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progressive 2 capitulo 6

Capitulo 6
Concerto of Black and White

En el pasado lejano y distante…

El mundo estaba dividido en el reino élfico de bosque de Kales’Oh, el reino élfico oscuro de Lyusula, la Alianza humana de los Nueve, el dominio subterráneo de los enanos, y otras agrupaciones entre las líneas raciales, y mientras hubiesen luchas a momentos, la tierra estaba en paz.

Pero un día, algo pasó, y un centenar de diversas regiones de todo el mundo fueron cortadas en círculos desde la tierra y llamadas al cielo. Los círculos eran menores de dos millas en su parte más pequeña y superior a seis en la más grande. Estaban aferrados en formación cónica para formar una enorme fortaleza flotante de cien pisos de alto.

Este castillo contenía incontables pueblos y aldeas, montañas, bosques y lagos, y nunca más regresó a la tierra. Los poderes mágicos que hicieron que las antiguas civilizaciones prosperaran estaban perdidos, y con ellos, los nueve reinos humanos. La mayoría de los pueblos volvieron a mantenerse a sí mismos, y los pisos perdieron contacto unos con otros. Mucho tiempo pasó. Las leyendas e historias de la Gran Separación aún existen entre las dos razas élficas, las únicas personas que mantuvieron sus reinos intactos desde ese momento crítico…

—….y así es como va la historia –dije, resumiendo el relato del génesis de Aincrad de lo mejor que aprendí en ese día mientras me apoyaba contra la tienda. Una voz aguada respondió desde mi espalda–.

— Hmmm… entonces se siente como si hubiésemos aprendido mucho, pero nada de eso es muy útil.

— Bastante –respondí, mirando hacia arriba con mis manos colocadas detrás de mi cabeza. Más allá del vapor expulsado por el tubo de escape construido en el tejado de la tienda de baño, la parte inferior del cuarto piso brilló oscura y amenazadoramente–.

De acuerdo a la leyenda élfica, alguien había extraído el suelo directamente de la tierra y lo conectó con una franja de acero y piedra para que así las piezas estuviesen unidas una sobre otra. Claro, los verdaderos creadores de SAO eran Kayaba y el equipo de Argus, y las leyendas de la Gran Separación no eran más que información adicional que ellos habían agregado al juego, pero era difícil no sentir curiosidad de todo. ¿Quién creó este castillo flotante y por qué? ¿Fue el capricho de una figura similar a Dios, o el trabajo de un humano, elfo o alguien más?

Asuna estaba meditando un tema similar dentro del baño. Cuando habló, hubo un filtro burbujeante aplicado a su voz. 

— Por cierto, no parece que haya mucho en el camino de los dioses para esta historio. Cuando leí o vi historias de fantasía cuando era una niña, siempre hubo un grupo de dioses distintos con nombres fantásticos.

— Hmm, puedes tener razón allí. Hay iglesias en los pueblos más grandes, y sacerdotes NPC, pero ni siquiera se a que dios ellos adoran… por otro lado, eso podría ser en realidad apropiado, basado en los juegos con temas llenos de mucha fantasía. Todo lo que ellos tienen es una vaga figura celestial.

— ¿Es porque se supone que el jugador esta para llenar el espacio por ella? Entonces supongo que tu dios debe ser el dios de los bonos del Ultimo Ataque. Al fin y al cabo, tú trataste de ganarte para ti el bono contra todos los monstruos de campo.

Intenté responder su comentario medio bromista con otra de mis excusas increíblemente débiles.

— No es como si voy fuera de mi camino para ganarles. Solo juego con un personaje construido que excede en poder de ataque, lo que hace que eleve las oportunidades de que obtener el último golpe… además, si estamos hablando de los dioses, entonces el tuyo debe ser el dios del baño o algo así. Se encarga de que adondequiera que vayas, encuentres hospedajes con baños incluidos… de hecho, eso me recuerdo a mi lugar en Tolbana…

Una bola de agua golpeó el otro lado de la pared de la tienda detrás de mi cabeza. Recordé que estaba suponiendo tener borrado ese recuerdo y hábilmente cambié de tema.

— De todas formas, además de nosotros, parece que solo Lind y los DKB están trabajando en la misión de campaña. Parece una perdida, especialmente desde que Argo ya lanzó el Volumen Uno de su guía estratégica de Guerra Élfica.

— Y nosotros solos aportamos mucha información. Pero quizá todos vieron esa guía y se sintieron un poco intimidados. Quiero decir, mencionaba justo allí que la campaña no terminaba hasta el piso nueve. Incluso Agil dijo «no creo que tenga el tiempo para estar por ahí con una misión tan larga como esa».

Exhalé ante su impresión sorprendentemente exacta de Agil.

— Bueno, supongo que siempre existe la opción, una vez lleguemos al noveno piso, de regresar aquí para lograr realizar toda la línea de misiones. Además, tu estas a un nivel mucho más alto, por lo que probablemente tengas una mejor oportunidad de salvar al elfo campeón en ese primer duelo –observé, luego comprendí algo–.

