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progressive 3 capitulo 6

Capitulo 6
Barcarolle of Froth

Al día siguiente. Sábado 24 de diciembre, 3:00 pm.

Ya estaba logrando acostumbrarme a controlar la Tilnel y mover el remo en todas direcciones de forma adepta, exclamando con asombro.

— Sabes… es realmente notable, cuánto construiste…

Una voz grave y profunda llegó desde el bote de tamaño medio atado a la derecha.

— ¡Jaja! Deberías haber visto el Bosque del Oso ayer. Tuvimos dos hombres con hacha, por lo que el material reunido no tomó mucho tiempo. Por otro lado, nos centramos en madera normal, por lo que no es nada de lo que presumir.

La voz pertenecía al enorme hombre con una cabeza rapada y una pequeña barba incipiente. Él había estado practicando la navegación de su bote hasta adentrada la noche, por lo que su manejo del remo era realmente impresionante.

— Entonces ¿no tuviste que hacer cola en la casa del anciano?

— Nope. Fuimos los primeros luego que el gremio saliera. Chico, a los DKB no les gustó cuando se presentaron en segundo lugar, cinco minutos después. Ustedes fueron los que reunieron esa información, ¿no? Debo agradecerte por eso.

— N-nah, no es gran cosa –murmuré, sintiéndome culpable por el hecho de que estuviésemos ocultando la mitad de la información relacionada a la misión. Él me sonrió con complicidad.

El nombre de este hombre era Agil, y él era el líder de un grupo de cuatro miembros que mantenía una posición neutral dentro los jugadores de la línea delantera entre los poderes gemelos de los gremios Dragon Knights Brigade y Aincrad Liberation Squad. 



Él y sus tres compañeros con armas pesadas a dos manos, estaban sentados en una góndola de tamaño medio, pintada de un apacible tono marrón. Debido a la velocidad de su construcción, el bote no tuvo opción alguna de un cuerno de batalla, pero las arma imponentes de los pasajeros parecían ser capaces de complementar eso. El nombre Pequod estaba escrito con tinta negra en un lateral.

No reconocí la fuente de ese nombre, pero Asuna con su capa roja lo notó al instante.

— La Pequod no es un nombre muy optimista para un bote como ese.

Agil rugió con una risa, y uno de sus compañeros sujetando un martillo a dos manos murmuró: — Eso fue lo que le dije.

Asuna notó la enorme marca de interrogación colgando en mi cabeza y se volvió para explicar.

— La Pequod fue el nombre del barco del Capitán Ahab. Al final fue hundido por
Moby Dick.

— Y-ya veo… y ¿por qué elegiste ese nombre? –le pregunté al hombre calvo, quien sonrió otra vez.

— Piénsalo de esta forma: no se puede hundir hasta que luchemos con esa enorme ballena blanca, ¿no? Y de lo que he oído, aquí no lucharas con una ballena, sino con una tortuga –señaló hacia adelante con un enorme dedo.

La Tilnel y Pequod estaban atadas en la entrada del Lago Caldera justo al norte del centro del cuarto piso. El lago azul puro, de unas trescientas yardas de ancho y rodeado por acantilados completos, tenía que ser atravesado para llegar a la mitad sur del piso. En otras palabras, estábamos esperando aquí para formar parte de una batalla contra el jefe de campo que vigilaba el camino adelante.

En la prueba beta, esta era la boca de un volcán con magma rojo brillante burbujeando de las grietas en la tierra. Era muchas veces más hermoso ahora que estaba lleno de agua, pero era incomodo luchar con un jefe montado en un bote. Después de todo, si el jugador que conducía el bote caía al agua, este no podría seguirse maniobrando.

El sonido de un gong interrumpió mis pensamientos. El sonido provenía de uno de los muchos botes que había elogiado momentos antes.

Adelante y a la derecha de la Tilnel estaban tres góndolas apuntadas lejos de nosotros, sus cuerpos pintados de azul con bordes blancos. El que estaba en el centro era una de diez asientos, la más grande que el viejo Romolo podía hacer. Las otras dos eran de cuatro asientos parecidas a la de Agil. Cada una tenia un espacio extra para un gondolero, por lo que en total, estas podían cargar veintiún personas. Como el color lo sugería, pertenecían a los Dragon Knights Brigade. 

A la izquierda había tres góndolas más, los cuerpos de color verde mohoso, con bordes laterales gris oscuro. Cada una era del tamaño de seis personas, una vez más, el total sumaba veintiuno cuando los remeros eran añadidos. Esos eran los barcos del verdoso Aincrad Liberation Squad.

En el tercer piso, cada gremio tenía dieciocho miembros, por lo que ellos debieron haber reclutado tres más durante su curso por este piso. Si no le solicitara pronto un registro a Argo, no sería capaz de conocer sus rostros y nombres. Busqué de cerca a Morte, el espadachín/hachador misterioso con quien tuve un duelo en horas de la madrugada, pero su cofia emblemática no estuvo a la vista.

Incluso con la mano de obra disponible que tenían, era increíble que ambos gremios se hubiesen preparado tres góndolas cada uno en el intervalo de un día. Tomaba tres horas construir un bote, por lo que al final una debió haber sido finalizada justo antes de nuestra hora de reunión. NPC o no, el viejo Romolo debió quedar exhausto por trabajar sobre la hora.

El tintineo del gong provenía de la nave madre de los DKB, la más grande entre los presentes. El gong justo en la proa debió haber sido una opción por el enorme tamaño. Los ALS miraron con disgusto ante lo que ellos no pudieron ser capaces de procurar, mientras Lind sostenía una mano en alto para detener el gong y dirigirse a la multitud.

— ¡Es la hora! ¡Estamos a punto de comenzar nuestra batalla contra The Biceps Archelon, jefe de campo del cuarto piso! ¡Ninguno de nosotros tiene experiencia con una gran batalla naval sobre barcos, pero no hay nada que temer! ¡Cómo han visto en las batallas con monstruos ordinarios, sus ataques serán absorbidos casi en su totalidad por nuestros botes!

Es fácil para ti decirlo, en ese enorme crucero –murmuré mentalmente. Él levantó su mano derecha en el aire y apretó su puño.

— ¡Como lo expliqué en nuestro encuentro pre-batalla, los ataques del Archelon son bastante simples! ¡Mientras estemos pendiente de la dirección en las que sus dos  cabezas  estén  observando,  podremos  evitar  la  toma  de  cualquier  carga! ¡Usaremos este gong para señalar el tiempo de evasión, por lo que les pido que estén atentos!

Y nosotros somos los que descubrimos esa información por ti –murmuré de nuevo. Naturalmente, ese era un precio por escabullirme delante de todos para tener primeros nuestro barco, por lo que como miembro de esta comunidad, supuse que era mi trabajo ir al frente y aprender lo que pudiese.

