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progressive 4 capitulo 1

Capitulo 1
Scherzo of Deep Night

“Nunca esperé que este día llegaría” –pensó Asuna la esgrimista de nivel 16, mientras levantaba su Chivalric Rapier +5 en una posición de nivel medio.

Casi cinco metros por delante, un espadachín de capa y cabello negros hacía lo mismo con su espada. Su posición parecía tranquila y relajada, pero la filosa punta de la espada permanecía totalmente inmóvil, brillando fríamente mientras absorbía la mirada de Asuna.

Ellos se miraban mutuamente en una plaza, rodeados por ruinas antiguas recubiertas de musgo. El área era silenciosa, sin señales de ningún monstruo o jugador en las cercanías. La luz proveniente de una apertura externa del castillo flotante era débil, acercándose cada vez más al morado oscuro del anochecer.

Hoy era el quincuagésimo día desde el inicio oficial de Sword Art Online, el juego mortal en el cual la pérdida del avatar del jugador terminaba con la vida del usuario.

En el mundo real era el 28 de diciembre del 2022. En cuatro días más, llegaría el año nuevo... asumiendo que vivieran para verlo.

“Sobreviviré hasta el próximo año” –pensó Asuna.

Cuando se aventuró por primera vez hacia lo desconocido, ella ni siquiera había considerado esa posibilidad; había tomado unos estoques comprados en una tienda, sin siquiera tomarse la molestia de hacerles mantenimiento –de hecho, ni sabía que eso era posible– y los había utilizado a medida que combatía contra incontables cantidades de monstruos, resignada a, eventualmente, quedarse sin energías y morir. Una parte de ella incluso esperaba que sucediera, ansiando llegar a ese olvido total.

Pero, en cierto punto, ese deseo por morir había desaparecido. No era que Asuna tuviese mejores esperanzas de cara al futuro. No había ninguna certeza de que ellos lograsen vencer esta macabra arena y ser libres de volver al mundo real algún día, pero sí que quería vivir para ver otro amanecer... para abrirse paso a través de este piso y ver el próximo. Esa emoción era palpable en su interior.

Y la razón de ese cambio era indudablemente el chico de cabello negro a su lado, quien mantenía alzada su larga espada. Él le había enseñado mucho sobre el juego y cómo este funcionaba. La había salvado de muchos peligros. Y no solo eso...

A pesar del peligro atormentador que los rodeaba, mantenía esa actitud fresca, sin olvidarse de sonreír y disfrutar el momento; incluso había logrado aligerarle su pesado corazón con algún tonto error. Como su constante compañero en terminar el juego, él le había dado esperanzas para un mañana.

Pero ahora lo único en los negros ojos del espadachín nivel 17, Kirito, era una concentración aguda y poco sentimental. Ahí no había bondad o frivolidad. Su espada y mente eran una sola, listo para reaccionar a cada movimiento de Asuna sin pausas ni retrasos.

Ayer – 27 de diciembre– mientras subían la escalinata circular del cuarto al quinto piso, Asuna se había volteado y preguntado:

— ¿Cuánto tiempo planeas seguir avanzando junto a mí?

Ella no esperaba una respuesta concreta. Tal vez se había inclinado hacia ese sentimiento solo luego de separarse de los elfos oscuros del tercer y el cuarto piso.

Kizmel y el Vizconde Yofilis eran NPCs pero, de cierta forma, eran más cercanos a ella de lo que ningún otro jugador lo había sido.

Kirito le había devuelto la mirada a los ojos, se encogió de hombros, y con su aire despreocupado normal dijo:

— Hasta que seas lo suficientemente fuerte como para no necesitarme.

Era una respuesta práctica, carente de emociones en su estilo típico, pero Asuna no pudo evitar sentir ese pesar en su corazón.

En el quinto piso, y posiblemente después del mismo, él continuaría siendo su compañero, peleando y cubriendo su espalda. Ella no quería admitirlo, pero ese pensamiento la hacía feliz.

Y aun así——

—...si no vendrás hacia mí, haré el primer movimiento –dijo Kirito repentinamente, cortando sus pensamientos con una voz medida. La larga espada en su mano derecha comenzó a oscilar. El sol del atardecer en pleno desvanecimiento se deslizaba a lo largo de su filo como una roja gota de sangre.

