Barcarolle of Froth
Suspiré para aclarar mi cabeza de ese sin sentido, y me arrodillé para colocar mi mano en el río. El agua estaba extremadamente fría, pero solo tenía que aguantar y encargarme de ello.
Asuna probó el agua por su cuenta y murmuró: — ¿No dijiste que los pisos de Aincrad estaban sincronizados a la temporada exterior actual?
— Eso es lo que se dijo en una revista. Pero ese artículo fue obviamente antes de que nos tomara a todos como prisioneros, por lo que no tengo ni idea de la temporada que hay en estos momentos en el exterior.
— Bueno, al menos este piso no parece estar atrapado a mitad del invierno.
Estaba pensando que era aburrido que no hubiese más sensaciones de temporadas aquí, pero ahora me alegro de ello. Entonces, ¿lo intentamos?
Asuna se colocó el flotador amarillo limón, y yo ajusté el azul cobalto en mi propia cabeza. Fijándolo firmemente en su lugar con ambas manos, le dije a ella: — Espera un momento mientras lo pruebo –metí mi pierna derecha en el agua. Una vez que estaba seguro que la corriente en la isla no era tan fuerte, introduje mi cuerpo.
Como sospechaba, la fruta-rosquilla inflada era flotaba bastante, y fácilmente mantenía mi cuerpo en la superficie del agua. Tampoco tomaba mucha presión de mis piernas para ajustar mi posición a la corriente.
— Creo que estará bien –dije, levantando la mirada y llamándola con gestos para que entrara. Asuna asintió nerviosamente y con mucho cuidado entró al agua. En lo que lo hizo, la túnica de tela se volvió un poco transparente y rápidamente desvié la mirada, pero Asuna no pareció notarlo. Cuando su peso fue soportado por el flotador, ella también sonrió.
— Wow, ¡me sostiene!
— H-habría sido mucho mejor nadar en la playa.
— Quien sabe, quizá exista un océano aquí. Si lo hay, me haré un traje de baño.
— Cierto, aun trabajas en tu habilidad de Costura. ¿Me harías uno sin el diseño del toro? Eh... ¿tan pronto como lleguemos al pueblo? –añadí, comprendiendo que podríamos ser forzados a usar este flotador para viajar un buen rato.
Ella sonrió maliciosamente: — Seguro. Incluso te daré la oportunidad de escoger entre los diseños de oso, gato y rana.
—...lo... pensaré. ¿Lista para irnos?
— Sip.
Ambos giramos para unirnos al flujo.
El área circular que rodeaba los acantilados tenía dos salida. Una de ellas era la fuente del poderoso flujo del agua, por lo que nuestro inevitable destino era el otro extremo. Comencé a patalear, manteniendo un agarre firme en el flotador – arma secreta.
Luego de diez pies, Asuna me llamó desde atrás.
— Um... algo se siente extraño.
— La presión del agua y su textura se sienten distintas, ¿no es así? Eso es por qué tienes que practicar antes de nadar sin un dispositivo de flotación. Aun así, se sientes como si hubiesen hecho un montón de mejoras desde la prueba beta.
— Ya veo... hacerlo requiere práctica, puedo decir...
— Una hora de natación, y te acostumbraras. Aquí está la salida – la corriente se tornará muy fuerte aquí, así ten cuidado de no ser arrastrada muy lejos.
Tan pronto salieron las palabras de mi boca sentí que Asuna pasó su mano por mi torso y el flotador.
— Eso debería mantenerme segura.
Me volví y le pregunté: — ¿Debería hacer lo mismo? –la esgrimista lo pensó por dos segundos y luego hizo una expresión que decía que era una ocasión especial.
— Bueno, aquí vamos...
Coloqué mi mano izquierda en el flotador de Asuna y tiré de él para acercarlo.
A menos que algo realmente drástico sucediera, no había forma de que nos separáramos.
Entramos al cañón de diez pies de ancho, anclado firmemente. Las curvas hacían imposible ver lo que había adelante, pero por mi experiencia beta supe que pronto nos dirigiríamos a un enorme cañón, uno de los caminos principales del piso.
A medida que avanzamos con fuerza, la suficiente, una superficie mucho más amplia apareció delante. Era un gran rio que fluía de oeste a este. Los acantilados a los lados eran los mismos, pero había una sensación de liberación mientras la cantidad de agua aumentaba por encima de treinta pies. La velocidad del flujo tampoco era tan rápida como temía.
Una vez que salimos al centro del rio, dejamos de patear y dejamos que el agua no empujara.