Imaginé que ellos también podrían montarnos el trabajo de cargar al frente y al centro de la batalla, pero ese rol iba para los DKB y ALS. En esta batalla, los grupos menores –Asuna y yo, y el grupo de Agil– tenían que atacar los lados del jefe, los cuales eran virtualmente resistentes gracias al espeso caparazón de la criatura. 

— ¡Movámonos! ¡Adopten su formación cuando aparezca el jefe! ¡¡Flota de los Dragon Knights, avancen!! –gritó Lind, sacudiendo su brazo hacia adelante. El navío madre de los DKB Leviathan y sus dos acompañantes comenzaron a moverse. Kibaou gruño a sus compañeros de gremio en el lado izquierdo, no quería quedarse atrás.

— ¡Vamos, avancemos! ¡Liberation Squad, todos los barcos a su máxima velocidad!

Con un «Si, si señor», el timonel de la Unleash remó hacia adelante, y sus aliados se unieron.

— Welp… supongo que deberíamos ir –dije desanimado, mientras Agil sonreía y empujaba un pesado puño.

— ¡Mostrémosles que no estamos ejerciendo un papel secundario aquí!

Su trio de compañeros rugió en aprobación, y Asuna asintió con intención seria. No sería nada bueno para mi ser dejado fuera del grupo, por lo que con lamento levanté mi mano y me uní a su vitoreo.

El jefe de campo de la cuarta mazmorra era un enorme monstruo acuático llamado Biceps Archelon, y fiel a su nombre, era una antigua tortuga de dos cabezas. Tenía tres ataques: un ataque de mordida de ambas cabezas, golpeteo acuático por parte de sus aletas laterales, y una carga haciendo uso de sus sesenta pies de largo.

Como Lind nos había asegurado, los ataques de mordida y aleta no eran tan poderosos, por lo que dejar que el bote absorbiera el daño si era necesario era una opción válida. El ataque de carga era el verdadero problema, y probablemente sería suficiente para voltear nuestros botes si golpeaba de lleno.

De acuerdo al reporte de Lind, un bote volcado se recuperaría automáticamente luego de treinta segundos, pero hasta entonces, la tripulación no tenía más opciones que sujetarse, dejándolos vulnerables a los mordiscos y aletazos.

Afortunadamente, unos segundos antes de comenzar una de sus cargas masivas, ambas cabezas apuntaron en la misma dirección. Si observábamos ese movimiento y nos asegurábamos de evitar su línea de visión, no sería difícil evadir la carga.

¡Bwong, bwong! El gong de la Leviathan sonó, y Lind gritó.

— ¡Evadan!

Adelante, cuatro góndolas se dividieron a derecha e izquierda desde su posición directamente frente al Archelon. Nosotros estábamos en el flanco izquierdo de la tortuga, pero retrocedí la Tilnel por si acaso. 

Un momento después, las cabezas draconianas del Archelon se elevaron alto en el aire, y su cuerpo de sesenta pies de largo se impulsó hacia adelante.

Un roció nos bañó, y las olas en la estela de su pasada golpearon el bote. Levanté el remo para mantener el equilibrio contra la mecida por lo que pude mirar alrededor: ninguno de los otros barcos se había volcado. La barra HP del jefe estaba cerca de perder la mitad, y a ese ritmo, la batalla terminaría en menos de veinte minutos.

Envié la góndola tras la nueva ubicación del Archelon, y Asuna se volvió hacia mí, con estoque en mano.

— ¿Oye, que tipo de jefe había aquí en la prueba beta?

— Bueno… era una tortuga, pero más bien una gigante. Muy resistente, pero lenta, y no recuerdo que nos haya dado muchos problemas.

— Hmmm… por eso supongo que debe haber recibido una actualización junto a todo lo demás cuando ellos decidieron llenar este nivel con agua.

— Bueno, claro. Quiero decir, era de esperarse –para empezar, todas las puertas de los edificios que hay en el pueblo estaban en el segundo pis…. ¡Whoa!

Una de las góndolas de seis personas pasó a toda marcha, desbalanceando a la pequeña Tilnel. Mientras nos pasaban, los tripulantes nos dejaron un mensaje sincero:

— ¡Ni siquiera el gran beater va a ganar el LA hoy!

Luego de irse, Asuna pataleó, indignada.

— ¿Ajá, cual es la gran idea? Esta formación fue su idea, para empezar por ahí.

— Ya, ya. Mientras estemos a un lado, no tendremos de preocuparnos de que el bote resulte dañado –dije pacíficamente, moviéndonos hacia atrás para posicionarnos en el flanco izquierdo del Archelon.

Los ataques y el daño causado fueron severos en las cabezas, donde los DKB y los ALS mantuvieron dos de sus barcas, cada uno. La tercera de ambos gremios estaba en la cola, la cual sufrió algo de daño –todo esto de acuerdo a nuestro plan. Agil y nosotros tuvimos que tomar los lados, las paredes escarpadas del oscuro y brillante caparazón. Incluso el Chivalric Rapier +5 de Asuna apenas pudo arañar el HP del jefe.

La vi disparar su combo de dos partes Parallel Sting con completa frustración, y usé la mitad de mi cerebro para emparejar alguna idea indolente.

Los últimos escenarios de la misión de construcción de barcos no fueron mencionados en la guía estratégica de Argo cuando esta fue presentada la tarde de ayer. Esto era, tanto la naturaleza desconocida de la fuerza de N’ltzahh y la feroz rivalidad entre los dos gremios principal. 

Hubo conflictos prácticamente abiertos en las afueras del campamento Élfico de Bosque en el tercer piso entre los DKB, quienes se decidieron por el lado Élfico de Bosque de la campaña, y los ALS, quienes se alinearon a la facción Élfica Oscura. Mis argumentos cayeron en oídos sordos, y casi tuvimos actos violentos jugador con jugador, solo la llegada de la poderosa Caballero Kizmel logró con éxito que contuvieran sus espadas.

Luego de una discusión, ambos gremios aceptaron poner en pausa sus misiones de campaña, para así prevenir un colapso del colectivo de la línea delantera. Sin embargo, la última parte de esta misión de construcción de barcos parecía estar relacionada a la campaña. Si publicábamos esa información, ellos podrían tomar el teletransportador de vuelta al tercer piso y para renovar la misión. Teníamos que soportar que ambos gremios no volvieran a cruzarse de nuevo.

Por lo que después de discutirlo con Argo, Asuna y yo decidimos no liberar las conexiones de los Elfos Caídos. Pero Lind y Kibaou no estaban liderando sus gremios por espectáculo. Era muy posible que descubrieran la continuación de la misión por cuenta propia, y si eso sucediera, no había nada que pudiésemos hacer. Por otro lado, con sus grandes números, enormes barcas, y navegación aparentemente irresponsable, ellos podrían no tener éxito en rastrear el buque de transporte del gremio.

