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progressive 3 capitulo 3

Capitulo 3
Barcarolle of Froth

Había pensado que esta misión sería un dolor en el culo, pero me equivoqué. Era más que un simple dolor en el culo. Era un monumental, indescriptible dolor en el culo, sin precedentes. Esa era la única forma de clasificar nuestra primera misión en el cuarto piso: El «Carpintero Naval de Antaño».

— Escucha… no podemos llevar esto con nosotros hacia otro piso, así que, ¿Qué tanto puede afectar un poco de compromiso? –rogué, pero Asuna no quería nada de eso.

— No. Si él va a crearnos un barco, tiene que ser el mejor que pueda existir.

— Bien, bien. Por cierto, la palabra barco es un poco ostentosa para lo que estaríamos recibiendo. Una góndola realmente es más como un bote.

— ¡Bien, será el mejor bote que pueda existir!

Estábamos abriéndonos paso por el bosque, en la noche.

A diferencia de las ramas secas, desoladas de la prueba beta, el enorme bosque al sureste de Rovia ahora estaba lleno de vida. Prácticamente, la forma de las hojas y ramas estropeando el cielo era muy similar a los bosques del tercer piso, pero el suelo bajo los pies era muy distinto. El musgo húmedo y denso se tragaba la suela de nuestras botas con cada paso, haciendo que la travesía fuese algo difícil. Encima de eso, pequeños manantiales estaban por todos lados, y ya era la cuarta vez, en tres horas de búsqueda, que metía mis pies en aguas profundas.

La razón por la que no estaba prestándole atención a mis pasos era porque estábamos mirando hacia arriba mientras viajábamos. Asuna hacia lo mismo, pero nunca la vi pisar el agua o tropezar con alguna raíz de los árboles. Tenía que ser un valor de alta resistencia a los tropezones, o un stat de Suerte en la vida real excelente.

Si fuese la última opción, deberíamos encontrar nuestro objetivo ya, pensé con resentimiento. No estábamos cazando frutas y nueces detectables o panales de abejas llenos de dulce miel.

Estábamos en la búsqueda de marcas de garras con cuatro puntas en los troncos que marcaban el territorio del gran oso que gobernaba este bosque.

Ya habíamos derrotado a diez osos negros de tamaño normal desde que entramos en los bosques. Se trataba de «grasa de oso» que el anciano carpintero naval demandó, por lo que era obvio que la misión procedería perfectamente bien con la grasa que esos osos negros ordinarios dropearon. En ese sentido, la cantidad de problemas que esta misión representaba se determinaba por el jugador o la jugadora en sí. 

Y Asuna estaba empeñada en la grasa del rey de los bosques, cuya existencia había sido brevemente hablada por el anciano. Era bastante probable que la calidad del objeto que lleváramos tuviese un efecto en la calidad del bote.

— Aun así, estoy un poco sorprendido. No pensé que te importaría demasiado este tipo de cosas, Asuna –dije, escaneando las marcas de garras con la luz de la luna. Su respuesta vino desde la derecha.

— ¿Qué tipo de cosa?

— Oh… este tipo de escenario sucede mucho en los RPGs. No tienes que obtener el mejor resultado posible con el fin de cumplir el reto, pero si el jugador lo quiere, este lo puede intentar. Supongo que es algo perfeccionista, ¿no?

— Bueno, no me gusta la forma en que suena, es como si estuviese tomando ventaja… pero no estaba pensando ni en mecanismos ni diseños del juego. Solo pensé, que el anciano podría ser busco y de pocos amigos, y que realmente quiere hacernos un bote perfecto.

— Ya veo…

En ese punto, no había utilidad en demandarle compromiso.

Hace poco más de tres horas, en lo que exitosamente cambiamos la marca «!» sobre la cabeza del viejo NPC a un «?», él exhaló una extensa cantidad de humo de su pipa.