La Anneal Blade +8 de Kirito, que le había servido todo el camino desde el primer piso, finalmente se rompió en la batalla contra el caballero élfico de bosque en el cuarto piso, por lo que ahora estaba usando la Elven Stout Sword que su oponente había dejado. El mango y la empuñadura tenían delicadas decoraciones propias del arma de un elfo, pero no era un arma particularmente elegante. La hola pulida brillaba fríamente en la oscuridad.

De hecho, las especificaciones básicas del arma eran casi tan buenas como las de la Anneal +8. En otras palabras, si Asuna no bloqueaba o evadía este ataque, su HP –la representación numérica de su vida– podría sufrir un gran daño.

Pero lo mismo podría decirse de Kirito.

El Chivalric Rapier en la mano derecha de Asuna era un arma excelente mejorada por el herrero NPC del campamento de elfos oscuros en el tercer piso.

Según Kirito, sus stats eran extrañamente altas, lo que hacía que un único ataque tuviera más fuerza que el de la mayoría de espadas largas – una cualidad mortal para los estoques, que eran pensados para ataques débiles pero múltiples. Era difícil saber cuánto HP perdería Kirito si recibía un golpe limpio de la mejor habilidad que Asuna tuviese, el combo de tres partes “Triangular”.

La visión de cada combatiente se redujo, centrándose únicamente en el momento en que una de las espadas golpeara a su objetivo. Sus respiraciones se redujeron.

Los sonidos de botas golpeando el suelo de rocas parecían hacerse distantes... Ellos habían peleado contra incontables cantidades de monstruos hasta este momento, y no solamente insectos o animales inhumanos. Habían combatido en una batalla campal en el Castillo Yofel en el cuarto piso contra los soldados élficos de bosque, quienes parecían ser como cualquier otro jugador. Pero incluso esa
experiencia no había sido tan aterradora como esto.

¿Cómo podía ser tan distinto a eso el pelear contra otro jugador? ¿Es porque... estoy luchando contra Kirito?

La punta de su Chivalric Rapier vaciló. Kirito no desperdició esta oportunidad, impulsándose hacia adelante con su pierna izquierda.

La espada élfica ya no era sostenida con despreocupación, sino totalmente firme al nivel de los ojos. Él podría liberar un ataque propulsivo normal... o una Sword Skill de un salto. Ella tenía que adivinar cuál sería y reaccionar a tiempo. Pero su estoque no paraba de temblar.

— No...

Otro gemido raspado escapó de sus temblorosos labios sin que ella se percatara.

— No... no quiero hacer esto...

Ella bajó su incontrolable mano derecha usando la izquierda, empujándola hacia el suelo. Sus ojos se alejaron del rostro de Kirito y se enfocaron en las rocas bajo sus pies, que, en la oscuridad, eran de color añil.

Ella sabía que era una reacción inmadura e infantil y que no había garantía de que Kirito se detuviese, pero aun así, mantuvo su cara obstinadamente dirigida hacia el suelo.

Con el pasar del tiempo se acercó el sonido de unas botas golpeando la roca.

Luego, el sonido de un sable cortando el viento. El ligero cling del metal. Cuando ella levantó la vista, Kirito ya había regresado su espada a la vaina en su espalda y levantado sus manos con exasperación.

— Así que cambiaste de opinión... –le dijo con una sonrisa torcida, chequeando el temporizador de duelo en la parte superior de su visión–. Fuiste tú quien pidió una lección de PvP, Asuna.

Cinco minutos después, Kirito ya había encendido una fogata en la esquina de las ruinas que habían sido su arena de duelo. Había sacado un hervidor de hierro de su inventario y dispuesto de agua para hervirla.

Para su sorpresa, él incluso tenía las ramas para quemar en la fogata.

— ¿Cuándo recogiste esas? –le preguntó.

— ¿Hmm? Oh, en varios lugares entre el tercer y el cuarto piso –le respondió de forma presumida por alguna razón. Sacó una de las ramas en llamas del fuego–. ¿Ves cómo el color de la llama es un poco diferente del fuego común?