Era un hecho que toda la competencia entre ambos gremios era avanzada por nuestro progreso a través del juego. Pero la falta de algún tipo de fuerza de freno, si su competencia cruzaba la línea vital, era terrible para mí.

Necesitábamos un tercer poder. Podría ser a escala pequeña, pero algo con la suficiente influencia y habilidades de liderazgo que Lind y Kibaou no pudiesen pasar por alto –una pieza clave para la fuerza de la línea delantera.

En el presente, lo que más se acercaba a esa tercera fuerza era Agil el guerrero de hacha, actualmente luchaba en el lado opuesto de la acorazada tortuga gigante. Pero él y sus tres compañeros intentaban mantener su posición como una fuerza neutral y de libre paso. Ellos solos se unían al grupo para la lucha contra los jefes de campo y piso, y nunca de otra forma.

La única persona con la capacidad de ser esa pieza clave era Asuna la esgrimista, con su brillante estoque plateado.

Luego que lucháramos contra Illfang the Kobold Lord en el primer piso, le dije que ella podría ser fuerte, y que si alguien en quien confiara la invitaba a formar parte de un gremio, que no se reusada. Que había límites en lo que un jugador solitario podía completar.

Mi instinto no estaba errado. En todo caso, yo estaba subestimando su potencial. Si ella se acostumbraba más a este mundo y aprendía más de las reglas y rarezas del juego, Asuna fácilmente podría liderar un gremio por si sola. Ese gremio podría servir admirablemente como un tercer poder para equilibrar a los ALS y DKB.

Pero mientras ella estuviese conmigo, el beater, podría ser rechazada dentro del grupo. Ella nunca sería vista como algo más que una extraña deliberada, mostrándose donde le plazca y acaparando objetos e información difíciles de obtener de las personas más dignas.

Si el bien de la línea delantera como un todo, y Asuna como una individua, tenían que ser tomados en cuenta… entonces quizá no deberíamos formar un dúo para siempre. Pero la existencia del Chivalric Rapier de Asuna, con sus estadísticas absurdamente buenas, y la Botella de Kales’Oh que le otorgaba una ranura de habilidad extra me llenaban de un miedo inexplicable. Quería priorizar su seguridad por sobre todas las cosas.

Si, estaba preocupado por su bien, pero la verdad era, que había otra razón mucho más grande que dirigía mis elecciones… una egoísta.

En algún lugar en mi corazón, tenía miedo de que ella reuniera más atención y eventualmente la llamasen a tomar el papel de líder…

— ¡Kirito-kun! ¡El medidor está a punto de caer en rojo!

Fui arrastrado de nuevo al presente. En la parte superior del elevado y montañoso caparazón del Biceps Archelon, el medido HP de doble barra estaba en sus últimos niveles. Más de un par de jefes cambiaban sus patrones de ataques al momento que llegaban a la zona roja, por lo que empujé el bote hacia atrás, por si acaso.

Pero los cuatro barcos puestos en las cabezas de la tortuga provocando el daño aún estaban allí, martilleando cada  vez más fuerte que antes. Los jugadores alineados a los lados de las góndolas que  enfrentaban a la tortuga  liberaron habilidades de espada a la derecha y a la izquierda, envolviendo las dos cabezas del Archelon con luces de colores. La barra HP descendió aún más, por debajo del marcador del 10 por ciento.

— ¡Oigan! ¡Todos aléjense! –escuché a Agil gritar desde el otro lado del caparazón de la tortuga.

Ya yo me encontraba a una distancia segura, lo suficientemente lejos para contemplar a la bestia en su totalidad. Sus dos cabezas, aletas frontales y laterales, y su cola estaban torciéndose contra los lados del caparazón. Nunca había visto este tipo de animación antes, pero sentí que así era.

— ¡Cuidado, va a girar!

Dudé mucho de que girara lo suficiente como para volar como el monstruo de cierta película, pero incluso la góndola más grande de seguro seria volcada si era succionada por ese remolino gigante –si no chocaba primero contra otros barcos. 

Pero ninguno de los gremios retrocedió, incluso después de nuestras advertencias. Probablemente esperaban aprovechar todo el camino con esta explosión de habilidades de espada, pero la preparación de giro elevó la defensa del jefe, y su HP obstinadamente se rehusaba a ser drenada.

— ¡Kirito-kun, ya en este nivel, ellos están en un gran problema! –gritó Asuna. Eso resolvió el asunto.

Le ordené a mi compañera agacharse, luego remé alocadamente. Mientras la Tilnel avanzaba a toda velocidad hacia adelante a través de las crestas de las olas, el enorme cuerpo del Archelon se tensó poderosamente.

Si cargamos y tomamos nuevamente la gloria, solo empeoraría nuestra reputación –pensé brevemente. Pero luego cambié de idea y empujé con una última remada.

— ¡A la mierda todo! ¡No abandonaré mi posición!

El ardiente ariete rojo al frente de la Tilnel se sumergió en el intestino más suave del Archelon justo antes de que comenzara a girar. Luego de un pequeño silencio, un par de orificios de vapor blanco comenzaron a salir del caparazón. Toda la forma de la tortuga comenzó a abombarse, cubierta con una luz azul –y luego explotó. 


Miré el listado de col, botín normal, y el bono de Last Attack y pensé: Que pena, lo hice de nuevo.

Asuna se levantó en la proa del bote y deslizó su estoque en su funda, luego me miró escépticamente.

— L-lo siento por cargar de esa forma, pero parecía que la tortuga estuviese a punto de hacer algo malo…

— Si, está bien. Pero ¿a qué te referías con «mi posición»?

No sabía si decirle que me estaba refiriendo a «mi posición como gondolero» funcionaria como excusa, pero para mi suerte, ella no siguió presionando, por lo que rápidamente guié el bote hacia la salida de la caldera.

Pasamos zumbando a los Dragon Knights y Liberation Squad, quienes parecían completamente abatidos, enojados y petulantes por el solo hecho de haber derrotado al jefe, y saludé al grupo de Agil mientras ellos levantaban sus pulgares en la salida del lago. Luego de un pequeño viaje rio abajo, llegaríamos a una pequeña aldea llama Usco.

— ¿Sabes?, lo he estado notando –comencé a decirle a Asuna, ella estaba claramente inmersa en sus pensamientos, ya que le tomó unos cuantos segundos volverse y responder.

— ¿Huh…? ¿Q-qué?

— Oh, no es nada serio… pero estaba notando que viajar de pueblo en pueblo en este piso no ha sido fácil. En los anteriores, solo podíamos esprintar cuesta abajo por el camino, pero aquí tienes que, o nadar o remar.

— Mmm, si, tienes razón. Además, en el rio hay monstruos ocasionales. Gente que viene por turismo sería la única satisfecha por Rovia, estoy segura, pero me pregunto cómo le estará yendo a Argo aquí.

