mis ojos se abrieron repentinamente como una burbuja explotando en la superficie del agua.

Aún era de noche; el único sonido era el de los insectos. El laúd que sonaba mientras dormía ya había cesado, y tampoco estaban las voces y pasos de los soldados, o el martillero del yunque del herrero.

Cerré mis ojos, considerando volver a dormir, pero en un par de segundos ya estaba completamente despierto. Abandonando mi decisión de descansar, me senté.

A través de la tienda, la esgrimista se había dormido rápido, su postura era perfecta. Pero no pude ver a Kizmel entre nosotros, el lugar donde debería haber estado.

Luego que mi compañera temporal terminada de bañarse, entré allí por mi cuenta y estuve fuera del agua a la cuenta de cien. Afortunadamente, ninguno de nosotros había tenido orejas puntiagudas tras haberlo usado. Nos dirigimos a la tienda de cenar con los soldados elfos sorprendentemente amistosos y cenamos un pan ligeramente horneado, pollo rostizado, sopa de vegetales y frutas. Cuando regresamos a la tienda de Kizmel, me sentí enormemente satisfecho.

Encontramos a la propietaria de la tienda ya cubierta con las sábanas y durmiendo pacíficamente. Al momento de ver eso, toda la fatiga que tenía anteriormente volvió a surgir, y nosotros dos silenciosamente alcanzamos nuestras esquinas de la tienda y nos acostamos sobre las pieles. Recuerdo haber colocado mi mentón sobre una sábana cercana, y nada más después de eso.

Mi ventana de menú decía que eran las dos de la mañana. No me sorprendí por sentirme despierto – tuve una siete horas solidad de sueño. Teniendo cuidado de no hacer ruido, cerré la ventana y salí de las sabanas.

Cuando pasé por la solapa que colgaba de la tienda, las lámparas nocturnas del campamento estaban casi todas apagadas, dejando que el área se iluminara por la pálida luz de luna. Un escaneo rápido del área no mostró movimiento alguno excepto por los dos centinelas que había en los muros.

¿Entonces hacia donde había ido Kizmel? ¿Quizá llevaba a cabo la próxima misión por cuenta propia? Sacudí mi cabeza – un NPC no podía ser independiente, y su barra de HP que estaba junto a la de Asuna y la mía aun permanecía llena. Medité, luego decidí dirigirme hacia una parte de la base de los elfos oscuros que aún no había visitado: detrás de la tienda del comandante, muy atrás del claro.

La luz de la luna en Aincrad era lo suficientemente brillante en cualquier lugar abierto al cielo que hacia fácil el caminar por los alrededores. La luna en sí estaba fuera de la visión al menos que se estuviese cerca del perímetro exterior, claro, por eso su luz reflejaba el lado inferior del piso superior, pero dicho resplandor azul daba una belleza muy sobrenatural.

Me dirigí hacia el este cerca de la gran tienda de comando y me detuve cuando el espacio detrás llevó a mi visión. Era una extensión pequeña y verdosa con un único árbol. Recordé que en la prueba beta era un espacio completamente vacío y muerto. Pero ahora había tres objetos nuevos detrás de las extensas ramas del árbol.

Tres simples pero hermosas formas de tumbas talladas de madera. La mujer que había estado buscando estaba de pie ante la tumba de la izquierda. Ella llevaba una túnica y unas medias – no la ropa interior de antes, pero aún no tenía su armadura distintiva. Estaba deprimida, mirando la base de la tumba. A la luz de la luna, su cabello purpura-pálido estaba brillando de color lila.

Luego de unos segundos de duda, me acerqué lentamente, deteniéndome a unos cuantos pies de distancia. La caballero elfo oscuro notó mis pasos y se volvió hacia mí.

—...Kirito. La mañana será difícil si no descansas –susurró–.

— Dormí más de lo que usualmente duermo. Gracias por dejarnos usar tu tienda.

— Igual no me importa. Es demasiado grande para mi sola –respondió, luego volvió a mirar la tumba–.

Di un par de pasos más y miré el identificador. Había dos palabras talladas en su superficie fresca e incompleta. Visualicé y noté el nombre Tilnel.

— ¿Tilnel? –dije en voz alta y noté que sonaba muy similar a la pronunciación de Kizmel.

Ella pausó y dijo: – Mi hermana. El mes anterior perdió su vida en la primera batalla luego de haber descendido a este piso. La frase «descendido a este piso» indicaba que los elfos oscuros – y también los elfos de bosques – entendían que el castillo flotante Aincrad estaba compuesto por numerosos pisos apilados. No solo eso, ellos podían utilizar sus encantamientos mágicos para evitar el sistema de escaleras laberintos y portales de tele- transportación de los pueblos. Quizá su rango de movimiento estaba limitado desde este piso hasta el noveno.

Tuve este conocimiento básico de los elfos desde la prueba beta, cuando complete la misión de campaña por primera vez. Pero en ese tiempo estaba tan preocupado por ir avanzando en el juego más que los demás, que nunca se me ocurrió que la batalla entre los elfos podría atarse en el mundo de juego en sí.

Fui atacado por la repentina necesidad de preguntarle a Kizmel como Aincrad llegó a ser, pero me contuve con respiro del frio aire nocturno. No era razonable realizar esa pregunta tan importante mientras Asuna estuviese ausente, y este tampoco era el momento de andar haciéndolo.

En lugar de eso, le pregunté a Kizmel por su hermana.

— ¿Tilnel también... era una caballero?

— No. Mi hermana era herborista. Su trabajo en el campo de batalla era atender a los heridos. Ella nunca llevaba algo más grande que una daga. Ella estaba en la vanguardia cuando los halconeros elfos de bosque nos emboscaron desde detrás...

Fruncí el ceño y contuve mi respiración. Los Halconeros Élficos de Bosque eran los peores mobs en el tercer piso después de los jefes y enemigos de eventos. Los elfos oscuros tenían sus propios Wolfhandlers Élficos Oscuros, pero los halconeros eran el peligro más grande, pues ellos podían atacar desde el suelo y el aire simultáneamente.

Sin embargo, ella eligió interpretar mi silencio, y así, de alguna forma, el perfil tenso de Kizmel se alivianó.

— No tengo sillas o sábanas, pero deberías sentarte. No hay necesidad de estar de pie todo el rato.

— Um... cierto.

Me senté junto a ella. El paso denso y suave de este pequeño cementerio soportó mi peso con facilidad. La caballero levantó un saquillo de cuero colocada junto a ella, removió la tapa, y tomó un sorbo, luego me la pasó. Le agradecí y acepté la bebida, temporalmente olvidándome que estaba interactuando con una NPC más que con una persona. Cuando coloqué mis labios en el saquillo, un líquido espesó fluyó entre ellos. Era ligeramente dulce y amargo, y cuando termine, hubo un ardor similar al alcohol al final de mi garganta que se sentía frio y fresco.

Devolví el saquillo. Kizmel lo sostuvo sobre la tumba y derramó el resto del líquido en la tumba de Tilnel.

— Esta era su favorita: vino gota de lluvia hecho de las plantas gota de lluvia.

Robé algo del castillo, esperando traérselo. Al final, ella nunca tuvo un sorbo...

El saquillo vacío se deslizó de su mano y rebotó ligeramente en el pasto. Kizmel se encorvó, alineando y juntando sus rodillas y abrazándolas con fuerza.

— Cuando acepté la misión de recuperar la Llave Jade ayer, estaba preparada para morir. Parte de mi habría esperado eso. A lo mejor, podría haber dejado que ese elfo de bosque me derrotara, o en lugar de eso simplemente haber perdido... pero el destino los ayudó a alejarme de mi muerte. Y luego que juré que los dioses no existían en este lugar completamente abandonado...

Kizmel me miró. Noté que sus ojos ónice estaban húmedos y no sabía cómo reaccionar. Kizmel y su hermana Tilnel eran residentes de este mundo, arriesgando sus vidas por el bien de su gente, y yo no era más que un visitante temporal, un extranjero...

Pero en realidad, ese ya no era el caso. Asuna y yo ahora estábamos atrapados en este juego. Al igual que Kizmel, solo teníamos una vida que dar. Y así, cuando nos adentramos a la batalla entre ella y el caballero elfo de bosque, estúpidamente me apoyé en mis logros, convencido de que una vez que estuviésemos medio muertos, la elfa oscura se sacrificaría para dejarnos ganar.

Había sido mi error el desenfundar mi espada con esa idea. Ya fuese que supiera lo que sucedería o no, tendría que haber luchado con todo lo que tenía. Para proteger mi propia vida y las vidas de Asuna y Kizmel.

Regresando a la repentina inundación de arrepentimiento dije. – No fueron los dioses. Asuna y yo estuvimos allí por voluntad propia. Nos quedaremos contigo hasta el final. Hasta que regreses a casa.

— La caballero elfo oscuro sonrió: – En ese caso, daré lo mejor de mí para protegerlos. Hasta que nuestros caminos se separen.

Jueves, 15 de diciembre, 2022.

Kizmel, la caballero elfo oscuro de nivel 15; Kirito, el espadachín de nivel 14; y Asuna, la esgrimista de nivel 12 y compañera temporal, dejaron la base campamento para una nueva aventura.

La noche aun no terminaba. Eran las tres de la mañana, y los arboles del bosque estaban durmiendo tranquilamente en la pálida luz de luna. Cuando Kizmel y yo volvimos de nuestra vigilia en el cementerio, descubrimos que Asuna ya no estaba dormida sino que había empacado todo y estaba lista para salir.

Cuando la esgrimista me vio sin ninguna arma o armadura puesta, ella parecía atónita y preguntándose por qué había salido sin haberme preparado para el viaje.

Cuando fui dirigido a la tienda por Kizmel vestida con una delgada ropa de dormir, la mirada de Asuna se tornó totalmente fría. Mi única elección era decir que ya llevaba horas preparado. Asuna continuamente me lanzaba miradas cínicas mientras caminábamos al claro campamento, pero solo hasta que pasamos el cañón estrecho hacia el Bosque de Nieblas Ondulantes nuevamente. La vista ahora era tan fantástica que los musgosos árboles y la densa y baja niebla estaban siendo iluminados por la pálida luz azulada de la luna. Ya meses antes había visto lo mismo, pero no pude evitar jadear ante esa belleza. Asuna estaba boquiabierta. Ella murmuro: – Es sorprendente–. Y no se movió por treinta segundos.

Kizmel silenciosamente esperó por mí, aunque era difícilmente la primera vez que estaba sorprendido por su comportamiento. Sería un comportamiento perfectamente ordinario que un NPC esperara que los jugadores reaccionaran, pero me parecía que ella estaba eligiendo su tiempo y respetaba las emociones de asombro de Asuna.

Cuando mi compañera recuperó sus sentidos, la caballero habló suavemente:

— Ella amaba el bosque nocturno también... bien, partamos.

La misión que nos dio el comandante luego de completar la «Llave Jade» fue titulada «Venciendo a las Arañas». El bosque estaba plagado de monstruosas arañas venenosas que saboteaban las misiones de patrullaje, por lo que era nuestro trabajo encontrar el nido. Yo antes había hecho esta misión, claro, la ubicación del nido era generada aleatoriamente, por lo que mi memoria no era útil aquí. Solo teníamos que, cruzar el bosque, luchar con las arañas hasta que reduzcamos su fuente.

El veneno sería una amenaza constante en esta misión. Daño causado por veneno era el caso de efecto más común de todos los efectos negativos en SAO.

Nivel 1: «veneno débil», y Nivel 2: «veneno ligero» no eran graves mientras estuvieses preparado para tratarlos.

Me aseguré de verificarlo con Asuna mientras avanzábamos por el bosque.

— ¿Cuántos pociones de antídoto tienes?

— Hmm –ella revisó su ventana con un tintineo–. Tres en mi bolsillo, y dieciséis en el inventario.

— Algo igual a mi disponibilidad. Eso será suficiente.

Algo sobresalió de mí. A diferencia de los cristales de curación, las pociones no podían ser usadas en otras personas. Por lo que si Kizmel era atacada por veneno, ella necesitaría usar sus propias pociones para recuperarse...

Me volví hacia la elfa caballero, quien estaba en la parte de atrás. – Etto,

¿Kizmel? ¿Tienes alguna poción de antídoto...?

— Tengo un par, solo para la ocasión, pero no las necesito. Para eso tengo esto –ella habló con lo que yo pensé que era un rastro de orgullo, mostrando su mano derecha cubierta por su guante rígido de cuero. Había un anillo encajado directamente sobre el guante en su dedo índice. La gema brillaba fuertemente a pesar de la tenue luz verde, tal como una poción de antídoto–...

— ¿Qué tipo de anillo es ese?

— Lo recibí junto con mi espada de manos de Su Majestad cuando fui promovida a caballero. Me permite usar encantamientos purificadores cada diez minutos.

—...W...¡¡Wooooow!!

Apenas logre evitar que la palabra escapara de mí. En todo mi tiempo dentro del juego, nunca había visto u escuchado de un accesorio que permitiera curar veneno de forma ilimitada – incluso con un tiempo de enfriamiento. Si en realidad funcionaba en Nivel 5: «Veneno Letal», se trataba de un objeto de elite de la más alta calidad. Kizmel tosió torpemente, sintiendo el deseo escrito claramente en mi rostro.

— No puedo dártelo, no importa cuánto podría gustarte. Por una cosa, este anillo trae consigo esa poca magia que quedó en la sangre de Lyusula, por lo que ustedes los humanos no lograrían ser capaces de usarlo, es lo que sospecho. –¿sospechas? Fue lo que estuve a punto de preguntar–. ¿Por qué dices eso? No quiero tu anillo, en lo absoluto. Solo estoy verificando que estés equipada para el caso de envenenamiento –dije suavemente, negando cualquier codicia de mi parte–.

