FACEBOOK NACIÓN SAO

NECESITAMOS TU APOYO. SÍGUENOS EN NUESTRO SITE DE NOTICIAS NUEVO EN FACEBOOK

Comunicado del BLOG NaciónSAO: Todo el contenido que se encuentra en este BLOG. Es contenido netamente que ya encuentra en la internet, por lo tanto, el Blog de NaciónSAO no se responsabiliza por derechos de terceros con sus versiones modificadas eso incluye imágenes, videos, audios y traducciones sean en inglés o español. Al no poseer "VERDADEROS DERECHOS LEGALES" significativos en relación con el derecho de uso, la redistribución y la creación de versiones modificadas o derivadas por parte de terceros la vuelve un contenido de libre distribución. Aun así, los créditos corresponden a sus respectivos creadores que se tomaron la molestia de trabajar en el contenido sea traducción o cualquier otro proyecto. En este contexto recalcamos que la mayor parte del contenido es solo una recopilación y NSAO solo cuenta con algunos proyectos pequeños que ha hecho con todo el cariño por la franquicia. Recordamos a nuestros seguidores que no tenemos convenios con paginas de SAO en facebook, todo el contenido dispuesto aquí fue subido y posteado por el equipo de NSAO. Atte: Administración de NSAO

progressive 2 capitulo 8

Capitulo 8
Concerto of Black and White

El enorme campamento de elfos de bosque en la cima de la colina no era un mapa instanciado generado solo para los jugadores en el medio de una misión, por lo que era perfectamente posible que múltiples grupos se encontraran allí al mismo tiempo. Añadiendo también, que era muy posible para ellos entrar en una batalla para ver a quien se le permitía terminar primero su misión.

Pero con solo una docena de jugadores tan adelantados en el juego, las probabilidades de que sucediera eran pocas, y hasta donde sabia, Asuna y yo y los DKB éramos los únicos que seguíamos la cadena de misiones de la Guerra Élfica en estos momentos. ¿Acaso esto era algún tipo de disputa interna entre los DKB?

No quería acercarme más, pero incluso en los pocos segundos que vi, los dos grupos se estaban poniendo notablemente intensos. Si ellos producían mucho más ruido, los guerreros élficos en la cima de la colina lo notarían y estarían alerta. Reluctantemente, subí sobre el borde del precipicio, sintiendo necesario obtener una mejor idea de lo que estaba pasando.

Yo estaba en el borde este de la colina, un semicírculo pronunciado al sur. La docena o más de jugadores estaban congregados en el extremo sur. Solo había unos cuantos arbustos bien puestos para cubrir la línea recta entre nosotros, por lo que no podía acercarme directamente. Mi mejor intento era adentrarme en el bosque rodeando la colina y avanzar hacia el sureste evitando las raíces torcidas y arbustos por todo el camino.

Gracias a mi reciente vida en el bosque, me las arregle para dar la vuelta a mi destino en menos de un minuto sin tropezar con alguna raíz. Los enormes árboles en el borde de la colina eran ideales para ocultarse, por lo que abracé la espalda de un tronco particularmente grueso y activé mi habilidad de Ocultamiento antes de espiar.

Un pequeño camino corría hacia el este y oeste al pie de la colina, y un norte enramado para escalar al campamento. En la intersección en T –en realidad una T invertida desde mi perspectiva– los dos grupos se miraban el uno al otro. Había seis en el lado este, mientras que en el oeste uno de más de diez. Si esto era una lucha de los DKB, tenía que representar casi todo el gremio.

Basándome en lo que podía ver por la tenue luz de luna, ellos aún no habían desenfundado sus espadas. Pero algunos de los miembros tenían las manos en las empuñaduras de sus armas, y había una ira muy pura en el aire abierto. Los gritos e insultos furiosos de antes pararon, pero el ambiente parecía mucho más tenso a causa de ello.

Uno de los jugadores del lado este de la intersección dio un paso al frente. Su largo cabello estaba atado detrás de su cabeza, y una cimitarra delgada estaba amarrada a su cintura –claramente este era Lind, líder de los Dragon Knights  Brigade–. Solo pude ver su silueta desde mi posición, pero parecía que un contorno angular de su rostro estaba más tenso de lo usual.

Lind miró al grupo opuesto y habló rápidamente:

— No tiene utilidad seguir discutiendo sobre esto. Nosotros llegamos primero a este punto. Como lo indican las reglas, tenemos el derecho de proceder con esta misión primero que tú.

Se sentía como una declaración muy formal y estúpida para una discusión interna. Y lo suficientemente seguro, otro hombre saltó del otro grupo, apuntando un dedo acusatorio hacia Lind.

— ¿Primero? ¡Nos ganaron solo por un par de segundos como mucho! ¡¡!!

Estuve a punto de jadear por el aturdimiento, pero cerré mi boca justo a tiempo. Ese cabello puntiagudo como una estrella de la mañana, la espada larga en su espada, y un dialecto Kansai agresivo. No podía ser nadie más que Kibaou, líder de los Aincrad Liberation Squad. Eso significaba que la docena o más de jugadores frente a la media docena de Lind eran los ALS. ¿Pero por qué estaban aquí?

El otro irritante grito a medio camino respondió esa pregunta:

— ¿Y qué quieres decir, reglas?  ¡Si tú mismo  las hiciste, nosotros no las acordamos! ¡Vamos a terminar esta misión de asalto, también, y no importa lo que cueste! Completar esta misión de asalto.

Las palabras fueron claras y fuerte. Entonces los ALS también estaban en la misión de campaña Guerra Élfica – y del lado de los elfos oscuros. Pero durante la batalla con el jefe de campo ese día –bueno, el día antes–, los miembros de ALS parecían desinteresados en la campaña cuando les pregunté por ella.

Eso dejaba dos posibilidades. O era que todos los miembros del gremios habían recibido órdenes de mantenerse callados con respecto a ello, o apenas comenzaron la campaña ayer por la tarde y llegaron al sexto capítulo en apenas doce horas.

No podía creer la última. La misión «Llave Jade» estaba sobre el intervalo de una única batalla, pero «Venciendo las Arañas», «Ofrenda de Flores», «Ordenes de Emergencia», y «El Soldado Perdido» no podían ser todas completadas en medio día sin la presencia de alguien que realmente supiese lo que estaban haciendo… quizá un primer beta tester tomó el liderazgo…

El cual ellos tenían. 

Si, los ALS tenían un miembro que encajaba en ese perfil también.

Morte, el hombre de la cofia, quien había cruzado golpes conmigo hacia solo unos minutos, a una pequeña distancia rio abajo. Él ocultaba su rostro y cambiaba sus armas con el fin de estar en ambos gremios. Si él estaba guiando a los DKB, nada decía que él no pudiese hacer lo mismo con los ALS.

¿Acaso Kibaou le rogó a Morte ayuda con el fin de pasar a toda velocidad por todas las misiones en la campaña hasta este punto? Pero él mantenía firme su idea de no asociarse con los primeros beta testers. ¿Por qué ignoraría esa filosofía tan de repente?