— Ya no sigo siendo un carpintero naval. El Gremio de Aguadores controla todos los materiales que un carpintero naval necesita para construir botes. Pero si aún quieren uno… primero, vayan al bosque al sureste de aquí y obtengan algo de grasa de oso, para sellar la madera contra el agua. Pero si se encuentran al rey oso, es mejor que corran y busquen un escondite. Estoy completamente seguro que su grasa sería la mejor de todas, pero…

Hubo abundancia en ese dialogo de apertura como para sentir curiosidad, pero el anciano cerró sus ojos y no mostró interés en la elaboración, por lo que salimos de la casa, alquilamos otra góndola para movernos, luego dejamos el pueblo por el portal sureste y seguir hacia nuestra ubicación actual.

El rey de los osos existió en la prueba beta, y perseguí las huellas de sus garras, pero nunca me crucé con él. Pero por lo que había escuchado, hubo un número de grupos de seis miembros que fueros dispersados por la ira del oso.

Era exasperante ir tras un enemigo tan mortal con solo dos personas, pero estábamos a un nivel mucho mayor de lo que yo estuve en la prueba beta, y un oso era un oso. No iba a atacarnos con fuego o veneno y no tenía habilidades de espada. Los  patrones  de  ataque  no  sería  muy diferentes de  los  de  un  oso  normal… afortunadamente… pero sería mejor si Asuna desistiera de esta idea tan loca… y ya me estaba dando hambre de nuevo.

Y  tras  mirar  hacia  los  arboles  cientos  de  veces,  mi  mente  vacilaba  entre optimismo y pesimismo, hasta que finalmente vi…

Un claro patrón de cuatro ranuras horizontales y profundas. Miré la espalda de Asuna, y luego de un breve momento de duda, organicé mis ideas y la llamé.

— Oye, lo encontré.

— ¡¿Qué, en serio?!

Ella retrocedió inmediatamente y miró el lugar al que yo estaba apuntando, su rostro brilló con expectación.

— ¡Tienes razón! Entonces, ¿si solo esperamos junto a este árbol, el oso eventualmente saldrá por aquí cerca?

— Es de suponerse.

—  Tomemos  un  descanso  entonces.  Necesitamos  verificar…  nuestras…
pociones…

Su charla a toda velocidad se detuvo en seco, por lo que levanté la vista para ver qué pasaba. Sus cejas delgadas estaban contraídas por la preocupación mientras miraba las marcas frescas. Cuando habló de nuevo, su voz era un 30 por ciento más suave.

—…eh, ¿Kirito? Esas marcas que están en el árbol son más grandes de lo que esperaba…

— ¿Eh?

Me volvió para ver las marcas de garras y calculé su tamaño desde el suelo.

Siete… quince… veinte… veinticinco pies de alto.

—  ¿…que tipo de oso rasga un árbol a esa altura?

— Bueno, tendría que ser un oso de ese tamaño… veinticinco pies… de alto…

—…eso ya deja de sonar como oso…

A medida que nuestra conversación se silenciaba más y más, un pesado thud detrás de nosotros sacudió el bosque.

Me volví lentamente, con miedo de lo que pudiese encontrar, vi la sombra de una pequeña montaña de unas pulgadas de distancia.

Cada cabello gris era tan grueso como una aguja. Dos ojos rojos brillaron en la oscuridad. Fauces feroces se dejaron ver de su boca. Garras como dagas surgían 


de  sus  extremidades  tan  gruesas  como  troncos.  Y  en  su  frente,  brillantes  y afilados… cuernos.

—…sip, eso no es un oso. Tiene cuernos –murmuré. Sobre la cabeza de la criatura que parecía un oso, aunque no lo era, un profundo cursor rojo carmesí apareció con el nombre «MAGNATHERIUM».

— Grglolololo….