Llevar a cabo una misión de campaña que cubra siete pisos estaba establecido sobre suposición del jugador de que tendríamos que llegar de todas formas hasta el noveno piso. Yo había llegado allí en la prueba beta, y nunca había pensado nada más que aumentar niveles desde que comenzaba la misión, pero actualmente, el noveno piso parecía como una fantasía distante, un futuro demasiado difícil de comprender en nuestro nivel actual. Una vez que comenzabas a elevar la mirada, tenías que pensar acerca del hecho de que existían noventa y siete pisos más sobre nuestras cabezas.

—…pero ¿sabes qué? –Asuna comenzó desde el interior de la tienda, como si leyera mi mente. Hubo un chapoteo pesado y el sonido de pies húmedos andando sobre la superficie de madera. Escuché que se sentaba justo al otro lado de la solapa colgante y pesada–.

Ella continuó:

— No es tan terrible como solía ser, pensar en todos los pisos restantes. Aún estoy tratando lo más fuerte que puedo para sobrevivir cada día, pero ahora estoy mirando hacia adelante para ver el palacio de la reina élfica oscura, por ejemplo. Si las docenas de pisos que hay al frente de nosotros fueron arrancadas de la superficie hace siglos, entonces debe haber todo tipo de vistas y sonidos para experimentar. Es más que un sentimiento de anticipación.

—…ya veo –respondí con simpleza, impresionado una vez más con la fuerza espiritual de Asuna. Parecía como una declaración inadecuada, por lo que busqué algo más que agregar–. Apuesto que hay todo tipo de baños allá también.

Un codo afilado (creo) golpeó la parte baja de mi espalda a través de la pesada pared de la tienda.

Domingo, 18 de diciembre.

Tres días han pasado desde el primer encuentro estratégico en Zumfut. No hemos regresado al pueblo humano desde entonces pero nos alojamos en el campamento élfico oscuro, completando misiones, reuniendo materiales de mejora, y puliendo nuestras habilidades para ganar mods.

Con un nuevo y fresco nivel ganado, yo subí a 16 y Asuna al 15. Esto era probablemente lo más lejos que podíamos llegar aquí en el tercer piso. Durante la prueba beta, el nivel recomendado para luchar contra el jefe era tres veces el número del piso – el cual probablemente cambiaba a medida que avanzábamos en el juego – y ya estábamos media docena sobre ese número. Acordemente, la experiencia que estábamos recibiendo caía precipitadamente. Asesinar mobs en el bosque y mazmorras apenas si movía la barra de EXP.

Lo que más me sorprendía era que Kizmel actualmente ganó un nivel, subiendo a 16 durante nuestras travesías. Accidentalmente la felicité por el nuevo aumento cuando vi el destello habitual, pero ella ya interpretaba el número como un tipo de rango con la espada y no hizo nada más consciente que agradecerme. 

Con la ayuda de nuestra compañera caballero más fuerte, la misión de campaña procedía con normalidad, pero como Asuna lo había notado antes, realmente no habíamos aprendido más que el nacimiento de Aincrad.

Tras la «Llave Jade» y «Venciendo a las Arañas», el tercer acto de la campaña era una misión de recolección titulada «La Ofrenda de Flores», en la cual reuníamos los objetos a ofrecer a la memoria del explorador asesinado en la misión anterior. El cuarto acto «Ordenes de Emergencia», era otra búsqueda de un explorador perdido, pero a diferencia de la segunda misión, logramos rescatar con éxito al elfo esta vez. Pero la quinta misión «El Soldado Perdido», reveló que el explorador que trajimos con éxito al campamento no era más que un elfo de bosque usando un encantamiento de disfraz.

Yo ya sabía cómo iría todo, claro, y estaba considerando si exponer o no al impostor durante la cuarta misión, pero no solo hice que no sabía cómo deshacer el encantamiento, incluso existía la posibilidad de que la campaña pudiese perder completamente las riendas aquí y allá. Mantuve un ojo en él luego de regresar a la base y levanté una alarma luego que intentara robar la Llave Jade de la tienda del comandante, pero pronto le perdí el rastro gracias a sus habilidades élficas de ocultamiento. Era mejor que en la prueba beta, cuando la llave fue robada bajo mis narices, el impostor aún tenía que ser perseguido. Formamos un grupo temporal con los Wolfhandlers Élficos Oscuros del campamento, junto a Kizmel, y seguimos los rastros del explorador impostor directamente a un enorme campamento élfico de bosque.

Fue hasta este punto que tuvimos que pausar la misión, para antes de ese día estaba la batalla contra el jefe de campo que vigilaba la cueva que llevaba al laberinto.

Derrotamos al jefe en el primer intento, sin resultados fatales. Además del beater exiliado saltando al campo y robando el bono de LA otra vez, era un exitoso movimiento. Pero no pude evitar sentir que las chispas de ira que se formaban dentro del grupo rápidamente se convertían en fuego abrazador con la creación de los dos grandes gremios.

— Oye, Asuna –grité a la tienda de baño, frotando el punto doloroso en mi espalda. La única respuesta que recibí fue el sonido de la solapa de la salida siendo levantada. Me volví para ver la delgada silueta saliendo de la tienda, perfilada contra la luz mortecina.

Ella estaba en el agua solo hacía unos minutos, pero la figura con túnica de cuero no mostraba signos de haber tomado un baño. Una de las cosas convenientes del baño virtual era el efecto de secado instantáneo, pero como el mayor admirador vocal de baño del equipo de la línea delantera, tú pensarías que Asuna no sentía gusto por la desviación del realismo. 