Asuna sonrió. –Es cierto. Eres un chico, por lo que nunca osarías reclamar el anillo de una chica.

— C-claro... espera, ¿estás diciendo que lo contrario sería posible? –reclamé. La sonrisa de Asuna desapareció–.

— ¡No estaba diciendo eso! ¿Cuándo te rogué por un anillo?

— ¡N-no me refería a ti específicamente!

— Kirito, Asuna. Odio interrumpir su charla, pero... Grrr.

—...algo se está acercando. Basándome en los pasos, no es ni un elfo, ni humano, ni bestia. Grrrr.

— Hay dos de ellos, desde el frente y la derecha. Les dejaré el de adelante a ustedes. ¿Grr...rr?

Asuna y yo dejamos de mirarnos el uno al otro y observamos en la dirección de nuestro viaje. Una sombra estaba moviéndose a toda velocidad a través de los árboles. Solo llegaba a nuestras cinturas, pero era muy ancho. Muchas piernas delgadas deslizadas y hundidas, se escabullían a lo largo del suelo.

En un segundo, un cursor surgió a la vista, dividido entre rojo y rosado. El nombre debajo de la barra HP era leído como «THICKET SPIDER».

— ¡Asuna, prepárate para la batalla! –hablé, desenfundando mi espada y llenándome de valor para la lucha. Asuna ya tenía su Wind Fleuret en mano. Esta misión era una oportunidad para reunir un poco más de material para forjarle una nueva espada al regresar al campamento, lo que significaba que era la última vez que brillaba para la delicada compañera de batalla con la que luchaba desde el
primer piso–.

— ¡Su único ataque directo es la mordida, pero cuidado con el hilo que dispara de su culo – los ralentizará!

— ¡Entendido! –ella gritó, luego momentáneamente me lanzó una mirada sucia.

Me preguntaba lo que le había hecho enojar esta vez, luego comprendí mi elección pobre de palabras.
— ¡L-lo siento! ¡No debí haber dicho culo! ¡No es un culo, sino más como un, etto...!

— ¡Ya deja de decir esa palabra!

Asuna maravillosamente evitó los colmillos venenosos de la araña que venía a atacarnos, luego dirigió un furioso Linear en su ojo enorme. Los colmillos venenosos y el hilo pegajoso era algo con lo que no se debía jugar, pero la Thicket Spider era uno de los monstruos tipo insecto más fáciles hasta este punto. No volaría o escaparía, y su escondite no estaba protegido por un caparazón
duro. Todos sus ataques eran simples y directos, por lo que era fácil al tiempo que se cambiaba con los jugadores para los combos. Asuna disminuyo cerca del cuarenta por ciento del HP de la araña con habilidades de espada y ataques regulares, luego retrocedió y me miró. Noté su contacto visual y me preparé para unirme a la batalla. Si esto estaba en una apertura mayor que el bosque, Asuna podía encargarse de la araña por su cuenta, pero el hilo que la araña lanzaba desde su trasero duraría cerca de un minuto, lo cual gradualmente disminuiría la disponibilidad de espacio para luchar mientras la batalla continuara. Siempre era posible moverse a una ubicación nueva sin redes, pero existía el riesgo de que encontraras más mobs en el camino – sin mencionar los Treants que parecían como viejos arboles marchitos.

La Thicket Spider cargó hacia adelante con un silbido arácnido – al menos, como eran los video juegos de arañas. Asuna liberó un Oblique, una habilidad de empuje bajo. Su rango era menor al de Linear, pero con el peso de su usuaria detrás, el poder era mayor. Su espada volvió a aturdir con un efecto visual destellante.

— ¡Cambio! –grité, golpeando a la enorme araña en su extremo suave. Era como una oscilación normal, pero golpeé justo en el punto débil de su borde productor de hilo, y giró por todos lados con un chillido doloroso. El grupo de ojos a lo largo de la parte frontal de su cabeza me miraron, la mandíbula venenosa se movía furiosamente.

La Thicket Spider era una de las arañas más pequeñas de su tipo, pero aun así, a varios pies de distancia de pierna a pierna, producía una vista amenazadora. Si tuviese que suponerlo, alguien que le tema a las arañas sufriría una inmensa falla mental. Yo estaba acostumbrado a las arañas de todos los tamaños desde los espacios monumentales cerca de mi hogar de infancia – incluso una vez mi rostro
se enredó en la red de una araña amarilla – por lo que eso no era algo que me afectara en combate, pero estaba sorprendido en como la fastidiosa y urbana Asuna se encargaba del enorme arácnido.

Quede tan sorprendido de ese último momento que desvié la vista y me encontré por un segundo con su mirada de espera. Como si esperara por su momento, la araña atacó. Las ocho patas peludas y grisáceas se tensaron, y luego saltaron al aire. Si su ataque de salto tenía éxito en producir un estado de Caída, yo terminaría siendo mordido varias veces por sus colmillos venenosos, por lo que evitarlo era la mayor prioridad.

— Fwah...

Debido a mi reacción tardía, supe que no podía echarme a un lado o contratacar con una habilidad de espada pesada a tiempo, por lo que caí sobre mi espalda, espere medio segundo, luego pateé con todas mis fuerzas. La punta de mi bota brilló de color amarillo y se movió en un semicírculo a través del aire: Luna Creciente, una habilidad de patada en artes marciales. Eso significaba ser usada desde una postura de pie hasta un salto en retroceso, pero mientras la señal fuese correcta, podrías usarla mientras caías. Por eso la habilidad era conveniente lanzarla cuando estaba acostado sobre mi espalda, pero existía una ventaja muy seria: si yo fallaba, seria golpeado por el estado de Caída y la interrupción del movimiento. Afortunadamente, valió la pena el terrible riesgo, pues mi pie atacó directamente la base de una de las piernas de la araña voladora. Con un thud satisfactorio, la araña fue enviada a volar, girando en el aire.

Lo que siguió de la patada me hizo saltar nuevamente sobre mis pies. Me volvi para ver a la araña caer en la base de un árbol cercano, sus patas estaban luchando contra el aire vacío. Enemigos insectos sin alas eran generalmente lentos en recuperarse de una caída, por lo que calmada y cuidadosamente mantuve mi Anneal Blade a la altura de la cintura. La hoja negra tomó un resplandor azul notable, y mi cuerpo salió disparado hacia adelante.

— ¡Ryaa!

Salté, la espada destelló. La hoja osciló horizontalmente de izquierda a derecha, directamente al estómago pronunciado de la Thicket Spider. Tan pronto como sucedió, mis muñecas se giraron y se movieron en reversa de derecha a izquierda para completar el Arco Horizontal, una habilidad horizontal de dos partes. Su punto débil fue golpeado profundamente en dos direcciones, la araña venenosa voló por el aire, expulsando un líquido verde, y aterrizando muévamele boca arriba en el suelo, esta vez sus patas se torcieron hacia adentro. Su enorme cuerpo explotó en incontables fragmentos. El ataque me dejó inclinado hacia adelante, sujetando la espada al frente y a la izquierda de mí. Lentamente me levanté, sacudiendo el arma de izquierda a derecha antes de regresarla a su funda en mi espalda. Cuando me volví, Asuna estaba mirándome, por lo que por instinto levantó mi mano para un «dame esos cinco». Ella no estaba esperando esa reacción en lo más mínimo y parecía incomoda por un momento, pero tuvo la gentileza de no dejarme esperando. Luego de esos cinco, ella no perdió tiempo en reclamarme.

— Estabas distraído durante la batalla, ¿no es cierto?

—...s-sí, madame.

— ¿En que estabas pensando?

Me detuve a considerar la respuesta bajo su mirada arrogante, luego recordé que yo estaba sorprendido por la forma en la que se encargó de la enorme araña, ya fuese que lo dijera en voz alta o no, era otro tema.

— Descuidarse contra enemigos incluso muy débiles conduce a un desastre, Kirito –llegó una voz desde mi derecha–.

Kizmel estaba de pie a un lado, con los brazos cruzados, habiéndose encargado de la otra Thicket Spider mucho antes de que Asuna y yo termináramos. Al igual que Asuna, su rostro era serio. Se sentía como si estuviese siendo regañado tanto por una compañera de clases y una profesora al mismo tiempo. Tenía que buscar una excusa.

— N-no estaba siendo descuidado, solo estaba pensando...

— Y eso es lo que estoy pidiendo que expliques.

— Umm... ummm –nada convincente llegaba a mi mente, por lo que no tuve más elección que hablar con la verdad–. Solo pensaba que era sorprendente que no tuvieses problemas con las arañas, avispas y cosas así...

— ¡¿Eh?! ¡¿Realmente estuviste perdiendo el tiempo pensando en esas
estupideces?!

— S-sí –lo admití. Sus cejas perfiladas se separaron con ira por un momento,
luego suspiró–.

— Aunque sean grandes, los insectos no son diferentes de los animales salvajes. No puedo perder mi tiempo asustándome de la apariencia de los monstruos.

— Ah, ya veo.

Ella sacudió su cabeza en exasperación, y Kizmel sonrió suavemente. Me volví hacia la elfa oscura en sorpresa y la vi mirar a la esgrimista con una calidez en sus ojos. – Eso es reconfortante. Mi hermana Tilnel no se asustaba de los monstruos corporales, ya sea que se tratasen de insectos o cienos...

Ella terminó en no más que un susurro. Asuna y yo desviamos la mirada cortésmente. Asuna aún no había visto la tumba de Tilnel, pero secretamente le había hablado de la hermana de Kizmel mientras avanzábamos por el bosque.

Cuando ella noto nuestras expresiones, Kizmel se disculpó por llegar a eso, luego levantó su mano para cambiar de tema.

— ¿Qué significa el gesto que acabas de hacer? –ella preguntó, sacudiendo su mano hacia adelante. 

Lo medité – ¿era correcto explicarle a Kizmel, una NPC del mundo de SAO, el significado del «dame esos cinco» del mundo real? Antes de poder llegar a una conclusión, Asuna habló:

— Es un gesto humano que significa felicitar a alguien por su esfuerzo.

Ella levantó su propia mano y la chocó con la de Kizmel con mucho más cuidado de lo que se había preocupado hacerlo conmigo, produciendo un smack satisfactorio. Kizmel bajó la mirada hacia su palma y la apretó, como si saboreara la sensación.

— Ya veo. Nosotros los elfos no tenemos la costumbre de tocar las manos de otros... pero esto no es despreciado.

Ella levantó su mano otra vez y me miró. Le di un choque de cinco sincero, comprendiendo que sería muy incómodo si me contenía. Hubo otro fresco smack y un instante de calidez en mi mano.


Un recuerdo inundó mi cerebro.

El primer día de este juego de la muerte – ya en este punto se sentía como una historia antigua. Pero de hecho, era antes de que todo se volviera mortal. Estuve pensando en un domingo en la tarde, 6 de noviembre, treinta y nueve días antes, cuando mi primer mejor amigo en Aincrad, Klein, perezosamente cazaba cerdos azules conmigo a las afueras del Pueblo de los Inicios en el primer piso.

Klein tenía problemas con la iniciación de una habilidad de espada, por lo que le enseñé lo básico del primer movimiento, luego choqué cinco con él cuando logró exitosamente asesinar su primer cerdo. Esa fue la última vez que me contacté con él.

Tan pronto como el cruel tutorial de Akihiko Kayaba con respecto a las nuevas reglas del juego terminara, me dirigí hacia la próxima aldea tan rápido como pude.

Dejé a Klein, un novato indefenso, atrás en el Pueblo de los Inicios. Lo abandoné.

— ¿...Kirito?

— ¿Qué sucede, Kirito?

Recuperé mis sentidos con un salto. Mi manos aun colgaba en el aire, por lo que la bajé y dije: — Eh, n-nada. Mi sonrisa torpe no funcionó para remover sus miradas de preocupación, pero Kizmel de repente avanzó.

— Ya veo. Continuemos. Si seguimos en la dirección de donde las arañas aparecieron, es probable que encontremos el nido.

— B-bien. Entonces eso significa que nos dirigimos... eh...

— Por aquí –Asuna dijo exasperadamente, apuntando hacia el noroeste.

Partimos nuevamente, y luego de unos treinta pasos, Asuna se niveló conmigo y susurró a mi oído–: Oye, ¿Kizmel dijo algo sobre monstruos ‘corporales’?

— ¿Eh? Um, sí.

— ¿Eso significa que en este juego existen monstruos que no tengan cuerpos?

— ¿Eh? Sí, ¿Cómo fantasmas y esas cosas? –pregunté en respuesta. Ella palideció momentáneamente al escuchar la palabra fantasmas.

— Los... los comunes.

— Hmmm, no lo sé... nunca los vi en la prueba beta. Además, no sé cómo se derrota a un monstruo sin cuerpo en un juego donde solo usas espadas...

— Vamos a esperar.

No estaba seguro de lo que ella esperaba, pero Asuna no tuvo problemas para detallarlo. Ella disminuyó su paso para estar junto a Kizmel. Yo continué mi marcha en dirección al nido de la araña.

Luego de otras cuatro batallas con Thicket Spiders y sus grandes primas, Copse Spiders, ligeramente ajustamos nuestra dirección luego de cada encuentro, y finalmente visualizamos una pequeña colina que se elevaba adelante.

Resaltando en contraste con el lado de la colina iluminada por la luna estaba la amplia boca oscura de una cueva natural. Me escondí en la sombra de los árboles y vi cerca de catorce arañas (todas del tamaño de tarántulas reales) corriendo por toda la entrada. Este era el nido de arañas que buscábamos.

— ¿...nos vamos a encargar también de esas pequeñas? –Asuna preguntó, mirando el nido con irritación. Yo me encogí de hombros–.