El gruñido que lanzó no era nada parecido al de un oso. Se sacudió y se levantó verticalmente. El tronco de la bestia, el cual parecía extenderse por siempre, bloqueó la luz de la luna y nos sumió en oscuridad. Esos ojos brillantes en la parte más alta de la sombra negra efectivamente parecían estar al menos a veinticinco pies de alto.

—…mantén la calma, Asuna –susurré con frenesí–. No puede ser tan ágil con un tamaño tan grande. Mantente a un árbol de distancia entre tú y él en todo momento, así no podrá cargarse contra ti.

Esta orden vino del conocimiento de que los osos negros con los que habíamos estado luchando hasta ahora, amaban realizar ataques cargados directos. Mi compañera asintió y ambos desenfundamos nuestras espadas. El Chivalric Rapier +5 de Asuna y mi Anneal Blade +8 comenzaron a brillar tenuemente.

El Magnatherium rugió nuevamente en respuesta a la luz y abrió sus garras enormes. Asuna y yo saltamos hacia atrás y nos retiramos hacia la parte trasera de un enorme y antiguo árbol. Si el Magnatherium cargara primero de cabeza hacia el tronco, eso lo debería aturdir brevemente. Luego podríamos golpearlo cada uno con una habilidad sencilla y calcular cuánto daño se produjo.

En un único segundo, mi idea fue despedazada.

Una luz roja destelló profundamente en la garganta del Magnatherium. Era un hermoso pero mortal efecto que había visto en un piso muy alejado en la prueba beta – pero por primera vez desde que quedamos atrapados en este juego de la muerte.

El pre-efecto para el aliento de fuego.

De inmediato, desistí de la opción de escondernos detrás del refugio del tronco del árbol. A diferencia del aliento luminoso de Asterios the Taurus King en el segundo piso, el fuego podía abrirse paso sobre los obstáculos hasta un límite. Incluso si el árbol en sí se mantenía firme contra la llamarada, nosotros seriamos fácilmente carbonizados detrás de él.

Quizá una carrera lateral. Pero los ojos rojos del Magnatherium nos siguieron perfectamente. Si corríamos a los lados, este simplemente podía cambiar la dirección de su explosión. Debía haber un método de evasión más confiable… 


— ¡Por aquí!

Con un repentino estallido de inspiración, sujeté el delgado cuerpo de Asuna con mi brazo izquierdo y salté directamente hacia atrás. Uno, dos, tres pasos, y ya me encontraba en el lado derecho. Era uno de los pequeños manantiales naturales, pequeño pero profundo, eso me había molestado durante nuestra búsqueda.

Al mismo tiempo que salté en el agua sin dudarlo, llamas naranja explotaron de las fauces de Magnatherium.

Justo después de que todo mi cuerpo fuese empapado por agua helada, la superficie del agua se tornó roja. Empujé a Asuna hasta el fondo del manantial e intenté sumergirme tanto como pude.

Las llamas rozaron y aullaron por aproximadamente cinco segundos, llevando el agua casi congelante del manantial a un nivel templado. Por un momento, temí que esta pudiese alcanzar la temperatura hirviente, pero el aliento finalmente se esfumó justo en lo que llegó a ser un baño caliente. En lo que la superficie sobre nosotros se oscureció, salimos.

Tan  pronto ella pisó suelo  sólido, su  largo  cabello  y el  borde  de  su  capa completamente empapados, Asuna murmuró: — Eso definitivamente no es un oso.

— Obviamente, no –asentí, escaneando los alrededores.

El Magnatherium no había movido nada, pero el terreno frente a él estaba ennegrecido y humeante. El árbol que creí que nos sería útil para cubrirnos aún estaba de pie, pero estaba quemado y ceniciento. Como temí, las llamas cubrieron la parte posterior.

— ¿Qué piensas? ¿Deberíamos correr? –pregunté, reconociendo que eran muy peligroso retar tal enemigo mortal sin preparación alguna o conocimiento de antemano. Pero Asuna no habló de inmediato.