En confusión, observé a los dos líderes enfrentándose. Ahora el turno de Lind de perder la compostura.

— ¡Ya fuesen misiones o zonas de caza, el que llega primer, sirve primero es la forma obvia de las cosas! ¡Si vas a ser el líder de un gremio, debes seguir tu propia consciencia, Kibaou!

Ante esa declaración arrogante y radical para los estándares de Lind, Kibaou con un rugido hizo destellar sus caninos.

— ¿Conciencia? ¿Me vienes a hablar de conciencia, Lind? –cruzó sus gruesos brazos y se echó hacia atrás, mirando el rostro de Lind con una amenaza en sus ojos–. Bueno, tengo algo que discutirte. ¡Ya que estás aquí, has estado ocultando el hecho de que esta misión élfica es crucial para derrotar al jefe de piso! ¡¿Qu…?!

Apreté el grito de mi boca antes que la exclamación comenzada pudiese estallar y llegar al aire nocturno virtual.

Ciertamente, proceder a través de la campaña acarreaba sus propias recompensas, tales como dinero, experiencia y botines, pero ciertamente no era necesario para acabar con el jefe. La puerta de la recamara en la torre laberinto se abriría ya fuese que la misión estuviese activa o no, el jefe estaba disponible para luchar, y si era derrotado, el camino hacia el cuarto piso se abría. Al menor, así era en la prueba beta… pero eso también estuvo de camino en los primeros dos pisos de la versión comercial del juego. E incluso si eso cambiaba en el tercer piso, ciertamente nadie de aquí podría conocer aún ese hecho.

Pero Kibaou continuó con su rabia, llena de un odio genuino de una convicción absoluta de sus hechos.

— Tú recuerdas lo que pasó hace cinco días. El raid casi era acabado porque no sabíamos que la vaca jefe se había convertido en tres. Esa misma trampa ha sido establecida aquí en el  tercer  piso.  Alguna  trampa  en  la que  caeremos  si no completamos la misión élfica y obtenemos los objetos que sean que dé. ¡Sabías  que era cierto, y no dijiste ni una palabra durante el encuentro de estrategia! ¿Asi que donde está tú conciencia ahora, eh?

—…N…¡No! –tuve que evitar gritar, justo a la derecha de Lind.

Al final, ninguna de las misiones en la campaña que había completado en el tercer piso en la prueba beta tenía relación alguna con el jefe de piso. Era posible que las recompensas hubiesen sido alteradas desde entonces, pero los únicos que podían confirmarlo eran aquellos que ya completaron los diez capítulos disponibles en este piso, y era impensable que alguien pudiese haber hecho mucho en solo cuatro días. Una cosa era pasar rápido en las primeras misiones, pero la novena y la décima eran tales que requerían un día entero para completarlas.

Lo que significaba que ese hipotético objeto salvavidas del que Kibaou estaba hablando probablemente era información falsa que alguien maliciosamente le había dado. Y yo tenían un mal presentimiento de saber quién pudo haberlo hecho…

—  ¡No!  ¡No  sé  de lo que  estás hablando! –

Lind  gritó,  sacándome  de  mis pensamientos. Me concentré en la escena que había delante de mí, y aun desde la distancia, pude ver la torcedura de  sus cejas mientras miraba nuevamente a Kibaou–. ¡Los DKB solo han estado haciendo la misión de campaña por experiencia y recompensas! ¡No lo mencioné porque no había razón para hacerlo!

— ¡Ja! ¡Y las recompensas y objetos que necesitaremos para derrotar al jefe, sin duda! –volvió a gritar Kibaou, inclinándose hacia adelante y encontrándose con la furiosa mirada de Lind–. ¡Tú solo quieres tener la última palabra por todos los jugadores de la línea delantera, eso es todo! Bueno, no voy a dejas que tú me digas las reglas. ¡Iremos primero, así que esperen aquí como chicos buenos!

Kibaou se volvió forzosamente hacia la colina, pero la mano de Lind tomó su hombro. Instantáneamente, los miembros del gremio detrás de ambos hombres se alteraron.

— ¡Espera, no lo hagas! ¡Quizá no estás al tanto de eso, pero esos puntos clave desaparecen una vez que alguien completa la misión, solo volverán a aparecer en cualquier otro lugar de forma aleatoria! ¡Si esperamos aquí, no seremos capaces de terminar la misión después de ustedes!

Ante esto, Kibaou se volvió y agarró la camiseta de Lind por el pecho:

— ¡Esto es a lo que me refiero con no compartir los detalles! ¡Lo que quieres decir es que si ustedes hacen la misión primero, nosotros lo la podremos hacer!

— ¡Igual es nuestro derecho por ser los primeros en el campamento!

— ¡Y te estoy diciendo que no seguiré tus reglas! ¡Si quieres, podemos establecer algunas reglas que formen este conjunto de cosas realmente simples! 

— ¿…y que quieres decir con eso?

…oh no.

Ambos estaban completamente furiosos. Shivata en los DKB podría ser capaz de dar un paso antes que las cosas se volvieran totalmente peligrosas, pero no había un oficial con una compostura similar del lado de los ALS.

Ciertamente yo no podía mejorar la situación al tratar de interferir en este momento. Pero ¿Qué opciones estaban disponibles para resolver esta situación insegura? Apreté mis dientes con fuerza.

De repente, las palabras que Lind dijo hace poco volvieron a sonar dentro de mi cabeza.

Esos sitios claves desaparecen una vez que alguien cumple la misión.

De lo que escuché después, Kibaou y Lind estaban allí reteniéndose entre sí, ninguno retrocedía siquiera una pulgada, y los dieciocho jugadores presente casi que comenzaban una carrera hacia la colina para ver quien saqueaba el campamento élfico de bosque primero.

Como asociados de los elfos de bosque, los DKB se suponían que entregarían suministros de la base al capitán a cargo del campamento. Pero los ALS, trabajando de la línea histórica de los elfos oscuros, necesitaban robar las órdenes del comandante, al igual que yo.

Queriendo decir que si ambos gremios se abalanzaban a la vez, la docena o más de guerreros élficos de bosque dentro del campamento serian NPC amistosos para los DKB pero poderosos monstruos (no tan elites como Kizmel) para los ALS. Si eso sucedía, el grupo de seis de Lind presenciaría una batalla abierta entre la docena de Kibaou y los elfos de bosque.

¿Cómo reaccionarían los DKB?

La reacción más sensible seria ignorar a los NPC aliados y entregar los suministros al capitán, así completaría la misión. No estaba claro si el campamento simplemente se desvanecería en el acto tan pronto terminara la misión, o si el capitán seria incluso capaz de aceptar los suministros si estaba entablando combate, pero al menos eso provocaría el menor daño posible al grupo de la línea delantera.

Pero dependiendo del estado mental de Lind y los DKB, lo pero también era posible: situarse del lado de los elfos de bosque y volver sus espadas hacia los ALS.

