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progressive 3 capitulo 4

Capitulo 4
Barcarolle of Froth

Había sido ingenuo.

Nunca comprendí que era bastante fuerte.

Una precisión y un poder realmente sorprendentes. Para la combinación de las habilidades de espada y el Chivalric Rapier +5 de Asuna, esa era la única descripción posible.

— ¿Lo ves? Te dije que podíamos ganar –comentó sonriente al final de nuestra batalla de cincuenta minutos contra la mitad bestia que simplemente estuvo dando vueltas a diestra y siniestra para derribar árboles. Lo único que pude hacer fue mirarla.

Si bien ella parecía algo cansada, eso no era nada comparado a mi agotamiento. Ella verificó enérgicamente los objetos dropeados. Cuando golpeó la pestaña de objetos recientemente adquiridos, dejó escapar un breve aullido de emoción.

— ¡Ooh, wow! Obtuve cuatro «Grasas de Oso Legendarias». También algunas pieles, garras y… ¿Qué es esto? ¿«Palma del Oso de Fuego»?

— Si fuera tú, no lo materializaría. De seguro es bastante desagradable –advertí, elevándome a una postura de pie para abrir mi propia ventana.

Poseía tres depósitos más de grasa de oso. Eso tenía que ser suficiente para la misión. También piel y garras, aunque, para bien o para mal, no tenía patas. En cambio, había un «Cuerno del Oso de Fuego». A lo mejor era uno de los cuernos de la frente del Magnatherium.

Dándole una última mirada al momento, cerré mi menú y suspiré.

Eran más de las once de la noche, y aunque pude dormir algo en la tarde, ahora me encontraba completamente fatigado.

— ¿Ehh… Asuna?

— ¿Qué?

— Cuando regresemos al pueblo, ¿reportarás la misión de inmediato?

— Pues, es obvio.

— Si, es obvio.

Si solamente el carpintero naval estuviese realmente despierto –pensé.

De regreso al pueblo, solo tuvimos un encuentro enemigo contra el monstruo tipo planta «Gaudy Nepenthes», por lo que el viaje de regreso al portal sureste de Rovia fue  bastante  doloroso.  Alquilamos  dos  góndolas,  las  cuales  parecían  estar disponibles para negocios las 24 horas del día, y nos dirigimos al sector noroeste del pueblo.

Cuando llegamos a la casa del anciano, ya eran las 11:50 pm, pero las ventanas aun estaban iluminadas, por lo que tocamos sin dudarlo. El antiguo carpintero naval estaba clavado en su mecedora,  como  de  costumbre, alternándose  de  forma interminable la botella y la pipa.

— Trajimos algo de grasa de oso –dijo Asuna, produciendo la grasa de oso, que afortunadamente se materializó en una jarrita, en lugar de abrirse en el aire. El anciano enarcó una ceja.

— Ese hedor… obtuvieron la grasa del rey, ¿no?

La botella de whisky cayó al piso. Su potente mano arrebató la jarra de grasa, y con un pequeño tintineo, nuestro registro de misión se actualizó.

— Hmph. Pero esto no es suficiente.

Colocó la jarra en la mesa cercana con un thunk. Intercambié miradas con Asuna y esta vez saqué la jarra que yo tenía. El anciano siguió sacudiendo su cabeza, y por un momento sentí miedo de tener que luchar otra vez con el oso monstruoso, pero al menos, ante la cuarta jarra, el tintineo se repitió.

— Hmph. Muy bien. Realmente quieren que este viejo saco de huesos les construya un barco, ¿eh?

— Por supuesto. ¡Necesitamos su ayuda, señor! –rogó Asuna, realmente no podría conmoverlo con eso. El anciano colocó su pipa en la mesa y levantó sus manos. Sus dedos, cicatrizados y rasgados, giraron en el aire por un momento, luego cayeron y sonaron de nuevo.

—…como se los dije, el Gremio de Aguadores controla todos los suministros. Para hacerles un bote, necesitaré un montón de madera. Y eso quiere decir abedul macizo o roble del bosque sureño.

Pausó para un efecto dramático, y luego continuó:

— Pero la madera de construcción de barcos más grande es la teca. Puedo hacerles un trabajo realmente resistente si pueden traerme el núcleo macizo de una teca antigua y enorme. Por otro lado, eso podría estar más allá de la habilidad de taladores novatos…

El registro de la misión se actualizó, lo que indicó el inicio de la segunda parte del «Carpintero Naval de Antaño». Asuna y yo nos propusimos ir a nuestros menús, creando los Núcleos de Madera Noble. 

En el momento en el que los troncos enrojecidos cayeron formando una pila, creí notar que los ojos del anciano se habían abierto brevemente de par en par. Nah, tuvo que ser mi imaginación.

En el momento en el que el carpintero naval se levantó de su silla para comenzar a construir la góndola de dos puestos que le solicitamos, Asuna y yo habíamos descargado cuatro Grasas de Oso Legendarias, ocho Núcleos de Madera Noble, seis Garras de Oso de Fuego –para ser tratadas y convertidas en clavos– y dos Pieles de Oso de Fuego para revestir los asientos.

Vi con sumo cuidado al anciano, relajado de que teníamos más de lo que necesitábamos. Cruzó su desordenada habitación y se detuvo frente a una puerta que había en la pared sur, luego sacó una llave de su bolsillo para remover el enorme candado.

La pesada puerta sonó al abrirse y revelar un estudio de carpintería. Vislumbré enormes sierras, martillos, cinceles, y planos embutidos en el espacio, todos ellos pulidos hasta brillar.

— Y pensar que algún día tendría que usar esto de nuevo –murmuró el anciano con remordimiento.

A partir de mañana probablemente tengas un torrente de órdenes –pensé para mí mismo. Asuna y yo parecíamos ser los únicos que actualmente trabajan en «El Carpintero Naval de Antaño», pero no íbamos a mantenerlo en secreto. Los miembros de los Dragon Knights y Liberation Squad estarían por allí nadando en los ríos y canales para completar las diversas misiones encargadas fuera del pueblo.

No pude evitar desear poder decirle a esos orgullosos de la línea delantera, cantando en línea con sus boxers-bañadores y flotadores, pero debíamos reportar nuestro hallazgo a Argo lo más pronto posible, para que ella pudiese diseminar la información. Como un beater, no tenía miedo de una mala reputación, pero no quería que Asuna sufriera por mí.

Después de todo, ya ella había generado mucha atención por el poder de su Chivalric Rapier en la batalla del tercer piso. Si se descubría que ella de hecho tenía una ranura de habilidad extra gracias a la Botella de Cristal de Kales’Oh, los dos poderes principales de la línea delantera realmente se enseriarían en reclutarla. Incluso podrían…

Los pasos del anciano regresando me sacaron de mis pensamientos. Levanté la mirada para verlo tendiendo un enorme pergamino encima de la mesa. Con una mano dio un golpecito al pergamino blanco puro y dijo: — Ahora díganme como quieren construido su bote.

El registro de misión se actualizó y mostró una ventana purpura ante nuestros ojos. Parecía ser un dialogo de diseño de góndolas, lleno de campos para introducir 


textos, y menús desplegables. En la parte superior, mi nombre y el de Asuna estaba plasmados en el campo de «propietarios». La misión debió haber sido diseñada para dar los derechos de propiedad compartidos a un grupo entero.

— ¿Qué es esto? –preguntó Asuna, estirando su cuello. Creí detectar un brillo en sus ojos–. Oooh, wow. ¡Entonces incluso una con dos asientos, podemos decidir su forma, color nombre, todo!

Ella se acercó con un dedo para explorar las opciones, y me moví para darle espacio, pero la ventana me siguió.

— Aguanta –dije, dirigiéndome al menú de configuración de grupos y cambiando la posición líder a Asuna. El progreso de misión estaba compartida en miembros del grupo, pero en muchos casos, sitios donde las decisiones detalladas tenían que hacerse eran restringidas solo al líder.

Ahora que ella había heredado el control por parte mía, Asuna tenía estrellitas en sus ojos.

— ¿Con que color deberíamos ir? Parece que tenemos todo un circulo RGB para elegir.

— No me interesa el color… elígelo tú, Asuna.

— Nuh-eh, ambos somos los dueños, por lo que tenemos que elegirlo apropiadamente.

— Eh, cierto… en ese caso, elijo el neg…

— ¡El negro no! ¡Se siente como si terminaremos hundiéndonos!

— Oh… bien. Bueno, entonces…

Solo quería terminar con eso para así poder regresar a la posada, pero ella lo sabía –y se enojaría– si no tomaba esto seriamente, por lo que traté de ser lógico.