—…no tenemos que forzarnos a luchar contra él, pero al menos quiero reunir un poco más de Intel. Debemos aprender más sobre los ataques del oso para así derrotarlo la próxima vez.

Pensé rápido, observando al Magnatherium muy de cerca como si lentamente se alejara sesenta pies.

Mientras hubiese un manantial cercano en el que saltar, podíamos evadir fácilmente esos ataques ardientes sin daño alguno, y probablemente este no tendría ninguna habilidad especial extra de la que preocuparnos. Sus ataques físicos sin duda no eran peligrosos, basado en esas garras con apariencia de cuchillos, para protegernos de ellas podíamos usar los arboles como escudo.

—…bien. Comencemos a retroceder al puedo y recolectemos algo de información. 

— Trato hecho.

Mientras tanto, el Magnatherium comenzó a avanzar. Empezó con avance de cuatro patas muy calmado, pero luego, como si hubiesen levantado un interruptor, comenzó a cargar. La vista de esa figura imponente, sobrepasando los doce pies de altos en los hombros – sobre la altura de los Bullbous Bow del segundo piso – corriendo y pisoteando la tierra, no era más que puro terror.

— ¡No solo tiene su propio nombre, estoy comenzando a creer que realmente es el jefe de campo!

— ¡Al menos, definitivamente no se trata de un oso! –susurró Asuna mientras corríamos. Giramos a la derecha del Magnatherium, esperando evadir el curso de su carga, pero simplemente se volvió y nos siguió.

No solo estábamos corriendo a ciegas, sin embargo. Una vez que maniobramos hasta un enorme y antiguo roble parado entre nosotros, mantuvimos esa posición.

— ¡Vamos… haz lo peor!

Si se lanzaba primero de cabeza hacia el árbol de seis pies de ancho, eso al menos lo detendría por varios segundos. Pero dos segundos después, mi poderoso reto se convirtió en sorpresa: — ¡De ninguna manera!

Como esperé, el Magnatherium cargó directamente hacia nosotros y chocó con el árbol a toda velocidad, pero al igual que el horrendo martillo de un gigante, los cuerdos gruesos y cortos en su frente convirtieron el amplio tronco del árbol en astillas.

Afortunadamente, eso detuvo un poco el ataque, pero el oso demoniaco no quedó aturdido. Rugió poderosamente al otro lado del árbol inclinado.

— ¡¡Gyazgrowwwahhh!!

Mis oídos resonaron con el estruendoso volumen de su aullido, le susurré a Asuna: — Oye, ¿Cuáles son los enemigos naturales de un oso? — Primero que todo, esto no es un oso… pero en la vida real, los enormes osos no tienen enemigos. Ellos podrían ser derribados por un tigre o una ballena asesina una vez cada cierto tiempo, creo.

— B-bueno, eso es grandioso. ¿Alguna debilidad?

— ¿Por qué me lo preguntas? Um… creo que leí en un libro hace tiempo que sus hocicos son muy sensibles…

— El hocico –repetí, mirando fuertemente al Magnatherium mientras comenzaba a moverse.

La frente de la bestia estaba protegida por esos cuernos duros, pero su hocico negro estaba indefenso. Por otro lado, incluso en cuatro patas, estaba al menos a diez pies del suelo, por lo que no podía siquiera golpearlo con mi espada. Podría ser capaz de golpearlo con una habilidad de espada tipo salto, pero si reaccionaba a mi ataque y se incorporaba, seriamos acabados.

— ¡Que no daría por un buen encantamiento, algo de magia hielo con efectos físicos, hacer caer carámbanos de hielo o algo así. Al menos así sería capaz de realizar ataques críticos en él un par de veces…

— ¡¿Qué hay de, en lugar imaginarte cosas que no sucederán, decides lo que debemos hacer?! –demandó Asuna, destrozando mis frágiles sueños y esperanzas.