Si los seis miembros de los DKB se unían con la docena de elfos de bosque o más, su poder se igualaría a los doce guerreros de los ALS. Ya que ellos no se retarían calmadamente entre sí mediante un sistema de duelo, los jugadores en cada lado se convertirían en criminales naranja. En ese punto, eso no detendría la lucha. Podríamos estar al borde del primer y mayor jugador asesinado desde la  batalla con el jefe del primer piso… y en las manos de otro jugador. Si eso pasaba, los clearers de la línea delantera nunca más serian un grupo unido.

Afortunadamente, ese resultado llegó porque el estado de nuestro avance en el juego fue evadido hasta el último momento.

Justo cuando Kibaou y Lind comenzaron a escalar la colina, uno tratando de empujar al otro, el campamento élfico simplemente desapareció, como si fuese magia –de acuerdo a la historia de SAO–, era probable que fuese magia élfica.

Los dos líderes de gremio y los dieciséis seguidores, todos congelados cómicamente en lugar con poses de carrera, miraron atónitos la cima de la colina.

Eventualmente, un jugador llegó trotando por el camino iluminado por la luz de la luna. En el momento el que ellos vieron el rostro del jugador quien había ayudado a ambos gremios a avanzar y completar en las misiones en el campamento, no había duda que todos los presentes tenían un pensamiento en sus mentes.

No él otra vez.

Frente a los dieciocho pares de ojos, yo estaba mucho menos cómodo que demostraba.

Tan pronto me hice la idea de ganarles en la misión, tomé las siguientes acciones: Retrocedí por el bosque hacia el camino por el que vine, solo un par de veces más  rápido,  luego  corrí  por  el  río  hasta  que  estuve  directamente  detrás  del campamento. Desde allí, escalé el precipicio de veinte pies. Una vez dentro del campamento, hice mi camino alrededor de las rutinas de los guardias establecidos y me colé en la tienda del capitán. Teniendo cuidado de no despertar el líder durmiente, agarré la hoja de órdenes de la mesa en el centro de la tienda. Una vez fuera, di marcha atrás sobre mis pasos alrededor de los guardias y descendí por el precipicio detrás del campamento.

Sonaba simple cuando se colocaba de esa forma, pero si no hubiese aprendido los detalles de alguien más durante la prueba beta, ciertamente me habría detenido en el proceso. Una vez que volví a pisar el barro a la orilla del rio y el registro de misiones se actualizó, casi me lanzo al suelo con alivio.

Una parte de mí solo quería alejarse y regresar a la base. Pero si iba a ayudar a prevenir el  desastre en  los  DKB  y los  ALS,  no  podía  solo esperar  evadir  el campamento e irme. Se tenía que dejar claro que alguien había completado la misión –o casi completa, pues no era oficial hasta que lo reportara al comandante élfico oscuro.

Por eso subí nuevamente  el precipicio, donde  todo  el campamento  estaba desvaneciéndose con un puf de luz verde. Alguien más que quisiera finalizar la misión «Infiltración» o entregar los suministros al capitán élfico de bosque tendría que encontrar el campamento es su nueva y aleatoria ubicación, siguiendo el marcador en sus mapas. Sin importar donde apareciera, había una forma de colarse por detrás, pero esta ubicación con escalado de precipicio era la única que conocía muy bien. Incluso Argo la Rata tendría un momento de dificultad proveyendo mapas detallados para esta parte de su serie de guías estratégicas. Crucé la cima de la colina, ahora apenas con una cerca simple, y descendí por el camino al pie de la colina.

Deteniéndome a una ligera distancia de las miradas aturdidas de los dos gremios, abrí mi ventana y verifiqué la hora. Me había tomado menos de cinco minutos robar las órdenes del comandante, con tiempo de recorrido incluido. Significaba que Lind y Kibaou estuvieron gastando algo de tiempo extra tratando de convencerse el uno al otro de su lógica desde que dejé la escena. Lamentablemente para ellos, ese esfuerzo había sido en vano.

Con la ventana cerrada y mis manos en mis bolsillos, intenté poner como pude una actitud casual.

— Lo siento, acabo de terminar esta misión. Tendrán que buscar el campamento por otro lado.

El rostro de Lind se puso pálido, mientras el de Kibaou se tornó oscuro. Por la luz de la luna, era difícil decir cuál de ellos estaba más enojado.

Tanto como lo había sospechado, el primero en hablar fue Kibaou, el de la ira cegadora hacia todos los primeros beta testers.

—…no me sorprender no haberte visto por los alrededores. El pequeño beater que estaba ocupado con la campaña. Y al igual que este tonto con la coleta, sabias que necesitábamos una recompensa de misión para derrotar al jefe y no lo consideraste oportuno comentarlo –Kibaou le dio un codazo a uno de sus compañeros DKB para alejarlo del camino y así mirarnos tanto a Lind como a mí–. Al final, todos ustedes no aportan una migaja para rescatar a todos los ocho mil compañeros atrapados en este juego; eso es secundario para ustedes. Solo se encuentran entre los primeros jugadores para así poder obtener todas las armas y objetos y gobernar sobre el resto de nosotros, nada más. Eres como los otros beaters que se desvanecieron del Pueblo de los Inicios en el primer día. ¡No tienes el derecho de pretender heredar el liderazgo de Diavel!

Anteriormente a esto, él había mantenido su volumen bajo, pero ahora que el campamento no estaba, toda la limitación comenzó a fluir. En lo que el torrente de ira de Kibaou se dispersó a todos lados, los miembros ALS detrás de él gritaron airados y llamaron a Lind cosplay anormal.

Las mofas sobre la voluntad de Diavel y el cosplay eran apuntadas directamente a Lind, quien había teñido su cabello de color azul en honor al caballero caído. 

Incluso después de que informara y les arrebatara la misión debajo de sus narices, la ira aún seguía centrada en los DKB.

El rostro de Lind estaba claramente pálido, incluso debajo de la luz de la luna. Sus delgados ojos estaban ardiendo de ira, y sus dientes estaban apretados fuertemente. Pero él no estalló. Elevó su mano para cualquier grito a modo de respuesta que proviniese del equipo DKB. Quizá sintió pena de su intento de forzar su camino hacia el campamento. En cualquier caso, él mostró una gran limitación en retroceder, pero la tensión interna debió haber sido increíblemente alta.

Aspiró profundamente, contuvo el aliento por unos segundos, y lo dejó salir, luego habló, su voz era tensa pero baja:

— Kibaou. Me lo repetiré: ninguno de los miembros DKB, incluyéndome, tenía alguna idea de que las recompensas de la misión de campaña serian cruciales para derrotar al jefe. ¿De dónde sacaste esa información?

Pero Kibaou, aun en medio de su explosión de ira, ignoró la pregunta.

—  ¡Buen intento, pero  no caeré en él! ¡Tú  solo estás pensando  en  poder monopolizar toda la información para ustedes!

— ¡Ya te lo dije, ese no es el caso!

Ellos se abalanzaron a una ronda fresca de gritos airados. Observé de un lado a otro, frustrado por este resultado de los eventos.