— Ummm… bueno, el barco no va a entrar en nuestro inventario, lo que significa que tendremos que atarlo en cualquier lugar que lleguemos. Quizá el color que encaje con la noche sería bueno. Algo como blanco o naranja…

— Ya veo. Creo que el blanco seria bien –pero no blanco nada más, eso aburre. Quizá algo cercano al marfil.

— N-no veo por qué no.

— Veamos… justo aquí –dijo Asuna, arrastrando el circulo de color con su dedo hasta que hubo seleccionado el blanco marfil majestuoso. Apenas había suspirado de alivio más de esos submenús aparecieron, preguntando por lo colores que adornarían la proa, popa, decoraciones, laterales, y asientos del barco.

— Eh, te dejaré el resto de esas cosas a ti. 

— Oh, bien… los elegiré todo, entonces –dijo Asuna con aparente frustración, a pesar de la continua presencia de las estrellas en sus ojos. Retrocedí, alejándome de ella y me senté en una silla redonda junto a la mesa.

El anciano, quien pacientemente estaba sosteniendo los planos del barco abiertos en la mesa, murmuró: — Siempre se ha dicho que una jovencita toma tarda tres veces más tiempo en diseñar su barco.

— Uh… ya veo. Eso… es bueno saberlo –remarqué.

Finalmente, no fue sino hasta la una en punto de la mañana que el coloreo detallado, diseño del barco con diversas características de decoración, forma y ubicación de los asientos y otras cosas terminaron. Pero cuando Asuna se volvió hacia mí, no parecía cansada en lo más mínimo.

— Por último, démosle un nombre a nuestro bote.

— Uh… un n-nombre, ¿eh?

Para ser honestos, no tenía fe alguna en mi habilidad de dar nombres. Incluso el nombre de mi personaje, Kirito, fue solo un arreglo de mi nombre real.

— Ummm… yo también dejaré esto a tu elección –ofrecí esperanzadamente, pero para mi sorpresa, Asuna miró profundamente en mis pensamientos.

— Como un asunto de hechos, hubo un nombre grandioso que me vino a la mente antes.

— ¿Oh… cómo cuál?

— Bueno, leí que en muchos países foráneos, se les da nombres femeninos a
los botes… y se me ocurrió que deberíamos nombrarlo como la hermana de Kizmel.

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendido.

La Caballero Élfica Oscura Kizmel, a quien conocimos en el tercer piso, me había contado la historia de su pasado frente a un cementerio en la parte posterior de su campamento. Ella tuvo una hermana menor, una herborista, que murió en una batalla contra los Elfos de Bosque.

Y su nombre era…

— Tilnel, ¿cierto? Entonces sería la Tilnel… ¿por qué no? –dije, asintiendo, Asuna sonrió ampliamente a mi espalda.

Ella escribió las letras en el campo en la parte superior de la ventana en el acto, luego me llamó:

— ¿Se deletrea así?

Me levanté de la silla y miré lo que ella había escrito: Tilnel. Asentí. 

— Bueno, presionemos el botón finalizar juntos.

— ¡¿Whuh?!

— ¿Qué? ¿No quieres?

— Eh, no, no es eso, claro está –dije, sacudiendo mi cabeza. Estiré mi dedo índice hacia el botón en la parte inferior derecha. Asuna hizo lo mismo, luego me miró, murmurando las palabras–. Preparados, listos…

Justo cuando ambos estuvimos a punto de presionar el botón, sujeté su mano y grité: — ¡No, espera!

— ¡¿Q-qué?!

— Mira, este campo está vacío todavía.

Apunté a un menú desplegable titulado Equipamiento Opcional. Asuna lo miró y se encogió de hombros.

— Oh, eso. Bueno, no tenía opciones en él.

Ella tocó el menú para mostrar que la lista que aparecía realmente estaba vacía. Probablemente significaba que no teníamos los objetos que podían equiparse en el bote.

— Hmmm… ¿Te importa si lo verifico por mí mismo, solo por si acaso?

— Adelante.

Con su permiso, cambié el liderazgo. Cuando verifiqué el menú desplegable por mi cuenta…

— ¡Ooh, hay algo allí!

— ¿Huh? ¡¿Qué es?!

Pegamos nuestros rostros mejilla con mejilla para otear la pequeña ventana, que mostraba una única opción.

— ¿Cuerno del Oso de Fuego…?

Sentí una premonición terrible elevándose en mi pecho mientras leí esas palabras. Asuna también parecía preocupada.

— Cuerno… ¿parece el tipo de cuerno que las antiguas cocinas usaban para mostrar? ¿Por qué una góndola necesita algo así?

— No sé lo que tú necesitarías. Especialmente esta parece de esas opciones que
no se muestran a menos que tengas de una vez los objetos necesarios… 

Tras pensarlo, imaginé que era lo mejor ir a preguntar, por lo que miré al anciano a un lado de la mesa.

— Eh… –comencé, luego comprendí que no sabía cómo llamarlo. Verifiqué el color del cursor de NPC y vi que su nombre era Romolo.

— Eh, Romolo-san. ¿Necesitaremos este cuerno opcional?

Intenté hacer mi pregunta lo más simple posible por si acaso, pero el viejo Romolo no respondió en el acto. Temí haberle preguntado algo que sus parámetros eran incapaces de responder, pero resopló antes de poder rehacer la pregunta.

— No lo necesitaran si solo piensan viajar por Rovia. Pero si conducen fuera de allí, eventualmente lo necesitaran.

— Quiere decir… ¿que podríamos necesitarlo para luchar contra monstros en el
bote?

— Quizá sí… o quizá no –dijo sin mucha ayuda. Sacudió su pergamino de nuevo–. De cualquier forma, este es su barco. Si quieren colocarle el cuerno o no, es decisión suya.

Mi compañera y yo compartimos otra mirada. La primera en hablar fue Asuna: 

—Eres el único que tienes los materiales, Kirito-kun, por eso dejaré que lo decidas.

— ¿Uh, e-en serio?

— Bueno, tú me dejaste elegir muchas cosas más sobre el bote, así que al final te dejaré esto.

Sonó sarcástico al venir de sus labios, pero existía preocupación real en algún lado de su corazón. O al menos imaginé que lo había.

— Hmmm… no estoy seguro si la idea de colocarle un arma grande y fea a nuestra góndola me agrade. Pero sería peor si el barco se hunde porque no se la colocamos. Quizá fue el destino lo que permitió que obtuviésemos el dropeo de un cuerno de oso exclusivo. Hagámoslo.

— Bien –asintió Asuna. Añadí–. Además, ya que estoy seguro que el cuerno será colocado por debajo de la línea de flotación, no tendremos que mirarlo todo el tiempo. Así que activemos la opción del cuerno, y…

Coloqué mi mano sobre el botón finalizar, otra vez. Dimos cuenta regresiva y lo presionamos al mismo tiempo.

La ventana se cerró con un ruido imponente y magnifico, y el anciano comenzó a dibujar un objeto tridimensional del barco en el pergamino. Dentro de unos segundos, ya lo había terminado, y la palabra Tilnel estaba escrita con tinta negra encima. 


Majestuosamente, Romolo tomó el pergamino y asintió satisfecho.

— Ahora regresaré a mi sitio de trabajo. Sean pacientes, y les informaré cuando haya finalizado mi trabajo.

Y enrolló el pergamino de nuevo, el artesano antiguo desapareció en la habitación de herramientas. La puerta se cerró y una vibración muy pesada atravesó el piso. Aparentemente todo su almacén era un elevador.

Realmente quería ver su trabajo, pero no quería correr el riesgo de ser regañado y posiblemente estropear la misión, por lo que desistí de escabullirme dando un suspiro.

— Hmmm… hombre, este ha sido un día bastante largo.

— Me pregunto cuanto tomará la finalización del bote  –se preguntó Asuna impacientemente.

Sonreí torcidamente: — En el mundo real tomaría probablemente unos tres meses, pero, en el peor de los casos, aquí podría ser un día… o menos, digo que tres horas, o cinco como mucho. Si anunciamos los detalles de la misión, la gente derribará esta puerta tratando de tener sus propios barcos.

— Me pregunto qué pasará en ese caso. ¿Será como en el campamento Élfico Oscuro del tercer piso… una instancia? ¿Dónde hay muchas versiones de esta casa según los jugadores que haya?

— No lo sé, esto está en el medio del pueblo… apuesto que si alguien se encuentra en medio de la misión, la puerta no se abrirá.

— Espera… ¿estás diciendo que si esto toma unas tres horas, la próxima persona solo estará de pie allí esperando fuera de la casa?