— No, esos son solo Critters.

— ¿Qué? ¿Ellos tintinean?

Volví mi vista para mirarla en confusión. Ella habló con el tono dominante de una profesora explicándole a sus estudiantes. – ¿No acabas de decir que era «clitter»? ¿Asi como clitter-clatter? ¿Hacen mucho ruido?

— Ehhh...no. Los «Critters» en un MMO son como animales de escenario que no son monstruos. No puedes interactuar con ellos; solo están para verlos. Asi como las mariposas o gatos callejeros en los pueblos.

— ¿Sabes qué? Ya me cansé de preguntar por cada termino de juego, ¿por qué no simplemente me creas un glosario coloquial?

— Ugh...

Si a ella no le importaba ser timada, podría pedirle a Argo una cosa así. Kizmel sonrió ligeramente detrás de nosotros y murmuró: — Parece que sus palabras aún no han sido unificadas. Supongo que no es de sorprenderse, pues luego que sucediera la Gran Separación, nueve naciones de la humanidad surgieron –Asuna y yo nos miramos mutuamente–.

La «Separación» era un término muy usado para referirse al incidente que surgió hacia un mes. Muchos jugadores sufrieron desconexiones repentinas y quedaron vagando en el limbo aproximadamente por una hora antes de volver al juego. Cuando se hizo notable que cada jugador iba a ser desconectado de alguna forma, detuve mi aumento de nivel apresurado por un tiempo y esperé en la habitación de una posada para que eso no me tomara con la guardia baja. El fenómeno misterioso al principio produjo alarma y caos, pero la suposición más común que surgió era que nuestros cuerpos estaban siendo desconectados temporalmente para así transferirlos a un hospital apropiado.

Pero esta «Gran Separación» de la que Kizmel hablaba debía ser algo más. Ella era una residente de este mundo, no una jugadora sumergida aquí mediante el NerveGear como Asuna y yo. Debe tener algo que ver con la creación de Aincrad el castillo flotante...

Rápidamente tuve una cantidad de diferentes preguntas que hacerle a Kizmel al respecto, pero ella me interrumpió antes de poder abrir mi boca.

— Vamos, investiguemos ese agujero. Necesitamos información más concreta que llevarle al comandante con respecto a las arañas.

De acuerdo a mi conocimiento beta gradualmente desfavorable, la misión de erradicación de arañas tenía dos partes. La parte uno incluía encontrar un artículo de uno de los exploradores elfos oscuros dentro del nido y llevarlo de vuelta a la base. En la segunda parte, teníamos que regresar a la cueva y luchar con la Reina Araña en el segundo nivel del nido.

Por lo que aunque conociese esta abertura que conducía directamente al nido de la araña, solo eso no cumplía con los requisitos de la misión. Teníamos que investigar esa cueva húmeda dos veces.

—...no me gustan ese tipo de mazmorras naturales –murmuró Asuna, pisando un charco poco profundo con sus botas de cuero. Yo asentí al estar de acuerdo–.

— Si solo fuese un poco más brillante allí...

Las mazmorras hechas por el hombre, tal como las enormes torres laberinto, al menos tenían lámparas de aceite o piedras luminosas en los muros para así mantener iluminado el interior. Pero esta cueva estaba casi ennegrecida; la única fuente de luz era ese pequeño musgo que producía un leve brillo en la oscuridad.

Para contrarrestar la oscuridad, Asuna y yo llevamos antorchas en nuestras manos, pero estas no producían mucha luz y podrían extinguirse si caían al agua. Peor aún, yo normalmente luchaba con una mano libre, pero lo que la diferencia hacia que todo se sintiera raro en batalla. Aun así, era mejor que ser usuario de escudo que tenía que actuar sin esa defensa valiosa. Y los guerreros con armas a dos manos que nos abofetearían por echarlo todo a perder – ellos tenían que encontrar un sitio seco en el suelo para colocar la antorcha antes de poder ir a luchar.

Afortunadamente, en esta situación, tenían a Kizmel con su habilidad élfica especial para ver en la oscuridad. A diferencia de las arañas saltando afuera en el bosque, las que estaban en el nido eran arañas de pesca rápida, y la habilidad de Kizmel para advertirnos de su presencia antes de que alcanzaran el radio de la antorcha nos daba el tiempo necesario para preparar nuestras espadas.

Buscamos en cada habitación del primer nivel de la cueva lenta pero continuamente, raramente nos encontrábamos cofres con tesoros, o piedras valiosas que podían ser usadas para elaborar la próxima arma de Asuna. Una vez que ya estábamos a punto de finalizar el mapeado de todo el piso, Asuna realizó una pregunta tardía:

— ¿Oye, esta mazmorra es una de esas... instancias? ¿O acaso es...?

— Creo que el antónimo de una «mazmorra instanciada» seria «mazmorra pública». Esta es de tipo publica –murmuré rápidamente al oído de Asuna, temiendo que si Kizmel escuchaba nos daría otra charla del lenguaje dividido de la humanidad–. La razón por la que sé que son públicas es porque hay otras misiones que usan estas mazmorras además de nosotros.

— ¿Oh? ¿Cómo qué?

— Bueno, hay una misión de encontrar a una mascota en la aldea siguiente más allá del bosque, y otra del pueblo principal de...

Mi boca se cerró con un impulso. El rostro iluminado de naranja de Asuna me miró curiosamente, y yo desvié la mirada detrás de nosotros.

El camino por el que vinimos estaba oscuro casi por completo, sin un alma a la vista... ¿pero escuché algo? ¿Un débil y breve arañazo metálico?

— Oye, ¿Qué pasa?

— ¿...cuantas horas llevamos en el tercer piso, Asuna?

— Luego de que todos durmiéramos, creo que alrededor de catorce horas.

— Ugh...mierda, ese es el tiempo exacto.

— ¿Tiempo exacto de qué?

Me volví para ver hacia atrás nuevamente y susurré con rapidez:

— Esta es la ubicación de la misión más grande que puedes iniciar en el pueblo principal. Existen unos patrones distintos con la misión, por lo que no puedo garantizarlo, pero un sólido porcentaje de jugadores haciendo esa misión vendrán aquí por un objeto. Dependiendo del tamaño del grupo, podría tomar entre diez o quince horas para que llegaran a este lugar...

En ese momento, escuché otro débil sonido metálico. Kizmel estaba inmóvil, una señal de que eso no era un truco de mis oídos. Ella observó y esperó por un momento bastante tenso, su rostro agudizó, luego se volvió hacia nosotros: — Kirito, Asuna – parece que hay otros visitantes en este nido.

— Si. Debe tratarse de otros jug... guerreros humanos. Tenemos razones para evitar encontrarnos con ellos, Kizmel.

— También lo creo –la caballero elfo oscuro sonrió y apuntó un agujero en la pared–. Vamos a ocultarnos allí por un momento.

— ¿Huh? ¿Cómo podemos ocultarnos con la luz de las antorchas encendida? – Asuna preguntó, perpleja. Kizmel sonrió de nuevo–.

— La gente del bosque tiene sus propias formas de engañar –ella empujó nuestras espaldas hacia la depresión de tres pies en el muro y arriba contra la superficie, luego se empujó a sí misma contra nosotros para ocultarnos de la visión.

Su pecho pronunciado, su estómago rígido, y sus suaves piernas estaban presionados directamente contra mí, y yo estaba asustado de que el código de acoso del juego se activara, pero aparentemente eso no aplicaba cuando el que iniciaba un contacto era el NPC. Kizmel, por supuesto, no tenía idea de lo que pasaba por mi mente.

— Apaguen las antorchas –ordenó. Hice lo que decía y lancé la iluminación en un charco en el suelo. Una vez que estuvimos rodeados por la oscuridad, Kizmel extendió su capa para cubrirnos los tres–.

Por extraño que parezca, mientras la capa por fuera parecía ser una tela sólida, era pura y se podía ver a través de su interior. Todo lo que pude ver era una negrura, claro, había suficiente brillo verde proveniente del musgo por todo el camino para decir que la capa no bloqueaba mi visión.

No era la única sorpresa para mí. A pesar de no usar la habilidad de Ocultamiento, su conocido informe de porcentaje de ocultación apareció en el lado izquierdo de mi visión. Incluso lo más sorprendente, el número era de 95 por ciento. La capa de Kizmel tenía un efecto encantamiento mágico que activaba la habilidad de Ocultamiento. Entre esto y el anillo antídoto, yo estaba bastante celoso.

— ¿Lo estuviste diciendo antes, Kirito? –Asuna preguntó en el tono más bajo posible, interrumpiendo mi gesto de envidia. Me tomó un momento recordar lo que había estado hablando–.

— Oh, cierto. La gente que viene detrás de nosotros está en esa misión. Es la misión «Creando el Gremio», esa que los demás jugadores de la línea delantera estaban desesperados por iniciar.

— ¡...!

Sus ojos se ampliaron en la oscuridad – ella lo recordó. Estuve a punto de continuar, pero Kizmel nos dio una advertencia antes.

— Silencio. Ellos pasaran pronto.

Asuna y yo cerramos nuestras bocas y tragamos fuerte.

Diez segundos después, escuchamos el tintineo de armadura al moverse. Conté al menos dos luchadores de armadura pesada, si no eran tres. Hubo más pasos, sin embargo; el grupo debía tener cinco o seis miembros en total.

Finalmente, hubo un grito ahogado, sorprendentemente fuerte y sin cuidado en medio de una mazmorra.

— ¡¿Pero qué demonios?! ¡Todos los cofres ya han sido vaciados!

Era una voz muy familiar, una que se sentía que acababa de escuchar hacia solo unos minutos. La última vez que lo vi había sido hace catorce horas, pero algo acerca de las circunstancias – el hecho de que yo no había estado siquiera en el pueblo aun o que su estruendosa voz era tan recordable – me hacía pensar, «¡No tu otra vez!». El rostro pálido de Asuna cambió su expresión en la oscuridad.

Contuvimos la respiración por varios segundos. El primer jugador pasó ante nosotros, tan cerca que podríamos tocarlo.

Él llevaba una armadura densa con una capucha encadenada que cubría todo su rostro. Estaba tan oscuro como para diferenciar el color de su túnica y pantalones, pero estos debían ser verde musgo, no me cabía la menor duda. En sus manos había un escudo redondo y una extraña hacha de una mano. Se trataba de un arma simple para la línea delantera, pero él ágilmente la giraba entre sus dedos.

El siguiente hombre en pasar también tenía un escudo con su espada, y el tercero no llevaba yelmo. En lugar de eso, su cabello tenía la forma de largas puntas que hacía que su cabeza pareciera un mazo punteado. Sus ojos eran agudos y su boca estaba distorsionada por disgusto. Vestía una coraza de acero y sostenía una espada en una mano.


El nombre de este nombre era Kibaou, y yo había estado entrando en conflicto con él desde la batalla del primer piso. Como un oponente confirmado de los primeros beta testers, él tenía toda la razón para odiarme, y si él me veía aquí en la mazmorra, no dudaría en tener una, dos, tres o cuatro palabras obscenas que decirme.

El instante en el que pasó, los afilados ojos de Kibaou miraron el agujero donde estábamos ocultos, y el porcentaje de escondite cayó a 90. Afortunadamente, no disminuyó lo suficiente como para delatarnos. Tres jugadores más lo siguieron, sus salvajes sonidos se hacían más y más tenues hasta que desaparecieron.

Un par de segundos después, Kizmel se enderechó y devolvió su capa a la posición original. Suspiramos de alivio mientras nos colocábamos sobre nuestros pies. Mi compañera parecía preocupada.

— Me sentí más nerviosa que cuando enfrentamos monstruos.

— Si. Probablemente no se hubiese vuelto una batalla si nos veían, creo – respondí, la cabeza de Asuna se movió, no para un ligero asentir o una negación–.

— Bueno, ellos podrían haber demandado que compartiéramos lo que encontramos en los cofres.

— No lo sé. No creo que él fuera demasiado lejos... espero...

Kizmel se volvió desde la dirección de la que el grupo había ido y preguntó: — ¿Ustedes conocen a alguna de esas personas?

— Uh, bueno... no son exactamente términos amistosos, podríamos decir...

— ¿Oh? Había escuchado que los humanos en este castillo habían mantenido una notable paz durante años.

— N-no hemos llegado a los golpes, claro. Y nos hemos ayudado mutuamente cuando luchamos con grandes monstruos... pero no somos amigos.

No había forma de explicar las diferencias entre los beta testers y jugadores oficiales a Kizmel, por lo que mi explicación tenía que ser simple, pero aparentemente parecía haber creído la historia.

Ella sonrió débilmente y dijo: — Ya veo. Entonces debe ser como la relación entre mi Brigada de Caballeros Pagoda y los Caballeros Reales Sandalwood. ¿Qué quiere decir, Pagoda? – me pregunté. Asuna habló con entusiasmo.

— ¡Oh, que adorable! ¿Tu brigada de caballeros lleva nombre de árboles? ¿Hay otros?

— Está la Brigada de Caballeros Trifoliate, las unidades pesadas. Tampoco estamos en buenos términos con ellos.

— Ah... en ese caso, si me tocara unirme a alguno de ello, iría con los Caballeros Pagoda –Kizmel sonrió tímidamente–. Me temo que no hay precedente histórico de humanos a los que les conceda la espada de caballero de la reina de Lyusula. Pero basándose en tus acciones, podrías ser capaz de ganar una audiencia con ella...

— ¿En serio? ¡Hagámoslo entonces! –Asuna habló, no había mas nada que optimismo en su mente. Yo, sin embargo, tenía conocimiento extra que me hacía evitar su mirada. En la prueba beta, yo seguí esta misión todo el camino hasta el pueblo del castillo élfico oscuro en el noveno piso, pero eso estaba más allá de lo que obtendría. Cuando la misión terminó, la puerta hacia el castillo permanecía firmemente cerrada–...