Los «clearers» podría ser un término abreviado practico para aquellos jugadores que estaban activos en el avance de nuestro progreso del juego, pero ellos no eran una fuerza unificada.

Estaban los DKB, un grupo de elite exclusiva; los ALS, quienes se centraban en expandir su grupo; el equipo neutral de Agil; y luego yo, un beater despreciado, y mi compañera, Asuna. Encima de ello, estaba Morte, quien por razones desconocidas, estaba realizando doble trabajo en ambos gremios para hacerlos avanzar en la campaña, y la persona (o personas) actuando como sus compañeros de duelo.

Irónicamente, recordé la historia de Kizmel acerca del pasado de este mundo y como los humanos habían sido divididos en nueve naciones distintas.

— Lind, Kibaou –dije. Ellos dejaron de discutir y se volvieron a mirarme–.

No había palabras mágicas que pudieran sanar las heridas entre esos dos grupos –ellos estaban demasiado lejos para lograr eso. Y toda la magia se había perdido de este castillo desde la Gran Separación antigua. Todos lo que los restos estúpidos de la humanidad podían hacer era hacer uso de lo que pudiesen. 

— Ambos saben que soy un beater. Por lo que se cuáles son las recompensas de la misión Guerra Élfica y que efectos tienen. Pero no estoy realizando la campaña por recompensas. La estoy haciendo para aumentar de nivel y fortalecer mi equipamiento para así poder derrotar al jefe de piso. Estoy seguro que superaron los problemas de la misión del gremio solo por poder discutir así.

Tan pronto como dejé de hablar, Kibaou utilizó un dedo índice para señalarme:

— No me estés hablando, y menos después de que te colaras allí y robaras esta misión como algún tipo de ladrón sigiloso. ¡¿Cómo probaras que no estás tras los objetos de recompensa?! ¡Incluso mientras estamos aquí, sé que en lo profundo, te mueres por ir a la siguiente misión!

— Voy a detener la campaña en este punto –dije con resolución. Kibaou rugió con una pregunta sin palabras, y Lind mirándome, contrajo sus cejas. Removí mi mano del bolsillo de mi abrigo y utilicé un pulgar hacia detrás de mí --- arriba en la calmada colina y a la lejana distancia, donde la oscura silueta de la torre laberinto se asomaba–.

— Estoy por comenzar el viaje al laberinto. Y mientras ustedes están atollados en esta campaña, discutiendo cada paso del camino, yo estaré saqueando todos los cofres y minerales de la torre. Recuerden, soy un beater –no esperen que deje algún elemento bueno. Y si no quieren que los acompañe a la cámara del jefe, reuniré a mi propio grupo de jugadores para derribarlo. Soy un beater y uno de la línea delantera, y haré las cosas que a mí me plazcan.

Dejé de hablar y bajé mi mano, pero nadie habló. El silencio que cubría la colina tenía que ser 20 por ciento de sorpresa, 30 por ciento de ira, y 50 por ciento exasperación. Incluso sentí que estaba exagerando con este discurso, pero era necesario tener esta tensión bajo control.

Nuevamente, fue Kibaou quien reaccionó primero.

— ¿…has llegado al sexto capítulo de la misión, y ahora piensas abandonarlo?

— Si –confirmé, sintiendo una culpa clavarse profundo en mi pecho–.

Era desgarrador dejar a medias, esta extensa secuencia de misiones – en este piso habían diez, y docenas si contabas todo hasta el final en el noveno piso. El sistema me permitirá volver y retomarla luego de terminar el laberinto, pero esperaba que Kibaou solicitara destruir las órdenes del comandante que acababa de robar para probar que no estaba secretamente detrás de las recompensas. Una vez  que  el  objeto  de  la  historia  se  fuese,  nunca  podría  completar  la  misión
«Infiltración».

Esa no era la única cosa. Abandonar la misión de campaña aquí significaba dejar a Kizmel atrás. Su ayuda en nuestras actividades en los últimos días fue basada sobre nuestra ayuda de la fuerza avanzada de la elfa oscura en su lucha contra los  elfos de bosque. Si abandonaba esa misión, ella no tendría motivo para ayudarnos jamás.

Pero así es como las grandes cadenas de misiones de campaña funcionaba.

Si una sola misión fuese un libro, entonces la campaña era una seria que duraba varios volúmenes. Siempre y cuando estuviésemos en el proceso de lectura de esa seria, estábamos dentro de la historia. Pero cerrar el libro, alejaba las configuraciones y personajes. Los objetos y experiencia eran solo decoración. El verdadero valor de la misión de campaña, era como dar carne y sangre a la configuración virtual y convertirlo en historia…

Mientras dejaba caer mi cabeza, sintiéndome sombrío, un grito muy agudo perforó mis oídos.

— ¡Eso es imposible!

Levanté la mirada y vi a un hombre en medio del público de los ALS, sacudiendo un puño a los lados mientras gritaba. Su torso delgado estaba cubierto por la túnica verde moho del gremio y cuero tachonado oscuro, y usaba una máscara de cuero del mismo color, la cual cubría su rostro excepto la boca y los ojos. Era oscurecido por los demás miembros, por lo que no pude ver su arma.

El grito del hombre era extrañamente familiar:

— ¡Él está mintiendo! ¡Tú no puedes acercarte a la cámara del jefe por tu cuenta!
¡Él solo está fingiendo ir al laberinto para así poder terminar la campaña a nuestras espaldas!

Los demás miembros de los ALS, y algunos de los DKB, comenzaron a quejarse incómodamente. De lo que pude deducir por sus voces, la mayoría estaba escéptica de mi declaración.

El hombre delgado volvió a gritar:

— ¡No dejen que el beater les mienta! ¡Él es la razón por la que Diavel murió!
¡Ignórenlo y céntrense en la campaña…!

— Cállate, Joe –graznó Kibaou, y el hombre enmascarado llamado Joe a regañadientes bajó su brazo. Esta apertura le dio a Lind la oportunidad de hablar–.

—…estoy al tanto de tu habilidad, Kirito, pero incluso tu solo no puedes conquistar el laberinto. No estoy en total de acuerdo con los ALS, pero encuentro difícil de creer que vayas a abandonar la campaña. Como un primer beta tester, ciertamente entiendes el beneficio de completar una serie de misiones extensas. Además –sus ojos agudos estudiaron el área–, ¿Dónde está tu compañera? ¿Qué pasa si ella toma el objeto de la historia y se va para completar la misión mientras ocupamos nuestra atención aquí? 

Estaba completamente fuera de orden pero difícil de negar. Mi compañera – miembro de grupo temporal, técnicamente– se había quedado atrás en la base élfica oscura, durmiendo en la tienda junto a Kizmel. No existía forma que la ocultara aquí para probar mi inocencia.

No tenía opción sino quedarme en silencio mientras ambos guardias lanzaban acusaciones en mi contra. Como el tono se hacía más y más fuerte, me sentí como dentro de un débil déjà vu. Fue el mismo tipo de condenación pública masiva que rodeó a Nezha de los Legend Braves luego de admitir su estafa de mejoramiento justo después de la batalla contra el jefe del segundo piso.