De alguna forma ella había abierto su ventana en la sección del mapa. Fue preparado para ser visible entre los miembros del grupo, por lo que me incliné para echarle un vistazo.

En realidad fuimos lanzados hacia el centro del bosque en la región sureste de Rovia. Había acantilados completos al norte y al este, más allá de los cuales estaba el rio de siempre. El mapa era grisáceo, pero si mi memoria de la prueba beta no fallaba, había acantilados en el sur también. Se trataba de unas buenas cincuenta yardas de distancia desde el bosque hasta la superficie del agua, por lo que incluso si el rio estaba debajo, no sabía si podríamos sobrevivir a la caída.

En otras palabras, saltar hacia el rio para escapar no era una opción. Teníamos que dejar el bosque por el oeste y escapar hacia la zona segura de Rovia…

— Oye –Asuna tiró de mi manga, arrastrando mi mirada desde el mapa hacia su rostro–. Parece que el oso va a quedar inmóvil por un rato tras lanzar su aliento de fuego y derribar los árboles.

Tras su sugerencia, miré al Magnatherium. El oso gigante, que acababa de derribar un árbol inmenso solo con sus cuernos, no estaba exactamente aturdido, sino inmóvil, resoplando y aullando. De seguro atacaría si nos acercáramos, pero como Asuna se percató, tras el ataque de su aliento y el cargar contra los árboles, dejó de moverse por un tiempo. En otras palabras, si pudiésemos convertir eso en un hábito, escapar podría no ser tan difícil.

— Esa es la debilidad número uno… si puedes al menos llamarla una debilidad –murmuré.

Era un hábito útil el tomar ventada de ello cuando se escapaba, pero no lo era cuando se trataba de derrotar a la bestia, porque aun necesitábamos acercarnos para atacar. Además, había demasiados arboles mayores con el grosor suficiente para detener al oso. Si nos quedábamos en el área, eventualmente él los derribaría todos…

En ese punto, noté algo extraño. 

No tenía nada que ver conmigo, Asuna o el Magnatherium. Cerca de la criatura, el tronco del árbol caído estaba allí de forma parcial, aunque sus raíces y ramas fueron destrozadas como cristal y desaparecieron al instante.

Era un objeto que cayó al suelo pero, en lugar de desvanecerse, estaba allí. Significaba que era un objeto que podía tomarse.

— Eh, Asuna, ¿Cuánto espacio de almacenamiento aun posees? –pregunté, luego recordé que ella había alcanzado el límite de capacidad con pequeños artículos de traje de baño.

Pero Asuna pareció comprender exactamente lo que estaba pensando.

— Tengo espacio suficiente. ¿Recuerdas que te dije que regresé la mayoría de la ropa que cosí en mi entrenamiento de la habilidad de Costura a su forma de material?

— Ah sí. Por supuesto. Bueno, si no te importa, cuando me llevé al oso lejos, ¿podrías ir y agarrar el tronco que está a sus pies y verificar el nombre que tiene y si posees o no suficiente espacio para guardarlo?

Hubo sospecha en sus ojos, pero Asuna no reclamó.

— Seguro.

En el mismo momento, el Magnatherium estalló en vida nuevamente. Unos cincuenta segundos habían pasado desde que chocó contra el árbol. Recordé una pausa de veinticinco segundos luego de su aliento de fuego, el cual ciertamente nos dejó suficiente tiempo para escapar si hubiésemos aprovechado.

Le di una palmada en su brazo izquierdo como muestra de apoyo y salí de la maleza que estábamos usando como cubierta.

— ¡Por aquí, osito de peluche crecidito! –grité, corriendo por la derecha del monstruo, el Magnatherium saltó con una agilidad que contradecía su volumen masivo y comenzó a dar zancadas detrás de mí, haciendo retumbar el suelo con cada una.

Cuando no usaba su ataque cargado especial, el monstruo solo era un poco más lento que yo. El problema era el terreno amenazador de musgo húmedo y raíces torcidas que amenazaban un desliz o expedición en cualquier momento. Guié al oso hacia el norte, prestando toda la atención posible al suelo que estaba ante mí.