Gracias a esta diversión mental, la pregunta que eventualmente salió de mis labios no fue lo que quise preguntar.

— ¿…no te sientes como si cambiaras de ropa?

Incluso en la tenue luz, la fisura furiosa entre sus cejas era tan clara como el día.

— ¿Hay algún problema conmigo por no cambiarme? –reclamó, su voz era congeladora. Rápidamente sacudí mi cabeza de un lado a otro–.

— N-no, no hay ningún problema. Solo me preguntaba si sientes como si vistieras algo que… encaje con el mejor humor una vez que terminas de bañarte. Ya sabes, como un yukata, o una bata de baño, o una simple camiseta…

Demasiado tarde para detener las palabras, decidí culpar a la última opción en mi subconsciente por traer lo que mi pequeña hermana siempre vestía tras ducharse, pero Asuna se contuvo y no hizo nada más que torcer sus parpados un momento. Ella miró su propio cuerpo y suspiró.

—…como estoy segura que lo recuerdas, tengo atuendos extras. De hecho, la mayoría del espacio de mi inventario está lleno de ellos.

Lo recordé. Cuando la forcé a usar el comando MATERIALIZAR TODOS LOS OBJETOS en Urbus por lo que ella pudo recuperar la espada que había sido clonada, la habitación había explotado con pequeños artículos de vestir con volantes blancos.

Asuna me perforó con una mirada aguda para asegurar de que no recordara mucho los detalles, se apoyó contra la tienda, y miró el cielo nocturno.

— Pero esa ropa no significaban mi propia diversión.

— ¿Huh? ¿Entonces por qué compraste muchas de ellas?

— No lo hice.

Parpadeé por la sorpresa, luego comprendí. Muchas copias de los mismos objetos creados con frecuencia representaban un significado, no un propósito.

— ¿Estás diciendo… que creaste todo eso tu misma para aumentar tu habilidad de Costura? –pregunté suavemente. Asuna asintió–. P-pero, ¿Cuándo hiciste todo eso? ¿No fue luego que nos agrupáramos en el segundo piso, o sí?

— No, fue antes. Ya sabes, como cuando farmeas monstruos en el segundo piso, terminas con toneladas de objetos de lana y algodón, ¿no? Solo decidí usarlos como capricho…

— Lo tengo. Usualmente solo se lo vendería a un NPC una vez que tenga una gran reserva de ellos. Estoy sorprendido que estuvieras de buen humor para trabajar en una habilidad de artesanía. ¿No es aburrido? 

Por alguna razón, ella no reaccionó. Luego de observarla quedarse de pie allí en silencio, noté algo. En la actualidad, no era la duración lo que importaba con las habilidades artesanas. Era el número de ranuras.

En nivel 1, un jugador comienza con dos ranuras de habilidades. Se expande a tres en el nivel 6, cuatro en el nivel 12, y cinco en el nivel 20. Desde allí en adelante, cada diez niveles añade una nueva ranura, hasta donde tengo entendido.

En el nivel 16, yo tenía cuatro ranuras, y estas estaban llenas con habilidades de batalla: Espada de Una Mano, Artes Marciales, Búsqueda, y Ocultamiento. Asuna también poseía cuatro ranuras, pero comprendí que nunca le había preguntado que habilidades usaba, además de su Estoque. Ella vestía una coraza de metal cuando iba de aventuras, por lo que debía tener Armadura Metálica Ligera, pero las otras dos eran un misterio. Si una de ellas era Costura, ¿por qué la eligió?

Asuna comentó que lo hizo para deshacerse de los materiales, pero las ranuras de habilidades eran factores crucialmente importantes en la construcción de un personaje, no algo que se elija por capricho. Como una jugadora de la línea delantera, tenía mucho más sentido desechar las habilidades artesanas y maximizar su potencial de batalla y de supervivencia con Ocultamiento o Búsqueda tal como yo, o quizá Acrobacias o Expansión de Limite de Peso. Asuna no necesitaba que yo le explicara esas cosas. Ella conocía la lógica.

Asuna pareció reconocer la confusión en mi mirada. Me miró, bajó la mirada, y me tomó por sorpresa una vez más.

— Pero como sabes, removí Costura de mi ranura. Y la mayoría de los atuendos, los volví a convertir en tejidos.

— ¿En serio? ¿Entonces fue solo un capricho, nada más?

— Eso fue lo que dije, ¿no? Pero… eso no era todo lo que había en ello…

— ¿Entonces…?

— Es un secreto. Algún día te lo diré, si me siento dispuesta.

Pareció haber un rastro de una sonrisa detrás de esa respuesta fría. Asuna tiró del extremo de la tienda:

— ¿Entonces, que hay de ti? Si quieres tomar un baño, me quedaré a vigilar aquí.

— Uh, eso no será necesario. Me tomará solo tres minutos. Adelántate al salón de alimentos.

— Este bien. Mientras comemos, es mejor que me digas lo que obtuviste de esa araña gigante hoy. 

— Sí, sí –respondí, levantándome. Asuna saludó y marchó hacia la tienda de alimentos que había cerca. La observé irse, luego pasé a través de la solapa colgando en la tienda con forma de puerta–.