— Hablando de eso, me pregunto si ella se quedará estancada en el pueblo principal esta vez…

— No me menosprecies, Kii-boy.

— No te estoy menospreciando, pero… ¡¿whaaaahh?!

Una voz familiar resonó en mi oído, una que no debería haber estado presente, y que casi me hace caer del bote. Perdí el equilibrio e hice que el remo se deslizara, meciendo la góndola. Asuna abruptamente comenzó a recuperar el balance al frente y se volvió, sorprendida.

Viajando justo a la izquierda de la Tilnel a la misma velocidad estaba el rostro inigualable de Argo la Rata. 

Ella no estaba nadando. Ni mucho menos estaba conduciendo un bote.

Ella estaba deslizándose en la superficie del rio, tal como un bicho de agua.

— ¡¿P-pero que diablos es eso?! ¡¿Te has convertido en una aprendiz de esos doofus ninjas de la Fuerza Ninja Fuma?!

— ¡Nya-ja-ja-ja, casi! Encontré estos bebes en el pueblo.

Ella sacó una pierna del agua, levantando su pie derecho en alto para permitirme ver. En lugar de sus botas usuales, ella estaba usando unas sandalias equipadas con unas paletas flotantes de madera. Un objeto que le daba al portador la habilidad de correr en el agua, claro está.

— ¿Qu…? ¡¿…e-ellos venden esas cosas?! ¿Qué punto tiene de pasar tanto problema para construir un barco…?

— El detalle está en, que estas cosas requieren una cantidad ridícula de agilidad para equiparlas, y tienes que disminuir tu peso tanto como sea posible cuando las uses. Pierde el más mínimo equilibrio, y te caerás. No hay forma de luchar usando estos bebes.

— Ohhh… no parece que hayas abandonado tanto equipamiento, sin embargo – remarqué, mirándola de soslayo. Hasta donde podía decir, ella aun tenía su capa con capucha y no parecía tan ligera como siempre.

El rostro de la Rata se arrugó en una sonrisa, sus bigotes pintados se torcieron.

— ¿Así es como te parece? Nunca se sabe, aquí donde me ves, podría no estar usando nada debajo de esto.

— ¿…o-oh, si?

Comencé a girar mi cabeza para verificar, pero sentí una mirada imponente producirme un daño en mi frente desde el asiento frontal y rápidamente me volví hacia adelante. Argo sonrió otra vez, mientras Asuna aclaró su garganta para hacer una pregunta.

— Um, Argo-san, ¿te gustaría navegar con nosotros hacia la próxima aldea? Tenemos un asiento libre.

— Ooh, gracias. Aceptaré tu oferta.

La Rata ágilmente saltó en la góndola y tomó el asiento de cuero detrás de Asuna. Las dos chicas comenzaron a susurrarse mutuamente de forma abrupta.

A medida que aumentaba el ritmo de la góndola, silenciosamente le siseé al viejo Romolo. ¡Abuelo, debiste habernos dicho que una góndola de dos asientos en realidad tenía tres!

Si el pueblo principal de Rovia era una «ciudad de agua», entonces Usco era una «aldea flotante».

Estaba hecha de una docena de cabañas, pasarelas y espacios abiertos sujetados por troncos con forma de balsas, flotando y crujiendo en medio del lago con forma de media luna creciente. Ciertamente era más pintoresco que la pequeña aldea plana y toda destartalada de la prueba beta, pero sentí como si terminaría teniendo un mareo de bajo grado si pasaba más de un corto tiempo allí.

Por otro lado, la enfermedad de movimiento provenía del oído interno, por lo que el hecho de que las señales de movimiento eran pasadas por alto directamente al cerebro podía significar que no había mareos. De hecho, no recordé a nadie de la línea delantera sentirse enfermo mientras navegaba en las góndolas.

Detuvimos la Tilnel en el muelle al borde del pueblo y la atamos allí, luego nos dirigimos al centro del asentamiento, hacia el único restaurante allí. Aun era temprano, pero de seguro podíamos permitirnos pan tostado por nuestro triunfo sobre el jefe de campo.

Hice lo mejor para evitar mirar las piernas desnudas que llevaban puestas sandalias flotadoras y se estaban asomando desde la capa de Argo mientras avanzaba por la pasarela flotante y bordeada. Eventualmente llegamos a un restaurante de tema tropical. No había otros jugadores sentados en la terraza abierta con vista al lago, claro está.

Me senté en el asiento especial al centro y ordené bebidas y aperitivos al mesero NPC de ropas ligeras, luego me incliné hacia atrás en la silla de mimbre y me estiré.

— Ahhh… finalmente hemos completado la mitad del cuarto piso…

— Dices «finalmente» como si no hubiesen pasado tres días desde que llegamos aquí. Fuimos mucho más rápidos que en los pisos dos y tres –apuntó Asuna.

— ¿Qué, en serio…? Llegamos a este piso el 21 de diciembre, eso significa que 22, 23, 24… oh, tienes razón.

— Aun no eres lo suficientemente viejo para ser senil, Kii-boy –replicó Argo. Sonreí y a miré: — Nunca se sabe. En la vida real, podría ser un viejo caballero pasando su jubilación disfrutando un buen MMORPG.

— Entonces tendré que comenzar a llamarte Abuelito-Kii.

—…ni se te ocurra. Por favor…

Mientras discutíamos y bromeábamos, una bandeja de cocteles brillantemente coloridos llegó. Chocamos nuestros vasos, y tras derramar más de la mitad de jugo de lichi aromático, dejé escapar un largo suspiro. 

Una vez que comimos algo, estuve completamente preparado para caminar hacia la próxima puerta y caer rendido, pero había negocios que tratar. Sacudí mi cabeza y ajusté mi estado de ánimo.

— Los DKB y ALS pronto estarán aquí, por lo que deberíamos tomar todas las misiones en la aldea y comenzar algunas de las más fáciles…

El día de ayer habíamos terminado todas las misiones cortas-individuales en Rovia además de la del «Carpintero Naval de Antaño», mientras los gremios estaban ocupados construyendo sus góndolas. Eso nos había generado un poco más de experiencia, pero también estábamos por encima del nivel apropiado para esta área, por lo que no fue suficiente para aumentar de nivel. Probablemente, de esta aldea solo nos haríamos con dos o tres misiones, por lo que mi instinto me decía que debíamos golpear ese punto antes de dormir

Asuna y Argo se miraron entre sí, luego cada una habló:

— No sé nada sobre el grupo de Agil, pero los grandes gremios van a volver a la ciudad por el día de hoy.

— Por ese motivo no hay necesidad de apresurarse en tomar todas las misiones de esta aldea, Kii-boy.

— ¿Huh…? ¿Volverán a Rovia? ¿Acaso dejaron misiones atrás? –dije, confundido. Las dos chicas de lanzaron miradas cuestionables.

— Entonces… ¿no te invitaron, Kirito-kun?