— ¡Bueno, continuemos! –Asuna susurró, ya una aprendiz caballero en su propia mente, y palmeó mi espalda. Le di una afirmación enojada y levanté las dos antorchas del suelo, entregándole una a ella. El dejar caer las antorchas en el agua no afectó su habilidad para encender de nuevo, siempre y cuando todavía tuviese puntos de durabilidad. Las frotamos contra los muros de piedra para que la llama se encendiera de nuevo, salimos del agujero, y apuntamos nuestras orejas en dirección a donde habían continuado los seis integrantes del grupo.

Si el equipo de Kibaou estaba intentando esa misión para establecer su gremio, ellos se dirigían al segundo nivel de la cueva. Ya habíamos acabado con las arañas del primer piso, por lo que ellos deberían estar en las escaleras ahora. Los mobs debajo serían más difíciles, pero no lo suficiente como para intimidar un grupo de seis.

Abrí mi ventana y verifiqué el mapa. Habíamos revisado cuatro quintos del primer nivel, con solo dos puntos restantes. Uno era probablemente la habitación con las escaleras inferiores, y el otro era la habitación con el objeto que buscamos.

Necesitamos ir hacia la habitación más alejada de donde Kibaou se movía.

— Vayamos por aquí... -comencé a decir, en eso Kizmel se me quedó mirando.

Me preguntaba por qué. ¿Estaba confundida por la pantalla de menú? ¿O simplemente pretendía no verla?

—...había pasado mucho tiempo desde que vi ese encantamiento humano.

— ¿Eh? ¿En-encantamiento?

— Sí. Se trata del arte del «Trazado Místico», uno de los pocos encantamientos dejados a la humanidad luego que perdieran su magia, ¿no es así? El único que les permite grabar su aprendizaje, incluso objetos físicos, dentro de su libro místico...

Ahora que lo mencionaba, una pantalla que brillaba purpura flotando en medio del aire con el movimiento era algo parecido a la magia, no existía otra forma. Asentí de acuerdo.

— S-sí, así es. De acuerdo al mapa en mi Libro...Trazado Místico, no hemos revisado esta área todavía...

Detrás de Kizmel, Asuna intentó contener su risa ante mi patética respuesta.

Fácilmente acabamos con las arañas de una de las habitaciones restantes, descubriendo un débil brillo intermitente en el muro posterior. Desenvainé mi espada y me acerqué para encontrar una decoración plateada tallada en forma de una hoja.

En la base estaba una gema blanco brillante parecida al opal.

La miré y verifiqué el broche de la capa de Kizmel en su hombro izquierdo. El diseño y el color eran exactamente el mismo.

—...es la insignia de los Caballeros Pagoda. Debe haber pertenecido al explorador que investigaba esta cueva. El propietario ya no debe estar vivo –Kizmel habló sombríamente. Le ofrecí el broche, pero ella sacudió su mano–.

— Debes entregarle eso al comandante, Kirito. Debemos regresar para nuestro reporte.

—...está bien. Lo guardaré entonces.

Coloqué el emblema en mi bolsillo, y un mensaje se desplegó al lado izquierdo de mi visión, anunciando el progreso de la misión.

Cuando encontré este recuerdo del explorador durante la prueba beta tras un duro y extenso esfuerzo, todo el grupo celebró victoriosamente. Pero yo no estaba de humor para eso esta vez. Pasaba que desde el momento que rescatamos a Kizmel en el bosque hacia medio día, mis conceptos mentales de misiones y NPC estaban cambiando progresiva y delicadamente.

Los Mobs se regeneraban a una velocidad mayor en las mazmorras, por lo que las arañas cerca de la entrada era probable que estuviesen de vuelta. Agudicé mis oídos por el sonido de muchas patas, la antorcha en una mano y la espada en la otra.

Pero en un par de segundos, lo que oí no fue el sonido de monstruos, sino los gritos de hombres.

— ¡Mierda... está acercándose por las escaleras!

— ¡Corran, corran! ¡Regresen a la entrada!

Había choques de armadura metálica y pasos llenos de pánico. Luego el grito de un monstruo muy grande, similar a la madera muerta que crujía y crujía.

— ¡Nadie dijo nada acerca de una extraña araña gigante! ¡¿Qué demonios está pasando?! –Kibaou gritó. La irritación en su voz usada antes se había convertido en pánico–.

Me volví hacia mis dos compañeras para conversar.

— ¿Qué deberiam...?

— ¿Qué deberíamos hacer, Kirito?

— ¡Dejaré está decisión en tus manos!

—...os... hacer...

¡Nunca me presenté como voluntario para ser el líder del grupo! –me dije internamente, pero era demasiado tarde para eso. Ahora me tocaba decidir cómo responder a este inesperado cambio de situación–.

Lo ideal era que nos ocultáramos, el grupo de Kibaou escaparía con éxito, y la araña gigante regresaría al segundo nivel de la cueva una vez que perdiera a su objetivo. Pero la probabilidad de que todas esas cosas pasaran era baja. Las agiles arañas pescadoras ya estarían reunidas en la entrada, por lo que el grupo de Kibaou no podría escapar a salvo hacia el bosque. En el peor de los casos, ellos podían quedar atrapados por ambos lados. La «extraña araña gigante» tenía que ser la reina araña, jefe de mazmorra, por lo que esa era una situación terrible.

Le siguiente y apropiada elección era que el grupo de Kibaou dejara de correr y se enfrentara a la reina. De lo que recordaba, no sería difícil para un grupo de personas de aproximadamente nivel 10 para derrotar a la araña sin problemas. Pero era asumiendo que todos estuviesen calmados y atacaran con sus ataques especiales de forma apropiada. El «Aincrad Liberation Squad» de Kibaou mantenían firme su negativa hacia todos los «beta testers», por lo que ninguno de ellos tendría algún conocimiento avanzado acerca de este monstruo desconocido.

Procesar ese pensamiento me tomó dos segundos. Pasé otro medio segundo observando el rostro tenso de Kizmel.

Fuese que nos uniéramos a Kibaou o no, su grupo era una fuerza invaluable en el alcance de nuestra meta compartida. No podíamos ignorar su problema, pero aún estaba dudando en entrar directamente. No había manera de saber cómo ello – particularmente Kibaou – reaccionarían cuando la batalla terminara y vieran a Kizmel.

Ellos podrían no atacar directamente, pero sentí una fuerte aversión de permitirlo, que la vieran. Últimamente, he estado tratando fuertemente de no dejar que los términos como NPC o juego sean dichos en su presencia.

— Los dejaremos pasar y detendremos la persecución de esa araña. Si podemos llevarla hacia esa enorme habitación de allá, tendríamos suficiente espacio para luchar –dije rápidamente. Asuna y Kizmel me miraron. Había pensamientos diferentes detrás de los pares de ojos avellana y ónice, pero ambas mujeres asintieron de acuerdo antes de necesitar gastar valiosos segundos intentando imaginar lo que hacían–.

— Está bien. Puedes liderar el camino.

— Si has decidido luchar, te seguiré.

Kizmel era una cosa, pero el apoyo de Asuna me tomó por sorpresa. Sin embargo, no había tiempo que perder en preguntarme la razón; tenía que consultar mi mapa mental de la mazmorra para calcular la ruta de Kibaou.

— ¡Por aquí!

Moví mi antorcha y comencé a correr tras un sonido de pasos.

Dentro de solo diez pasos, el pasillo se conectó con una vía espaciosa en forma de cruz. El grupo de Kibaou vendría por el camino de izquierda a derecha, la reina araña a sus talones. Una vez que los jugadores pasaran, llamaríamos su atención y la arrastraríamos hacia la habitación donde el recuerdo del explorador había estado. El grupo continuaría corriendo todo el camino hasta la entrada, quizá
corriendo a través de algunas pequeñas arañas cerca de la entrada, pero además convencidos de que lograron correr más que la reina.

Nos inclinamos en otro agujero en la pared, la antorcha de Asuna aún estaba prendida pero la mía apagada. Esperé en la densa oscuridad, esperando el momento para atacar. El método ideal de acabar con los mobs era a través de habilidades de Burla o de Lanzar Cuchillas, pero aún no tenía ninguna a mi disposición – mi única opción era blandir mi espada en la intersección y llamar la atención de la reina mientras pasaba. Y como necesitaba retroceder inmediatamente, no podía usar habilidades de espada con un retraso de movimiento luego de eso.

Sujeté mi Anneal Blade y nuevamente escuché los gritos del grupo.

— ¡Es una intersección! ¡¿Cuál camino lleva a la salida?!

— ¡Acabamos de pasar por aquí! ¡Derecho, derecho, derecho!

Seis parejas de pasos tintineantes se acercaron. Afinqué mi espalda contra el muro, observando la intersección con concentración láser desde cinco yardas de distancia.

Dos segundos después, una banda de hombre pasó corriendo a través de mi campo visual. El hombre a la cabeza estaba tranquilamente girando su hacha, pero los demás parecían desesperado. Mientras escapaban de un enemigo peligroso, los tipos de armadura ligera siempre se alejaron de los más lentos, tipo pesado, pero el líder de Kibaou mantenía a su equipo firmemente alineado.

Una vez que el grupo hubo pasado, escuché el rugido como ramas rompiéndose otra vez. No podía oír el sonido de esas patas delgadas, sino una única vibración de muchas patas de araña golpeando el suelo pasando a través de mis botas. Tres segundos, dos...

¡Ahora!

Me incliné hacia adelante silenciosamente, con la Anneal Blade levantada para una oscilación compacta. No estaba buscando un daño fuerte, pero necesitaba genera suficiente odio para hacer que la araña cambiara de objetivo. El momento en el que comencé a oscilar mi espada, una forma gigante cruzó por el lado izquierdo de mi visión. Primero unos ojos rojos redondos y brillantes, luego unas patas del tamaño de troncos de árboles, y por ultimo un cuerpo protuberante.

Con un grito silencioso, ataqué el flanco de la araña gigante. No fue nada más que una oscilación normal ligeramente cargada, pero suficiente para lograr perforar el exoesqueleto purpura tenue y hacer que un líquido gris saliera disparado.

¡¡Kishashaa!!

La araña rugió en ira y se detuvo mientras yo sacaba mi espada. Salté hacia atrás y corrí hacia donde estaba Asuna y Kizmel, sin preocuparme en verificar si la araña estaba siguiéndonos.

Cuando miré sobre mi hombro, la reina araña había terminado de dar un giro de noventa grados. Mi vista se encontró con sus numerosos ojos brillantes, y noté que la primera de sus dos barras de HP había disminuido ligeramente. El nombre plasmado era «NEPHILA REGINA». Sabía que Regina era «Reina» en latín, lo que la hacía «Reina Nephila». Con esa luz, los diseños plateados en su cuerpo purpura brillante le otorgaban un aire real.

— Parece que llamaste su atención –susurró Asuna, alejándose del muro. La reina de ocho patas se inclinó, sus ojos brillaron peligrosamente, como si estuviese molesta con la luz de la antorcha de Asuna. En eso–...

— ¡Kshaa!

Gritó y corrió hacia adelante – no podíamos quedarnos simplemente allí y ver.

Tan pronto como la primera pata saltó al frente, nosotros tres reaccionamos y corrimos. Esos pasillos estrechos no eran lugar para luchar con un oponente con ataques que reducen los movimientos.

Luego de diez segundos de carrera, la abertura hacia una gran habitación vacía apareció a la derecha. Nos apresuramos a entrar y las dos mujeres se pusieron alrededor de mí en el centro. Raspé la antorcha que estaba en mi mano izquierda en el suelo para encenderla nuevamente, justo en el momento que la reina araña llegó a la habitación. Esta cargó directamente a mí sin dudarlo ni un minuto.

Me detuve y observé las dos patas delanteras mientras estas se elevaban en el aire. Siempre y cuando nada cambiase con respecto a la prueba beta, la reina araña usaría los siguientes ataques: golpes con las patas delanteras, mordidas de sus colmillos venenosos, un rocío denso de su trasero, y un salto vertical que aterrizaba con una onda de choque. Los ataques de telarañas pegarían al jugador en un lugar si alcanzaba sus pies, y si esta tocaba tu cabeza, no había forma de blandir un arma.

La onda de choque era similar en naturaleza al ataque usado por los jefes minotauros del segundo piso – si pierdes el equilibrio, tropezarías o caerías.

Sin tiempo para decirle a Asuna y Kizmel acerca de todos esos ataques de antemano, solo tenía que instruirlas en tiempo real. Observando las patas de la araña muy de cerca, grité: — ¡Cuando ella golpee con sus patas, la que se contraiga es la que irá primero! ¡Si no se salen de su rango, ambas las golpearan!

Justo cuando esas palabras salieron de mi boca, la pata delantera derecha se contrajo, y yo salté a la izquierda. Una garra gigante atacó en el lugar justo donde yo había estado, y la pata izquierda se movió hacia adelante un momento después pero no pude seguirla pues la primera pata estaba atravesada. En el instante que, esta también se clavó al suelo, grité un comando.

— ¡Una habilidad de espada!

Sin intimidarse por el monstruo jefe desconocido ante ellas, ambas chicas inmediatamente blandieron sus armas, las espadas brillaron. Noté el brillo en la esquina de mis ojos y las patas de la araña fueron atacadas con un Horizontal. La bestia fue golpeada por luces y sonidos triplicados, gritando horriblemente mientras un tercio de su barra HP superior caía. Había sido el poder de Kizmel el que hizo posible ese tipo de daño.