En los últimos cinco días, tuvimos una práctica de ir directamente a esta tienda de baño al regresar al campamento, y yo montaría guardia en la entrada mientras Asuna se bañaba. En ningún punto de esto hubo un elfo oscuro o ningún sexo que intentara visitar la tienda mientras alguien estaba dentro. Se sentía como si montar guardia era algo innecesario, pero era difícil deshacerse de la idea cuando la única cosa que te separada de alguien más era una simple solapa de tejidos.

Por otro lado, un hombre tenía poco uso de seguridad en el baño. Entré en el espacio de madera instalado dentro de la tienda y toqué el botón REMOVER tres veces en el maniquí de mi equipamiento, enviando toda la armadura al inventario. Me contraje con el rápido chillido y entré en la enorme bañera al final de la tienda. Si no fuese por el miedo de que los elfos oscuros pudiesen ser atraídos por el sonido, me habría lanzado al agua. En lugar de eso, me deslicé al interior tan decentemente como podía.

La bañera era al menos siete u ocho pies de largo – la temperatura en el agua parecía como si fuese alta, pero solo se trataba de otro encantamiento élfico empleado. El agua era de color verde pálido, llena de una esencia placentera tal como la menta o el ciprés. Una vez que llegó a mis hombros, sentí una ligera calidez y presión envolviendo cada pulgada de piel. Tenía sentido que Asuna tuviese tal fijación por ducharse, pero también distraía tanto como para notar las formas en las que no encajaba con lo real. Algo en ello no se sentía lo suficientemente líquido.

En un sentido general, hice lo mejor para no pesar que mi cuerpo y todo lo demás en Aincrad era creaciones poligonales. Temía que si imaginada algo de ello falso, que mí subconsciente pudiese pensar que etto no importaba, que yo siempre podía volver a intentar cualquier error. La lucha, el comer, y dormir era cierta y suficientemente realista, pero había veces cuando las grietas en el edificio eran notables. Eso debió haber sido la razón por la que nunca tomaba muchos baños…

Pero…no, eso era una excusa. Incluso en el mundo real, yo no era tan adicto al baño como un niño pequeño. Quizá los baños aquí encajaban mejor conmigo, añadiendo  que no necesitaba  champú  para  mi  cabello, frotarme  el  cuerpo, y secarme.

Pequeños frascos que yo asumí que eran champú y jabón estaban alineados al borde del estante, pero nunca los usé. Quizá Asuna estaba usándolos para obtener algún tipo de ventaja estadística. ¿Era el tipo de pregunta que era seguro preguntar?

Dos minutos habían pasado. Me levanté, listo para terminar mi baño rápido. De repente, alguien levantó la solapa de la entrada de la tienda desde afuera. 

¿Acaso Asuna olvidó algo aquí? No, no hay nada en el soporte de madera.

¿Es otro jugador que viene por un baño? No, esto es una instancia.

¿Es un asesino a suelo élfico de bosque, que viene a matarme? No, eso parece
la piel bronceada de un elfo oscuro…

Me quedé allí, congelado, sujetando el borde de la bañera. Los ojos ónice del visitante parpadearon una vez, y habló como si nada fuese extraño:

— Oh, no noté que estabas aquí, Kirito.

Esperé que continuara con un «lo siento, volveré luego», pero la elfa oscura acorazada pasó por la entrada, y alcanzó el broche en su pieza metálica.

— ¿Te importa si me uno al baño?

La clave para sobrevivir en SAO estaba juzgada: observar e identificar la situación rápidamente, analizar todas las posibles acciones, y reaccionar basándose en tus mejores expectativas. En el medio segundo que Kizmel esperó por mi respuesta, mi cerebro corrió más rápido que antes. Dependiendo de mi elección, podría ser atado con cadenas en la prisión debajo del Palacio de Hierro Negro.

Recordé una entrevista de revista publicada durante la prueba beta, argumentando que el código anti-acoso fue una decisión extremadamente difícil para el equipo de desarrollo.

A diferencia de los ataques físicos y robos, trazar la línea alrededor del «contacto inapropiado» que constituye un crimen era una tarea muy engañosa. Al principio, ellos consideraban simplemente dejar la regulación de conductas y moralidades en la base del jugador. Un sistema de detección de código fuerte podría malinterpretar ciertos casos, y existía el miedo de que el código pudiese ser cambiado a formas accidentales por jugadores perversos.

Pero el hecho de que los NPC eran visualmente indistinguibles de los jugadores y el hecho que este era un experimento en un género totalmente nuevo forzando su mano, y eventualmente añadieron el código. El hecho de que los jugadores pudiesen encontrar NPC femeninas jóvenes y tantear a sus anchas en la configuración de la inmersión completa entraba en conflicto con los estándares éticos de la agencia de clasificación del juego. No pude evitar imaginar lo que lo hacía diferente de ser capaz de PK a alguien, pero eso siempre había sido un caso de estándares distintos. La entrevista de esta información vino del equipo de Argus en lugar de Kayaba, pero ellos probablemente tendrían su propio asunto que discutir acerca de los factores de la vida real que forzaban su decisión.

De cualquier forma, el anexo del código anti-acoso a SAO era para controlar las acciones inapropiadas hacia los NPC del sexo opuesto, no a los jugadores. 