— Son como tres horas y media, contando el tiempo de elección del diseño. Por lo que eso significa que, como mucho, él solo podría atender a seis o siete grupos en un día… por otro lado, tres horas solo es una suposición, podría ser incluso mucho menos…

Me encogí de hombros y Asuna me dio una mirada indescriptible.

— Todo lo relacionado a tus suposiciones son terriblemente correctas.

— L-lo siento…

— No te disculpes conmigo. Gracias a ti, logramos ser los primeros en salir del paso… bueno, confiemos que esas tres horas son ciertas y volvamos a la posada.

— Ese el problema. Solo se me ocurrió mientras te hablaba, que si dejamos esta casa, esto podría tratar la transacción del barco como una nueva misión propiamente dicha… 

—…significa que, ¿si descubrimos que ya está lista y echado a andar, y otro grupo ya está en medio de su propia misión, tendremos que esperar fuera de la casa hasta que terminen?

— Creo que es bastante posible. Quiero decir, si la puerta permanece cerrada hasta que la persona vuelva para obtener el barco completado, y nadie regresa, significaría que nadie puede siquiera empezar la misión después de ti.

—…ya veo –asintió Asuna lentamente. Ella miró alrededor de la habitación desordenada–. Lo que significa… que no tenemos más opción que esperar aquí hasta que esté listo.

— Sip…

También miré alrededor y me pregunté dónde dormía Romolo-san. No había cama, sofá, o edredón a la vista. Las puertas iban de la entrada al puesto de trabajo, y no daban la sensación de haber puertas secretas.

Después de estudiar la habitación, ambos establecimos nuestros ojos en la gran mecedora en la que Romolo había estado sentado hace poco. Era el único sitio en la habitación que parecía soportar cualquier tipo de sueño.

Rocé un breve momento de tentación e hice una oferta caballerosa.

— Yo puedo dormir en el piso si quieres la mecedora.

—…pero…

En su perfil, vi más duda que la que había cuando decidió si colocar o no el cuerno en la góndola. Ella probablemente estaba tratando de considerarme, pero ni siquiera tenía el coraje de dormir en el piso polvoriento. Era una preocupación que encajaba a la perfección con la fastidiosa Asuna.

— Está bien, en serio. Comparado a acampar fuera de las habitaciones seguras de los laberintos, me agrada que este lugar tenga techo. Además, tengo una habilidad personal de dormir  en  donde me  apetezca.  Solo relájate  y toma  la mecedo…

— Podemos apretujarnos en ella –dijo, cortando la segunda parte de mi oferta generosa.

— ¿Eh?

— Es una mecedora grande. Si nos ponemos de lado, ambos cabríamos.

¡¿De lado?!

Espera, esa parte no.

¡¿Ambos?! 

Si mi memoria de la habitación la posada en Zumfut en el tercer piso aún estaba fresca, en donde Asuna lanzó una fruta desconocía directamente a mi cabeza. Para empezar ella había establecido una barrera personal, y ahora sugería que podíamos apretujarnos en una pequeña mecedora.

No podía decidir: ¿declinar agradecidamente o aceptar su oferta? Eventualmente ella se volvió, enfurruñada, colocó su estoque en el inventario, y luego se sentó en la mecedora de cuero y se desvió noventa grados mirando hacia afuera.

— Iré adelante y comenzaré a dormir un poco. Si quieres usar el espacio vacío, siéntete libre de hacerlo –anunció, de espalda hacia mí, luego quedó en silencio.

Luego de dos minutos enteros sin moverme, me senté en la silla. Sentía curiosidad por saber si Asuna dormía o no, pero eso requeriría rodear hasta su lado, y en realidad eso parecía como cruzar la línea.

Dentro, coloqué una mano en las barras de respaldar y presioné ligeramente. La mecedora se movió hacia adelante y atrás con un tenue chillido. Asuna ni se movió ni reaccionó.

En ese instante, realmente no tenía idea de qué hacer. Mi mente estaba en blanco mientras la silla seguía moviéndose, cuando…

— Mmh…

Asuna gruño y cayó en mi dirección. Sus ojos estaban firmemente cerrados. Si me concentraba, podría escuchar el sonido de su respiración somnolienta provenir de sus labios parcialmente abiertos. Definitivamente estaba dormida.

Me sorprendía que la esgrimista, quien había sido tan sensible cuando la conocí en el primer piso, ahora era tan valiente… pero luego cambié de idea.

En ese momento que ella estuvo diciéndome que tenía la opción de usar la mecedora o no, la fatiga debió haberla estado atacando. Ella solo me hizo esa oferta porque no quería que yo comprendiera cuan cerca se encontraba de una desconexión por sueño aunque ese término de MMO ya no era aplicado en Aincrad.

No podía culparla. En la mañana, ella dejó la posada y corrió hacia la torre laberinto del tercer piso hasta que llegamos al piso del jefe. Luego de la batalla, subimos hasta el cuarto piso, flotamos rio abajo, y nos vimos involucrados en esa persecución alocada con la cosa-renacuajo parecida a un tiburón; tuvo un breve momento para descansar en el pueblo antes de comenzar la misión de construir el bote, luchó con muchos monstruos, y terminó encontrándose con un enorme oso aliento de fuego tan poderoso como un mismísimo jefe. Ella nunca dijo una palabra acerca de estar cansada, pero ella tenia que estar lo suficientemente exhausta como para caer en pedazos en el instante que volviéramos al pueblo. 

—…disfruta tu descanso –susurré, y tomé el taburete redondo de la mesa que estaba cerca de la mecedora.

No había suficiente espacio allí ahora que Asuna se había enrollado, e incluso si lo hubiese, no quería correr el riesgo de despertarla.

Coloqué una mano en el respaldar y gentilmente la mecí de nuevo. Una ligera sonrisa brotó del rostro de apariencia infantil de Asuna mientras dormía.

Quizá ella estaba soñando en la Tilnel terminada navegando por el canal. Supuse que serían tres horas para el anciano Romolo-san, pero mientras mecía la silla silenciosamente, no me importaba si le tomaba un poco más.

El registro de misión zumbó alrededor de las cuatro y media de la mañana, cuando la oscuridad fuera de la ventana estaba a punto de mostrar los primeros signos de iluminación.

La ventana decía: El barco que han ordenado está completo. Diríjase al taller del carpintero naval. Era la una y media cuando Romolo había descendido hacia su puesto de trabajo, por lo que el tiempo de construcción fue de tres horas puntuales, exactamente como lo sugerí.

Asuna debió haber oído el efecto de sonido también, pero ella seguía hecha polvo en la mecedora, sus ojos cerrados. Yo mantenía la idea de seguir meciéndola amablemente por una o dos horas más de sueño.

Pero tenía la sensación de que si lo hacía, ella me regañaría por no despertarla. Decidí que una vez que tuviésemos listo el bote, podríamos regresar a la posada para un descanso apropiado. Me levanté y me incliné sobre Asuna.

— Eh, ¿hola? Creo que nuestro bote está listo.

Sus cejas se torcieron en su sueño, y murmuró algo inaudible, pero no despertó. Coloqué una mano en su hombro y lo sacudí amablemente. Se me ocurrió que había estado meciéndola gentilmente por las últimas tres horas, por lo que un poco más de vibración no funcionaria.

Decidí incrementar gradualmente la presión de mi mecida y comencé a llamarla:
— Buenos días, levántate y brillaaaa…

De repente, Asuna se irguió con un sonido extraño.

— ¡¿Hwulyuh?!

Tuve  que caí hacia atrás  para evitar  un  cabezazo  justo  en  el mentón. La esgrimista miró a su alrededor, somnolienta, hasta que sus ojos se centraron en un lugar vacío en el aire frente a ella.

— ¿…qué fue ese sonido extraño… de esta ventana…? ¿Qué es esto…? –
murmuró. Sacudí mi cabeza. 

— No, es solo que se actualizó el registro de misión… no, espera…

Eso no tenía sentido. Ella habría escuchado ese sonido al mismo tiempo que yo lo hice, y eso fue mucho tiempo antes de que ella despertara. Por lo que fuere cual fuere la ventana que Asuna estaba viendo tenía que ser…

— Oh, ya veo… así que ya puedo cerrar esto entonces –murmuró, acercando su dedo extendido.

— ¡Aaaaahh! ¡Espera, espera! ¡Para! ¡Paaaaraaaa! –grité. Ese aullido le hizo incrementar hasta un 70 por ciento el desvelo, y su mano saltó y se detuvo.

— ¡¿Q-qué?!

— ¡¡No lo aprietes!!

— ¿Huh…? Umm…

Ella se volvió hacia mi rostro desesperado y gritador, sospechando, luego miró de cerca la ventada que ella solo podía ver.