Una vez que vi que estaba al menos a treinta yardas lejos de Asuna, me detuve y giré.

No esperé derrotar a la criatura al primer intento, pero al menos quería tener un sentido de cómo luchar con él. Sujeté mi Anneal Blade y esperé que el oso descendiera hacia mí. 

— ¡Gyoglrugul! –rugió, sin rastro de mamífero. El brazo frontal derecho del Magnatherium osciló hacia arriba, una extremidad mucho más densa que el cuerpo humano.

Las garras brillaron hambrientas mientras tomaban la pálida luz de la luna. Mientras la pata venia rugiendo hacia mí, active la habilidad de espada Slant. La hoja densa, brillando de un ligero color azul, chocó en el aire con las cuatro garras.

Una tremenda onda de choque pasó a través de los brazos de mi avatar, así como también, hombros, caderas y piernas.

Fui derribado hacia atrás por la poderosa colisión y mi espalda impactó contra un árbol, pero aún estaba de pie.

El Magnatherium no había sido derribado, claro, pero su pata delantera aún estaba flotando en el aire por el impulso de mi golpe. Por lo que al menos, podía usar una habilidad de espada para desviar un ataque ordinario. Por otro lado, añadiendo que mi Anneal Blade +8 tenía cuatro puntos extras de filo y cuatro de durabilidad, una espada débil probablemente no podría soportar la conmoción.

Chequeé mis pies y miré ambas barras de HP. El enemigo resultó ileso, claro. Yo había recibido un poco de daño por chocar con el árbol detrás de mí, pero no fue algo serio.

— Ahora me toca –rugí y di un paso al frente.

Los ojos del Magnatherium destellaron de color rojo, aunque no podía haber reconocido mi reto. Resopló y retiró ambas patas delanteras del suelo, colocándose lentamente en posición erguida.

Sentí que se acercaba más de ese aliento de fuego, y miré detrás de mí. Había una pequeña superficie de agua azul brillando al fondo de la arboleda. Si saltaba en él, podría evadir ese aliento ardiente como la última vez, pero el miedo enraizó mis pies en el acto.

El enorme monstruo grisáceo de más de veinte pies contuvo su respiración como un bramido y abrió ampliamente sus fauces.

En ese instante, me abalancé hacia adelante en lugar de ir hacia atrás. Supe que él podía seguir las maniobras de flaqueo sin problemas, pero no había probado su parte posterior, aun no. Una vez que estaba a medio camino del oso, sentí una luz roja encima. Seguí corriendo a toda velocidad, evadiendo el aliento mientras ejercía presión con otro rugido ensordecedor.

Cuando las llamas golpearon el suelo justo detrás de mí, estas crearon una ventisca que azotó mi espalda.

— ¡Auuuch! –rugí, pero hizo un buen uso de impulso extra para acortar las ultimas yardas y atacar directamente las piernas del Magnatherium cuyo tamaño eran como el tronco de un árbol. Una vez estuve detrás del oso, frené y giré.

Como esperada, el oso no se volvió, sino que quedó viendo al frente, disparando su aliento de fuego.

¡Esta es mi oportunidad!

Eché hacia atrás mi fiel espada y establecí mi objetivo. Apuntando directamente a su cola de oso del tamaño de un barril pero aun corta, preparé la habilidad de espada de empuje, Sonic Leap.

Brillando de amarillo verdoso en la oscuridad, dejé que la auto-ayuda del sistema de juego me llevara hacia adelante hasta que mi espada se encontró con la cola del oso a unos diez pies del suelo.

Hubo una resistencia satisfactoria en el ataque. La enorme masa del oso se arqueó y el ataque de fuego se detuvo abruptamente, dejando pequeños rastros de llamas que cayeron desde el aire hacia el suelo.