Ahora que lo mencionaba, la llama que brillaba en la punta de la rama parecía de un color verduzco.

— Este es un ítem de recolección llamado Fossilwood Branch. Se queman durante mucho más tiempo que ramas normales. Las vi mientras caminaba por ahí en los pisos más bajos, así que las tomé por si acaso. Después de todo...

Hizo una pausa y gesticuló con la rama alrededor de las ruinas.

— El quinto piso es un piso de ruinas. Hay muy pocos árboles como estos, así que no sería fácil encontrarnos con este tipo de suministros.

— Ohh... Si me hubieras dicho, yo también habría recogido un par de esos, ¿sabes? –dijo Asuna, quien se había ganado una mirada escéptica de Kirito.

— No estoy seguro de eso. Solo puedes encontrar Fossilwood medio excavando en suelo húmedo. No puedo imaginarte con ese carácter fastidioso que tienes, cargando un ítem tan lodoso en tu inventario.

— N-No me importaría. Solo es un puesto de almacenado digital, así que no es como si los demás objetos pudiesen cubrirse de barro también, así que...

—......

Asuna aumentó la distancia entre ella y la rama ardiente en manos de Kirito. El espadachín regresó la rama a la fogata con una risa cordial. Para ese momento, vapor blanco salía del hervidor, así que Kirito vació el agua hirviendo en la ya preparada tetera, esperó quince segundos y luego vertió el líquido en dos tazas.

— Toma.

Ella tomó la taza, le agradeció y luego inspiró su aroma. Había comprado esas hojas en Rovia, la ciudad principal del cuarto piso; olían como a un té de rooibos con sabor a frutas.

Con su brazo alrededor de sus piernas, tomó un sorbo del líquido caliente y suspiró contenta.

El último rayo de luz solar ya había desaparecido, y el área estaba cubierta por una oscuridad azulada. En los pisos más bajos, la luz de la luna que brillaba a través de las aberturas externas de Aincrad proveía un mínimo de iluminación con la cual guiarse, pero aquí en el quinto piso difícilmente se veía luz alguna. Si no fuera por la fogata, Kirito no sería más que una silueta a su lado.

Ayer habían ido desde la salida de la escalinata espiral directo al pueblo principal, y para cuando la noche había llegado ya estaban descansando en una posada.

Durante todo el día de hoy estuvieron ocupados completando misiones, así que ella no se había dado cuenta de que la noche era tan oscura fuera del pueblo. Como un jugador solitario por costumbre, Kirito poseía la habilidad de Búsqueda, con la cual le avisaba si un monstruo o cualquier otro peligro se acercaba, pero ella no podía evitar que su mente se imaginara algo merodeando entre las sombras, más allá de las paredes de piedra que rodeaban la plaza en ruinas.

Inconscientemente, Asuna se deslizó siete centímetros más cerca de Kirito y murmuró:

— Lamento lo de antes.

— ¿Huh? ¿Por qué?

Ella esperaba esa respuesta y continuó inmediatamente:

— Por renunciar al duelo que yo te pedí en primer lugar.

— Ohh... bueno, mira, no es como que me moleste en absoluto...

Kirito tomó un gran trago de té, luego hizo una mueca por el calor. La miró.

—...solo me parece un poco extraño de tu parte renunciar a algo que tú iniciaste.

— Mmm...

Ella asintió y descansó su barbilla en sus rodillas mientras las rodeaba con su brazo izquierdo.

— Es solo... no fue exactamente lo que me esperaba. Este duelo... pero no es realmente un duelo porque fue en el –¿cómo lo llamaste?– ¿modo de primer golpe?

Así que el primer golpe limpio gana y es prácticamente seguro, por lo que pensé que sería más como... una partida. Una competencia deportiva, pero...

La boca de Asuna gesticuló sin emitir ningún sonido mientras ella trataba de pensar en las palabras para describir el miedo que sintió en su corazón cuando los sables coincidían. Pero antes de lograrlo, Kirito murmuró:

— Hay al menos una diferencia importante... entre los duelos de SAO y las competencias deportivas en la vida real.

Ella miró al espadachín de capa negra sentarse de piernas cruzadas sobre la piedra. Sus ojos, más negros que la propia oscuridad, estaban enfocados en el fuego. Estaban ligeramente entrecerrados, mirando hacia sus distantes memorias.