En ese entonces, los gritos eventualmente demandaban su vida como pago. Si los otros Braves no hubiesen bajado sus manos y arrodillados para disculparse con él, alguien podría haber desenfundado su espada sobre Nezha.

Ahora que pensaba en ello, una de las razones de la llegada de esa escena tensa y terrible fue el misterioso hombre del poncho negro que enseñó a los Braves el truco para estafar a los demás mediante el sistema de mejoras. Su presencia se parecía bastante similar a la de Morte en este caso.

¿Era posible que se tratara de las mismas personas?

Si ese era el caso, las motivaciones de Morte eran definitivamente malignas. Él habia convencido a ambos gremios a tomar parte de la misión élfica en lados opuestos y hacerlos chocar en la colina. Y eso significaba que estaba ocultándose en la orilla del rio esperando al alguien que los previniera –es decir yo– de completar la misión y hacer que el campamento desapareciera.

Pero…

¿Qué era lo que posiblemente ganaría enfrentando a los DKB y ALS el uno al otro?

Mientras no éramos un grupo unificado, los jugadores de la línea delantera habían completado los pisos uno y dos, y estaban a punto de alcanzar el laberinto del tercero. Debilitar el grupo con una lucha solo retrasaría nuestra habilidad de acabar el juego y escapar. Eso tendría un efecto mucho más amplio que solo hacerme PK.

¿Es que Morte… no quiere escapar de esta prisión digital?

¿Podría alguien pensar de esa forma?

— ¡Di algo! –llegó una voz aguda nuevamente. Levanté mi cabeza. El hombre que Kibaou llamó Joe estaba gritando, sus ojos se intensificaron a través de los agujeros de la máscara–. ¿Dónde está ella? ¡Apuesto que está avanzando, finalizando todas las misiones antes que los demás! ¡Y si no, tráela aquí para probarlo! No fui yo quien respondió a ese reto, o Kibaou, o Lind.

Una voz, calmada pero firme habló, arrastrándose por el aire nocturno del bosque desde detrás del grupo.

— Si es a mí a quien quieres, estoy justo aquí.

Antes –mucho, mucho antes– Asuna me dijo: «Si alguien hubiese desenfundado su espada, yo podría haberme convertido en naranja», con una sonrisa en su rostro.

Afortunadamente, no hubo una lluvia de sangre, había un tipo de tensión diferente y fresca que atrapó la escena.

Ambos gremios estaban bastante conmocionados, claro. Pero eso no era nada comparado conmigo. Por un instante, pensé que había imaginado esa voz.

Me quedé boquiabierto a mitad del camino de la colina, mirando al muro de jugadores adelante. Eventualmente, los miembros ALS se movieron a la derecha, y los DKB a la izquierda, como si fuesen empujados por una fuerza invisible.

El camino abierto se dividió al este y oeste al pie de la colina, y hubo un denso bosque más allá de este. Justo al otro lado de la intersección en forma de T estaba un árbol particularmente ancho y antiguo que empequeñecía a los otros. Desde la parte posterior de ese árbol, en cuyo tronco yo me había estado escondiendo hacia unos minutos para espiar al grupo, una figura emergió.

Una capa con capucha roja matizada con gris. Una túnica carmesí y una falda de cuero. Y en su cintura, un estoque plateado que destellaba y brillaba ligeramente, incluso en la tenue luz de luna.

Si ella estaba ocultándose detrás del mismo árbol, entonces ella no debió haber estado allí todo el tiempo, sino durante los diez minutos en los que me colé en el campamento, especulé, al poco beneficio o punto.

Lind y Kibaou se unieron a los otros al retroceder. Con el camino completamente claro, la intrusa fríamente avanzo. Debajo de su capucha ondulante, los ojos marrón claro eran firmes y decidido. No había forma de leer las emociones que tenían dentro.

Asuna la esgrimista, jugadora solitaria de la población de la línea delantera y mi actual compañera, se detuvo justo a mi lado y miró alrededor dramáticamente, luego le habló al público, su voz era fuerte y clara.

— Como su compañera, también me dirigiré al laberinto. Una vez allí, buscaremos la cámara del jefe. Como recuerdo, quien la encuentre primero se convierte en el líder de la raid.

Ante eso, tanto Lind como Kibaou estaban pálidos, y los dieciséis restantes se movieron y murmuraron. De alguna forma, su declaración era incluso más grandiosa  que la mía, pero esta vez nadie dio un paso al frente con acusaciones, parcialmente debido a la sorpresa de su entrada repentina, y parcialmente por la pura presencia de ese brillante Chivalric Rapier en su cinturón. La espada del caballero, incluso mucho mejor que mi Anneal Blade +8, liberaba una presión fantasmagórica en la luz azulada de la luna.

Esto me recordó que estaba planeando informar al grupo que los campamentos élficos eran capaces de forjar armas bastante buenas durante el encuentro de hacia cuatro días, pero no tuve la oportunidad luego que Lind solicitara que nos uniéramos a gremios separados. Claro, si hubiese hecho eso, todas las fuerzas del gremio inmediatamente se hubiesen abalanzado a la misión de campaña, y esta misma escena podría haberse reproducido de la misma forma, solo que con un par de personas involucradas.

Justo cuando comencé a distraerme por planear estudiar al herrero extraño y poco amigable mucho antes de revelar mi hallazgo al grupo, sucedió.

— ¡¡Y-yo se la verdad!! ¡En los primeros dos pisos, ellos no se preocuparon paro ayudar a mapear la torre, solo estuvieron por allí abriendo todos los cofres restante! ¡¡No hay manera de que uno o dos hagan la diferencia en encontrar la cámara del jefe!!

Nuevamente, el grito pertenecía a Joe de los ALS. Ahora que el grupo se había vuelto a la derecha, podía ver toda su forma. Colgando de su delgada cintura estaba una daga severamente curva. La reconocía como una Numb Dagger, un dropeo raro de los minotauros del laberinto del segundo piso que tenían una oportunidad ocasional de aturdir al golpear un enemigo.

Ahora que lo conocía como usuario de daga, el recuerdo volvió a mí. Joe fue uno de los que clamó que la estafa de mejora de Nezha había provocado la muerte de alguien… así como también uno de los que me acusó de ser un primer beta tester allá en el primer piso. Tristemente, yo no podía recordar su rostro debido a la máscara, pero basado en su antagonismo abierto, ese era un nombre que necesitaba saber. Me sentí ligeramente culpable de que eso me hubiese tomado mucho tiempo.

Mi peor habito y debilidad era mi tendencia a no mirar los rostros de los demás o preocuparme en recordar sus nombres. Algún día eso me pondrá en peligro. Me concentré en el pequeño y delgado Joe, forjando su imagen en mi mente.

Una vez que estuve seguro que podría recordarlo la próxima vez que lo viera, finalmente abrí mi boca para hablar por primera vez en esos dos minutos.