Mientras saltaba hacia atrás y aterrizaba, la bestia dejó escapar un chillido agudo:

— ¡¡Zigyawrl!! 


Este bajó sus patas al suelo y comenzó a correr hacia adelante. Una vez hubo tomado una distancia considerable, finalmente se volvió hacia atrás.

Ahora había una ira rojo ardiente en sus ojos – mientras no fuese el hocico, la cola parecía ser un punto crítico para él. Verifiqué el cursor del Magnatherium mientras retrocedía y noté que la barra HP había bajado – no mucho, pero si suficiente.

— ¡…bien!

Levanté mi puño ante  la primera  porción  apropiada  de  daño  que  le había infringido hasta el momento.

— No, no está bien –vino una voz familiar desde la retaguardia. Me volví hacia mi izquierda y vi a mi compañera temporal con una mirada fría en su rostro.

— Dijiste que escaparíamos, y ¿ahora te veo luchando con esa cosa?

— Eh… no, solo reúno información –comencé a explicar, luego recordé que le había pedido hacer momentos antes–. Oh, cierto. ¿Qué hay del tronco?

— Lo recogí y lo coloqué en mi inventario. Probablemente puedo colocar otros cinco allí. Se llama «Núcleo de Madera Noble».

Procesé la información dentro de un segundo: — Te apuesto que es otro material de la góndola, tal como la grasa del oso.

— ¿Huh…?

— Escucha, podrás estar cansada de verme tratando de predecir esas cosas, pero puedo decirte que esta es una de esas misiones que te obliga a visitar el mismo lugar muchas veces. Le llevaremos la grasa de oso al anciano, él nos dirá que ahora necesitamos madera. Probablemente haya uno o dos ingredientes más que necesitemos en estos bosques además de eso.

— Significa… que al igual que con la grasa, ¿podría haber versiones normales y ficticias de madera? –preguntó. Como siempre, ella era una aprendiz rápida.

— Apuesto que puedes obtener el tipo de madera normal talando con un hacha algún árbol antiguo. Pero también apuesto que el material ficticio solo puede ser segados de árboles que son lo suficientemente grandes que necesitas la habilidad de Talado para derribarlos.

—…entonces no tenemos más opción que obtener esa habilidad.

Asuna realmente estaba empeñada en tomar cada último paso para asegurarse que obtendremos el mejor bote posible: — Oh, pero el tronco que tomé dice que era «Madera Noble». ¿Eso significa que realmente es ficticio? 

— Si. Mira, ellos estableces una forma para que tu obtengas materiales lujosos sin necesidad de la habilidad de Talado. Solo tienes que usar al osito crecidito…

Justo cuando dije eso, el osito crecidito se estaba recuperando del daño de su cola herida. Comenzó a saltar hacia adelante en sus cuatro patas, luego bajó sus cuernos para otro ataque cargado.

— ¡Aquí viene! ¡Busca un árbol…!

— Por allí –dijo Asuna, apuntando al suroeste mientras yo estaba distraído observando al oso. Ella de hecho había encontrado un árbol que era igual de grande que el que el oso terminó pulverizando minutos atrás, revelando su oscuridad contra el cielo nocturno.

— Bien, ahora necesitamos llevarlo…

— Para que cargue contra el árbol, lo sé. Luego recogeré el tronco, y tu iras y lo guiarás hacia el próximo árbol. Lo tengo.

Conducido por un camino que nunca antes había visto, Asuna dio la mayor de las órdenes mientras nos coordinábamos para, eventualmente, provocar las doce colisiones del oso contra el árbol.

El número de Núcleos de Madera Noble que cayeron de cada árbol fue determinado aleatoriamente entre cero y tres, lo que nos produjo frustración y euforia, y una vez que estuvimos cómodos con el llevar al oso por todos lados, ambos, esencialmente llegamos al máximo de la capacidad de almacenamiento. No pude evitar caer en esa antigua maldición, si solo hubiese elegido la Expansión de Espacio de Inventario…

— No sé si esto será suficiente para el carpintero naval, pero de todas formas no podemos llevar más de esto. Una vez que nos reunamos con él otra vez, escapémonos y volvamos al pueblo –le susurré a mi compañera.