— Creo que es el motivo para luchar. En los deportes –incluso en luchas competitivas– es la victoria lo que esperas obtener, ¿cierto? El deseo de ganar se convierte en una gran fuente de energía. En la superficie, los duelos en este juego son muy parecidos a los deportes. Cuando los jugadores con niveles y equipamientos similares pelean al “primer golpe”, no existe el miedo de perder una
cantidad peligrosa de HP. Pero...

Mientras Kirito continuaba, la pieza de fossilwood crujió y estalló. Una lluvia de calientes chispas rojas se levantó, desapareciendo en la oscuridad.

Asuna siguió la empuñadura del Chivalric Rapier equipado en su pierna izquierda y continuó donde Kirito se había quedado.

— Pero no estamos usando bates o raquetas, ni siquiera son espadas shinai de bambú... son espadas de acero real. Seguro, son líneas digitales de código, pero si tocan a tu oponente, se llevan parte de tu vida real...

— Exacto. Entre más en serio tomes el duelo, menos se trata sobre obtener una simple victoria. Los que no tienen miedo de cortar a sus oponentes con armas de metal y tomar sus puntos de vida –esos que puramente siguen el propósito de “matar” a su rival– se acercarán más a la victoria. En su núcleo, tener duelos aquí no es un deporte. Es solo un baño de sangre por el bien de la supervivencia. Ganar
no tiene nada que ver con ello.

Mientras esa últimas palabras dejaban su boca, Asuna sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Ella reconocía esa sensación como la misma que había dominado su mano hace un rato durante ese intento de duelo.

—...yo no quiero tener que luchar a muerte contigo, Kirito –dijo ella, para luego cerrar su boca apresuradamente. A pesar de eso, él no la molestó.

— Si... yo tampoco quiero tener que hacer eso contigo... Incluso si es solo un duelo de al primer golpe gana.

Ella lo miró con cierta sorpresa y notó que Kirito también la estaba observando.

Sus ojos negros reflejaban la luz naranja de la fogata; su compañero temporal continuó:

— Pero... aún creo que debes ir tomando experiencia con los duelos... en PvP, antes de que comencemos a atacar este piso en serio.

—......

Ella le devolvió la mirada, no estando segura de cómo responder.

Su abortado intento de duelo fue idea de Asuna. Pero la idea había venido de algo que Kirito había dicho la noche anterior mientras subían por la escalinata en espiral hacia este piso.

Luego de que derrotaran a Wythege the Hipocampus, jefe del cuarto piso, con la ayuda de Kizmel la caballero élfica oscura y el Vizconde Yofilis, Asuna y Kirito habían dejado a los miembros de los demás gremios en la cámara del jefe y continuado por las escaleras hacia el quinto piso.

La pared de la escalinata estaba esculpida, como era costumbre, con relieves que simbolizaban el paisaje y las vistas del nuevo piso, pero lo más impactante y memorable siempre era lo que estaba en la gran puerta en final de las escaleras.

El relieve era un gran y antiguo castillo. No era una mansión elegante como el castillo Yofel, erguido a la mitad de un lago, sino una gran e imponente fortaleza.

Mientras miraba hacia el grabado, Kirito suspiró y dijo:

— Parece que el terreno básico es igual que en la prueba beta...

Asuna le había preguntado qué tipo de terreno era, a lo que él explicó mientras se encogía de hombros:

— Ruinas. Quizás un 30% del mapa es suelo natural, y el resto ruinas en forma de laberinto. Lo que significa que unas seis millas del terreno son una gran mazmorra, en cierta forma... Y es realmente oscura... Había mucho PK en este lugar durante la prueba beta...

PK: Player Killing, o sea, jugadores matando jugadores.

Ella estaba familiarizada con ese término gamer. Kirito había dicho una vez que quería comprar la misma capa que usaba para esconder su cara en los pueblos.

Cuando ella le había hecho notar que sería igual de fácil usar un saco sobre su cabeza, él había respondido que sería confundido con un PK-er si lo hacía.