— ¿…invitarme a qué?

— Nada de que decepcionarte, Kii-boy. Bueno, estaremos aquí contigo.

— ¿…decepcionarme de qué?

— ¿No acabas de decir que día era hoy?

— ¿Qué… te refieres al 24 de diciembre? –dije, luego fruncí el ceño. Hace unos días, se me ocurrió que algún día especial estaba por llegar. 24 de diciembre… es decir, el día antes del 25 de diciembre, se haría… alguna visp…

— Y-ya va, ¿te refieres a Navidad lo que sea? Y ¿esa es la razón por la que los DKB y ALS van a volver? ¿Es por eso que estaban tan apurados por derrotar al jefe de campo? –dije, estupefacto. Las chicas asintieron juntas, con rostros compasivos.

Pero nada pudo haberme preparado para lo que Asuna dijo a continuación:

— Si. Ya ves, esta noche los dos gremios van a celebrar juntos la fiesta de despedida de la Navidad.

— ¿…q-qué… f-fiesta… juntos…? ¿Quieres decir… ellos… pero… qué…? 

Mi grito de «¿Qué Demonios?» se convirtió en un boom sónico que desgarró el lago y sacudió a Usco con un terremoto de magnitud 7.

De lo que escuché luego, la fiesta de despedida de Navidad era un evento lujoso, libre, y de comer y beber lo que puedas que se celebraba en la plaza de teletransporte de Rovia, y comenzaba a las cinco en punto en la Víspera de Navidad.

Ellos no lo anunciaron a diestra y siniestra con tableros de anuncios y folletos (yo lo habría notado en caso de haberlo hecho), sino que se las arreglaron para reunir a los casi doscientos jugadores de la línea delantera únicamente por medio verbal. Entre el primer gran evento público de  jugadores y el clima impredecible, se producía bastante alboroto. Además de la comida preparada por los patrocinadores, algunos jugadores comerciantes establecían carros de comida por su cuenta, e incluso también estaba una joven herrera que colocaba un puesto para reparación de armas.

La idea provino de los ALS, aparentemente como una forma de hacer buen uso de toda la carne de cangrejo, langosta y oso que acumularon en sus misiones. Llamarlo una fiesta navideña atraería la atención de otros jugadores, tanto para incrementar el perfil del gremio y actuando como una buena oportunidad de reclutamiento. Cuando los DKB se enteraron de esto, ellos trataron de establecer un evento de competencia, y después de mucha disputa sobre el uso de la plaza de teletransporte de Rovia, ambos grupos decidieron celebrar la fiesta, juntos.

— Bueno, supongo que debería estar feliz de que hayan planeado un evento juntos… pero llamarlo «fiesta de despedida» es bastante extraño. ¿No es eso lo que usualmente lanzas antes de una gran competencia o cuando viajas hacia algún lugar nuevo? Parece atrasado para la gente que va a la torre laberinto a lanzar sus propias fiestas de despedida –murmuré mientras le daba un sorbo al jugo de lichi restante y tomé la bandeja de comida.

Asuna parecía como si no supiese si sentir lastima por mi o reírse en mi cara. Ella apuntó suavemente: — No es como si nadie sugiriera invitarte a la fiesta. Tu eres uno de la línea delantera también, Kirito-kun. Pero algunos miembros en los ALS se preguntaron por qué ellos deberían pagar por la comida y bebida gratis al chico que siempre andaba robando los bonos de LA, y terminaron decidiendo que no necesitabas una invitación.

— Por cierto, ¿de quién escuchaste eso?

— De Shivata en los DKB durante la reunión estratégica del jefe de campo. Él también me pidió que te diera sus disculpas por ello.

—…Hmmm.

— Ellos dijeron que podía ir, si yo quería.

—…hmmmmmm. 

— Y también recibí un montón de mensajes de otras personas.

—…hmmmmmmm.

— Por cierto, el equipo de Agil también va a volver a la ciudad, pero solo para terminar sus misiones, no a participar. Asi que no tienes que estar tan de mal humor.

—…hmmmmmmmmmm. Presumes de ser un jugador solitario, ¿no? –Argo de repente estalló con una serie de risitas burlonas y espeluznantes.

— ¿Y, y a ti que te pasa?

— Oh, nada. Ahora, si no te importa, regresaré al pueblo principal –remarcó, deslizándose de su silla.

Sorprendido, pregunté: — ¿Ya? Si te vas tan pronto, ¿por qué viniste a esta aldea?

— Para reunir información de las misione y selecciones de las tiendas, claro está. Me gustaría entrar en la fiesta de despedida también. Bueno, nos vemos, A-chan, Kii-boy –saludó brevemente, sonriendo y añadió–. Oops, casi lo olvido. Feliz Navidad.

— Feliz Navidad, Argo-san. Cuídate –dijo Asuna.

— F-felí Na’idá –me uní, sintiendo que ni siquiera tenía ese derecho. Antes de saberlo, la traficante de información se había ido.

Luego de un momento, Asuna murmuró:

— Argo-san debería haber sido la primera invitada a la fiesta de Navidad.

— No jodas. Con estatus Ultra Élite V.I.P. –añadí, terminando mi jugo.

En ese preciso instante, Argo estaba reuniendo información en los negocios, puestos y misiones de los NPC de Usco. Su manejo de la información, ya fuese en la zona segura del pueblo o en los peligros de las zonas salvajes, era un soporte invaluable para nuestro progreso en este juego de la muerte.

Pero más de unos cuantos jugadores en los dos gremios sentían disgusto al oír el nombre de Argo la Rata. Parecía que pensaran que los primeros beta testers tenían un trabajo solemne para proveer la información para esas únicas guías estratégicas que todos usaban.

Ante esa expectativa, las políticas de Argo sobre vender cualquier cosa que pudiese y la recaudación del valor de su dinero eran desagradables, para ser claros.

Ella incluso vendería lo que acabábamos de hablar, si alguien lo quiere y pague el precio que es. Incluso un amigo como yo tiene que filtrar lo que dice cerca de ella.

Ni siquiera sabía por qué usaba tales políticas poco amistosas. Probablemente ella me vendería la razón si yo se lo pidiese. Un día habré comprado esa razón, y el precio sería maldito –me dije, colocando el vaso de coctel vacío en la mesa.

— Entonces… ¿qué hacemos aho…? –comencé, luego comprendí que no había verificado algo con ella–. Eh, quiero decir… si quieres ir, no voy a retenerte.

Mi compañera temporal me miró con sorpresa, por lo que añadí: — Quiero decir… si fuiste formalmente invitada a la fiesta de despedida de la Navidad y te estas rehusando por mí, no tienes necesidad de…

— ¿Oh, eso? –interrumpió´, cortándome en el acto. Luego resopló–. No, no te preocupes. Desde un principio no tenía intención de ir. No soy una amante de las fiestas.