— ¿…Activar la teletransportación automática del sujeto debido a violación del código de acoso…?

Ella de repente se tocó el cuerpo y me miró. El último 30 por ciento de desvelo se evaporó al instante, y sus cejas se dispararon al aire.

— ¡¿Q-QU-QUÉ ME ESTUVISTE HACIENDO MIENTRAS DORMÍA?!

— ¡¡No hice nada!! ¡¡Solo estaba tratando de despertarte!!

— ¡¡SI SOLO FUESE ESO, ENTONCES EL CODIGO DE ACOSO NO SE HABRÍA ACTIVADO!!

— ¡¡E-es tu culpa por no despertarte!!

Antes de poder continuar con ese argumento insustancial, levanté una mano.

— E-espera. Algo no está bien… la orden del despliegue del código de acoso está errada…

— ¿A qué te refieres? –preguntó, aún pendiente. Elegí cuidadosamente mis palabras.

— B-bueno… cuando por contacto inapropiado se activa el código de prevención de acoso, este libera a ambos una advertencia y desvía la mano ofensiva, eventualmente desarrolla una teletransportación forzada si el contacto continua, de lo que entiendo…

— ¿…quiere decir que cuando me tocaste, deberías haber recibido también la advertencia? 

— P-pero no hubo ninguna. Y no sacudió alejando mi mano… solo estaba sacudiéndote, tratando de despertarte, hasta que saltaste de esa forma.

—…Hmmm…

Ella finalmente logró retroceder un paso de su estado de precaución nerviosa. Asuna miró hacia abajo para reexaminar los detalles de la ventana de advertencia, pero yo aún me encontraba a su lado, nervioso. Si ella presionaba el botón sí, incluso si fuese accidentalmente, yo sería teletransportado inmediatamente hacia la prisión debajo del Palacio de Hierro Negro, allá en el primer piso.

Afortunadamente, ella solo estudió con sumo cuidado los detalles de la ventana antes de encogerse de hombros.

— No dice nada aparte de preguntar si quiero activar el código. ¿Entonces debería presionar no?

— P-por favor…

— Bien, presionado.

Dejé escapar un extenso suspiro de alivio al haber evadido el peligro de la prisión y me desplomé en la banqueta. Ella solo sacudió su cabeza y se levantó de la mecedora.

— No tengo ni idea de que va todo esto… pero podemos preguntarle a Argo, supongo. En fin… ¿dormiste también?

Honestamente no estaba seguro de que tipo de respuesta tendría Asuna si le dijese que pasé tres horas meciendo la silla sin razón alguna mientras ella dormía, por lo que me mantuve indeciso.

— Ehh, pude lograr dormir un poco.

— ¿…dónde?

— En la banqueta de allí.

—…oh.

Ella miró la mecedora donde durmió, luego decidió cambiar de tema sin comentar más: 

— Y ¿por qué trataste de despertarme con tanta energía como para liberar el código de acoso?

— P-porque el bote ya está listo.

Instantáneamente ella miró su registro de misión con una concentración tan feroz, y su rostro se iluminó:

— ¡Haberlo dicho antes!

— Fue lo primero que dije… 

Pero la esgrimista ignoró mi replica y corrió hacia la puerta frontal, luego frenó al tercer paso.

— Espera, el registro dice que vayamos al taller, pero esto ni siquiera es una tienda.

— Buen punto. Y no parece que el abuelo venga para acá… lo que significa…

Caminé hacia la puerta de almacén de herramientas en la pared contraria a la entrada y apreté el pomo que brillaba tenuemente. Giró con lentitud y pesadez abriendo solo una grieta.

— Creo que es este, Asu…

Antes de poder terminar, algo empujó mi espalda y me inclinó hacia el almacén. Asuna había liberado esencialmente un golpe con el cuerpo durante el proceso de corrida hacia la habitación. Apenas había cerrado la puerta cuando se volvió hacia mí y demandó:

— ¡¿Bueno?!

Nerviosamente miré alrededor y descubrí una palanca llamativa en la pared. Sería una cosa si esto fuese una mazmorra, pero decidí que no era posible que hubiese trampas en medio del pueblo. Era seguro tirar de ella.

Toda la habitación volvió a la vida y comenzó a descender. El almacén era realmente un enorme elevador que llevaba al cuarto de trabajo subterráneo.

Luego de unos veinte segundos, el retumbe se detuvo y Asuna abrió la puertas con impaciencia.

— ¡Ohhhh! –se asombró. Yo silbé.

Era enorme. La habitación superior era legítimamente espaciosa, pero esta estaba bastante cercana a ser una industria completa. El piso, paredes, y techo estaban hechos de piedra sólida, y había enormes plataformas de trabajo, montacargas de madera, y varias toneladas de materiales de barcos a gran escala con suficiente espacio de sobra.

Con la característica que más fue atraída por mi ojo fue una piscina –no, un muelle– instalado en el centro de la habitación. Era un canal de unas cinco yardas de ancho llena con agua clara que pasaba por la habitación y hacia una gran puerta a un lado. Esa puerta debía estar conectada a los canales de pueblo.

Romolo estaba de pie al lado del muelle, con las manos en sus caderas. Miró la superficie del agua hacia la forma agraciada de una góndola de dos puestos que brillaba notablemente bajo las incontables lámparas del taller. 

Seguí a Asuna hacia el bote recién hecho. Había un signo «?» sobre la cabeza del anciano, lo que significaba que necesitábamos hablar con él para avanzar en la misión, pero no podía evitar mirar la góndola fresca.

Era de unos veintitrés pies de largo y solo cuatro de ancho. El cuerpo estaba pintado de un brillante blanco marfil, mientras que los lados y la proa eran de un profundo verde boscoso. Los dos asientos de cuero y el resto de la parte interna eran de unas calmadas sombras de color marrón. Como esperaba, el cuerno probablemente fue colocado debajo de la proa y apenas era visible en el agua.

Al final, no pude evitar mirar la hermosa y fluida caligrafía del nombre Tilnel a un lado. Finalmente me volví hacia el anciano carpintero naval.

—…muchísimas gracias por este magnífico bote, Romolo-san.

— Hmph. Ha pasado bastante tiempo desde que quedé bastante satisfecho con un buque –murmuró alegremente el anciano, rascándose sus patillas, antes de añadir de repente–. ¡Sin embargo! ¡Tras arrastrar a este pobre ciudadano a su taller, es mejor que no dejen que la góndola se hunda!

— ¡No lo haremos! –bramó Asuna. Parecía que la sangre le corría a la cabeza, y esas estrellas estuvieron de vuelta en sus ojos–. Atravesamos el mismísimo infierno para reunir los implementos para crear esta barca. ¡Será tratada muy bien, abuelito! ¡Gracias!

Temía que el viejo carpintero cascarrabias objetara al ser llamado «abuelito», pero Romolo resopló con aparente satisfacción, luego dio un paso hacia atrás.

— En ese caso, la barca es toda suya. Les abriré la puerta, luego podrán navegar hacia donde deseen.

— ¡Si, señor! –balbuceó Asuna y saltó hacia la góndola. Levanté mi pierna para entrar en la barca después de ella, pero me detuve en medio del aire–. E-espera un segundo… Romolo-san, ¿dónde está el barquero?

La Tilnel fue construida con dos asientos, tal como lo ordenamos, pero el espacio en la proa para el que llevase el remo estaba vacío. No había señal de ningún otro NPC en el taller espacioso.

— Kirito-kun, la persona que dirige una góndola es llamada gondolero –dijo Asuna remilgadamente desde el asiento frontal, pero eso no me importó.

El anciano enarcó una ceja ante mi pregunta, luego extendió sus tensas manos.

— ¿Barquero? No hay ningún barquero.

— ¡¿Ah, no?! ¡Entonces… ¿cómo moveremos la barca?!

— Es obvio. Tienes que ponerte allí y remar. 

— ¡¿D-disculpe?! –repliqué, sorprendido.

Asuna estaba completamente inalterable: — Oh, entonces así funciona. ¡Bueno, vámonos, Kirito-kun!

Debería estar realmente feliz de que existiese un manual in-game con respecto al control de barcos, o debería estar realmente enojado ante la simplificación de quien decidió inundar el cuarto piso con agua, pensé mientras sujetaba con timidez el enorme remo.

Si el manual que viene con la góndola fuese de confianza, el controlar el bote no era complicado. Si elevabas el remo hacia adelante, esta avanzaría, y si lo mantenía recto hacia arriba, frenaría. Inclinarlo hacia atrás haría que la góndola retrocediera, y empujarlo a la derecha o a la izquierda resultaba un giro apropiado. Los gondoleros en Venecia, sin duda, necesitarían habilidades mucho más complejas en la vida real, pero ellos simplificaron el proceso para que el juego fuese más divertido.