— Pero, aun no tenemos la grasa –apuntó.

Repliqué hacia el cielo: — C-cierto… mierda. Y la misión no avanzará a menos que le entreguemos eso. Y supongo que negociarlo con grasa de oso normal es…

— Ni lo sueñes.

— Claro –acepté, abatido. Utilicé el actual estado sentado/post-carga para chequear el estatus de su HP.

Había aprovechado el tiempo para atacar su cola y sus patas un par de veces durante nuestra cuidadosa manipulación, y mientras estaba tratando de pensar que ya había bajado a solo 90 por ciento, la verdad era que aún le quedaba 90 por ciento. Si yo fuese en serio con respecto a derrotar a la criatura, tendría que abandonar el plan de evasión céntrica que estábamos siguiendo y arriesgarme a retarlo a un combate cerrado.

El Magnatherium solo cargaría cuando estuviese a la distancia suficiente entre él y su objetivo, pero por mi experiencia sabía que sería un aliento de fuego a quemarropa. No tenía la garantía de pasar corriendo exitosamente a través de sus piernas a cada momento, y tampoco existía garantía alguna de que encontraría un manantial cerca. Basado en cuanto calor había sido absorbido por el agua en esos intentos, no podía solo acercarme a un pozo en particular y reusarlo.

Asuna leyó mi mente:

— Hay una serie de cuatro manantiales en sucesión cercana allí. Si los usas en orden, podrías ser capaz de mantenerte evadiendo el fuego.

— Ah, grandioso.

Sus poderes de observación y decisión eran únicos, como siempre. Pero aun tenía mis dudas. Le pregunté a la esgrimista algo que estaba dando vueltas en mi mente.

— Asuna. ¿Acaso no solo estas… siendo terca, verdad?

— ¿Huh…?

La miré y continué:

— El anciano quiere construir el mejor bote posible. Por lo que tú quieres llevarle los mejores materiales que puedas – eso es lo que dijiste. Pero si ese sentimentalismo es algo que el juego te está haciendo decir, porque no quieres dejarlo ganar, hacerte sentir que no eres suficientemente buena… entonces no creo que debamos luchar con el oso. La victoria en este juego, en este mundo, no es completar las misiones con el mejor resultado…

— Es para sobrevivir –terminó ella con un tenue susurro–. No te preocupes, no me estoy centrando en los resultados. El mayor motivo para hacer esto es que creo que tú y yo podemos derrotar al oso.

Mi única respuesta a eso fue sonreír torpemente:

— Entonces promete mente una cosa. La próxima vez que te diga corre, hazlo al instante, sin replicar.

— Está bien –respondió al instante. Yo estaba listo – habíamos observado al Magnatherium de la muerte por aproximadamente veinte minutos, y sus patrones realmente no eran tan complejos. Podíamos ganar, siempre y cuando mantuviéramos firme nuestra concentración. 

— Cuando se acerque a combate cerrado, desviaré sus ataques con habilidades de espada, y podrás rotar para un único ataque. No tientes la suerte, incluso si crees que puedes lograrlo con otra habilidad de espada.

— De acuerdo.

— Entonces… ¿lo intentamos?

Nos preparamos al mismo tiempo que el oso se recuperó de su posición horizontal. Miré a la enorme bestia mientras se acercaba pesadamente en cuatro patas, cortando todos los pensamientos innecesarios y sacándolos de mi cabeza.

Sacudí mi fiel espada  y corrí pateando  el suelo húmedo  hacia el área  de manantial concentrado que Asuna había encontrado. 

Capitulo 2                                                        Indice                                                           Capitulo 4

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