Pero en ese caso, ¿Cómo reaccionaría el sistema si un NPC elige entrar al baño con un jugador? ¿El código se mantendría inactivo siempre y cuando el jugador no toque al NPC, o yo entraría en conflicto con solo verla removiéndose su equipamiento? ¿O esta situación estaba más allá de los límites del sistema que ignoraría todo por completo?

Mi cerebro estaba a su máxima capacidad – podía imaginar el humo blanco saliendo de la parte superior de mi cabeza.

— A-delante. Ya casi salgo –dije. Esa era la respuesta social apropiada, independientemente de cómo trabajaba el sistema. Solo había un problema: yo tenía toda mi ropa removida y no podía salir de la bañera. Algunos jugadores masculinos no pensaban nada acerca de su desnudez virtual y se cambiaban la ropa en el centro del pueblo sin dudarlo, pero lamentablemente yo no compartía su coraje–.

Sujeté el borde del contenedor, esperando el momento el que Kizmel se volteara para salir.

— Ya veo. Gracias –dijo la elfa, volviéndose a la estación de lavado en el lado derecho de la tienda y presionando su broche mágico–.

Con el mismo tintineo familiar del otro día, la armadura y la capa desaparecieron con un destello de luz. Ella estaba usando un atuendo íntimo de seda. La vista de su piel marrón que se asomaba a través del encaje fino y completamente negro me puso bajo un efecto aturdidor, pero ya había visto eso antes. Intenté mantener la concentración y salté de la bañera cuando ella se volvió hacia otro lado. Ya tenía mi menú abierto antes de siquiera golpear el suelo, instantáneamente presioné el boto ROPA INTERIOR. La seguridad del tejido alrededor de mi cintura me dio el coraje de continuar con mi camiseta y pantalones…

Cling.

El hermoso y peligroso sonido se produjo otra vez. Automáticamente miré a la derecha y vi el traje íntimo desaparecer de Kizmel en un baño de luz.

— Nbwahhh….

Una silaba sin sentido se escapó de mis labios, y perdí el equilibrio a mitad del aire. Naturalmente, tropecé al aterrizar y entré al estado de Caída, aterrizando con un SPLASH en el espacio de madera. Kizmel comenzó a darse la vuelta.

— Que sucede, Kiri…

— ¡N-n-nada! ¡No es nada!

— ¿Oh? Ten cuidado; el área de baño puede ser resbalosa –dijo, como una madre regañando a su hijo inquieto. Ella se volvió otra vez al muro justo ante el punto de no regresar y se sentó en una silla de baño de madera. Alcanzando una de las pequeñas urnas alineadas en el lado contrario, ella removió un líquido espeso y lo regó en su piel. Un flujo repentino de burbujas blancas comenzó a fluir, cubriendo su espalda desnuda–.

Yo no estaba solo sentado allí, observando; repté hacia la salida en cuatro patas en lugar de esperar que la Caída cesara. El problema era que mi salto salvaje había dejado el espacio de madera suave y resbalosa, ralentizando mi progreso. Llevaba recorrido seis pies de la habitación cuando…

— Ya que estas aquí, ¿me harías el favor de lavar mi espalda? –llegó la solicitud de la caballero desde arriba–.

Al final, no fui enviado al Palacio de Hierro Negro por contacto inapropiado, pero no sabía si eso tenía algo que ver con la naturaleza única de Kizmel dentro del juego. La tienda de baño tenía su propio cepillo de limpieza, lo que significaba que no necesitaba tocar directamente su piel.

El hecho por el que no me rehusé a sentarme en la silla detrás de la caballero y lavarle la espalda jabonosa con el cepillo fue más que todo por no salir del deseo de probar los límites del código anti-acoso. Fue la confesión de Kizmel que ella no había tenido a nadie que le lavara la espalda desde que el alma de Tilnel había sido llamada nuevamente hacia el Árbol Sagrado. 


La muerte de la hermana de Kizmel y la lejana guerra entre los elfos de bosque y oscuros no era nada más que configuraciones secundarias que habían sido aplicadas a Kizmel. Era imposible imaginar a los NPC yendo a través de sus rutinas y ahora luchando y muriendo en combate donde ningún jugador podía ver. Los recuerdos que Kizmel me contó en el cementerio al final de campamento habían sido preparados por su bien.

Pero ¿yo podría garantizar que mis recuerdos de catorce años y setenta y dos días eran ciertos? ¿Qué pasaba si mi existencia era un programa tal como Kizmel, y había sido cargada el primer día de Sword Art Online, con todos mis recuerdos del «mundo real» siendo nada más que ficción? ¿Cómo podría yo saber que ese no era el caso?

Yo no estaba tratando realmente con esa línea de pensamiento. Pero había una parte de mí que quería considerar que los recuerdos de Kizmel eran fundamentalmente iguales.

Mis pensamientos pasaron a través de esos temas filosóficos mientras mis brazos obedientemente limpiaban de un lado a otro con el fino cepillo de cabello.

—…he sido atacada por sueños extraños en la madrugada –dijo de repente Kizmel–.

— ¿S…sueños?

Pensé no decirlo en voz alta, estaba sorprendido por la idea de que un NPC tuviese un sueño. Por un breve instante, mis manos dejaron de limpiar.

— ¿D-de que tipo? –pregunté, retomando la limpieza–.