Aun así, no tenía más experiencia en dirigir un bote que los viejos barcos a remos del Parque Acuático Kawagoe con mi hermanita cuando éramos niños –estaba asustado de convertir el bote en astilla al chocar con un lado del muelle. Solo cuando intenté agarrar varias veces el remo sentí la confianza suficiente para mirar a Romolo y asentir.

— ¡Estoy abriendo la puerta! –advirtió, y tiró de la palanca. La enorme puerta doble frente al muelle se abrió a la derecha e izquierda. La pálida luz del inminente amanecer y una mezcla de niebla blanca se colaron en el taller.

— ¡A-aquí va entonces! ¡Sujétate fuerte! –le dije a Asuna. Su respuesta estaba completamente desprovista de cualquier tipo de nervios. Tomé un aliento profundo.

— ¡Ahora zarpará la Tilnel! –anuncié, cumpliendo el sueño de cada niño que siempre ha querido ser capitán, y empujé el remo hacia adelante. El bote avanzó fácilmente, casi decepcionante.

Oye, esto no podría ser tan difícil después de todo –pensé en un momento muy breve.

— ¡A la izquierda, Kirito-kun! ¡Te estas inclinando a la izquierda!

— ¿Eh? ¿I-izquierda?

Empujé el remo hacia la izquierda, asustado, lo que hizo que la proa virara fuertemente.

— ¡No, a lo opuesto! ¡Ve a la derecha!

— ¿D-d-derecha? 

Incliné el remo en dirección opuesta, pero su reacción fue lenta. Por un momento hubo un sentimiento de resistencia pesada, pero una vez que el bote comenzó a girar, sentí un rechinado desagradable desde el suelo. Aparentemente el cuerno pegado en la proa en la parte submarina del bote había chocado contra el muro del muelle.

— ¡¿Um, está todo bien?!

— Eh… creo que sí –murmuré en un tuno que sugería que no estaba para nada bien. Claramente necesitaba mirar mucho más delante de donde la proa y mis manos apuntaban.

Por el momento en el que apropiadamente ajusté la dirección, el bote estaba pasando el portal de agua.

— ¡Volveremos luego, abuelito! –gritó Asuna, saludando a Romolo. Incliné el remo para dar un giro a la derecha.

Al menos fuera en los canales de Rovia, giré la Tilnel al este y remé tan fuerte como pude. La góndola se levantó a través de la niebla matutina e hizo una maniobra. Asuna estiró sus brazos y sonrió: 


— ¡Ahhh, esto se siente tan grandioso! ¡Vayamos directamente a las afueras del pueblo!

— No estoy muy seguro de que salir sea una buena idea… me consideraba del tipo que esperaba tener algo de practica de navegación en la seguridad del pueblo. Recuerda, le prometimos a Romolo-san que no la destrozaríamos –sugerí. La esgrimista se volvió, insatisfecha, pero aceptó cuando vio mi control inseguro del remo.

— Oh, bien. Bueno llevamos a un pequeño tour por los canales.

— Aye, aye, sir –respondí, mirando con un suspiro de alivio.

La sombra de otra embarcación llegó de forma inminente en nuestra dirección a través de la densa niebla. Traté de recordar que lado del tráfico se usaba aquí y comencé a virar a la izquierda antes de recordar que era la derecha – ¡derecha!

No íbamos muy rápido, pero la embarcación iba más lenta que un carro automático. Mi única experiencia de conducción era en otros juegos de RV, pero esta góndola era tan falsa como ellos, por lo que la comparación funcionaba. Una vez que mi giro desesperado fue completado, la enorme góndola pilotada por un NPC cruzó por la izquierda con solo unas pulgadas de sobra.

— ¡Ten cuidado, payaso!

Bajé mi cabeza, avergonzado, y enderecé la barca. En ese momento, estaba claro que debía girar al extremo derecho de los canales.

— Él no tenía que haber gritado solo porque su bote es más grande –resopló Asuna.

Traté de calmarla: — ¡Calma, calma! Probablemente solo está programado para reaccionar de esa forma si las góndolas se acercan demasiado por comodidad.

— Entonces él habría dicho cosas peores si realmente hubiésemos chocado.

— Jaja, estoy seguro que sí…

Apenas esas palabras habían salido de mi boca cuando otra góndola, esta vez del mismo tamaño que la Tilnel, se apresuró para pasarnos por la izquierda.

— ¡Quítense del camino! ¡No obstruyan los canales! –el barquero rugió antes de desaparecer en la niebla.

— ¿P-por qué fue eso? ¡Persíguelo, Kirito-kun – he de darle un trozo de mi mente!

— N-no puedo. No sería capaz de hacer un giro si fuese a tan rápido –me quejé ante el dueño agresivo de la barca, luego dejé de imaginar.

Cuando un jugador obtiene su propio bote, ¿significa que los gondoleros NPC con los que comparte los canales se vuelven sus enemigos? Técnicamente, uno podría estar despertando la ira de los pasajeros NPCs, por lo que eso no era nada, pero esto parecía estar desarrollándose más problemático de lo que buscaba en un videojuego.

—…no, espera –murmuré, empujando cuidadosamente el remo.

Romolo había dicho que él abandonó el negocio de fabricar barcos debido al Gremio de Aguadores que monopolizó los materiales de negocio. ¿Por qué el gremio estaba tan desesperado como para excluir a Romolo, quien claramente no era un miembro? ¿Existía alguna razón que necesitaran para controlar las industrias de construcción naviera y de transporte de agua aquí Rovia?

De hecho, eso me recordaba que el primer gondolero que conocimos en el pueblo había dicho algo curioso. Cuando le pregunté si otros botes podrían llevarnos fuera de la ciudad, él clamó que no podía responder a esa pregunta.

¿Qué si esa respuesta no era una reacción corta y pega a una pregunta que no comprendía, sino algo relacionado con el Gremio de Aguadores?

Quizá hubiesen barcos que pudiesen salir del pueblo, pero ¿las circunstancias le prohibían hablar de ello…?

Atacado por un pensamiento repentino, abrí nuevamente la ventana de registro de la misión «Carpintero Naval del Antaño», la cual asumí que ya estaba terminada. Como lo sospechaba, había una nueva línea de texto en la parte inferior derecha.

LOS BOTES DEL GREMIO DE AGUADORES ESTÁN ACTUANDO EXTRAÑO. HABLA NUEVAMENTE OCN EL VIEJO ARTESANO.

— Lo siento, Asuna, tenemos que ver al abuelito de nuevo –grité, y lentamente detuve el barco. Ella casi de  su  asiento hacia adelante  y se volvió con  ojos abrazadores. Sin embargo, su boca se cerró cuando vio mi rostro.

Una vez la góndola estacionaria terminó de dar su giro de 180 grados, utilicé toda mi fuerza para comenzar a remar y llevarnos hacia adelante.

Treinta minutos después, la Tilnel estaba de vuelta en los canales de Rovia. Asuna y yo nos miramos el uno al otro, nuestras cabezas se giraron en el mismo ángulo, que curioso.

—…su historia realmente no tiene sentido…

— Estoy de acuerdo… pero esta misión aun avanza…

Asuna enderezó su cuello y bostezó adorablemente. Ya eran la 5:40 de la mañana, casi la hora en la que los jugadores nocturnos regresan al pueblo y las primeras aves se levantan. En cualquier caso, yo era un búho nocturno, pero dormir en el Campamento Élfico Oscuro fijó mi horario al de una persona matutina. Estaba completamente exhausto. 

Una vez me uní a su bostezo, mi compañera me dio un regaño relajado.

— Te dije que podíamos haber compartido la mecedora.

—…bueno, tu todavía pareces bastante cansada, aun después de usarla.

— Es porque este bote te balancea como para dormirte… pero si quieres volver a la posada y tener un sueño apropiado, no lo discutiré.

— Gracias por ser considerara…

Consideré la situación. Romolo no explicó exactamente las razones del antagonismo de los demás gondoleros o que le sucedió a él y al gremio. A cambio de eso, solo nos dejó un misterio a considerar.

Si realmente quieren saber, encuentren un gran bote cargando cajas de madera en lugar de pasajeros, y síganlo sin levantar sospechas. Éste dejará el pueblo por el sureste al caer la noche. Tenga cuidado de que no los descubran. Ellos tienen rufianes a bordo – por otro lado, luego del rey oso, ustedes no deberían tener nada que temer.