—...el paisaje es realmente idéntico al de la prueba beta. Incluso recuerdo esa roca de allí –murmuré para mí mismo. Asuna miró alrededor. Con cada movimiento, sentí una sensación placentera en mi mano izquierda, pro el muro de hierro que era mi auto-control calló mis pensamientos.
— Hmmm... me pregunto por qué los viejos cañones polvorientos están llenos de agua ahora.
— Bueno, si tuviese que imaginar las cosas de las que no tengo forma de saber, quizá su proceso de simulación de agua no era lo suficientemente bueno durante la prueba beta. Si ellos fueron capaces de obtenerlo a un nivel satisfactorio luego de tres meses, podrían haber decidido cambiarlo a ríos, supongo...
— Eso tiene sentido, pero es una respuesta aburrida.
— L-lo siento.
Asuna se encogió de hombros, cubiertos por la tela blanca de su túnica. La forma para que su piel fuese visible a través del material húmedo tampoco estaba en la prueba beta. Esperaba que yo no estuviese viendo el toque personal de Akihiko Kayaba, el director loco de SAO que atrapó a diez mil de nosotros en su juego mortal.
Ella echó otro vistazo alrededor del área y supuso: — Si todos los cañones ahora están llenos de ríos, ¿no debería haber otras cosas que hayan cambiado aparte del escenario?
— ¿A qué te refieres?
— Cosas como que los NPCs de misiones digan o los materiales que puedas reunir... oh, y los tipos de monstruos que enfrentes.
Ella se detuvo repentinamente, en silencio. Entendí el por qué. Si justo ahora tuviésemos un encuentro con un monstruo, nos encontraríamos sin ningún equipamiento de batalla puesto. Rápidamente sacudí mi cabeza para calmarla.
— No, estamos bien. En la prueba beta, apenas había alguno que otro monstruo a lo largo de la ruta desde las escaleras hasta la ciudad del siguiente piso...
— ¿En serio?
— A-además, la tasa de aparición de monstruos en los treinta minutos luego de la derrota del jefe se reduce drásticamente...
— ¿Drásticamente? –repitió, parecía escéptica–. Bueno, ciertamente ha sido como mínimo treinta minutos.
— Oh, b-buen punto. Pero si ni siquiera hemos visto un mísero pez, mucho menos algún monstruo. Supongo que podría significar que uno realmente grande pudo habérselos engullido todos –añadí, tratando de bromear. De repente, escuché un kerplunk irregular. Asuna lo escuchó, también, luego nos volvimos simultáneamente.
Cerca de unas diez yardas detrás de nosotros, algo habia emergido del agua.
Era una aleta plana, triangular y brillante. Al menos un pie de esa cosa estaba fuera de la superficie del agua. El color del cursor que apareció era rojo brillante, indicando que era un enemigo, como si ya no fuese lo bastante obvio. Escuché un sonido de fondo de una antigua película familiar que retumbaba ominosamente dentro de mi cabeza.
— Eh, ¿soy solo yo, o eso es...? –Asuna gimió. No esperé la respuesta – giré mi cuerpo hacia un lado y tensé mis piernas para una patada a toda potencia.
— Apresurémonos –sugerí. Por primera vez, ella no lo discutió.
— De acuerdo.
— A la cuenta de tres...
Miré hacia atrás brevemente para verificar que la aleta amenazadora no estaba acercándose todavía, luego respiré profundamente.
— ¡...dos, tres!
Con un rugido silencioso haciendo eco en mi cabeza, pateé tan duro como pude. Un salpicado enorme surgió detrás de nosotros, y comenzamos a correr rio abajo, lo suficientemente duro que el flotador estaba a punto de quedar inclinado en vertical.
Si mi memoria no fallaba, la senda –eh, afluente– que llevaba hacia la ciudad principal estaba a unas cien yardas, más o menos. El cañón giró a la derecha, luego de vuelta a la izquierda, y vi una abertura en el acantilado vertical frente a la derecha, tal como lo esperaba.
— ¡Asuna, allí!
— ¡Lo tengo!
Doblé mi velocidad de pateo para el golpe final y volví a mirar atrás. Afortunadamente la terrorífica aleta ya no estaba en...
— ¡Eeeep! –aullé. La aleta gris que dividía la superficie del agua estaba a escasos doce pies de distancia. Si el cuerpo de nuestro perseguidor subacuático encajaba al tamaño de la aleta, sus hileras de dientes podrían encontrarse ahora justo bajo mis pies.
Si agarraba los dedos de mis pies, tendría que usar mi mod Cambio Rápido para equipar mi espada y luchar en el agua. Mientras tanto, haría que mis pies trabajaran al 120 por ciento de su capacidad.