— Bueno… creo que son sueños acerca del momento en que hace días ustedes llegaron a ayudarme cuando estuve luchando con el caballero élfico de bosque. Lo extraño es, que lo que sucede después es completamente distinto a lo que realmente pasó.

Continué limpiando su espalda en silencio.

— Primero, tú estabas vestido diferente. Y tu compañía no era la misma. No era Asuna, sino un grupo de hombres desconocidos…

— ¿Oh? Extraño, nunca he estado en un equ… en un grupo con nadie que no sea Asuna en años.

—  Si…  pero  esas eran  las  diferencias más  sutiles.  En  el  sueño,  tu  y tus compañeros lucharon conmigo en contra del elfo de bosque. Pero, si haces caso omiso a mi rudeza, sus habilidades no eran como ahora. No podíamos mantenernos firmes contra el elfo de bosque. Uno cayó, luego otro… y con el fin de salvar sus vidas, liberé todas las protecciones del Árbol Sagrado, el cual daba vida élfica amable. El enemigo era asesinado, pero yo también fallecía. Caí en el suelo, y ustedes me miraban con tristeza en sus ojos… cada vez que tengo el sueño, tu atuendo y compañeros son distintos… pero tu rostro al final es el mismo…

— Ahh –murmuré–.

En eso mis ojos se ampliaron, y miré boquiabierto silenciosamente. Ese sueño.

Era…

¿Recuerdos de la prueba beta de SAO?

Estaba sorprendido, casi le hacia esta pregunta a Kizmel, sabiendo que posiblemente ella no lo entendería.

La única cosa que me previno de hacer eso fue la voz de acero que llegó del otro lado de la solapa que colgaba en la entrada de la tienda.

— Kirito, ¿Cuánto más piensas dejarme esperando? Ya han pasado alrededor de diez minutos.

Era, claro está, la esgrimista que se había ido a la tienda de alimentos antes de yo bañarme.

¿No le había dicho a ella que solo me tomaría tres minutos? –recordé, demasiado tarde como para hacer algo. Más allá de eso, el peligro abrumador de la situación – Asuna de pie afuera, separada solo por un trozo de tela, mientras yo limpiaba la espalda de una Kizmel totalmente desnuda aquí dentro – me dejaba incapaz de formular una respuesta–.

Me quedé sentado allí congelado, apretando el cepillo en mis manos, y escuchando una declaración más amenazadora esta vez.

— Bueno, di algo. Te daré tres segundos más antes de yo entrar.

Claramente, ella estaba enojada de estar esperando para cenar. El menú de la tienda de alimentos probablemente era pescado blanco sazonado (el favorito de Asuna) o guiso de raíces. Completamente extraño, aunque los elfos de este mundo no cortaban los arboles vivientes, ellos aún eran vegetarianos. Pude haber jurado que leí una historia una vez acerca de una heroína élfica que no comía carne.

Pero este no era el momento para distraerme. A los 2.8 segundos, reuní mi coraje y contuve el aliento.

— ¡L-lo siento! ¡Ya casi salgo, solo dame un minuto más!

La solapa ya estaba levantada varias pulgadas en ese momento, pero cayó nuevamente a su posición colgante. 

—…te daré dos minutos más por compasión. Ordenaré tu comida también, por lo que apresúrate si quieres comer.

Sus pasos se alejaron. Dejé escapar el aliento aliviado. Cuando Kizmel habló, hubo un tono burlón y jovial en su voz:

— ¿Ustedes los guerreros humanos no suelen bañarse juntos?

— N-no, mucho menos los hombres y mujeres juntos. ¿Y los elfos?

— La mansión del caballero en el palacio tiene cuartos de baño separados, pero este es un lugar de batalla. No podemos esperar lujos.

— Ya veo. Um… ¿puedes contarme más acerca de ese sueño en otro momento?

Quizá Kizmel poseía recuerdos de la prueba beta dentro de ella. Yo estaba fascinado y mortalmente curioso, pero sentí la necesidad de procesar la información antes de saber que preguntarle.

Ella se inclinó un poco hacia mí y murmuró:

— Si. Yo, también, quisiera saber qué significado tiene ese sueño…

Se sentía como si ella estuviese hablándose más a sí misma que a mí.

Once y cuarenta y cinco de la noche.

Mis ojos se abrieron con una alarma que yo solo pude oír, y esperé que mis sentidos se recuperaran por completo antes de sentarme.

La lámpara que colgaba en el pilar central de la tienda y las tres llamas de la estufa debajo se habían extinguido, pero la luz de la luna que entraba por el respiradero en el tejado era suficiente para ver. En el centro del piso cubierto de pieles, Kizmel y Asuna estaban acostadas juntas, completamente dormidas.

Los NPC actuaban como jugadores con respecto a irse a dormir en la noche, pero en su caso, ellos simplemente cerraban los ojos y quedaban inactivos de acuerdo a las reglas de su programación. Al menos, eso era lo que yo siempre asumí – y quizá era cierto, para otros NPC además de Kizmel.

Pero seis horas antes, ella me dijo que había tenido un misterioso sueño cada noche.

A ese punto, la posibilidad de que alguien en el mundo real pudiese cubrir el rol de un caballero élfico oscuro desapareció por completo. Regresar al tema de la prueba beta destruyó la ilusión de un simple NPC, y ahora mi apariencia era completamente distinta a la de los días como beta. Alguien en el lado de desarrollo podría saber eso, y no dirían algo como «al final de todo, tu rostro es el mismo». 