— O-oh, ya veo. Bueno, entonces… ummm…

Antes de poder sugerir completar una o dos misiones y subir de nivel antes de que cayese la noche, me detuve.

No tenía atracción en particular por la Víspera de Navidad, pero eso no sería necesariamente cierto para Asuna. Ella sabía que día era –y a pesar de ser una talentosa esgrimista, ella aún era una mujer joven…pensé.

— ¿…quieres… intentarlo aquí?

— ¿Intentar qué?

— Tener nuestra propia…cosa esa de Navidad.

La esgrimista me miró fijamente, sus cejas se tensaron, como si simulara múltiples respuestas posibles. Terminó eligiendo la de gira tu cabeza hacia otro lado a modo de respuesta negativa.

— N-no, no es necesario. No he preparado nada… y no se siente como una Navidad en esta aldea-isla tropical.

Por un momento, casi creí que el sistema que controlaba el clima la había escuchado. La avalancha de luz dorada del atardecer se atenuó abruptamente, y la superficie azulada del lado se tornó grisácea. Un viento helado desde el lago sacudió su cabellera.

— D-de ninguna manera –susurró. Y seguí su mirada.

Había un tenue punto blanco que caía silenciosamente desde el cielo nublado. 

Se unió a la briza y fluyó por la terraza abierta del restaurante para aterrizar sobre mi mano enguantada. El punto blanco se derritió en el instante, dejando un pequeño frio en la palma de mi mano.

Luego llegó otro y otro. Se vieron incontables puntos blancos danzando en el aire.

—…es nieve… –murmuré. Cierto, era diciembre, pero nunca antes había visto nieve en Aincrad. De hecho, duramente había sentido lo que podría llamar una brisa helada.

De acuerdo a lo que leí en un artículo antes que el juego me atrapara, se suponía que SAO recrearía la temporada que hubiese actualmente en el exterior, dependiendo del piso en el que uno se encontrara. Pero el cuarto piso no podía ser uno de esos especialmente alineados. Esta nieve debía venir de un evento festivo especial, solo por Navidad.

Pronto las cabañas de hierba tropical seca se hicieron blancas con la nieve. Algunos niños NPC corrían cerca de la pasarela, sonriendo y gritando.

Como tomé una vista surreal de la isla tropical convirtiéndose en un país de las maravillas de invierno, escuché un suspiro reluctante a mi lado.

— ¿Por qué tuvo que hacer esto…?

Me volví para ver a Asuna observando la nieve con sus ojos abiertos como platos. Posiblemente no podría leer la expresión en su rostro.

Al final, supe que el pequeño torbellino blanco que danzando más allá de sus ojos marrón claro era hermoso.

—…justo cuando escapamos de la ciudad principal y venimos aquí, solo pude
evitar pensar en la Navidad –murmuró–. Esto no es justo.

— ¿Huh…? ¿Estabas tratando de no pensar en ello? ¿Por qué…no lo dijiste…?

Presioné mis dedos en mis sienes y rebusqué mi recuerdo de una conversación de hace casi dos semanas.

— ¿No dijiste que podría nevar en Navidad, cuando estuvimos asaltando el laberinto del segundo piso?

Ella torció sus labios, levemente avergonzada: — Me sorprende que lo recuerdes. Quizá lo dije, pero dada las circunstancias, no estoy de humor para disfrutar de una festividad. Deberíamos seguir avanzando en lugar de llevar a cabo fiestas. Además, ni siquiera tocaste el tema hasta hace unos minutos.

— ¿Huh? ¿Tocar… qué pasa…?

Tan pronto como pregunté, ella me dio una mirada sucia: — Si quieres tener una fiesta de Navidad debiste habérmelo dicho con días de anticipación, para así haber logrado preparar algo. Y si no vas a decirlo sino hasta el día que toca, es natural asumir que no te interesaba.

— ¿Huh? ¿Preparar…?

—  ¿Preparar  qué?  –quise  preguntar,  pero ya  sabía  la  respuesta.  Los  tres elementos esenciales para cualquier celebración navideña japonesa eran, pollo frito, pastel, y regalos. Las dos primeras podían ser conseguidas en cualquier tienda NPC, pero los regalos no.

En mi inventario no tenia ningún objeto considerado que a Asuna le alegrara recibir, claro está, por lo que sugerir una fiesta de navidad no debía ser tomado tan a la ligera.

Por otro lado, si yo realmente inspeccionara toda mi lista de objetos, podría haber sorpresas aquí y allá –pensé obstinadamente, pero era una idea sin sentido. Cuando Asuna dijo que no tenía nada preparado, ella debió haber estado hablando del regalo de Navidad, y conociendo su naturaleza perfeccionista, ella no quería conformarse con tomar un presente de sus cosas no deseadas, sino era más como algo que desde un principio se considerara como regalo.

Además, por la explicación de Asuna, estaba claro que ella pretendía evitar la gran fiesta de Navidad del pueblo y centrarse en el juego como alguien racional por lo que antes de ahora no había dicho más nada acerca de los días festivos.

—…es mi culpa. Lo siento –dije automáticamente.

— ¿Huh…? N-no, no necesitas disculparte –dijo, sorprendida. Pero me mantuve cabizbajo.

— No. Hablar de la Navidad en el segundo piso y luego olvidarlo todo por el tiempo que llevamos aquí –es desastroso. Si no podemos dejar a un lado el juego por este día, al menos…

— Es este… tipo de cosas las que me molestan –dijo, incomoda. Levanté la vista, algo asustado de lo que pudiese ver. Ella estaba encogida de hombros y no parecía para nada enojada–. Escucha, si realmente hubiese querido tener algo de navidad, debí haberlo dicho. Pero no lo hice, por lo que no necesitas disculparte conmigo. Estoy feliz solo con ver todo esto.

Miré otra vez la aldea. La continua nevada ya estaba elevándose sobre las dos pulgadas, lo que hacía que la aldea de Usco realmente estuviese brillando débilmente.

Eso me colocó en una mente viajera, pero supe que si la nieve estaba cayendo sobre Aincrad, debía de haber mejores vistas. La configuración espectacular de Rovia, sin duda alguna, era más impresionante con una capa de nieve, y habría belleza para repartir en  la ciudad  boscosa de Zumfut,  Urbus inmersa en sus montañas, e incluso la Ciudad de los Inicios allá en el fondo.

Pero aunque era fácil viajar entre esas ciudades con el teletransportador, volver al portal estaba algo alejado. Teníamos que viajar cerca de la mitad del piso de seis millas de ancho para alcanzar el portal, y este estaría rodeado por todos los miembros de los DKB y ALS en la mitad de su fiesta. Ahora no era el tiempo de mostrarse en medio de ellos.

Teníamos que encontrar algún lugar aquí en el cuarto piso para llevar a cabo nuestra blanca Navidad…

De repente, una imagen destelló en mi cabeza.