— Si piensan que no podemos llegar a la recamara del jefe por nuestra cuenta, Joe, entonces, ¿por qué no solo nos dejas ir? Iremos al laberinto, tal y como lo hemos anunciado. 

— ¡Los voy a dejar ir! ¡Vamos, Kiba, dejemos de perder el tiempo y movámonos al siguiente…!

El grito detestable fue cortado por una mirada seria del líder de su gremio.

— No me hagas repetirlo, Joe. Cierra tu maldita boca –rugió Kibaou, luego se volvió hacia mí y Asuna. Se rascó su cabello forma de cactus y murmuró–. Ya yo no sé de qué va esto. ¿Realmente creen que pueden encargarse del jefe sin las recompensas de la misión de campaña? Si hay alguna oportunidad absoluta que necesitemos para retar al jefe, no es demasiado tarde para esperar y descubrirlo.

— Tienes razón –acepté y comencé a mirar detenidamente a cada líder–. Pero si se comprueba que el botín de recompensa es realmente lo que apuntan, entonces tanto los DKB como los ALS deberían abandonar la misión. Si intentan completar la parte de los elfos oscuros y elfos de bosque al mismo tiempo, colisionaran otra vez, tal como esta noche. Si pueden discutir el asunto y determinar cuál de los dos dará un paso atrás, estoy dispuesto a esperar hasta que hagamos nuestras labores.

Una vez más, los dos líderes de gremio y sus asociados se tornaron pálidos. Joe obviamente estaba a punto de lanzar otra acusación, pero el usuario de la espada grande junto a él presionó su brazo para callarlo.

En realidad, quería anunciar que un hombre había convencido exitosamente a ambos gremios a iniciar la campaña, pero lamentablemente, no tenía prueba de que el espadachín Morte que se unió a los DKB era la misma persona, el guerrero con hacha que vi dentro del grupo de Kibaou en la cueva. Si hiciese acusaciones sin evidencia clara, solo complicaría la situación.

Observé a los dos líderes de cerca, ocultando mi ruego desesperado detrás de una expresión amarga cuidadosamente elaborada. Si el objetivo de Morte era enfrentar a los dos gremios uno contra otro, entonces necesitaba prevenir que el grupo de clearers se separara. No estaba fuera de un gran deseo de justicia –solo sabía que Morte era mi peor enemigo–. Esta era una continuación de nuestro duelo, jugando en un campo de batalla distinto.

Kibaou y Lind compartieron una mirada por alrededor de dos segundos, luego resoplaron simultáneamente. El líder de los ALS desvió la mirada refunfuñando, y el jefe de los DKB se volvió hacia mí y sacudió su cabeza:

— Me temo que eso será imposible, Kirito. Quizá si estuviésemos comenzando, pero ambos hemos llegado al sexto capítulo de la línea de misiones. Perderíamos demasiado si nos detenemos ahora.

Resistí la urgencia de dejar caer mis hombros en decepción y asentí con la misma mirada estoica en mi rostro:

— Ya veo. Bueno mientras ustedes estén chocando cabezas, nosotros estaremos recorriendo el laberinto. 

— Es una pena, pero tengo que asumir que estas mintiendo. Los laberintos del juego no son tan fáciles para que un grupo de dos puedan llegar al jefe –incluso si esos resultan ser ustedes dos. Comprendo que esto no es el mejor momento para preguntarlo, pero ¿han considerado abandonar su negación constante? Quizá es momento de que dejen de insistir en jugar como solitarios y unirse a un gremio. Tal como lo dije el otro día, sin embargo, no pueden unirse al mismo gremio, es por interés del balance.

¿Es en serio? ¿Cómo vas a traer eso ahora?

Me torné pálido –gremios separados era solo la frase magia que molestaría a Asuna–. Como temí, el momento en que dijo eso, la esgrimista silenciosa dio un paso al frente de forma amenazadora. Pero lo que dijo me tomó por sorpresa.

— No solo somos nosotros dos.

Antes de tener siquiera tiempo para preguntármelo, el espacio justo a mi izquierda, teñido del pálido brillo lunar azulado, silenciosamente se dividió.

Ya había visto este fenómeno, pero el espacio convirtiéndose desde adentro hacia afuera, cuatro noches antes en el bosque a las afueras de Zumfut. Bueno, técnicamente, solo escuché el susurro de la capa detrás de mí, pero era claramente la función de la habilidad.

Solo una persona podía ocultarse exitosamente bajo la luz de la luna, en medio de un campo vacío, con los ojos bien abierto de aproximadamente veinte jugadores, y por varios minutos sin ser descubierta.

La capa con el encantamiento de invisibilidad se dividió a la derecha e izquierda, y una cabeza con el cabello purpura pálido brillante y puro tal como la seda fina se vi en la luz de la luna. Luego se vio una coraza de metal negro elegante con un broche purpura. En su mano izquierda y en la parte izquierda de su cadera estaba un escudo de gota y una espada larga, ambos con el hermoso brillo del Mithril. La piel desnuda de sus brazos y piernas parecían ser de un profundo azul marino en la oscuridad.

Cuando ella levantó su cabeza triunfantemente, sus flequillos se sacudieron ligeramente, revelando unas orejas puntiagudas, largas y espectacularmente hermosas. Sus ojos ónice miraron al grupo sin habla, y un tercer miembro de nuestro equipo habló con una voz aguda.

— ¡Soy Kizmel, una caballero real de la Brigada de Caballeros Pagoda al servicio del Reino de Lyusula!

Ella extendió su brazo derecho desde su capa en dirección mía y de Asuna. 

— ¡He prometido dar mi apoyo a los guerreros humanos Kirito y Asuna mientras se aventuran al Pillar de los Cielos! ¡Incluso los guardias más valientes dentro de la torre quedarían tan indefensos como el roció matinal ante mi espada!

Si ellos estaban en la sexta misión de la campaña, tanto los DKB y los ALS deberían haber reconocido el nombre que Kizmel mencionó como nación bajo el gobierno de la reñía élfica oscura. El «Pilar de los Cielos» era descripción suficiente para ser un término obvio de la torre laberinto.

Lo que no podía decir exactamente era el motivo por el que cada miembro del gremio presente estaba aturdido y en silencio – ya fuese la hermosura de Kizmel, el hecho de que un NPC conociera nuestros nombres, o el poder abrumador de un monstruo elite de nivel 16.

Probablemente todas las anteriores –decidí. Lind dio uno o dos pasos hacia atrás, su rostro estaba tan pálido como el hielo.

— ¿E…estas seguro de querer quedarte allí, Kirito?

— ¿Eh? ¿Por qué no habría de querer?

— El curso de la elfa oscura es completamente negro… ella debe tener de un
nivel incluso mayor a los mobs de elite de la primera misión…

Ahora lo entendía. Para mí y Asuna y los miembros ALS del lado élfico oscuro de la campaña, el color del cursor de Kizmel tenía un brillo amarillo, lo que significaba un NPC. Pero Lind y los DKB estaban del lado élfico oscuro, por lo que sería el rojo de un monstruo enemigo. Dependiendo de la diferencia de nivel entre los jugadores y el objetivo, un cursor cambiaría su color desde rosa claro hasta carmesí oscuro. Ahora que la caballero de elite había subido de nivel durante el tiempo que estuvimos juntos, ella debería parecer negro ante el Lind de nivel 15.