— ¿Qué piensas, Asuna? Ya tenemos nuestra barca. ¿Deberíamos seguir con la misión? –le pregunté, estancado en el hecho de que la esgrimista tenia demasiada buena suerte como para haber ganado dos objetos increíblemente raros.

Ella parpadeó, sorprendida, y asintió como si la pregunta fuese obvia: — Claro que si. De lo contrario no me sentiría bien.

— Ah, de acuerdo. Bueno… me siento más por entregarle información incompleta a Argo… volvamos entonces a la posada…

— Mm... –respondió. Esperé que estuviese de nuevo en su asiento para continuar remando.

Nos abrimos paso por el sur hacia el canal principal y nos dirigimos a la plaza de teletransporte, soportando los insultos continuos de los gondoleros. Planeaba dejar la posada temporal con vista a la plaza para movilizarme a un hotel apropiado en el sector suroeste, pero se me ocurrió que mantener nuestra base en el centro del pueblo sería más conveniente para viajar.

Luego de varios minutos remando, un enorme embarcadero de piedra llegó a mi vista. Las góndolas manipuladas por NPC solo encallaban en el extremo sur de la isla central, mientras que los muelles de los extremos este y oeste solo mantenían unos cuantos botes atados. El muelle del oeste estaba directamente adelante, por lo que poco a poco y con mucha dificultad aparqué la góndola en un atracadero.

Asuna se levantó y ofreció unas palabras de agradecimiento por mi pilotaje, luego pareció tener una idea. 

— Oye… ¿no podemos poner de alguna forma a la Tilnel en nuestro inventario? ¿Tenemos que dejarla atrás?

— De acuerdo al manual, podemos fijar el bote en un lugar y soltar un ancla o atarla a un poste en un muelle. Una vez fija, solo el propietario puede desbloquear el barco, es decir… no creo que necesitemos preocuparnos porque sea robada…

— Yo me esperaba una respuesta con más confianza –se quejó Asuna. Ella tomó una soga enrollada que estaba frente a la góndola–. ¿Está es la soga que usaremos?

— Eso creo.

— ¿Y este el poste?

Ella apuntó a un poste gordo y redondeado a un lado del embarcadero.

— Eso creo.

— Lo haré entonces –anunció, y saltó hacia el muelle, colocando la soga en el poste. Eso era todo –un mensaje del juego apareció haciéndome saber que la Tilnel había sido fijada en un lugar.

Bajé el  remo  y salté  hacia el muelle  para  disfrutar  de  un  buen  y extenso estiramiento.

Había sido un largo día. A pesar de un par de descansos aquí y allá, esencialmente estuve activo por un periodo de veinticuatro horas seguidas desde la batalla del jefe del tercer piso.

Pero mientras miraba la hermosa góndola blanco marfil y verde boscoso, me parecía que el tiempo había sido gastado muy bien. Nunca se me ocurrió que podría tener mi propio vehículo que pudiese controlar en Aincrad.

— ¿Te gusta la combinación de verde y blanco? –pregunté.

Asuna bajó para ver su propio atuendo: — Hmm… en términos de preferencia personal, me voy por el blanco y el rojo.

Eso tenía sentido, observando su túnica blanca y su capa rojo oscuro. Le envié una mirada cuestionadora, y ella mostró una extraña sonrisa amable.

— Los símbolos de la seguridad o del ambiente usualmente son una cruz roja en un fondo blanco, ¿no? Los colores simplemente surgieron en mi cabeza una vez que decidí usar el nombre Tilnel en el bote. Por otro lado… ese símbolo de cruz verde solo se reconoce en Japón.

—…ya veo…

Recreé una imagen de la herborista Tilnel, una persona que nunca conocí pero de la que si escuché por parte de Kizmel en varias ocasiones. Cuando hablé, fue en un tono deliberadamente alegre para cubrir el extraño nudo que surgió en mi garganta.

— Una vez comprendí que tenía el remar por mi cuenta, debimos haber hecho uno de un asiento. Podríamos habernos ahorrado los materiales, y fuese sido más fácil de maniobrar.

— Solo piensa que es una ganga. Construimos una góndola de dos asientos que realmente puede tener tres.

— ¿Realmente… eso es una ganga…? –no estaba seguro, pero con mi cerebro funcionando a capacidad disminuida, no tuve más elección que aceptar dubitativamente–. Umm… sí. Seguro. En fin, volvamos a la posada…

Dejé escapar un enorme bostezo ante la luz del sol naciente desde el perímetro exterior, y esta vez fue Asuna que lo copió de mí.

— Fwah… ¿A qué hora debemos reunirnos?

— Ummm… a las diez –no, a las once, por favor…

— Comprendido.

Ambos dominados por el sueño, volvimos nuestras espaldas hacia la plaza de teletransporte constantemente  conmovedora y nos arrastramos hacia nuestros hospedajes temporales.

Mi mente quedó en blanco en el instante que caí en la cama, y parecía como si las alarmas me estuviesen sacudiendo para despertarme solo momentos después.

No fue suficiente sueño, pero de cualquier forma, era momento de comenzar el Día Cuarenta y Seis. Noté la fecha (22/12) en mi menú y no pude evitar sentir que algo importante se acercaba, pero ya estaba en la puerta antes de poder recordar que era.

Asuna y yo nos encontramos en la planta baja y para comer, nos dirigimos hacia los carritos de comida italiana en la plaza. Mi hambre omitió mi somnolencia en el momento que capté un olorcillo de queso derretido. Ayer había elegido los emparedados panini, por lo que hoy trataba de decidir entre la pizza o el pescado frito o quizá los dos para reponer la carencia de desayuno –oh, pero eso no dejaría nada bueno que probar mañana…

— ¿…qué pasa? –escuché un murmulló a mi lado. Pensé en responder.

— Bueno, estoy viendo el pescado frito…

— No, quiero decir eso.

Ella se estiró y agarró la parte posterior de mi cabeza para girarla ochenta grados a la derecha. 

Vi más de un par de jugadores corriendo directamente hacia la plaza occidental. Las miradas en sus rostros no sugerían una emergencia, pero claramente sucedía algo. Volví mis oídos y pensé que escuché un retumbe mucho más grande venir de la dirección en la que ellos corrían.

— Probablemente deberíamos ir a ver qué pasa –apuntó Asuna con seriedad. Deseosamente miré de reojo a los tres carritos antes de retirarme.

La plaza de teletransporte aquí era una plaza que ahora estaba llena de agua, por lo que mientras hubiese posadas, carritos y otras estructuras en las esquinas, generalmente tenía una vista excelente en los alrededores. Luego, en el instante que dimos vuelta por el portal y caminamos hacia la mitad oeste, notamos una multitud en el muelle. Había al menos unos cincuenta jugadores allí, pero no podía haber nada más allá de ellos excepto por el muelle. Y las góndolas públicas no se paraban en los embarcaderos este u oeste.

—…tengo un mal presentimiento de eso –murmuró Asuna. Asentí también. Aumentamos el ritmo y cerramos la distancia restante.

Tras deslizarnos en el borde derecho de la multitud, vimos que nuestras expectativas eran cincuenta por ciento correctas, y cincuenta por ciento erradas.

La causa de la aparición del disturbio parecía ser una góndola nueva estacionada en uno de los muelles – la Tilnel. Pero lo que llamó la atención de los espectadores no fue el bote, sino dos grupos que estaban enfrentándose a la orilla del malecón. Ambos parecían estar compuestos por seis miembros: la cantidad máxima para un grupo sencillo.

El grupo en el lado izquierdo estaba completamente decorado con dobletes azules. No había error, era el uniforme de los Dragon Knight Brigades, uno de los gremios elite de la línea delantera.

Mientras tanto, el grupo a la derecha estaba de verde mohoso. Al igual que el otro equipo, ellos eran uno de los gremios más conocidos del juego: los Aincrad Liberation Squad.

Mientras observaba en silencio, un hombre con trozos puntiagudos de cabello – parecidos a la estrella de la mañana– a la cabeza de los ALS dio un paso al frente y graznó.

— ¡Todavía no sabes cómo funcionan las cosas aquí, ¿no?! ¡Escucha, nosotros encontramos esta barca primero, lo que significa que nosotros tenemos el derecho de investigarla primero!

El objetivo de su ira era un hombre delgado en el centro de los Dragon Knights con su larga cabellera azul atada detrás de su cabeza. Aunque su irritación era plana de ver, mantuvo mejor compostura que el hombre cabeza de cactus. 

— Clamas haberla encontrado primero, pero como el hombre a cargo allí, llegaste dos minutos después de que lo hice yo. Ya hemos comenzado nuestra investigación - ¿por qué no te ahorras tus quejas sin base para otro momento?