— ¡O-oye, ¿qué está pasando detrás de nosotros?! –graznó Asuna, demasiado exhausta como para volverse y mirar.
— ¡N-no pienses en eso! ¡Solo nada tan rápido como puedas!
— ¡Bien!
Mantuvimos nuestros agarres en los flotadores de cada uno y chapoteamos alocadamente con nuestras manos libres. La entrada allá adelante se acercaba, pero podía sentir que la aleta detrás de nosotros se acercaba a gran velocidad.
— ¡P-prepárate para una bien difícil!
— ¡Bien!
Apreté mis dientes y salté hacia la derecha. El momento en que mi velocidad disminuyó con el giro, pensé que sentí algo que tocaba mi pie, pero nuestra única elección en ese punto era correr hasta la meta. Puse toda mi fe en el efecto de incremento de fuerza de mis boxers trasero de toro mientras me estiraba hacia el afluente de cinco yardas de ancho.
El sendero terminaba en una pequeña costa a solo veinticinco yardas adelante.
En la prueba beta, se trataba de otra colina, en la cima de la que se encontraba la entrada de la ciudad principal. Si solo pudiese ir a esa arena blanca, habríamos ganado este pequeño juego de
— ¡¡Raahhh!!
Rugiendo con lo que sería el séptimo grito más feroz que pude haber hecho en el último mes y medio, corrí –eh, nadé– toda la distancia restante. El momento en el que mis pies tocaron la arena al fondo del rio, me erguí y comencé a correr, tirando de la mano a Asuna.
Aunque el suelo bajo mis pies iba del borde empapado de agua hasta la seca y blanca arena, seguí avanzando una docena de pasos antes de finalmente volverme a mirar.
La aleta dorsal que nos había estado persiguiendo seguía levantándose en alto en el agua. Nuestro enemigo sospechoso pensó que podía retarnos en una batalla terrestre. Ya estaba listo para obligarme y estar a punto de golpear el icono de acceso directo de CAMBIO RAPIDO en mi menú, cuando...
— ¿...hwuh? –Asuna murmuró torpemente mientras se balanceaba del flotador que yo aún apretaba con mi mano izquierda.
No hubo sorpresa. Debajo de la espléndida aleta de un pie de longitud estaba una criatura parecida a un renacuajo de ojos sobresaliente de solo unas cuantas pulgadas de ancho y quizá de un pie y medio de largo.
Aterrizó en la arena húmeda y saltó alrededor. Aparentemente su aleta dorsal era tan larga y pesada que sus pequeñas extremidades no podían equilibrarse apropiadamente.
Pero una enorme ola llegó y se tragó al renacuajo, llevándolo de vuelta al agua. Pronto, la aleta salió nuevamente del rio y se deslizó hacia la corriente principal.
— ¿...que demonios era eso...?
Me arrodillé en la arena con la decepción de todo. El flotador bajo mi brazo izquierdo se aflojó y cayó, dejando que el rostro de Asuna tocara primero la arena.
Ella eventualmente se levantó y se sentó en la arena, aparentemente demasiado exhausta como para enojarse esta vez conmigo. La arena se pegó a su piel húmeda, hebras de cabello cubrieron su frente y mejillas, con la túnica empapada pegada fuertemente a su torso para completar la imagen perfecta de una modelo en una sesión de fotos en el océano. Lo único que estaba fuera de lugar era su mirada
vacía, la cual seguía la aleta triangular.
—...lo acabo de decidir. La próxima vez que veamos a ese monstruo. Voy a matarlo, cocinarlo y hacer que te lo comas –dijo, su declaración fue hecha con una voz suave.
— ¿Por qué no... te lo comes tú? –pregunté.
— Parece asqueroso.
— También probablemente venenoso.
Bueno, mientras lo cocines, lo engulliré alegremente. Quizá sabrá a sopa de aleta de tiburón –pensé magnánimamente, levantándome. Extendí una mano a Asuna.
— Coloquémonos nuestro equipo de nuevo y vayamos al pueblo. No creo que pesques un resfriado sentada allí, pero no nos hace bien –observé. De repente, se congeló, aun sujetando mi mano. Su rostro, el cual estaba apuntando a su atuendo, se ruborizó notablemente. Comencé a retroceder, atacado por una premonición amenazadora muy parecida a la que tuve cuando vi por primera vez esa aleta dorsal.
Pero su mano atacó, tan rápido como un rayo, y agarró mi mano izquierda. Tiró de ella hasta incorporarse, y con una precisión quirúrgica bastante familiar lo suficientemente ligera como para no causar daño, dirigió su rodilla hacia mi estómago al estilo Muay Thai.