Kibaou miró de un lado a otro del retirado Lind a Kizmel, cuya capa se sacudía con la brisa nocturna. Él dio unos pasos hacia atrás y le susurró a su rival.

— ¡Oye! ¿Realmente su cursor es negro?

— Si… dudo que podamos derrotarla como un grupo entero.

— Eso es una locura… ¿Cómo pudieron conseguir tal monstruo para trabajar con ellos? –graznó–.

Kizmel debió haberlo escuchado, porque ella se volvió hacia mí y me susurró:

— Su lenguaje humano es incluso más complejo de lo que conocía.

Eso probablemente era un comentario con respecto al dialecto Kansai de Kibaou. Fuese cual fuese el motor de IA que Kizmel usaba, debía trabajar solo con el japonés estandarizado, por lo que la mitad de las palabras de Kibaou tenían que ser indescifrables para ella. 

Sonreí brevemente, luego comprendí algo.

El grupo había estado lanzando términos técnicos acerca del juego: misiones, campaña, objetos de historia, y cosas así. Todos esos apuntaban a la verdad del asunto –que esto era un mundo virtual existente dentro de un servidor en el mundo real–. Ellos sugerían que el castillo flotante Aincrad no fue cortado del mundo y puesto  a flotar en el cielo  por  la  Gran  Separación,  sino  que  era  una  simple configuración de este juego VRMMO llamado Sword Art Online.

Por supuesto, Kizmel no tenía ningún conocimiento de esto. Ella había nacido y crecido en este mundo como una elfa oscura y luchado todo su camino por valentía.
¿Quién sabia como ella interpretaba las palabras de los jugadores del juego?
¿Podía ser cierto que su interpretación no dañaría la IA que la controlaba?

Lind y Kibaou bajaron de la colina para reunirse con sus compañeros, y así tener juntos una discusión profunda.

Ahora era el tiempo de decirle a Kizmel lo que no había podido ser capaz de decirle: asumir que realmente pensaba en ella no como un NPC asistente, sino una compañera… una amiga.

— Kizmel –murmuré. Debía haber sido algo importante en mi voz, para que la caballero élfico oscuro y la esgrimista se volvieran a verme–. Escucha… ni Asuna ni yo nacimos en este castillo. Fuimos traídos aquí desde un lugar muy lejano, y estamos luchando para poder regresar a nuestro mundo.

Asuna aspiró un aliento severo. Me acerqué para tocar el dorso de la mano de Kizmel, enfrentándola directamente.

La caballero élfico me volvió a mirar, ligeramente confundida. No había forma de saber qué tipo de procesamiento de información estaba ocurriendo detrás de esos ojos ónice-negro.

Quizá no debí haber dicho eso. Quizá el GM se mostraría de la nada, la alejaría, y la reiniciaría.

Luego de unos eternos segundos de silencio, los jugosos labios de Kizmel se separaron.

— Por supuesto que lo sé.

— ¿…eh…?

— Elegí no preguntar por ello hasta ahora. Es el último gran encantamiento que la humanidad tiene, ¿no es así? Para invocar guerreros de una tierra lejana y hacerlos luchar para unificar todos los Pilares de los Cielos como uno… nosotros los elfos oscuros somos parecidos –llevamos a cabo una extensa batalla para proteger todas las llaves secretas de los elfos de bosque y conservar el sello en el Santuario.

—…etto… yo… creo que es así, ¿no?

La descripción de Kizmel era una simple interpretación del incidente de SAO en términos que tenían sentido en la configuración del juego, pero no vi razón alguna para desviar su entendimiento con el fin de hacérselo más claro a ella. En lugar de eso, estuve de acuerdo con su explicación, y ella sonrió.

— Nosotros tenemos encantamientos de tele-transportación que nos permite viajar entre los pisos, por lo que no usamos los Pilares de los Cielos por los que ustedes se obsesionan. Sin embargo, si lo desean, los ayudaré en su misión. Pero solo por un precio –su sonrisa se hizo más amplia, y miró de un lado a otro a Asuna y a mí–. Cuéntenme algún día sobre la tierra en la que nacieron. Como son sus familias y como crecieron.

—…si, seguro. Te lo prometo –dije, atrapado por un pensamiento repentino–.

¿Cuál el punto de estresarse en que Aincrad era solo un mundo virtual y un juego? Para Kizmel, y para Asuna y para mí, este mundo era la única realidad. La jerga de juego «misión» era meramente un término del lenguaje humano para
«trabajo». ¿Qué había de malo con ello?

— Y te enseñaremos también todo lo referente a nuestro lenguaje humano. Si vamos a luchar en el laberinto –así es como llamamos al Pilar de los Cielos–, vas a necesitar conocer nuestros términos.

— Estaría muy encantada –respondió Kizmel, y pude sentir a Asuna sonriendo–.

— Lamento la espera. Hemos tomado una decisión –anunció Lind, y nosotros miramos hacia abajo. El usuario de la cimitarra claramente no deseaba acercarse a Kizmel, pero se deshizo de su duda para subir unos cuantos pasos hacia la ladera–.

— Para ir directo al punto… los Dragon Knights Brigade y los Aincrad Liberation
Squad hemos decidido abandonar la misión de campaña.

¿Qué?

Yo estaba medio –no, notablemente– sorprendido, pero me aseguré de no dejar que se viera en mi rostro. 


— Sin embargo, aún es necesario investigar si existen o no los beneficio de la campaña que podrían ser crucial para derrotar al jefe de piso. Nos gustaría que tu grupo se encargara de esa labor.

¿Qué?

Nuevamente, mantuve mi rostro firma. En respuesta, pregunté:

— Eso está bien para mí, ¿pero que van hacer ahora?

Lind parecía incomodo, y Kibaou lleno de un extraño silencio con una ira, rugió resignado:

— ¡Es obvio! ¡Vamos a mapear el laberinto! ¡Si les dejamos esto a ustedes y alguien muere en un accidente, no dormiría bien en las noches!

—…ya veo –dije, finalmente deshaciéndome de mi expresión estoica con una sonrisa irónica. Asuna suspiró y murmuró–. Esa es una forma de verlo –pero era quizá la mejor opción. El misterioso Morte no se mostró, pero él probablemente aún estaba registrado con los DKB mientras mantenía conexiones con los ALS. Si ambos gremios continuaban con la campaña, solo le dejaría a Morte más oportunidades de expandir las llamas de su rivalidad. Tenía que obtener pruebas del plan de Morte y así poder exponerlo públicamente y forzarlo a decir la verdad–.

Hablando de personajes antagónicos, miré a Joe, preguntándome como estaba tomando esta decisión. Lo miré en la esquina del grupo ALS, vuelto de espaldas con las manos cruzadas detrás de su cabeza en una pose obviamente enfurruñada. Una vez más, no pude evitar sentirme impresionado por el liderazgo de Kibaou para conseguir controlar a un pequeño como él en el gremio.