— ¡¿Quejas sin base?! ¡No, metete esa lógica sin sentido por el culo! ¡No tienes derecho de actuá todo grande y poderoso, cuando fuiste tú quien quitó mi guardia fuera del camino!

— Estamos dentro del pueblo. Sabes muy bien que no hay forma alguna de que podamos mover forzadamente a tus hombres. ¡Esas excusas me dan risa!

Ninguno de los dos líderes de  gremio mostraba el más mínimo  intento de retroceder. Una voz con la mezcla perfecta de aprehensión y cansancio sonó en mi oído derecho.

—…ni siquiera sé que decir…

Lo medité y ofrecí mi mejor consejo: — En este caso, creo que un simple ugh será suficiente.

—……ugh.

Miré a Asuna y decidí ser un poco más constructivo esta vez.

— Mientras no haya mucho que puedas decir sobre esto además de «ugh», quizá deberíamos llegar con un plan… Aquí está el Plan A: regresamos a la plaza, almorzamos, y nos escabullimos en el bote una vez que se hayan calmado. Plan B: Embestir su argumento, revelar todo lo que sabemos acerca de la misión de construcción de botes, y les hacemos ver la luz.

— ¿…realmente crees que se calmaran? –respondió al instante. Luego consideré eso.

La Tilnel estaba bloqueada en el muelle por el mismísimo sistema de juego. Ningún otro jugador además de Asuna o yo debería ser capaz de moverlo. Con eso en mente, supuse que ambos gremios tendrían que desistir eventualmente, pero no daba eso por hecho. Si estuviese en su posición, podría imaginar una vista de ese bote nuevo rogando un paseo volviéndome loco hasta que lograba la forma de tenerlo.

Encima de eso, el líder del gremio rival estaba justo allí. Ellos no se rendirían fácilmente y se irían, sabiendo que el otro lado podría encontrar una forma de mover la barca.

— Hmmm. Quizá ellos no se calmaran…

— Eso es lo que estaba pensado.

— Lo que significa que no tenemos más opción que explicarles toda la misión a ellos –dije, resignado, pero Asuna no estuvo de acuerdo. 

— ¿…y puedes imaginar que sucederá después de eso, no?

— ¿Huh…? ¿A qué te refieres…?

— ¡Ustedes no tienen permitío ir alante de nosotros! ¡Tienen que ayuarnos con la misión hasta que tengamos nuestro propio bote!

Su imitación del acento Kansai de Kibaou fue muy perfecta que no pude evitar sentir un escalofrió en mi espina dorsal.

— Sip, definitivamente es más que un simple ugh… y se supone que tenemos que estar localizando esa gran góndola para que el abuelito Romolo…

—  Hay  otras  cosas que  también  me  preocupan  –dijo  Asuna,  mirando  con detenimiento a la Tilnel–. En este momento el bote está clasificado como Objeto Inmóvil, ¿no?

— Debería.

— Eso significa que también es un Objeto Inmortal, ¿no?

— Deber…

Me detuve antes que el último ia saliera de mi boca.

En un RPG ordinario, los vehículos que el jugador puede obtener esencialmente nunca se destruían a menos que fuese parte de la historia principal. En muchos MMORPGs, las monturas eran imposible de atacar. Después de toda la pasión que Asuna colocó en la Tilnel, esperaba desesperadamente que este caso aplicase en SAO –pero el equipamiento opcional del bote me preocupaba.

Ese artilugio hecho del Cuerno del Oso de Fuego tenía que estar para el propósito de hundir otros barcos mediante la colisión. Si esa función está programada en ello, entonces  se mantenía  la  razón  de  que  todas  las  barcas  tenían  una  tasa  de durabilidad que les permitiese hundirse cuando esta llegase a cero.

Me lamenté de no haber chequeado la ventana de propiedades de la Tilnel cuando tuve la oportunidad, ahora ya era demasiado tarde.

—…en realidad, quizá no esté marcada como inmortal. Siento que probablemente está protegida aquí en el pueblo, pero no quiero dar por hecho eso hasta que verifiquemos nuevamente el manual.

— En ese caso, probablemente deberíamos mover la barca antes que esas personas decidan que la investigación requiera una cantidad de golpes.

No creía que ellos cayesen tan bajo… hasta que recordé la escena del muelle público en el sur la noche anterior. Los Dragon Knights se había colocado al frente de la extensa fila de turistas como si ese fuese su derecho otorgado por Dios. 

Ciertamente existía una posibilidad superior a cero que ellos pudiesen, no solo golpear la barca, sino destruirla si no llegaban a hacerse con ella.

— ¿Entonces ese sería el… Plan C: Atacar con fuerza bruta?

— No me gusta irme por las malas razones, pero esto les ahorrará perder su tiempo. Vamos con ese.

— Muy bien. Saltaré primero en el bote para preparar el remo mientras remueves las sogas.

Ella asintió en silencio, y compartimos una mirada de hacer lo nuestro antes de saltar del embarcadero al muelle que estaba a cinco pies hacia abajo.

Delicadamente grité: «Disculpe, vamos pasando» mientras corríamos cuesta abajo hacia el muelle. Los equipos verde y azul se desconcertaron lo suficiente como para permitirnos deslizarnos a través de ellos y saltar hacia la Tilnel. Asuna tiró de la soga de amarre mientras yo giraba el remo en su encaje U para prepararnos para navegar.

Al ver que la soga anteriormente inmóvil era removida del poste sin problemas, Kibaou, el líder de los verdes, Aincrad Liberation Squad, gritó con ira. Pero Asuna lo único que hizo fue saltar en la góndola sin mirar atrás. La soga en su mano automáticamente se enrolló frente al bote, mientras yo me propuse comenzar a remar tan fuerte como pude.

El instante en el que la Tilnel dejó el muelle, fue el líder de los azules, Dragon Knights, Lind, quien habló:

— ¡O-oigan, ustedes! ¡¿C-cómo hicieron eso…?!

Finalmente me volví y grité: — ¡Los detalles de la misión de construcción de botes saldrá en la próxima guía de estrategia! ¡Espérenla!

— ¡No, idiotas vuelvan aquí! Y… ¡no ustedes dos otra vez! –Kibaou rugió, levantando sus puños.

Corté un saludo con mi mano derecha, luego aumenté la velocidad.

Una vez que dimos una media vuelta cerca del extremo sur del canal principal y nos dirigimos a uno de los canales más pequeños en el cuadrante sureste, detuve el bote y verifiqué el manual de operaciones que era accesible desde la ventana de propiedades de la góndola. Al hacerlo, aprendí dos cosas.

La Tilnel no era, de hecho, un Objeto Inmortal –tenia valores de durabilidad establecidos. Como temía, ese valor disminuiría por ataques de enormes monstruos, colisiones con obstáculos y batallas con otros botes. Si estos llegaban a cero, el barco se hundiría, pero podía ser restaurado al visitar al carpintero naval o usar la habilidad de Carpintería. 


Afortunadamente, el valor de durabilidad estaba protegido cuando estaba anclado o no tripulado. Por lo que no había necesidad de tener miedo de que fuese destruido cuando no estábamos vigilándolo, tal como en el incidente anterior.

— No sé si tenemos que tranquilizarnos por esa información o no –remarcó
Asuna.

Estuve de acuerdo: — Creo que es algo improbable que vayamos a entrar en guerras de colisiones con otros botes, pero siento que sí es seguro que tendré un par de encontronazos con obstáculos.

— ¡Practica el manejo defensivo!

— Si, seguro. Pero… mientras la misión continúe, él dijo que el barco en cuestión aparecerá en el cuadrante sureste al anochecer, ¿no? –ella asintió.

— Vayamos a comer algo por ahora, luego veámonos con Argo y démosle los detalles de la misión. Estaba esperando hacer eso luego que termináramos, para bien, pero me temo lo que pueda suceder si seguimos retrasándolo más.

— Estoy de acuerdo. Estaba esperando verlos nadar por ahí con sus flotadores, sin embargo.

— Jaja, sí. Yo estaba esperando por una última A…

Me detuve anormalmente en el momento que comprendí el error que estaba a punto de cometer. Pero el escucha paranormal de la esgrimista –prácticamente maestría completa en habilidad de Escucha a Escondidas– lo captó, y ella se volvió hacia mí con una sonrisa.

— ¿Qué fue eso?

— Estaba esperando por una última… mordida de espárragos –finalicé pobremente.

Su sonrisa pasó del punto de tibieza a estar por debajo del punto de congelación.

— ¿Entonces por qué no pedir algo como eso para almorzar?