Entonces, asumiendo que Kizmel era un verdadero NPC, ¿Qué significaba el sueño para ella? La función de los sueños seguía siendo extensamente inexplicable como para que la humanidad lo supiera. ¿Eso significaba que el programa de Kizmel aún estaba activo y realizaba cálculos durante su proceso de sueño?

Yo realicé la misión «Llave Jade» tres veces en la prueba beta, y recuerdo verla morir en cada oportunidad. ¿Eso eran datos acumulados en su sistema, y su programa simplemente estaba tratando de encontrar algún tipo de lógica a este recuerdo que no debería existir?

¿Recordaba la prueba beta porque era una NPC excepcional?

¿O es que ella ganó su naturaleza excepcional porque esos recuerdos aun existían dentro de ella?

Una suave brisa nocturna pasó por los agujeros de la solapa de la entrada sacudiendo mi cabello. Recordé el día que este juego de la muerte comenzó.

Dejé a mi primer y único amigo, Klein, en el Pueblo de los Inicios, corrí a través de los campos abiertos, y no me detuve hasta llegar a la aldea de Horunka dentro del bosque. Me dirigí hacia la misión que me recompensaría con una Anneal Blade
– el arma que hoy en día uso.

La misión fue ofrecida por la madre de una niña enferma y me solicitó cazar monstruos tipo planta para una hierba especial. En el medio de esa misión, me encontré con uno de los «beta testers» por primera vez. Me invitó a un grupo, y cuando reunimos suficientes hierbas para que uno de nosotros continuara la misión, él trató de matarme con una trampa de monstruo.

A cambio, me las apañé para sobrevivir y regresar a la aldea y darle a la madre sus hierbas. Cuando hice la misma misión en la prueba beta, busqué mi espada y me dirigí hacia el siguiente punto de interés, pero por alguna razón, esta vez la vi preparar la medicina y la seguí a la habitación de su hija en la puerta que había a un lado.

Mientras observaba a la pequeña chica NPC llamada Agatha recuperarse lentamente gracias a la poción, recordé como cuidé de mi hermana cuando estaba enferma. Las emociones que se habían formado dentro de mi desde que aprendí que estaba atrapado en un juego mortal estallaron de repente en todas direcciones, y lloré en las sabanas de la cama. Agatha se acercó, parecía preocupada, y acarició mi cabeza, una y otra vez hasta que me detuve…

Tomé otro aliento profundo y saqué esos recuerdos de mi mente.

Kizmel y Asuna estaba alineadas juntas, durmiendo profundamente como hermanas. Luego del bañarnos y comer, regresamos al bosque y, con la ayuda de Kizmel, completamos todas las misiones que tomamos en Zumfut. Teníamos que entregarlas enseguida, pero tras unas cuatro horas completas luchando con arañas, treants, y lobos, ellas deberían haber quedado exhaustas. ¿Acaso los NPC también tienen estatus de fatiga?

Podría haberme quedado a dormir algo más de tiempo, pero había otra misión que debía ser tomada esta noche. Me arrastré por el piso, en dirección hacia la entrada con el menor ruido posible, y tomé otro respiro profundo.

La inhalación de aire frio y fresco me sacudió hasta despertarme completamente, y así me escabullí del campamento nocturno. Pasé por los guardias nocturnos ahora familiares con un saludo y me dirigí por el cañón hacia el bosque por tercera vez en el día.

El Bosque de Nieblas Ondulantes era peligroso de noche; cuando las espesas nieblas se desplegaban, no había nada que ver más que neblina azul grisáceo. Sin embargo, yo tenía un sólido conocimiento del terreno. Pasé por el bosque, pendiente de la presencia de los monstruos y en menos de diez minutos, llegué a la conocida escalera que llevaba al segundo piso.

Bañada en la pálida luz de luna, la estructura de piedra parecía estar vacía, pero al acercarme, una silueta se derritió de forma distinta al aire delgado desde la sombra de uno de los pilares. Esta habilidad de Ocultamiento del jugador estaba a la par con Kizmel y su capa de invisibilidad.

La persona con la que me estaba encontrado sonrió, tres bigotes pintados se arrugaban debajo de su capa pesada.

— Siete segundos tarde, Kiri-boy.

— Lo siento. La culpa es del conductor del tren.

Su capa se sacudió con lastima ante mi intento serio de humor.

— Puedo venderte algunas bromas mejores, si estás buscando mejorar.

— No gracias, me las arreglaré con lo que tengo. Odio apresurarte, pero… ¿aprendiste algo de lo que te pedí?

— Siempre con la impaciencia por delante, así eres. Las ratas apresuradas son las únicas que no regresan al agujero.

Mi sonriente invitada saltó hacia un pilar caído que estaba cerca y cruzó sus piernas. Yo tomé mi postura inclinándome contra el pilar frente a ella.

Argo la Rata era la primera, y mejor, agente informativa en Aincrad. Llevaba conociéndola desde hace mucho (si es que un mes se cuenta como «mucho»), pero apenas sabía algo de su personalidad. Estaba bastante seguro que era chica, muy seguro que ella estaba en algún lugar al final de su adolescencia o principio de sus veinte, y bastante seguro que también era una beta tester. Ella reunió la información de su experiencia beta, así como también piezas compradas de mí y otros testers, y las compiló en su propia seria de guías estratégicas que vendió a través de las tiendas de NPC por todo el juego. Lo más importante de todo lo que yo recordaba era su eslogan: «cualquier información será vendida por un precio».