En lugar de realmente decirlo en voz alta, tomé un profundo aliento y me volví hacia Lind:

— Muy bien. Hoy es diecinueve, y estamos planeando retar al jefe el veintiuno. Planeamos terminar la campaña al anochecer del vigésimo día, y reportar los resultados. Tendrás que confiar en nuestra información, claro.

Ahora fue el turno de Lind de mostrar una sonrisa firme e incomprensible:

— No voy a discutir acerca de ese punto. Kirito, antes dijiste que estabas por hacer lo que necesitabas hacer como un jugador de la delantera. Me duele admitirlo, pero… me recuerdas a Diavel.

Se mordió los labios varias veces antes de finalmente seguir:

— En la primera reunión estratégica en Tolbana en el primer piso, Diavel dijo que teníamos que derrotar al jefe y llegar al segundo piso para mostrarle a todos que el juego podía ser cumplido. Esa era nuestra labor como los mejores jugadores. Yo…  creo que estaba cargando con su voluntad. Crear el gremio que él tenía que haber comenzado elevarse para ser el mejor… esa era mi labor…

Los otros miembros de los DKB como Hafner y Shivata, e incluso los ALS, escucharon en silencio la rara confesión de Lind de sus sentimientos más profundos. Cuando levantó nuevamente su cabeza, había una nueva luz de determinación en sus ojos mientras me miraba. La pregunta que siguió me tomó por sorpresa.

— Creo que este es un buen momento para preguntarlo. Tú fuiste el único que escuchó las últimas palabras de Diavel. ¿Qué fue lo que dijo… al final?

No pude responder de inmediato.

No era porque lo hubiese olvidado, claro está. Pero fue más como un corto y obvio mensaje que no podía decir si contenía lo que Lind estaba esperando oír.

Obviamente, no pude hacer algo o rehusarme a decirle. Cerré mis ojos por un momento, y recreé una imagen mental del rostro del caballero de estilo propio antes de responder.

— Tienes que encargarte a partir de aquí. Mata al jefe… eso fue lo que Diavel dijo –el rostro de Lind inmediatamente se alteró, y nuevamente dejó caer su cabeza–.

Eventualmente, su voz vacilante viajó a lo largo de la brisa nocturna hasta llegar a mis oídos.

—…lo haremos. En este piso… y el que viene, y en el que sigue después. Por eso fue que los Dragon Knights fueron formados.

Se volvió hacia sus cinco compañeros, con su cabeza aun baja, y levantó un puño apretado. Hafner, el sublíder del grupo, se unió a él, luego Shivata el espadachín, Naga con su mayal, y los otros dos cuyos nombres aun no conocía, todos empujando sus puños hacia adelante en forma de saludo.

Cuando Lind se volvió alrededor nuevamente, con la espalda propiamente recta, su rostro contenía ese orgullo familiar. Me miró, luego a Kibaou, y anunció con firmeza:

— Los DKB comenzaran el asedio al laberinto en la mañana. Nos encontraremos en la plaza de asamblea en Zumfut el día veinte, a las diecisiete horas. Buenas noches.

Incluso Kibaou miró sin sus comentarios sarcásticos de siempre mientras los seis Dragon Knights marchaban sobre el pasto del este. Finalmente, él llamó todo su desprecio y gritó:

— ¡Tsk! ¡Mocoso estúpido, siempre menospreciándonos como si él fuese grande y poderoso! ¡Como si yo no tuviese una buena dosis de la buena voluntad de Diavel  yo mismo! ¡Muy bien, partamos! ¡No vamos a quedarnos aquí y dejarlos superarnos! ¡Vayamos a encontrar esa maldita recamara del jefe!

Los otros miembros de los ALS rugieron en aprobación, y la docena se dirigió al oeste. Aparentemente ellos ya tenían su base en el próximo pueblo.

Kibaou, caminando al final de su equipo, avanzó unas cinco yardas en descenso de la ladera de la colina antes de detenerse y volverse hacia nuestra dirección.

— Oye, chico… –se detuvo brevemente y puso una cara como si estuviese bebiéndose una poción de antídoto–. …Kirito…san…

Mis ojos se ampliaron, y Asuna gorjeó un sonido que parecía algo como «¡Fbr!». Afortunadamente, Kibaou no pareció prestar atención a nuestras reacciones. Luego se rascó su cabello puntiagudo.

— No voy a agradecerte, pues ya robaste la misión justo delante de mi nariz. Pero… estoy comenzando a sentir que esa no es la peor cosa en el mundo tener un chico como tú – ¡solo una! – entre el grupo. Eso es todo.

Se volvió para alcanzar a su grupo, y me las arreglé para decir la frase final.

— Para la próxima no es necesario el «san».

Con una sacudida de su mano en respuesta, el líder de Aincrad Liberation Squad descendió detrás de la ladera de la colina y desapareció.

Una vez que el sonido de sus pasos se apagara y no hubiese más cursores de color a la vista, Asuna dejó escapar un largo y profundo aliento.

Me la quedé mirando y ella pareció captar mi vista. Comprendí que aún no le había dicho nada acerca del hecho de salir a completar la misión por mi cuenta mientras ella dormía. No parecía estar enojada, pero eso también podría ser el siguiente nivel de su modo airado con apariencia normal, por lo que tenía que abrir el tema delicadamente.

— Umm… tengo la certeza de que tienes muchas cosas que decir…

— Por supuesto.

— M-muy bien.

— Pero puedo esperar hasta que regresemos a la base.

— B-bien.

Con un suspiro de aliento secreto, me volví esta vez hacia Kizmel. La caballero élfico oscuro estaba mirando en dirección a los ALS en silencio, luego notó mi mirada y sonrió.

— Sus brigadas de caballeros humanos no son tan malas después de todo, pero están muy lejos de mis Pagoda Tree Knights.

— B-bueno, naturalmente. Nosotros los llamamos gremios, sin embargo.

— Debo recordar eso. Pero, Kirito… no apruebo esta irresponsabilidad. Si no me hubiese despertado y descubierto que te habías ido, no habríamos sido capaces de llegar aquí a tiempo.

— L-lo siento. Y…gracias.

Entonces fue Kizmel quien lo notó primero, no fue Asuna. Mi compañera debió haber sentido lo que estaba pensando, porque frunció el ceño y dijo:

— Fue mi idea perseguirte, como sabrás. Imaginé que estabas en otro de tus esquemas descabellados. Y tuve razón… solo después que me dijiste que no antagonizara los gremios.

— L-lo siento. Y Gracias.

Bajé mi cabeza profundamente ante ella y removí el trozo de pergamino del bolsillo de mi abrigo –las órdenes del comandante que robé del campamento élfico de bosque–.

— Bueno, dejémosle el laberinto a ellos y entreguemos este chico malo a nuestro querido comandante. 

Capitulo 7                                                        Indice                                                           Capitulo 9

Entradas que pueden interesarte