El cuadrante sureste de Rovia era un distrito comercial dividido por sus incontables canales.

Cuando estuvimos usando las góndolas del gremio, no podía preocuparme por chequear cada tienda, sabiendo que cada vez que pusiésemos pie en suelo sólido, tendríamos que pagar cuota nuevamente. Pero ahora que teníamos una propia, era libre de pasar todo el tiempo que quisiese explorando lo que desease. Podíamos detener el bote y pasear por los muelles y puestos mostrados en el lugar por si nos interesaba comprar. El tiempo simplemente pasó volando. 

Asuna fue arrastrada mayormente por las tiendas que vendían accesorios y mercancías menores, las cuales comencé a cuestionar.

— ¿Oye, qué dirías sobre mejorar tu armadura? Has estado usando esa coraza desde el segundo piso, ¿no?

Asuna se alejó de los mostradores de la tienda, su expresión estaba sumida en pensamientos.

— Es cierto, pero… realmente no quiero aumentar el peso de mi equipo. Los que tienen la defensa completamente alto son muy pesados, todos.

— Bueno, no hay nada que puedas hacer con eso –admití, luego analicé su atuendo desde la cabeza hasta los pies.

El único objeto metílico que usaba era su delgada coraza; sus guanteletes, botas y falda estaban hechos de cuero. No tenía queja con su filosofía de mantener su peso bajo para poder centrarse en evitar en lugar de defender, pero daba miedo considerar lo que podría suceder si llegaba a ser paralizada, aturdida, o caía.

Además, endebles monstruos cuyos patrones podían reconocerse eran una cosa, pero el tercer piso me enseñó que no solo tienes que tratar con los jefes de piso y sus patrones de rotación, sino que también de aquella horripilante posibilidad de enemigos cuyas acciones no se pueden predecir.

Rocé mi pecho ligeramente, recordando la sensación de ese combo de golpe crítico de hacha, Double Cleave.

— Toma esto por lo que vale, viniendo de un chico que no usa nada más que cuero y tela. Si tienes la habilidad Armadura de Metal Ligera, ¿Por qué no usar más la parte de «metal»? Descubrirás que con solo cambiar tus guanteletes o botas armadura tachonada o chapada hará una gran diferencia.

— ¿Tachonada? Quiere decir… ¿Qué tiene tachuelas de metal adheridas? –
preguntó.

Ahora fue mi turno de sentirme confundido.

— ¿Tachuelas? ¿Quieres decir, como… esas cosas puntiagudas de moda punk?

Ninguno parecía estar siguiendo el punto del otro. Ella torció sus labios.

— Realmente no lo entiendo. ¿Puedo ver la cosa real en la tienda antes de decidirlo?

— Claro. Ahora, creo que la tienda recomendada para el cuarto piso era…

Incluso sumergido en el agua como estaba ahora, el diseño del pueblo era el mismo que había tenido antes, por lo que consulté en mis bancos de memoria de la prueba beta, y apunté al este-sureste. 

—…por ahí, creo. Hay un pequeño restaurante, bonito por cierto, escondido allá,
podremos comer después de comprar.

Aunque nunca le presté mucha atención al término español antes de esto, descubrí que el nombre «armadura tachonada» de hecho provenía de tachuelas de metal martilladas en la armadura, y no necesariamente tenían que ser puntiagudas.

— Ya veo, por eso que lo llaman cuero tachonado… hombre, es duro decirlo – murmuré. Mientras tanto, la voz de Asuna llegó viajando un veinte por ciento más rápido de su ritmo de habla normal.

— Kirito-kun, ¿ya has decidido que comerás? Estaba pensando en cangrejo gratinado, pero es duro omitir las almejas al vapor. ¿Quieres ordenar ambos y compartirlo?

La razón de su emoción se debía probablemente al nuevo set de armadura. Su coraza había sido mejorada de broce a un acero resistente, mientras aún mantenía el peso bajo. Su falda de cuero ahora era cuero plateado, lo que significaba que había sido cosida a los lados. Sus guanteletes y botas ahora eran tachonados, pero eran suaves y redondeadas, no puntiagudas, por lo que no la hacía verse imponente.

La túnica blanca que usaba debajo de su armadura y la capa con capucha roja aun eran las mismas de antes, pero claramente se trataba de la mejora de equipo todo en uno más grande que ella haya tenido jamás, y era bastante adorable cómo ella se miraba ocasionalmente y reía, satisfecha…

— Escucha, si no quieres almejas al vapor, entonces ordena algo. Estoy bastante hambrienta.

— L-lo siento. Eso estará bien.

— Entonces ordénalo. Yo solo pediré algo para beber.

Una vez Asuna había terminado de darle la orden de su comida y bebida al mesero NPC, ella volvió a mirarse la coraza y ubicó el diseño de fábrica sutil. Su voz finalmente volvió a la normalidad:

— Como un simple asunto, siempre he tenido aversión de la armadura realmente
arsenal.

— ¿Oh…? ¿Por qué?

— Es pesada y abultada… y yo siempre he sentido que usar armadura seria significa entregarse y finalmente ser una verdadera residente de este mundo en cuerpo y alma…

— ¿Qué? Pero por esa lógica, tu arma podría… –hice una breve pausa–. Oh,
¿eso significa que elegiste el estoque porque habías experimentado la esgrima en la vida real? 

Asuna frunció el ceño y sacudió su cabeza: — No, para nada. Pero había una espada similarmente delgada sobre la repisa de la chimenea en la casa donde crecí. Cuando era una niña, la bajé y la oscilé. Cielos, tuve problemas por eso.

El primer pensamiento que saltó en mi mente fue:  ¿Qué es una repisa de chimenea?, pero solo le hice un gesto con mis ojos para que continuara.

— Entonces… por eso, quizá creí que el estoque tenía algún tipo de conexión con mi yo real. Algo que apenas estaba dentro del ámbito de lo aceptable… lo que el hilarante considerar a este punto –confiando en lo que decía, sonrió.

Pregunté: — Entonces ¿por qué la coraza? ¿Tuviste alguna de esas también en tu casa?

— No. Este era mi compromiso entre mi terquedad y debilidad. Nunca quise usar un traje de armadura excesivamente grande, pero estaba demasiado asustada por salir de pueblo solo con tela. Antes de conocerte, perdí mucho HP por los ataques de los kobolds en la primera torre laberinto, por lo que probablemente era algo bueno que después de todo usara la armadura.

—…no jodas –murmuré, dejando escapar un aliento lento y largo–. En este mundo, la debilidad y cobardía prácticamente son virtudes. Nunca puedes tener un margen de seguridad lo suficientemente grande.

— No quiero escuchar eso de alguien que usa armadura más ligera que la mía – dijo, enojada. Yo no poseía defensa: mi única armadura de metal era un protector ultraliviano que no podía siquiera llamarse armadura de plata y las hombreras de mi abrigo. Tenía que admitir que no estaría aquí si no fuese por la protección de esa pequeña pieza de metal cuando Morte me golpeó con su hacha en el tercer piso.

— E-en fin, voy a asegurarme de mantener esto en todo momento –aseguré, apuntando a mi propio pecho brevemente antes de levantar mi muñeca para apuntar a su nueva coraza–. No seas quisquillosa con la armadura, Asuna. Quieres cubrir ese sitio al menos… oh, y por «ese sitio», quiero decir tu corazón.

Devolví mi mano nuevamente a mis rodillas. Asuna miró su pecho, luego mostró una sonrisa unos cincuenta grados más fría que la que puso después del asunto de los espárragos: — Es obvio. Tú la elegiste por mí, por eso le daré un buen uso – agradecidamente, las almejas al vapor, el gratinado, el vino y el pan llegaron a derretir su aura helada. Ella tomó su cuchara tan rápido como su estoque y aclaró–.

¡Cambiaremos después de comer la mitad del plato de cada uno!

Y con un gran bocado del cangrejo gratinado llenando sus mejillas, sus ojos se entrecerraron de placer.

Mientras hubiese ocasiones en la que mis observaciones descuidadas propusieran una respuesta terrorífica de Asuna, parecía como si yo hubiese visto su sonrisa con más frecuencia desde que llegamos al cuarto piso. Algo de eso tenía que atribuirse a la ciudad de los canales, las góndolas, y la gastronomía marina, pero sospechaba que Asuna finalmente aceptaba su vida en este mundo virtual.

Si ese fuese el caso, esperaba que al menos se mantuviera alejada de algo terrible o triste mientras estuviésemos en este piso.

Metí una enorme y jugosa almeja en mi boca, rogando que eso me diera la fuerza para alcanzar esa esperanza. 

Capitulo 3                                                        Indice                                                           Capitulo 5

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