A este ritmo, mientras jugáramos a salvo y nos limitáramos a habilidades sencillas, podríamos acabar con Nephila en unas seis o siete rondas más. No tomé ninguna oportunidad, observé a la araña de cerca luego que su retraso se fuera y comenzara a moverse de nuevo. Ella solo era una reina en una mazmorra simple de dos niveles, pero se trataba de un monstruo jefe en su propio derecho. Yo no iba a relajarme y asumir que no fue alterada desde la prueba beta, lo mismo que sucedía con los jefes de piso.


La reina dio unos pocos pasos deslizadores y se agachó con sus ocho patas.

— ¡Va a saltar! ¡Tenemos que saltar fuera del camino antes que aterrice! ¡Les diré cuando sea el momento!

La enorme araña saltó hacia arriba, sacudiendo el aire de la habitación. Una vez que llegó al techo y comenzó a caer, grité:

— ¡Dos, uno, salten!

Saltamos alto mientras la reina araña caía, el efecto de la onda de choque pasó de forma inofensiva bajo nuestros pies. Justo antes de aterrizar, preparé otra habilidad de espada.

En medio de todos los juicios precisos y observaciones cuidadosas, olvidé por completo que la poderosa y leal caballero elfo no era una existencia humana, sino un NPC programado.

No debería ser posible. Una NPC no respondería a los comandos abreviados de un jugador que eran superiores a sus algoritmos programados. Pero nada en sus acciones me parecían fuera de lo normal.

Evaluando que la duración de la batalla era extremadamente dura en un VRMMO, donde todos los sentidos estaban intensamente ocupados. Era típico terminar una batalla y decir: «¿Eso fue un largo minuto?» o «¿Nos tomó una hora completa?».

Por eso cuando Nephila Regina, la reina araña gigante, explotó con un efecto visual multicolor y recibimos nuestras recompensas, lo primero que hice fue abrir mi menú y verificar la hora.

Cuatro y veinte AM, lo que significaba que solo habíamos pasado tres minutos en la batalla – pero un tiempo más que suficiente para que el grupo de Kibaou se comenzara a preguntar por la ausencia del jefe y regresaran otra vez. Si ellos lo hicieran, podríamos ocultarnos nuevamente con la capa camuflaje de Kizmel, pero sería difícil quedarse oculto tras el sonido monstruoso de la explosión de la araña.

Cerré mi ventana y me volví a ver a mis vividas compañeras para colocar un dedo en mis labios. Afortunadamente, los elfos oscuros estaban familiarizados con las señales de silencio, y por eso Kizmel y Asuna bajaron sus manos. Luego di la señal de espera y caminé sigilosamente hacia la entrada de la habitación. Con mi espalda presionada contra el muro, agudicé mis oídos en el pasillo pero no escuché ninguna voz o pasos acercándose.

Si eran más de las cuatro de la mañana, ¿a qué hora habían partido del pueblo?

Quizá ellos habían estado trabajando toda la noche en la misión de gremio.

Pasé tres segundos medio molesto y medio impresionado por el Liberation Squad, pero ellos no parecían acercarse. Ellos probablemente llegaron a notar algunas arañas irregulares en la entrada de la cueva y quedaron estancados en batalla.

Suspiré de alivio y regresé con Asuna y Kizmel.

— Parece que el grupo de Kibaou no nos notó. Ellos probablemente regresarán al segundo nivel para terminar su misión de gremio, por lo que nos escabulliremos una vez que pasen –sugerí. Asuna asintió pero parecía confundida–.

— ¿Cuantos minutos tomaría para que la reina araña vuelva?

— Ummm...

Comencé a buscar en mis bancos de memoria por esa información en la prueba beta, pero Kizmel respondió primero:

— Con ese tamaño, tomará unas tres horas como mínimo para que la cueva genere suficiente poder espiritual para dar vida a un nuevo gobernante.

Por lo visto Kizmel tenía su propia interpretación para los fenómenos de regeneración de mobs. Estuve tentado a preguntar como esa energía espiritual era diferente de la magia que se había perdido de Aincrad, pero esta vez fue el turno de Asuna de detenerme.

— Con toda esa libertad, el equipo de Kibaou tendrá tiempo suficiente para buscar en el segundo nivel a salvo. Por lo que ya hemos terminado de ayudarlos, y sin que ellos se dieran cuenta. Eso me molesta.

— Jajaja. Como dicen: «El bosque ve todas las buenas acciones, y los insectos las malas». El Árbol Sagrado se asegurará de que seas bendecida.

— Ah... ya veo. En las tierras humanas decimos: «Una buena acción merece otra».

— Lo recordaré.

Mientras conversábamos, mi cerebro se comenzó a ocupar con asuntos prácticos – sería un dolor tener que irnos y entregar el emblema al comandante, solo para que diga que regresemos y luchemos de nuevo con la reina araña. Pero pronto como noté que algo estaba brillando en el suelo cerca de allí. Era un colmillo gigantesco que pertenecía a la boca de la Reina Nephila. Lo toqué solo para asegurarme, y la marca apareció, decía: «COLMILLO VENENOSO DE LA REINA ARAÑA».

Si todo iba apropiadamente, podríamos darle al comandante la insignia perdida del explorador, recibir la misión de matar a la reina araña, luego mostrarle el colmillo para completarla de inmediato. Emocionadamente guardé el colmillo en mi inventario y verifiqué la hora para descubrir que eran más de las cuatro y media. El equipo de Kibaou regresaría al segundo nivel de la cueva muy pronto.

— Bueno, regresemos al campamento base –sugerí. Kizmel y Asuna se volvieron hacia mí y asintieron al mismo tiempo–.

Ellas parecían totalmente diferentes, especialmente con la piel oscura de Kizmel y las orejas puntiagudas – pero a pesar de ser una humana y la otra NPC, no podía evitar la sensación de que parecían hermanas.

Mis esperanzas fueron recompensadas cuando logramos llegar a la superficie sin cruzarnos con Kibaou. Corrimos por el bosque hasta el campamento al sur de nosotros, evitando todas las batallas posibles.

Al momento que las diversas banderas sacudiéndose aparecieron a través de la densa niebla, hubo un brillo purpura tenue de la luz que venia del borde exterior de Aincrad que indicaba el final de la noche. El frio pre-amanecer de mediados de diciembre en el mundo real requería un suéter y una chaqueta, pero luego del calor de las fieras batallas, se sentía bien en la piel. Claro, cualquier calor o frio que pasara por el NerveGear era simplemente mental.

Pasamos a través de la densa niebla mágica creada por el encantamiento Ocultamiento Boscoso y por el estrecho pasaje de roca hacia el campamento. Solo entonces pudimos exhalar de alivio y quitarnos algo del equipamiento pesado. Kizmel, quien no tenía almacenamiento de objetos de juego, miró con envidia nuestros encantamientos de Trazado Místico, como ella los llamaba, y miró al fondo del campamento.

— Kirito, Asuna, ¿entregarán la insignia que descubrieron en la cueva?

— S-sí. Está bien...

— Gracias. El explorador que murió y el comandante eran... no deseo interrumpirles su reporte. Perdonen mi atrevimiento.

No necesitaba preguntar si ella estaba recordando la muerte de su hermana Tilnel. Asuna se acercó y acarició el brazo de la elfa oscura para calmarla.

— Comprendemos. No te preocupes, entregaremos el reporte. ¿Qué harás ahora, Kizmel?

— Descansaré en la tienda. Llámenme si necesitan mis servicios.

Luego de sonreír débilmente, Kizmel se alejó. Con un sonido solitario, una de las barras HP en la parte superior izquierda desapareció. Un pequeño mensaje del sistema acompañado por el cambio, nos alertaba de la separación de uno de los miembros del grupo.

Con un saludo sonoro, Kizmel se fue y se dirigió hacia la esquina derecha del campamento. Miré a mi compañera y, como esperaba, vi una mezcla de soledad e incomodidad en el rostro de Asuna.

— No te preocupes. Ella se unirá a nosotros otra vez, cada vez que se lo pidamos... creo –la calmé–. Pero en lugar de volverse hacia mí con ira, Asuna simplemente dijo: —...sí.

Ella colocó la capucha colgando sobre su cabeza, como si cambiara el tema, y dijo:

— Vamos, reportemos nuestra misión.

El comandante de las fuerzas de avance de los elfos oscuros tomó el emblema con forma de hoja sin una señal de emoción. Parecía que de todos los NPC aquí, solo Kizmel era ni de lejos más avanzada a lo que era, pero luego de pasar mucho tiempo con ella, no pude evitar imaginar que había una tristeza profunda detrás del rostro paciente del comandante.

Una nueva misión se desplegó una vez que entregué el objeto, informándome de una nueva tarea: derrotar a la araña que comandaba en el nido. Con algo de duda ubiqué el colmillo de la reina araña y lo coloqué en la mesa. Afortunadamente, eso cumplió con los requerimientos, por lo que fuimos capaces de completar el segundo capítulo de la misión de campaña sin irnos a otro viaje. Aun, con diez capítulos restantes en el tercer piso, quedaba mucho por hacer.

Agradecidamente recibimos nuestro col, experiencia y objetos – Asuna y yo elegimos la bolsa cinturón mágica que tenía una capacidad mucho mayor de lo que su apariencia sugería – iniciamos el tercer capítulo de la misión, y dejamos la tienda del comandante.

La noche terminaba por ahora, y había más elfos oscuros andando por el campamento, pero Kizmel no era uno de ellos. Me detuve frente a la entrada de la gran tienda del comandante y me volví hacia mi compañera de grupo restante.

— ¿...qué sigue? Podemos llamar a Kizmel para que se nos una en cualquier momento.

— Hmmm... –Asuna miró abajo para pensar, luego sacudió su cabeza–.

Hagamos eso después. Conozco este extraño sonido, pero... creo que deberíamos dale algo de tiempo a ella.

— Ya veo. Y no, eso no es extraño. Digo, si, ella es un NPC... pero más que eso, ella es nuestra compañera.

— No recuerdo haberse convertido en tu compañera.

—...si, madame.

Un olor provocativo llegó flotando de la tienda de alimentos.

Comencé a avanzar en esa dirección, pero Asuna tiró de mi manga.

— Tenemos algo que hacer antes de comer.

— ¿Huh? ¿Qué es?

— Vamos, no debes haberlo olvidado. ¡Se supone que tenemos que ir a donde el herrero para que me fabrique una nueva espada una vez que reuniéramos los materiales correctos!

El equipamiento en Sword Art Online podía ganarse de tres formas distintas.

Primero estaba el tipo botín proveniente de monstruos, ya fuesen mobs simples o jefes, también conocidos como «Monster Drops2». Cuando eran combinados con saqueos de cofres encontrados en mazmorras, esta categoría era «Dropped Loot3».

Lo siguiente era «Quest Rewards4» obtenidos por la finalización de una misión.

La última categoría era «Shop Made5», creado por un jugador o NPC de clase herrero o peletero6 a partir de ingredientes especiales o materiales.

En las cinco semanas transcurridas desde el inicio del juego, ninguna de esas tres categorías ha asegurado ser totalmente mejor o peor que las demás. Mi Anneal Blade +6 era una recompensa de misión del primer piso, y el Wind Fleuret +5 de Asuna originalmente fue soltado por un monstruo. Parecía que mientras el nivel poblacional de jugadores se elevaba, el valor de las recompensas de misiones y armas creadas por NPC disminuían, significando que las mejores armas eran los raros dropeos o creados por el jugador. Pero eso eventualmente podría tardar meses y meses... o quizá años, aunque rogaba para que eso no pasara.

Seguí avanzando, perdido en mis pensamientos, detrás de Asuna, su capucha se sacudía con la brisa.

A pesar de las siete horas de sueño que tuve la noche anterior, tras una pesada misión en la oscuridad, la llegada del sol matutino trajo una fresca ola de fatiga en mí. Al contrario, el avance de la esgrimista era firme y lleno de energía, por lo que ella era uno de esos tipo raros de jugadores de MMO – una persona matinal – o estaba intentando mantener su incomodidad alejada con el tacón de su bota.

— No te preocupes, todo irá bien –murmuré mientras me frotaba los ojos, apenas pendiente de lo que decía. Unos cuantos pies delante, las botas sonaron al detenerse. Torpemente me detuve a tiempo antes de chocar con su espalda. Una voz creada con un 70% de ira y 30% de algo más llegó a mis oídos–.

—...no estoy para nada preocupada.

Incluso en mi estado cerebral de bajo funcionamiento, estuve consciente de que no debía llevarle la contraria, por lo que respondí con un simple: — Ok.

De todas formas, es mejor que hayas guardado suficientes materiales en batalla.

No quiero tener que farmear mas porque no tenemos suficiente –dijo, volviéndose hacia mí. Cuando ella continuó, su voz era más suave que antes–. No siempre... puede ser así...

— ¿Eh? ¿Así como?

— Digo... no puedo seguir preguntándote que tipo de materiales usar para hacer un arma o como derrotar a cierto tipo de monstruo. Tengo que aprender como descubrir ese asunto por mi cuenta.

— Ahh... p-pero cuando te encontré en el pueblo del segundo piso, sabias exactamente cuales monstruos soltaron materiales de mejora –respondí. Nuestra reunión hacia una semana parecía como una historia antigua. Asuna sonrió irónicamente detrás de su capucha profunda–.

— Es porque solo memoricé los detalles que eran importantes para mí de acuerdo a la guía estratégica de Argo. No sé nada que no esté escrito en un libro de texto. Estoy igual que antes de venir aquí.

—......

Eso me tomó por sorpresa. Busque la respuesta correcta pero solo sacudí mi cabeza.

— Es lo mismo para mí. Aun pongo en práctica mi conocimiento de la prueba beta, pero una vez que eso pase, solo sería como un...