Un lugar que visité en la prueba beta. Un edificio polvoriento pronunciándose en un amplio y baldío escenario de rocas y arena. Pero ya no seguía siendo la tierra baldía y seca en este piso. Sí, eso podría funcionar…

—…oye, Asuna.

— ¿Qué?

Ella inclinó su cabeza hacia mí. Dejé mi vacilación a un lado e hice mi sugerencia.

— No es algo físico que pueda darte… pero hay algo que me gustaría entregarte, para cumplir…

Ella me miró con grandes ojos por un momento, luego murmuró: — Bueno, eres libre de ofrecerlo. No esperes nada en respuesta.

Nos reabastecimos de productos comestibles en la nevosa Usco y avanzamos con la aceptación de misiones, luego zarpamos en la Tilnel nuevamente a través del polvillo descendente.

Si esto sucediera en el mundo real, habría bastante incomodidad: demasiado frio, sin suficiente visibilidad, nieve apilándose en la góndola. Pero en el mundo virtual, lo peor que sucedió era la visión un poco pésima y nada que interfiriera con nuestro remo. El boté atravesó el lago creciente y el rio que desembocaba al sur.

No había pista de monstruos en el agua, tampoco debido al inicio de la Víspera Navideña o por el exceso de frio con toda la nieve. Usé eso para tomar ventaja de aumentar la velocidad, y nos deslizamos suavemente por la placida superficie.

Eventualmente la sombra de una torre gris tenue se asomaba en la lejana distancia. Se trataba de la torre laberinto en el punto sur del piso, el medio por el cual alcanzaríamos el próximo piso. Estaba aproximadamente a dos millas de distancia, pero la amenaza del jefe esperando en el nivel más alto producía una punzada en la piel. 

— ¿No me estas llevando allí, no? –Asuna se volvió para preguntarme. Rápidamente sacudí mi cabeza.

— N-no. Nuestro destino está allá –dije, apuntando a la rama sureste de una bifurcación en el rio adelante.

Eventualmente, los acantilados que se elevaban sobre nosotros a cada lado comenzaban a cambiar de color. La roca ennegrecida de estilo basalto mostraba líneas horizontales talladas por todos lados como un grabado. Usando mi memoria de la prueba beta y el mapa en mi menú, avanzamos a la izquierda y a la derecha a través de diversas secciones en el rio.

Cerca de una hora después de haber dejado Usco, nuestro camino se vio bloqueado por un muro, blanco en su mayoría, al extremo de un valle oscurecido.

— ¡Oye, es un punto muerto! –gritó Asuna, pero solo puse un poco más de fuerza en mi remado.

— ¡No te preocupes – allí es hacia donde nos dirigimos!

— P-pero no puedo ver lo que hay adelante. ¿Qué si hay un muro…?

— ¡Está bien! Solo es niebla normal… bueno, no exactamente normal.

Ella se volvió, en su rostro había escepticismo. Le sonreí y llevé a la Tilnel directamente a la espesa niebla blanca.

En segundos, no pude ver a Asuna sentada a siete pies delante de mi. Cuando inhalé profundamente, la humedad helada del aire contenía la fresca y vivida esencia del bosque.

— ¡¿Huh…?! Espera, ¿en realidad esta niebla es…?

Ella no pudo siquiera terminar antes de que la niebla se aclarara abruptamente, restaurando nuestra vision.

Era un enorme lago circular, muchas veces más grande que el Lago Caldera donde luchamos contra The Biceps Archelon. La nieve cayendo tiñó la mayoría de la superficie blanca. Saqué el remo del agua y dejé que el bote avanzara hacia la costa.

Mientras la Tilnel se deslizaba a través de un mundo blanquecino, una silueta negra eventualmente apareció delante.

Era un inmenso y temible palacio… no, fortaleza, erigiéndose en el centro del lago. Cuatro torres de diferentes alturas estaban de pie en el tejado del edificio denso con la nieve, cada una ondeaba un emblema triangular. Mostraban un cuerno cruzado y una cimitarra en un fondo negro. 

— ¡¿Esa no es… la bandera de los Elfos Oscuros?! –gritó Asuna, su voz estaba entrecortada por la sorpresa y la esperanza.

Ya yo sabía que la fortaleza Élfica Oscura estaba aquí. En la prueba beta, la misión de campaña la «Guerra Élfica» se restauraba aquí con otra serie de trabajos cortos antes de finalizar la gran mazmorra que llevaba la historia al próximo piso.

Pero aquí en la versión comercial del juego, había diferencias notables de lo que yo recordaba. Los Elfos Caídos estaban haciendo tratos con el Gremio de Aguadores en el pueblo para comprar una inmensa cantidad de madera, y una figura espectral llamada General N’ltzahh estaba supervisando la operación. Esas cosas no estuvieron presente en la prueba beta.

Debido a eso, estuve planeando solo visitar esta fortaleza una vez que hubiese reunido tanta información relacionada como pudiese. Pero dado que ya habíamos pasado  el  hogar del  jefe  de  campo  en  el cuarto  día  aquí en  este  piso,  nos dirigiríamos a la torre laberinto más rápido que en el segundo y tercer piso. Asuna y yo probablemente éramos las únicas personas, entre el grupo de la delantera, siguiendo activamente la línea de misiones de la Guerra Élfica, por lo que si no actuábamos con rapidez, ambos gremios nos pasarían y nos dejarían atrás.

Pero esta razón podría no ser más que una excusa. Solo quera mostrarle a mi compañera esta vista.

—…es hermoso –murmuró Asuna, mirando el castillo lleno de nieve al que nos acercábamos–. Más hermoso que cualquier castillo que haya visto en la vida real.

— Estas hablando de… ¿castillos así en parques temáticos? O ¿de los reales en Europa…? –pregunté cuidadosamente. Ella sonrió y no especificó.

Los castillos eran la fantasía principal de un RPG, pero este podría ser el primer castillo apropiado en Aincrad, hasta ahora. El diseño del edificio era bastante parecido al de la prueba beta, pero la impresión que dejaba ahora en el centro de un lago pintoresco era completamente distinta, en lugar de una cuenca seca y plana. Especialmente en la Víspera de Navidad cubierta con una capa de nieve.

La fortaleza armada Élfica Oscura estaba cercada con piedra blanca, su tejado pronunciadamente angular de baldosas de color gris pizarra. Una luz naranja surgía de sus incontables ventanas arqueadas; una contrabalanza perfecta para la melancolía añil del atardecer. El edificio en sí estaba completamente aislado de la tierra que la rodeaba, e inmensas góndolas negras estaban atadas en el extenso muelle en el exterior de la entrada.

Guiado por una linterna que emitía una luz azulada en la punta del muelle, deslicé la Tilnel en un espacio vacío a lo largo del muelle. Ninguna alarma sonó o guardas llegaron corriendo. 