En ese tiempo era solo una ligera e insulsa conversación, así que Asuna había ignorado y olvidado el término. Después de todo, no podía haber PK-ers en Aincrad en su estado actual. Cada jugador tenía el deseo de escapar del mundo virtual, y atacar o, dios no lo quiera, matar realmente a otro jugador sólo atrasaría el progreso del juego aún más. Así era como Asuna siempre había visto las cosas, y asumido que compartía esa opinión con Kirito.

Pero cuando él había mencionado el término PK frente a la puerta del quinto piso, había cierta firmeza en su expresión, una que no había visto hasta ese momento.

Parecía que estaba seguro de que el quinto piso y sus ruinas serían el hogar de muchos PK-ers en el nuevo y mortal SAO, justo como lo había sido en la prueba beta.

Mientras más observaba esa mirada en la cara de Kirito, más se convencía Asuna de que, luego de haber activado el portal en el pueblo y haber reabastecido sus inventarios, ella debería pedirle una lección de combates PvP.

El primer intento de duelo había culminado de forma prematura y patética, y Asuna no se sentía con el ánimo de intentarlo nuevamente en un futuro próximo.

Así que tomó un sorbo del té con aroma dulce y preguntó:

— Kirito... ¿realmente piensas que... habrá PK-ers en este piso?

— Hmm... –le contestó, removiendo el té en su taza. Luego se detuvo abruptamente y la miró–. ¿Recuerdas el jugador con el que tuve un duelo en el tercer piso... cerca del campamento élfico en el bosque?

— Si... su nombre era Morte, ¿cierto? El que estaba planeando algo porque secretamente era parte de los gremios de los Dragon Knights Brigade de Lind y el Aincrad Liberation Squad de Kibaou... –Kirito le había contado sobre él justo antes de la batalla contra el jefe del tercer piso. Era una historia tan intrigante como preocupante y Asuna había visto brevemente al Morte mismo en la cueva de la reina araña, así que había estado pendiente de encontrarlo en el cuarto piso. Aun así, esa distintiva cofia de metal no había aparecido.

Su compañero asintió y volteó su mirada hacia el fuego. Había una tensión inusual en sus rasgos.

— Morte me desafió a un duelo con el modo Acabado Medio, redujo mi HP justo por encima de la mitad y trató de darme con su hacha para maximizar el daño. Si hubiera tenido éxito, habría eliminado el resto de mi HP y me habría asesinado... y habiendo ganado el duelo limpiamente, no se habría convertido en un jugador naranja. Eso habría hecho que fuera un método PK-er tan legal como el de un monstruo... Un PK en duelo, supongo. Estoy asombrado de que se le ocurriera algo
como eso.

— No te impresiones por cosas como esa –soltó Asuna. El espadachín le dio una sonrisa tensa y asintió.

Su expresión era nuevamente seria, luego murmuró:

— El problema es por qué Morte haría algo así. Basado en lo que me mostró, no creo que sea un PK-er solo porque el placer y la diversión lo lleven a hacerlo. La razón de que me desafiara a ese duelo es porque quería prevenir que yo completara la misión en el campamento élfico de bosque. Así, mientras yo era contenido, los gremios de DKB y ALS se acercarían al campamento siguiendo las diferentes líneas de la misión. Él quería que se enfrentaran... y combatieran.

— Si... –murmuró Asuna en respuesta, recordando el evento–. Cuando Kizmel y yo corrimos hacia el campamento, parecía que estaban listos para sacar sus armas en cualquier momento... si ella no los hubiera detenido en ese instante, todo el grupo de las líneas delanteras se habría perdido. Pero... incluso si hubiera logrado su cometido, ¿cómo ayudaría eso a Morte? ¿Cómo se podría haber beneficiado de lo que habría representado una demora de meses para completar el juego – y obtener la libertad de todos? –ella se preguntaba esto más para sí misma que para su compañero, pero Kirito estaba contemplando esa misma interrogante.

Los gremios DKB y ALS eran tan grandes que representaban casi en su totalidad a los jugadores más avanzados de juego. Todos los bonos de L.A. de los jefes de piso habían sido reclamados por el espadachín que ahora se sentaba junto a Asuna, pero en este punto, era esencialmente imposible vencer la torre laberinto sin esos dos gremios.