— Te equivocas. El conocimiento ganado de un libro el obtenido por la experiencia son cosas completamente distintas. La razón por la que estoy nerviosa por la creación de un arma es porque nunca antes lo he experimentado.

Noté que mi somnolencia ya se había desaparecido. Eligiendo no señalar que lo que ella estaba admitiendo era errado, mantuve mi rostro erguido.

— Bueno, a partir de ahora puedes experimentar esas cosas. Lo más importante es sobrevivir y seguir adelante... eso es todo. Usa todo lo que puedas, siempre y cuando sea por ese propósito – ya sea lo que venga de los libros de Argo o mi cerebro. Todos y cada uno de los días venideros te traerán más experiencia... y no del tipo que viene en puntos.

Me sentí un poco consciente de mí mismo después de ese serio pero poco característico dialogo y desvié la mirada hacia la gran tienda. Los primeros rayos de sol, comenzaron a iluminar directamente desde la abertura exterior, llegando hasta el fondo del piso superior, tiñéndolo de rojo.

—...buen punto. Es el comienzo de otro día –murmuró. Algo de tensión quedaba en su voz, lo que me alivió–.

Me volví para verla y añadí:

— También, hay otra cosa que olvidé decir...

— ¿Eh?

— A diferencia de la mejora del arma, básicamente no hay estado fallido por la creación. Por lo que no hay razón para estar preocupada por ello...

Ella me interrumpió con un puñetazo en mis intestinos lo suficientemente suave para no provocar daño y gruñó amenazadoramente.

— ¡Podías haberlo mencionado antes!

Asuna pateó lo suficientemente enojada como para romper el suelo rígido, y yo comencé a seguirla a una distancia segura hasta que llegamos a la sección de artesanía del campamento elfo oscuro.

Había cuatro tiendas establecidas a lo largo del camino, cada una ondeaba su propia bandera de identificación: Tienda de Objetos, Sastrería. Peletería y Herrería.

Las tiendas enseñaban sus productos más raros al frente, y mi corazón saltaba por alguno de los objetos no disponibles en el territorio humano, pero los precios eran un golpe duro para la billetera, especialmente desde que solo había llegado al tercer piso. Caminé por la tiendas con una considerable limitación y me detuve frente a la herrería.

Como regla general, los NPC herreros eran tipos machistas y barbudos, pero en lo que respecta al tema de los elfos, este era alto y delgado con el cabello largo y atado detrás de su cabeza. Los únicos identificadores visuales que lo señalaban como herrero eran el denso delantal de cuero negro y los guates largos hasta los codos. Pero como el excelente martillo de herrero en su mano lo sugería, la habilidad de fabricación de este compañero era mucho mayor a las encontradas en el pueblo principal del tercer piso. Ahora que Nezha de los Legend Braves se había convertido en Guerrero Chakram, este elfo era el mejor artesano que todos podían esperar visitar en este punto del juego.

Si había algún problema aquí...

Asuna y yo nos detuvimos ante la tienda. El herrero elfo oscuro giró su afilado y bronceado rostro hacia nosotros, exhaló y volvió a trabajar. Sentí un flujo repentino de energía negativa detrás de mí, por lo que tiré de la capucha y la alejé. Todo este campamento estaba fuera del puerto de zona segura, por lo que si hacíamos algo criminal, los guardias se abalanzarían hacia nosotros, derrotándonos como un trozo de pulpa, y expulsarnos del campamento – si el herrero de apariencia brusca no se encargaba de nosotros primero.

Afortunadamente, Asuna eligió no comentar la falta de hospitalidad del propietario, en lugar de eso, me lanzó una mirada.

— ¿Estás seguro de que funcionará? –murmuró. Yo asentí vigorosamente. No había garantías cuando se trataba de mejorar, pero como lo dije hacia escaso un minuto, el fallo absoluto era imposible cuando se elaboraba un arma nueva. Claro está, asumiendo que el artesano tenía el requisito necesario del dominio de la habilidad de crear el arma–.

Solté la capa, y Asuna dio un paso al frente. Ella delicadamente le preguntó al herrero:

— Disculpe, ¿podría pedirle que me fabrique un arma nueva?

El respondió con otra exhalación, pero el menú especial de la tienda apareció para Asuna. Cuando tratabas con jugadores, la negociación era normalmente cara a cara, pero algunas veces los NPC podrían no entender el significado del lenguaje de los jugadores, por lo que el menú era provisto para facilitar la transacción.

Me pregunté si el elfo herrero también consideraba que esa ventana era un tipo de encantamiento mágico. Asuna golpeó el botón de visibilidad en la esquina de la ventana para que yo pudiera ver. Ella estaba a punto de presionar el botón «CREAR ARMA» con un dedo delgado, pero la detuve.

—...oh, sí. Hay algo que necesito hacer primero –murmuró. Poco después, comprendí lo que quería decir–.

— No es un paso necesario, pienso yo. Puedes hacer lo que mejor te parezca, Asuna.

— Lo sé... pero ya me he hecho la idea –anunció y se alejó de la ventana de la tienda para remover el Wind Fleuret +5, en su usual funda, de su cintura–.

Desde la batalla contra el primer jefe de los trials del segundo piso y ahora aquí en el tercer piso, el arma simple pero maravillosamente diseñada, había servido muy bien a Asuna. Ella susurró algo a la espada, pero no pude oír, luego se la ofreció al elfo herrero. Ella eligió traspasar el sistema de menú y hacer la solicitud ella misma.

— Por favor, convierta esta espada en lingotes.

Esperé que el elfo herrero respondiera con un tercer resoplido fuerte, pero en lugar de eso, él simplemente lo sostuvo en sus manos.

Él posiblemente no podría entender el cariño de Asuna hacia el arma, pero él silenciosamente tomó el Wind Fleuret y lo removió de su funda. Esa elegancia brillante como un espejo de cuando era nuevo había desaparecido, pero la hoja había tomado un brillo profundo. El herrero inspeccionó el estoque, asintió, y cuidadosamente lo colocó en la forja detrás de él.

Esta era una autentica forja de ladrillo cuadrada, no del tipo portátil que Nezha cargaba por todos lados. No tenía un fuelle para encender el fuego, pero las llamas elevándose de la superficie eran de un misterioso verdeazulado, parecía más bien el trabajo de más magia élfica. El fuego pronto cambió la espada plateada a un rojo ardiente, y comenzó a brillar desde la empuñadura. Asuna apretó sus manos sobre su pecho mientras observaba.

Eventualmente, la espada brilló mucho más fuerte, luego se deformó, convirtiéndose en un bloque rectangular de unas ocho pulgadas de largo.

Cuando la luz se había ido por completo, el elfo se acercó con una mano enguantada y sacó el bloque del fuego, entregándoselo a Asuna. Era un lingote sencillo, brillando de color plateado en la luz del sol matinal. En Aincrad existían incontables tipos de lingotes metálicos, desde materiales reales como el hierro y el cobre hasta los ficticios como el mithril, e incluso yo no podía identificarlos a todos por velos solo una vez. Sin embargo, era claro que la amada arma de Asuna se había convertido en un material particularmente raro y valioso.

— Muchísimas gracias –le dijo ella al elfo, tomando el trozo plateado con ambas manos. Asuna lo sostuvo por unos segundos, como si evaluara su peso, luego abrió su menú y lo colocó en su inventario. Ella cerró la ventana, luego deslizó el aun abierto menú de la tienda para reanudar su orden.

Ella tocó el botón «CREAR ARMA», luego presionó «ARMA DE UNA MANO», luego «ESTOQUE», luego «ELEGIR MATERIALES». Una pequeña ventana surgió mostrando todos los elementos disponibles que ella poseía, divididos en categorías.

Cuando mejorabas armas, los únicos requisitos eran los materiales base y aditivos opcionales, pero elaborar un arma nueva requería un material central: el lingote. Podemos elaborar un lingote de los minerales que reunimos de la cueva araña, pero en este caso, esos solo serían los materiales básicos. Asuna no necesitó mi ayuda con esto; ella seleccionó un numero de materiales, dejando de ultimo el núcleo de su Wind Fleuret – el cual era oficialmente llamado «Lingote Argentium». Una vez que todos los objetos requeridos fueron seleccionados, un cuadro de dialogo final de «SI/NO» apareció, junto con el costo de la elaboración. Asuna miró nuevamente al herrero, agradeciéndole por el trabajo que estaba a punto de hacer, y presionó el botón «SI».

Con un sonido silbante, dos sacos de cuero y el lingote de marca nuevo aparecieron en la plataforma de trabajo junto al herrero. Él silenciosamente tomó los dos sacos, los cuales estaban llenos con la base, y materiales adicionales y los agregó a la forja. Los sacos ardieron, dejando solo los materiales que tenía dentro, brillando de color rojo.

— N-no conozco esto... él fue terriblemente franco al hacer eso –le murmuré a
Asuna, quien suspiró con euforia–.

— Eres el único que dice que no puedes fallar en crear un arma. Solo tenemos que confiar en el proceso.

Ella ha aprendido mucho sobre fuerza mental desde la vez que le pedimos a Nezha mejorar ese Wind Fleuret en el segundo piso –pensé. La verdad era, que no la había dicho a Asuna algo más–.

Que fuese imposible fallar por completo en la creación de un arma – significaba que todos los materiales desaparecerían y ninguna espada surgiría. Pero eso no significaba que los resultados siempre estuviesen fijados. El jugador elegía un tipo de arma, pero la apariencia y como se llamaba era un completo misterio hasta que el proceso terminara. Esencialmente, había un rango amplio de estatus potencial para el arma terminada.

Pero era imposible para la espada creada ser más débil que el Wind Fleuret de la cual estaba basada – espero. El elfo herrero podría no ser amistoso, pero sus habilidades eran buenas, le dimos el máximo de lo básico y materiales adicionales, y todo el sentimiento de Asuna estaba vertido en ese lingote. Superstición o no, creía que incluso en este mundo de datos digitales, ese asunto marcar la diferencia.

Mientras meditaba en esos pensamientos momentáneos, los materiales en el fuego se derritieron todos juntos, convirtiendo las llamas a un color blanco brillante.

El herrero incluyó el lingote, y el bloque de metal frio comenzó a destellar.

— Buff, por favor –llegó la voz de Asuna. Sentí el dedo índice, medio y anular en mi mano derecha sujetada por una suave palma hasta el segundo nudillo–.

Claro, no teníamos activos los efectos buff, e incluso si los tuviéramos, los beneficios no se transferirían por contacto mano a mano. Pero en lugar de mencionar todas esas cosas en voz alta, simplemente rocé mi pulgar contra el dorso de su mano, rogando para que una nueva espada surgiera.

Al elfo no le interesó nuestra atención fascinada. Cuando el lingote estuvo lo suficientemente caliente, él lo levantó con su mano izquierda enguantada y lo movió hacia el yunque. El martillo de herrería giraba en su mano, el elfo golpeó el metal rítmicamente, una vez cada dos segundos. El claro tintineo hizo eco a través del aire matinal del campamento.

El número de golpes para terminar el arma estaba directamente relacionado a la fuerza del producto terminado. Un arma inicial como un Plain Rapier o Small Sword solo recibiría cinco oscilaciones, menos que un intento de mejora. El Wind Fleuret y otras de su nivel requerían alrededor de veinte golpes. Por esa razón, contar el número de golpes mientras el proceso continuaba era estimulante y angustioso.

Diez, quince. Los golpes continuaban.

Una vez que el número supero los veinte, lentamente dejé escapar el aliento que estaba conteniendo. Esto esencialmente aseguraba que la espada sería mejor que el Wind Fleuret.

Pero una vez que el martillo llegó a veinticinco, sentí que la tensión regresaba.

Miré de cerca el lingote completamente brillante, sin percatarme que todavía estaba apretando la mano de Asuna.

Mi Anneal Blade era una recompensa de misión, pero un arma de una calidad similar valía unos treinta golpes. El martillo de superó ese número, luego treinta y cinco, deteniéndose solamente luego del cuadragésimo golpe.

El lingote blanco brillante lentamente adoptó una nueva forma: delgada, larga, afilada, hermosa. Con un último destello, había un estoque plateado brillante tendido sobre el yunque.

Mientras miraba en silencio, el herrero lo sostuvo por la empuñadura ornamentalmente decorada y lo levantó. Pasó un dedo por la delgada hoja, y para nuestra sorpresa, él comentó su trabajo:

—...una buena espada.

Llegó a la estantería con incontables fundas y sacó una brillante, deslizó el estoque en ella, y se lo entregó a Asuna.

A este punto, comprendí que aún estaba sujetando su mano con fuerza.

Hábilmente la solté y guardé mis manos en mis bolsillos. Ella me miró extrañamente, luego aceptó el estoque que entregaba el elfo y se inclinó.

— Muchísimas gracias.

Esta vez, él no resopló.

Asuna sonrió y a toda velocidad comenzó a colgar su nueva espada en su cinturón, pero sujeté su brazo. Ella me miró sospechosamente, pero seguidamente la llevé a un área abierta dentro del área de artesanía.

Una vez que me detuve, solté su brazo de mi agarre y fruncí el ceño.

— ¿A qué viene eso? Obtuve la nueva espada, sana y salva.

— N-no tengo intención de reprochar nada. ¿Puedo simplemente... verla de forma rápida? –pregunté, conteniendo mi mano. Ella se quejó pero entregó su nueva arma.

El instante en que su denso peso golpeó mi palma, comprendí que no era un arma ordinaria. Toqué la espada para ver sus propiedades, y examinamos juntos los resultados.

En la parte superior estaba el nombre de la espada «CHIVALRIC RAPIER». Eso significaba... era un estoque de caballero, supuse. Su nivel de mejora actual era, por supuesto, +0. Junto a este estaba el número de intentos de mejor restante –quince.

— Q-qu...