Escondí el remo y salté en el muelle de piedra, luego me volví para tomar la soga expertamente enrollada y colocarla en un poste de bronce. Asuna me pidió una mano de ayuda para salir, y caminamos hacia el centro del muelle para obtener una mejor vista.

La entrada aún estaba a una distancia considerable, pero la enorme apariencia del castillo era clara de contemplar. La altura de las torres tenía que ser de más de ciento cincuenta pies desde el suelo. La escala de la estructura rivalizaba con los grandes baobabs que se volvieron ciudad en el tercer piso.

La luz naranja de las ventanas se derramaba en incontables tejados, cimas y aleros. Miré la fantástica imagen hasta que una pequeña voz llegó a mis oídos.

—…gracias. Es un hermoso regalo.

— Bueno… mientras lo creas de esa forma, fue valioso cruzar todo el piso para ver… –la miré y sonreí.

— Pero solo es la mitad del regalo.

— ¿Oh…?

Coloqué una mano en su espalda y empujé suavemente, urgiéndole que avanzara. Ella lo descubriría todo antes, por lo que tuve que apresurar a mi perceptiva compañera para que avanzara y así conservar la sorpresa.

Adelante en el muelle estaba un enorme portal hecho de placas de metal denso oscuro y brillante, con unos guardias enormes y pesadamente armados (por los estándares élficos) puestos en cada lado. Eché un vistazo a sus alabardas sorprendentemente enormes y tuve que llenarme de coraje que seguir empujando.

El momento en el que llegué a unos veinte pies del portal, el guardia de la derecha gritó: — ¡Alto!

Mientras tanto, el de la izquierda dijo: — ¡Este lugar no es para la humanidad! Ellos cruzaron sus alabardas en medio del aire. Me aliviaba reconocer las mismas líneas de dialogo de la prueba beta y saqué lo que tenía preparado del bolso de mi cinturón y lo sostuve en el aire.

— ¡Me llamo Kirito! ¡Solicito una audiencia con el maestro de este castillo! Probablemente el dialogo no era necesario, pero quería seguir el juego, por lo que dejé a un lado mi vergüenza y seguí con ello.

Los dos guardias miraron el pergamino sellado sostenido en el aire, contemplando el mismo sello que el de las banderas del castillo –la invitación que nos dio el comandante de las fuerzas Élficas Oscuras en el tercer piso. Sus alabardas sonaron al retroceder a una posición firme. 

A continuación, la enorme puerta de metal se dividió al abrirse con un rugido profundo. Exhalé de alivio y llevé a Asuna a los terrenos del castillo.

Luego, un grito de sorpresa escapó de sus labios.

— ¡¡Oohhh!!

El jardín frontal del castillo nos envolvió con toda la belleza de un gran trabajo artístico. Árboles, macetas, y vallas de hierro fundido escarchado con polvo de nieve estaban brillando con la luz de las lámparas. El largo enfoque a las puertas del castillo era completamente perfecto –no una única huella. Casi ni quiera pisarlo.

Si todo era tan exacto como en la prueba beta, seriamos capaces de caminar libremente por el castillo. Entre el salón para cenar, las diversas tiendas, e incluso celdas como mazmorras, había muchas cosas dignas de explorar, pero nuestro primer destino ya estaba tallado en piedra. Abrimos la puerta y caminamos al interior. Asuna exclamó otra vez, sorprendida.

En el centro del salón principal con sus alfombras rojas estaba una fuente de mármol llena con agua resplandeciente. Más allá estaba una gran escalera, y amplios pasillos se extendían de derecha a izquierda. NPCs Elfos Oscuros conocidos se inclinaban hacia adelante ante el sonido de violines no visibles, pero a diferencia del tercer piso, muy pocos de esos NPCs tenían armas.

— No veo ningún jugador –remarcó Asuna, luego asintió para sí misma–. Pero por supuesto que no los hay. Ese muro de niebla que pasamos para llegar al lago nos estaba llevando a un mapa instanciado, ¿no?

— Respuesta correcta. Nunca nos cruzaremos aquí con otro jugador, por lo que somos libres de reír y gritar y cantar todo lo que queramos.

— N-no iba a hacer nada de eso. En fin, echemos un vistazo alrededor –dijo, su mirada airada daba paso a la emoción mientras tiraba de mi manga.

— Seguro, pero ya conozco nuestro primer destino: por aquí.

Tiré de su capa con capucha en respuesta y la arrastré por el pasillo a la derecha. El Castillo Yofel, la fortaleza de los Elfos Oscuros, era presentado de tal forma que el edificio principal conectaba a las cuatro torres principales en forma de rectángulo con un espacio abierto. Para la mayor parte, el lado derecho del castillo era una estación de soldados, mientras que el lado izquierdo albergaba a los habitantes y sirvientes del castillo. Pero yo quería el patio central.

Caminamos por el pasillo, pasando a varios soldados, luego giramos a la izquierda en una esquina. Encontré una pequeña puerta justo delante y suavemente la empujé para abrirla. 

De vuelta al aire libre, nos encontramos un lugar menos impresionante que el jardín frontal, pero de alguna forma, mucho más misterioso y sagrado. Pequeños setos espinosos con brotes de pequeñas flores negras bloqueaban el paso de izquierda a derecha como un laberinto, evitándonos ver más adelante.

Caminamos sobre las piedras de cobre llenas de nieve con la luz tenue de las linternas como nuestra guía. Pude ver que alguien había dejado huellas en el centro del camino. Asuna y yo compartimos una mirada, y nos apresuramos a seguir ese rastro antes de que la nieve que caía lo cubriera.

Cuando habíamos pasado el laberinto espinoso, terminamos en un hermoso jardín rodeando una hermosa conífera. Jardineras de ladrillo y bancas de brocen alternadas alrededor del árbol. Sus ramas sobresalientes contenían la nieve, por lo que las huellas desaparecieron cerca de la entrada al jardín.

No necesitábamos seguir a nadie más.

Ante nuestros ojos, sentada en silencio en una de las bancas, estaba una figura frágil. Desde nuestra ubicación apenas era más que una silueta, pero no había necesidad de acercarse para tener una mejor vista o para llamar o entrecerrar los ojos para ver el color de su cursor para identificarla.

Tan pronto como di el primer paso al frente, hacia la figura, esta se percató de nosotros y se levantó, saltando sobre la jardinera junto a ella con toda la fuerza de una habilidad de espada de empuje.

La persona aterrizó ligeramente ante nosotros y nos recibió con los brazos abiertos.

— ¡Kirito! ¡Asuna! –la voz sedosa y familiar sonó.

Haciendo lo mejor para soportar el poderoso abrazo rompecostillas liberado con una fuerza de nivel elite, me las apañé para gruñir: — Que bueno verte de nuevo, Kizmel.

Capitulo 5                                                        Indice                                                           Capitulo 7

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