Una razón para hacer que ambos gremios de enfrentaran.

Normalmente, una buena razón sería colarse durante el caos de la batalla y tomar el control de ambos gremios, apoderándose del rol de líder: en otras palabras, por gloria. O quizás robar el botín y el equipo de aquellos jugadores que morían en batalla, o sea, por enriquecimiento personal.

Pero, ¿era posible que el deseo de gloria o fortuna fuera mayor que el deseo de sobrevivir? Sin tomar en cuenta tu cómoda situación en este mundo, sin importar cuanto Col ganaras o cuánto equipamiento de élite tenías, todo era inútil si perdías una sola batalla, fuera contra monstruos o jugadores. Simplemente morías en esta prisión electrónica y nunca volverías al mundo real.

Algo no cuadraba sobre los motivos de Morte. Parecía como si interfiriera con los esfuerzos de completar el juego. Pero nadie debería pensar de esa forma.

Especialmente si estaban arriesgándose a morir al dejar la seguridad del pueblo y se aventuraban en lo desconocido.

La razón de Asuna para pelear en lugares tan peligrosos, como una de las mejores jugadoras, era para, algún día, escapar de esta fortaleza flotante. Ella regresaría al mundo real, regresaría a su antigua vida y se olvidaría de todo el miedo y la tristeza que había experimentado aquí...

Sin darse cuenta, se volteó hacia su derecha. Su compañero temporal de cabello negro estaba observando la fogata. La forma en cómo estaba perdido en sus pensamientos removió todo rasgo de tensión que siempre poseía, lo que lo hacía ver realmente joven.

Escapar de este mundo. Eso significaría...

Se forzó a detener ese pensamiento y rectificó su cabeza con cierta cantidad de fuerza de voluntad. Sus ojos se posaron sobre el extraño fuego color verduzco que rodeaba a las Fossilwood Branch. Comparado con el mundo real, había un toque de artificialidad en la forma en que las puntas de la llama se movían, pero era lo suficientemente realista y bello para Asuna.

Si... el mundo en el que vivían era una cruel prisión, pero a veces podía ser también extremadamente hermoso. La ciudad en el primer piso, las planicies del segundo, los bosques del tercero y los canales del cuarto... Y la única razón por la que ella era capaz de apreciar todo esto era debido a la influencia del compañero que se encontraba sentado justo a su lado.

Ella, intentando mantener su mente lejos de ese hecho, inquirió aún más en la motivación de Morte cuando Kirito rompió su largo silencio para considerarlo:

— Quizás... Morte no es el mismo tipo de jugador que nosotros, en el más puro sentido...

— ¿Huh? ¿A qué te refieres?

Nuevamente miró a Kirito, quien seguía observando la fogata.

— Si asumimos que su motivo para interferir con el progreso mismo del juego es un acto de sabotaje dirigido por quien sea que está controlando este juego mortal... tiene cierto sentido.

— Sa... ¿Sabotaje? Estás diciendo... ¿Qué está trabajando con Akihiko Kayaba?

— Sí –confirmó Kirito. Sin embargo, rápidamente meneó su cabeza–. Pero incluso así, no termina de cuadrar. Una cosa sería que estuviéramos a punto de finalizar el juego, pero este tipo comenzó sus actividades cuando apenas vamos por el tercer piso de los cien que hay. Es demasiado pronto. No, espera...

Súbitamente los ojos de Kirito se encendieron.

— ¡...YA!

— ¿Huh? ¡¿Qué?! –exclamó Asuna, apartándose rápidamente mientras Kirito cogía su espada.

La filosa punta de la Elven Stout Sword trazó una línea plateada en la oscuridad.

Él atravesó la fogata con un movimiento casi tan rápido como la esgrima de Asuna.

Mientras ella miraba en desconcierto, una gran lluvia de chispas flotó hacia el cielo nocturno. Cuando Kirito hubo jalado su espada, esta tenía algo clavado en la punta. Estaba cocinado hasta un punto crujiente, emitiendo un sabroso vapor: una patata cocida.

—...Un... ¿Kirito?

— ¿Sí?

— Cuando estabas observando el fuego con esa seriedad...

— Sip.