Un gruñido inexplicable escapó de mis labios, la única señal obvia de emoción, pero por dentro, yo gritaba: ¡¿Cómo?! Mi sorpresa era tan grande que sentía que podía salir disparado hacia arriba y pegar mi cabeza contra el fondo del siguiente piso, luego caer nuevamente al suelo.

Ni siquiera necesitaba mirar los finos detalles de ataque y números de velocidad enlistados abajo. Quince intentos de mejora eran aproximadamente dos veces que mi Anneal Blade, la tenía ocho. En los términos más simples, este Chivalric Rapier era dos veces más fuerte que mi arma. Esto era equivalente a un arma del quinto o sexto piso.

Era causa para una celebración, sin duda. Una estadística del arma tenía una correlación directa en las oportunidades de victoria – de hecho, «ratio de victoria» no significaba nada aquí. En un mundo donde alguna derrota significa cierta fatalidad, cada batalla deber ser ganada. No había tal cosa como demasiado poder.

Desafortunadamente, no era así de simple. No estábamos encerrados en un RPG de andanzas en solitario, sino en un VRMMORPG.

Mirando su hermosa arma, con empuñadura, su pomo e incluso la protección de los nudillos brillando de color plateado, tuve le premonición – si acaso no era pánico – que su estoque cambiaría el destino de mi compañera.

— ¿...que sucede?

Recuperé rápido mis sentidos. Asuna me estaba mirando, por lo que hábilmente sacudí mi cabeza.

— N-nada... digo, no es nada. Esta espada... es ultra buenísima.

— Hmmm. ¿Ultra?

— Ultra.

De repente, Asuna dejó escapar una pequeña risita. No me gustaba que se rieran de mí, pero al menos eso devolvió mi mente a su curso normal. Tosí y le devolví el estoque.

Una vez que ella fijó la funda gris en su cinturón, dije:

— Um... felicidades por conseguir una nueva arma principal. Si me preguntas, tu Wind Fleuret aún sigue viviendo dentro de esta... pero supongo que cada quien tiene su propia forma de verlo...

Su sonrisa se convirtió en ira ante el final torpe y vacilante, pero ella agradecidamente no me interrumpió con uno de sus típicos insultos.

— Gracias. Estoy de acuerdo... ciento que seguiré siendo capaz de avanzar con esta arma nueva.

— Ah, p-perfecto.

— Como probablemente recuerdes...

Ella se detuvo un momento, luego tuvo una seca expresión dolorosa en sus labios al continuar. —...cuando dejé el Pueblo de los Inicios y me dirigí hacia el laberinto, pensé que las armas solo eran herramientas desechables. Compré toneladas de esos Iron Rapiers, no me preocupé por mejorarlos o mantenerlos, y solo los dejaba botados en las mazmorras de piso cuando perdían el filo. Pero... esa era yo, en una sola palabra. Ideé que solo tendría que cargar hacia adelante, tan lejos y rápido como pudiese ir... hasta que no pudiera avanzar más y muriera...

Ella recorrió el protector de nudillos de su nueva arma con un dedo. Cuando siguió, lo hizo en lágrimas, como si colocara la textura de la plata en palabras. —...para ser honesta, no creo que tenga mucha esperanza. Cien pisos es muy largo... demasiado largo. Pero... una vez que llegaste a mí, y tuve mi Wind Fleuret y aprendí a utilizarlo, sentí que comenzaba a cambiar, poco a poco. No en el sentido de terminar el juego y volver a la realidad, sino... aprovechar cada día como venga.

Tener la esperanza de sobrevivir cada día. Y para hacer eso, necesito cuidar mi espada y armadura, y estudiar duro, y así... ¡he aprendido como hacer lo necesario para mantenerme por mi misma!

—...tu propio mantenimiento...

Asuna era una principiante, no solo para SAO, sino en cualquier MMORPG, y en este momento, comprendía mucho más el juego que lo que ella hizo. Pero sentí que ella solo me acababa de mostrar algo extremadamente importante. Bajé la mirada para ver mi mano.

Probablemente había una parte de mí que estaba evitando pensar en la dificultad de terminar el juego, desesperado de que eso nunca sucediera. Esa era la razón por la que tomé la función de beater, distanciarme del mayor grupo de la delantera.

El Aincrad Liberation Squad de Kibaou y los Dragon Knights de Lind tenían más coraje y ambición de alcanzar el centésimo piso que yo. Solo había una razón por la que continuaba peleando: hacerme más fuerte.

Treinta y nueve días antes, justo después de que el mismísimo Kayaba Ahikiko descendiera a la plaza central del Pueblo de los Inicios para anunciar la llegada del juego de la muerte, me apresuré en llegar al pueblo siguiente. Pero no con la idea de comenzar a terminar el juego. Quería comenzar a sobrevivir. Pero incluso terminé encontrando unas cuantas personas, involucrándome, estableciendo relaciones.

Argo la Rata, proveedora de información. Agil el guerrero de hacha. Nezha, el antiguo herrero. Incluso Diavel, quien murió contra el jefe del primer piso, y Kizmel la NPC. Y la más importante de ellos, la esgrimista ante mis ojos, Asuna...

Yo tenía una responsabilidad. Esta era continuar luchando, por el bien de esos que conocí. No podía rendirme y abandonar la lucha solo porque estaba cansado de ella. El hecho de que ellos habían sobrevivido junto conmigo era la fuente de la fuerza y el alivio.

—...es cierto –dije, aun mirando mi mano. Asuna respondió, su voz estaba libre de sus punzadas usuales, quizá era incluso... amable–.

— Tienes que aprender a preocuparte por ti mismo. Cuando las cosas son duras o tristes, es importante decirle a alguien, en lugar de guardártelo todo.

— Eh... s-sí...

Levanté la mirada y vi una amable sonrisa en su rostro.

— Y... ¿Qué sucederá si te lo digo?

Sin dudarlo, ella respondió:

— Siempre estaré lista para darte un bollo de Taran asado bastante caliente.

— Ah...ni que lo digas.

Casi dejo caer mis hombros ante esa respuesta, luego me recordé no esperar algo mejor. Además, esos bollos asados eran muy buenos – siempre y cuando los dejaras enfriar primero.

— Bueno, si llego a fallar en mi intento de mejora, te llamaré para un conversatorio. Pero en este caso, volviendo al asunto en cuestión –dije, esperando cambiar el tema. La sonrisa ultra rara de Asuna se derritió como una flor de hielo en sol caliente–.

— ¿Huh? ¡¿No era el asunto en cuestión que mi Wind Fleuret aún vivía?!

— Exacto –señalé, apuntando a la nueva compañera de Asuna–. No me lo repito, pero ese Chivalric Rapier es increíblemente poderoso para el tercer piso. Con un poco de mejoras, un simple golpe de esta podría eclipsar la fuerza de mi Anneal Blade +6. Eso es algo grandioso, sin duda, pero la pregunta seria, ¿Cómo obtuviste semejante espada poderosa?

— Ummm...

Ella se detuvo a pensar, luego se volvió para mirar la tienda del herrero, un número de yardas de distancia del otro lado de la cerca precipitada que rodeaba este espacio restringido. Seguí su mirada – el herrero en sí era invisible desde aquí, pero sus ociosos tintineos llegaron a mis oídos.

— Si omites su falta de educación, ese herrero fue bueno haciendo su trabajo, ¿no? ¿Cada arma que fabricara no sería así de buena? Si omites su falta de educación.

— B-bueno... dudo que sea el caso. Hemos tenido muchas luchas en este tercer piso, y los mobs no son realmente diferentes de los que tuve que enfrentar en la prueba beta. Si de repente obtienes un arma que es dos veces más poderosa de lo que debería ser, el balance del juego quedaría completamente roto.

— ¿Entonces lo que quieres decir es que quizá las herrerías en el pueblo principal son iguales, pero solo este elfo oscuro fue mejorado para hacer mejores armas? Si omites su falta de educación.

— Hmmm...

Alejé mis ojos de la tienda y estudié todo el campamento.

La noche se había ido ahora por completo; el valle profundo estaba lleno de luz matutina. Más allá de los últimos restos de la niebla matutina, los guardas, caballeros y oficiales intercambiaban saludos sencillos, y el aroma de la preparaciónndel pan flotaba desde la tienda de alimentos. Era exactamente como lo recordaba de la prueba beta.

—...alguien puede llegar a este campamento siempre y cuando tomen la misión «Llave Jade». En ese sentido, no creo que haya mucha diferencia entre este lugar y el pueblo principal.

— Bueno, no estas dibujando una imagen convincente. Y además, ¿a quién le importa si el balance del juego es destruido porque tuve un arma más poderosa de lo que debería ser? Es mejor que estar en caso contrario.

— Um, sí, es cierto...

Su opinión estaba completamente correcta. No estábamos aquí para ser caballerosos, para jugar tranquilamente con las reglas del juego. Teníamos que usar cualquier bug o truco posible para escapar.

Pero ahí estaba el problema.

Si este Chivalric Rapier era realmente una irregularidad en el sistema, un objeto que no debería existir, existía el peligro de que la empresa – en caso de existir otro GM además de Kayaba – tomaría acciones para encargarse de esto, como por ejemplo reemplazarlo por un arma apropiada o borrarla completamente.

Pero quizá ese no era el único asunto. Cuando eventualmente nos encontráramos con otros jugadores de la línea delantera para asaltar el laberinto del tercer piso y al jefe, los demás indudablemente quedarían sorprendidos por la nueva arma de Asuna. Y no había garantía de que todo fuese con admiración...

— Probemos algo, entonces.

— ¿Eh?

Miré perplejo, sin seguir la línea de su pensamiento.

— Pidámosle crear otra espada para ver si repite el fenómeno.

— Ah, ya veo... espera –asentí un par de veces, luego me apunté a mí mismo–. Cuando dices «crear otra espada»... ¿te refieres a mí?

— ¿Por qué yo necesitaría forjar dos espadas? No puedo luchar con una en cada mano.

— B-bueno, cierto... pero...

Mientras pensaba, llevé mi mano sobre mi hombro para sostener la empuñadura de mi espada, luego entendí que la había puesto de nuevo en mi inventario. Coloqué la mano en mi cabeza en lugar de eso y me rasqué el cabello.

Ella me estaba proponiendo que probáramos al herrero elfo oscuro, si omitíamos su falta de educación, para ver si podría crear una espada similarmente súper- poderosa, pero eso requería recrearla con las mismas condiciones de la compra de Asuna. No solo necesitaría proveer base de alta calidad y materiales adicionales, incluso necesitaría un lingote central hecho de un arma bien usada y poderosa de mi propiedad. Es decir, la Anneal Blade +6 con la que había estado luchando por más de un mes.

En verdad, estaba llegado al fin de su utilidad como mi arma principal. Si me decidía a usar ambas mejoras restantes de forma exitosa y llegar a un +8, podría durarme hasta el cuarto piso. Pero incluso aquí en el tercer piso, había armas mejores que un +0, algunas de esas eran vendidas directamente de los vendedores NPC – y no serían para nada baratas.

Por último, la Anneal Blade era un arma recompensa de una misión que cualquiera podía ganar por sí mismo. No estaba al nivel de un arma rara con solo un par de copias en existencia.

Y además, había una parte de mí que amaba esa espada y quería seguirla usando hasta el fin de su vida. No eran sus características, apariencia, o manejo del arma. Era el sentimiento de logros que venía con ella, cuando salí directamente del Pueblo de los Inicios para comenzar la misión por esta espada, usando nada más que mi inicial Small Sword. Era el sentimiento que tuve cuando sentí el peso de esa espada nueva que no era para nada como mi primera espada. Parte de la razón por la que estaba apegado a la habilidad de Espada de Una Mano desde la prueba beta era sabiendo que podía lo primero que podía obtener por mí mismo era una Anneal Blade. Pero por otro lado, todo alrededor nuestro había cambiado desde la prueba beta.

Teníamos que completar cada piso lo más rápido posible bajo la presión de que solo teníamos una vida que perder. Las prioridades mayores eran la eficiencia y sentido común. El apego personal a objetos que necesitaban ser reemplazados era una completa pérdida de tiempo. Incluso le dije eso mismo a Asuna en la posada del segundo piso: si queremos sobrevivir, tenemos que conseguir contantemente un nuevo equipamiento. Así es la realidad de los MMORPG...

Parece que aquí es donde separamos nuestros caminos, compañera – le dije a la espada en mi inventario.

Era cierto que debíamos probar el nivel de habilidad del herrero elfo oscuro, y era cierto que mi Anneal Blade pronto sería inútil. El tiempo lo decía, apreté mis dientes y me preparé para aceptarlo.

Pero antes de poder decir algo, Asuna susurró y admitió.

— Claro, si no estás de acuerdo, podemos desistir de la idea.

— ¿Uh...huh?

— ¿No parece como si eso fuera a sangrar encima resultado? Mira, si no quieres crear un arma, el producto terminado podría salir mal.

— ¿Qu...oye?

— Digo, no estuve segura al principio, no, pero cuando llegó el tiempo de completarlo, estuve lista. Pero está claro por la mirada en tu rostro que lo que quieres es continuar tanto como puedas con lo que tienes ahora.

— Hoh...

— Pensemos en una mejor forma de probar esto. Además, supongo que solo hacer un experimento no es realmente una prueba de algo. Si vas a tomar el proceso en serio, necesitaras los mejores materiales, suficiente para hacer unas cien espadas, luego estar pendiente del mejor ratio para hacer una espada extremadamente poderosa... estoy segura que lo resultados sobrepasaran las expectativas, creo.

Asuna se detuvo por un momento, perdida en sus pensamientos, luego se volvió hacia la tienda del herrero.