Eso significaba que si yo le pedía a Argo que me vendiera información personas, como su estatura, peso, comida favorita, gama de habilidades, y cosas así, ella lo haría… siempre y cuando pague el precio.

Afortunadamente, el costo de la información que quería en este caso era algo razonable. Saqué una moneda de quinientos col del bolsillo de mi abrigo y de los entregué, la cual ella agarró ágilmente entre dos dedos. La moneda bailó entre sus dedos antes de desaparecer por completo.

— Gracias. Te diré lo que he logrado saber –la sonrisa en su bigotudo rostro desapareció, y continuó en voz baja–. Parece que existe un solo jugador que se unió a los Dragon Knights Brigade de Lind desde que llegaron al tercer piso. Su nombre es Morte, él usa una espada de una mano, y nunca se quita su cofia metálica, incluso en el pueblo… eso es todo lo que se.

— Morte –repetí, pensando que sonaba como algún tipo de caramelo–.

Un hombre que usaba una cofia. Ese tenía que ser el tipo que vi en el equipo de cinco de Lind el otro día. Él probablemente es un beta tester como yo y estaba aportándole información a Lind sobre la misión de campaña… de repente, reconocí una contradicción allí.

— Espera… pero en el último encuentro de estrategia, el cual asumí que estaba observando, el DKB aún tenía dieciocho miembros, los mismos que habían durante la batalla contra el jefe. Por lo que si Morte se unió, ¿significa que otra persona se salió? ¿Y eso fue voluntario o forzado?

Argo alejó mis sospechas: — Nope, los dieciocho en el encuentro eran los mismos de la batalla contra el jefe.

— ¿…conoces todos los nombres y rostros de los DKB?

— Yo no sería mucho una informante si no lo hiciera. Lo mismo va para los ALS.

— El preguntar eso no tenía sentido para mí –dije, levantando mis manos en rendición–. Entonces… Morte se unió en el tercer piso pero no estaba presente en el encuentro. Y la razón para eso es…

— Un misterio para mí, temo decirlo.

— Tendrías que preguntarle a él o a Lind para saber por qué, supongo.

Recordé nuevamente el encuentro estratégico en Zumfut que hubo hace tres días. Pero no podía recordar los rostros de los otros diecisiete vestidos de azul. Parte de eso era porque yo estaba sentado en la hilera superior del espacio estilo estadio, por lo que solo podía ver las espaldas de los presentes. Y a la mitad del encuentro, la mayoría  de mi poder mental fue  gastado preocupándome por la inminente explosión airada de Asuna.

Aun, estaba un problema que, cuarenta días después del inicio del juego, aun estábamos colocando nuestras vidas en  las manos de  otros jugadores cuyos nombres y rostros no podíamos siquiera recordar.

No estaba yendo en dirección a un futuro negocio de venta de información, pero no sería mala idea esforzarme más en recordar a la gente. Es solo que no era una habilidad que me llegara naturalmente.

Le pregunté a Argo:

— ¿Entonces cómo ese tal Morte llegó a entrar al gremio?

— Parece que solicitó unirse. El día después de la apertura del tercer piso, Lind lo presentó como un nuevo recluta a los demás miembros del gremio DKB – bueno, técnicamente no era un gremio en ese entonces.

— Ah… entonces era Lind quien tomó su solicitud directamente. Me sorprende que Lind lo autorizara tan fácilmente. Quizá Morte es muy poderoso… ¿Cómo te parece?

Solo era una pregunta curiosa y perezosa, pero Argo frunció el ceño encima del pilar de piedra y se sacudió de un lado a otro.

— La cosa es, nunca he visto a este miembro Morte por mí misma… me arriesgue a esperar fuera de la taberna que los DKB usan como su base en Zumfut, pero nunca he visto a alguien que encaje con la descripción.

— Wow… si ni siquiera lo has visto, debe estar tratando de esconderse…

— Eso es lo que pienso. Si es una de las órdenes de Lind, entonces quizá se supone que él es un arma secreta para ayudarlos a superar a los ALS. Estoy segura que él estará involucrado en la batalla contra el jefe, por lo que al menos, lo verificaré allí.

— Por favor, hazlo. Bueno, ciertamente he logrado que mi dinero valiera la pena con la información de aquí.

— Me alegra escucharlo –Argo sonrió. Saltó del pilar de cinco pies de alto sin emitir sonido y levantó su mano hacia su rostro. La moneda que le había pagado hacia solo un minuto estaba allí en sus dedos, brillando en la luz de la luna–.

— Por cierto, Kiri-boy, ¿algún interés en vender algún Intel?

— ¿Oh? ¿Qué tipo?

— Tal como dónde has estado con A-chan desde que llegamos aquí. 

— No vendo eso –respondí inmediatamente, y Argo sonrió de nuevo–.

— Ya veo. No negaste inmediatamente que estás hospedado con ella. Pero no te preocupes; no venderé esa jugosa pieza. 

Capitulo 5                                                        Indice                                                           Capitulo 7

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