— ¿...era solo para monitorear qué tan bien cocida estaba la patata?

— Exacto –respondió con una cara de seriedad. En respuesta, ella estaba dudosa de si gritarle o golpearlo. Pero antes de poner cualquier plan en acción, Kirito sacó la punta de la patata dulce y puso la espada en la funda de su espalda.

Intercambió la patata caliente de una mano a la otra y eventualmente la partió en dos mitades. Otra ola de vapor salió de esta, trayendo consigo un dulce y fragante aroma.

— Toma.

Dijo ofreciéndole una mitad. Dado que ya habían pasado seis horas desde el almuerzo, ella decidió que era lo suficientemente generosa como para guardarse su enojo por el momento.

La papa cocida no era exactamente idéntica a las reales, ni en color ni textura, pero estaba deliciosa. Asuna tomó un bocado y dejó que se derritiera como una crema en su boca; tenía un sabor exquisito.
Luego de un segundo y lego un tercer bocado, tomó un poco de té, suspiró contentamente y finalmente preguntó:

— ¿Cuándo compraste esto? No recuerdo que nos detuviéramos es alguna tienda de alimentos.

Kirito se removió y dijo evasivamente:

— ¿Hmm? No los compré.

—...entonces ¿de dónde vienen? No me digas que también los recogiste del suelo en el bosque del tercer piso.

— Jaja, de ninguna manera. Estas patatas son ingredientes de clase B. No puedes solo encontrarlos tirados en los pisos bajos como este.

— Así que, ¿las obtuviste de alguien?

— Hmm, supongo que puedes decirlo así. Estos son un drop de los monstruos mitad pez, mitad humano que hay en el laberinto del cuarto piso.

—.........

La inesperada respuesta la dejó sin palabras. Si él hubiera dicho que era “carne de hombres-pez” se la habría tirado directo a la cara, pero una antigua posesión parecía lo suficientemente segura como para ser aceptada, así que tomó otro mordisco antes de hacer la siguiente pregunta:

— ¿...por qué un hombre mitad pez dejaría como drop unas patatas dulces?”

Ella esperaba una de sus tontas bromas, pero se vio decepcionada.

— Hmmm...

Él gimió, luego tarareó por tres segundos, bajó la papa a medio comer y respondió su pregunta con otra:

— ¿Sabes de donde vienen las patatas dulces Satsuma?

— ¿Huh? Pues... Satsuma era el antiguo nombre para Kagoshima, ¿cierto? Creo que aprendí esto en la escuela. Alguien llamado Aoki Konyo trajo las semillas desde la provincia Satsuma.

Cuando terminó su respuesta, se dio cuenta de que casi había admitido que estuvo en la escuela media en el mundo real. Ella apenas le había hablado a Kirito de su vida ahí afuera – nunca en realidad. Esta era, probablemente, apenas la segunda vez.

A Kirito no pareció importarle mucho esta revelación:

— Exacto. Para ser precisos, provienen de Okinawa, pero eso es solo en Japón...

Lo que quiero decir es, ¿dónde fueron cultivados por primera vez en todo el mundo?”

— ¿En todo el mundo...? –preguntó ella, vagamente relajada–. Hmm... creo haber escuchado que son originarias de Latinoamérica...

— Correcto –dijo Kirito.

— ¿Huh?

— Las patatas dulces son originarias de esa zona. Técnicamente, las patatas fueron cultivadas en las tierras altas de Sur y Centroamérica, mientras que las patatas dulces fueron cultivadas en las tierras bajas de las costas.

— Ohh...

Ella introdujo el último pedazo en su boca, lo saboreó y luego trajo de nuevo el tema preguntando:

— ¿Qué tiene que ver eso con los hombres-pez?

— Bueno, solo estoy tratando de forzar la conexión con algún lugar –dijo él. Con una mueca tiró el último trozo de patata en el aire y lo capturó con su boca–. Pero en la mitología azteca, el mundo ha colapsado ya cuatro veces. Durante la primera, las personas fueron devoradas por una manada de jaguares. En la segunda, la gente fue convertida en monos. Siguiendo con la tercera, fueron convertidos en aves.

Y, en la última, fueron convertidos en peces...