— Por otro lado... quizá no deberíamos hacerle eso al herrero... ni a nadie del campamento. Digo, él está haciendo lo mejor que puede en su labor por el bien de los otros soldados. Si llegamos y lo forzamos a hacer cien espadas que no fuesen a usarse, probablemente eso sería algún insulto para su profesión. No lo sé, quizá solo estoy siendo extraña...

Ella bajó la cabeza, incomoda, y me miró con sus ojos color avellana. Reuní las palabras correctas e inmediatamente llegué con:

— Está bien, no lo haré –tal como un tonto hermanito siguiendo el liderazgo elegante de su hermana mayor–.

No quería que eso estuviese bajo mi entera responsabilidad, por lo que rebusqué en mi cerebro a toda velocidad y añadí:

— Pero aún tenemos negocios que hacer con el herrero. Queremos que tu nuevo estoque llegue a +5, y necesito potenciar la mía un poco más para seguir usándola –pero como siempre, la hermana mayor tenía una respuesta rápida–.

— Estoy de acuerdo con mejorarlo, pero ¿no estamos cortos de materiales?

Ignorando mi estoque por un segundo, tu Anneal Blade ya está en +6, y tiene como máximo ocho intentos, ¿no? Queremos usar el número máximo de materiales para obtener nuestras probabilidades con el mayor valor... ¿por qué estas colocando esa expresión inusual?

— Ehh... solo pensaba, realmente has madurado como jugadora. Quizá no sea cierto que tu solo tienes libros elegantes sin experiencia... –pensé que estaba colocando mis sentimientos honestos en esas palabras, pero ella a cambio me dio una mirada igual de inusual, luego dejó escapar un resoplido del que el elfo herrero estaría orgulloso–.

— Oh, olvídate de mí por un momento. ¿Qué plan tienes? ¿Salimos a buscar más materiales?

— En realidad, eso no será necesario.

Sonreí y abrí mi ventana, recorriendo la lista de objetos hasta que encontré lo que quería. Lo que se materializó era un saco de cuero negro perfectamente ordinario con una marca única en el lado. Asuna frunció el ceño al verlo.

— ¿Esa no es la marca del ganadero del segundo piso? Es mejor que no esté lleno de cosas raras.

— Lamentablemente, no es eso.

Cerré mi ventana y saqué algo fuera del saco. Era un plato de metal negro brillante, de uno por cuatro pulgadas. La misma marca de ganado estaba plasmada en la superficie.

— Oh, es solo un tabloncillo de metal. No reconocí el color, creo... que no es hierro o acero –dijo Asuna, y ella tenía razón. Los tabloncillos de metal eran materiales derretidos de los minerales reunidos mayormente de las mazmorras naturales. Ellos podían ser usados para mejorar y elaborar o combinarlos en lingotes grandes y de tamaño completo. Pero aunque fuese un tabloncillo, no era uno cualquiera. Sonreí diabólicamente y expliqué el signo de ganado–.

— Esta fue la recompensa «Ultimo Ataque» del Coronel Nato en la batalla contra el jefe del segundo piso. Este tabloncillo incrementará la tasa de éxito de cualquier arma menor a +10 hasta el máximo, además permite elegir cualquier estadística que quieras mejorar...

Pude ver la respuesta de Asuna que venía desde una milla de distancia.

— ¡Debiste haberlo dicho antes!

El talentoso herrero (si no prestabas atención a su falta de cortesía) nos saludó con su típico resoplido cuando volvimos. Hicimos siete intentos al máximo de un 95% de éxito, y todos los siete estuvieron buenos.

El Chivalric Rapier de Asuna ahora era +5, y mi Anneal Blade pasó de +6 a +8.

Aún quedaban diez tabloncillos marca de vaca, adicionales dentro del saco de cuero, pero decidí guardarlos para un día lluvioso. Con el saco devuelto a mi inventario, tomé mi arma frescamente mejorada, ahora con cuatro puntos de filo y durabilidad cada uno. Había un brillo fresco y profundo de la espesa hoja que daba una intensidad irritable. A ese punto, podría durar hasta los escenarios finales del cuarto piso, no solo el tercero.

Satisfecho, guardé la espada nuevamente en su funda, luego escuché el mismo sonido venir junto a mí. Nos miramos mutuamente y sonreímos con confianza. Ningún espadachín real se podría resistir a la emoción de una buena mejora.

Su estoque regresó a su cadera, Asuna aclaró su garganta y dijo:

— Te devolveré el costo de los cinco tabloncillos, solo para que sepas.

— Bueno, solo derroté al Coronel Nato porque tu ayudaste, por lo que no necesitas preocuparte. Ninguno de nosotros podría haber conseguido el LA8
.
— ¿En serio...? Entonces te daré el próximo dropeo raro que consiga –ella bajó el volumen de su voz a un susurro solo para mis orejas–. Pero aún no sabemos que pensar de la habilidad del herrero. Si solo hubiese una forma de determinar si se trata de un bug del sistema o no...

— Si, lo sé... hmm.

Volví a colocar mi espada en mi espalda y me crucé de brazos. El plan para intentar una orden masiva fue descartado, y ciertamente no podíamos preguntarle
directamente... No.

— Oye... eso es –dije, chaqueando mis dedos–, solo preguntémosle a alguien que conoce complétate este campamento.

El valle que albergaba la base de los elfos oscuros era en su mayoría redondo, con los servicios tales como alimentación y negocios en el lado oriental, y las barracas y el almacén en el lado occidental, con un camino principal en todo el centro. Tenía la dimensión y detalle de una pequeña aldea independiente; parecía extraño que estuviese instanciada para cada grupo individual en la misión, mostrando su libertad.

Asuna y yo dejamos el área comercial, cruzando la calle principal para la sección de las barracas y nos detuvimos en frente de una tienda en el extremo sur. Levanté la conocida puerta de piel y llamé a su interior.

— Hola, es Kirito. ¿Puedo entrar?

Una voz inmediatamente respondió:

— Claro. Solo estaba terminando de preparar el desayuno.

Entramos en la tienda, disculpándonos primero. Mi corazón estaba inicialmente en calma por un adorable aroma a leche, luego quedamos asombramos cuando vimos a la elfo caballero levantando los cojines.

Los cinco segundos que presencié cuerpo oscuro de Kizmel la noche anterior fue completamente aturdidor, y esta mañana, ella no estaba llevando nada sobre su piel bronceada, sino simplemente un camisón que estaba notablemente abierto al frente.

La tasa de edad de SAO era solamente de doce en adelante, ¿no? O quizá luego que se volvió un juego de la muerte, los estándares normales dejaron de aplicarse.

Sentí un tipo de presión emanado de mi derecha y alejé mis ojos de la piel de la elfa lo mas naturalmente como pude.

— Odio preocuparte durante tu comida, pero queríamos hablar de algo...

— Si tienen una nueva misión, estaría encantada de acompañarlos.

— Eso es bueno, pero no nos iremos aun. Queremos algo de información primero.

— Ahh. En ese caso, podemos hablar mientras comemos. Tomen asiento y ajusten sus porciones.

Ella señaló las suaves y cómodas pieles en el suelo y volvió hacia la estufa en el centro de la tienda. Sentí que si fuese sido cortes y le hubiese dicho que no nos importaba, ella se lo habría tomado literal, por lo que en lugar de eso le agradecí.

Asuna echó hacia atrás su capucha y dijo:

— Comeremos alegremente –mostrando tanto interés como yo en el olor que provenía de la olla–.

Nos sentamos en las pieles, y vi a Kizmel remover la tapa de la olla y servir su contenido. Asuna me llamó al oído.

— Mira demasiado, y activaras el código de acoso.

— ¿Eh? Pensé que solo era por tener contacto físico –respondí, luego maldije cuando comprendí que debí haber negado estar mirándola–.

El código de acoso era parte del sistema de juego que se activaba cuando cierta actividad «impropia» era continuada contra un NPC o jugador por una cantidad de tiempo establecida, similar al código anticrimen. La primera ofensa estaba acompañada por una advertencia y una presión física alejada del objetivo, pero los criminales que lo repitan eventualmente serian tele-transportados a la prisión bajo el Palacio de Hierro Negro en el Pueblo de los Inicios.

Por un tiempo, algunos jugadores de la línea delantera intentaron ver si podían ser usados constantemente como un mecanismo de escape en medio del peligro.

Después de todo, la única manera de teletransportarse en los campos o mazmorras era un cristal valioso y extremadamente raro – y esos no estaban siquiera disponibles en los pisos inferiores.

Pero la búsqueda terminó en un fallo total, nya-ja-ja –Argo la Rata lo remarcó cuando me vendió la información–.

No solo la tele-transportación automática a la prisión involucraba una fuerza incomoda como un choque eléctrico sacudiendo al jugador - la cual no he sentido por mi cuenta – pero tenía que ser iniciado muchas veces, y los otros jugadores tenían que ser del sexo opuesto. Era lo más simple para escapar de una batalla que pasar mucho tiempo acariciándose entre sí, y claro, la tasa masculina y femenina de SAO estaba terriblemente distorsionada. El fenómeno funcionaria contra un NPC, también, pero pocas NPC vendedoras se preocupaban por pasar el rato en cuevas peligrosas.

Encima de todo eso, no era fácil salir de la prisión una vez te tele-transportaban allí, y alguien dijo que dropeas objetos durante el proceso. Por eso, el sueño de usar convenientemente el código anti-acoso para escapar del peligro fue desechado. Era simple curiosidad la que me llevó a comprar este Intel de Argo, no tenía ninguna intención en convertirme en un artista acosador talentoso – pero en cualquier nivel, una simple mirada no liberaría el código.

Aun el susurro de Asuna no se detuvo.

— Uh, oh, aquí viene. Cinco segundos, cuatro, tres...

— ¿E-eh? ¿Qué...?

Entré en pánico, mirando hacia atrás y adelante entre las piernas de Kizmel mientras se asomaban por el borde de su camisón y el vapor elevándose de la olla con el guiso. El conteo continuó:

— Dos, uno, activado.

Thud.

Asuna estampó en mi lado derecho un puñetazo sólido. Me enrollé de dolor, preguntándome por qué eso no liberó el código actual. Kizmel se volvió hacia nosotros y sonrió:

— Ustedes dos se llevan muy bien.

La caballero elfo oscuro nos entregó un plato de cultivos entre arroz y trigo, preparados con leche, y sazonados con nueces y frutos secos. Era un estilo firmemente occidental – o al menos Aincradiano – y algo de su delicioso sabor era vagamente familiar. El único problema era que la porción era muy pequeña. Atesoramos los pequeños platos de esa sustancia con cucharas de madera que ella nos ofrecía.

— Esto está realmente bueno –dijo Asuna con nostalgia–. Nunca pensé que podía comer harina de avena en este juego.

— E-espera... ¿esta es la famosa harina de avena? –pregunté. Solo había escuchado su nombre antes–.

Asuna asintió:

— Si. La textura es un poco distinta, pero el sabor sigue intacto.

— Ohh –dije, impresionado. Kizmel replicó–:

— Ah, ¿entonces también han comido gachas de leche en los pueblos humanos?

No sabía eso. Quizá algún día... -ella interrumpió. Ambos la miramos, pero su expresión era difícil de leer–. Ella se comió hasta lo último de sus gachas, o harina de avena, o como sea que se llamase, y nos devolvió la mirada.

— Kirito, Asuna, ¿dijeron que querían preguntarme algo?

— Oh...uh, es cierto. Umm, bueno...

No estaba seguro como comenzar el tema, por lo que simplemente decidí ser directo y pedirle su opinión sobre la habilidad del herrero.

La reacción de Kizmel estaba entre admiración e inseguridad. Para ponerlo simple, él era talentoso pero indeciso, algunas veces creaba obras maestras, pero con frecuencia se rehusaba con violencia o fallaba en las órdenes.

Con esa descripción, Asuna y yo nos miramos el uno al otro al comprenderlo. El Chivalric Rapier que ahora estaba en su cintura había sido una de esas obras maestras. No era el producto de un bug o error, sino de un resultado propio que ocurría con muy poca frecuencia.

Esa parte eran buenas noticias, pero la parte de «fallar» en las ordenes me preocupaba. Después de todo, ¿que podría ser más errado que pedirle que fabricara cientos de armas basado en el nivel mínimo de materiales económicos?

Si solo producía armas de mierda en respuesta a tales ordenes, no había forma de probar el balance.

Él ya le había hecho un arma abrumadora a Asuna y tuvo éxito en perfeccionar mi espada. No necesitábamos, ni preguntaríamos, por un mejor nivel de resultados

– pero eso no era así de simple. Como un miembro de la fuerza de la línea delantera de SAO, tenía una obligación de compartir la información que aprendía de otros de la delantera. Ellos necesitaban saber que el campamento elfo podía producir armas valiosas del sexto piso – así como también la posibilidad de que podías mantener vivos a los caballeros elfos en la misión «Llave Jade»...

De repente comprendí que estaba completamente perdido en mis pensamientos, mi cuchara estaba arrastrando aire vacío en mi plato, luego me maldije a mi mismo por no saborear más esa delicia.

— Gracias por la comida, Kizmel –dije–. Las gachas estaban buenas, además que nos dijiste algo que recitábamos saber. Asuna inclinó su cabeza también:

— Pensé que estaba delicioso. Gracias por la comida.

— Me alegra que lo hayan disfrutado. Haré mucho más mañana en la mañana. Kizmel respondió con una sonrisa, tomando nuestros platos:

— ¿Ahora qué sigue? Podemos pasar más tiempo en el campamento
preparándonos, o podemos dirigirnos a nuestra siguiente misión.

—...en realidad –dije, sacudiendo mi cabeza–. Asuna y yo necesitamos regresar
al pueblo humano por ahora.

Capitulo 2                                                        Indice                                                           Capitulo 4

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