— ¿Y los que se convirtieron en peces son los que combatimos en el laberinto del cuarto piso? –respondió ella escépticamente. Kirito soltó una risa natural y dijo:

— Jaja, quizá, quizá no. ¿Pero recuerdas lo que dijo Kizmel? Todos los pisos de Aincrad fueron separados de la tierra hace ya mucho tiempo y fueron elevados en el cielo. Había elfos y kobolds y minotauros en esas secciones... así que ¿quién quita la posibilidad de que haya monstruos de leyendas aztecas?

— Hmm... lo que quiero saber es...

Asuna hizo una pausa mientras se terminaba lo que quedaba de té en su taza, luego miró hacia su compañero con exasperación y admiración.

— ¿...cómo es que sabes tanto sobre leyendas aztecas y el origen de las patatas dulces?

— Ahh... –replicó Kirito, y ella se dio cuenta de lo que había hecho. Había cruzado la división entre el mundo real y el virtual nuevamente.

Pero su compañero temporal solo le dio una mirada fugaz.

— El lugar en el que vivía... en el otro lado... era famoso por crecer y cultivar patatas dulces. Cuando estaba en la escuela primaria, hice mi reporte de verano sobre la historia de las patatas dulces. Es gracioso cómo aún recuerdo esas cosas.

— Ohhh... –murmuró ella, manteniendo una cara seria mientras su cerebro trabajaba efusivamente en una nueva idea.

Si era famoso por las patatas dulces, debía ser en Kagoshima o Ibaraki, pero el vocabulario y la entonación de Kirito apenas eran distintos del japonés de Asuna, quien era de Tokio, por lo que podría ser de alguna zona cercana a Tokio famosa por sus patatas dulces – pero ¿siquiera existía un lugar así? En algún caso, podría ser de Chiba o Saitama – tal vez de la parte oeste de Tokio. Si tuviera un teléfono real, podría buscarlo en internet inmediatamente...

Luego de un segundo en este rápido pensamiento, cerró los ojos y lo dejó a un lado.

Si el juego mortal era completado algún día, todo en este mundo desaparecería – todo el equipo, los ítems y las conexiones personales. Ella no quería que eso fuera algo malo. Haría que perdiera de vista su razón para seguir adelante.

—...gracias por la patata. Y por los datos sobre patatas –dijo ella, aplaudiendo para sacar ese pensamiento colgado en su mente–. Ahora, volviendo a Morte...

— ¿Hmm? Oh... cierto –dijo Kirito, parpadeando y poniendo su mente de vuelta en el tema–. Nos estábamos preguntando si Morte estaba trabajando con Akihiko Kayaba o no. Bueno, sé que yo lo dije, pero no lo veo muy probable. Por ahora, Morte es solo una excepción a la regla, un jugador trabajando sin motivos que concuerden con nuestra lógica o pensamiento. Así es como debemos tomarlo por el momento. Solo hay una cosa que me molesta...

Se detuvo, sus ojos miraban las silenciosas llamas de la fogata. Esta vez, no fue por otro grupo de patatas.

—...ya hemos escuchado una historia similar.

— ¿Huh...? –dejó escapar Asuna, pero luego recordó–. Oh... ¡de Nezha!

Asuna contuvo su respiración hasta que Kirito asintió silenciosamente.

Ellos habían conocido al jugador de clase herrera Nezha en el segundo piso. Él había usado la habilidad de cambio rápido para robar en secreto la Wind Fleuret de Asuna, una elección que su gremio, Legend Braves, forzó sobre él; pero el truco en cuestión no fue su idea.

— El hombre que habló con ellos en el bar y les enseñó el truco para estafar a cambio de nada – usaba un pocho negro –continuó Kirito, en voz baja–. Creo que su verdadero objetivo era que Nezha fuera juzgado por el resto de los jugadores top.

Si no fuese sido porque el resto de su gremio se arrodilló y rogó por el perdón luego de la batalla contra el jefe del segundo piso, seguramente lo habrían ejecutado. De cierta forma, eso habría sido PK-ing. Jugando cuidadosamente con las mentes de varios jugadores, guiándolos para que finalmente se asesinaran los unos a los otros... podrías llamarlo como provocar un PK...

Asuna sintió cómo las facciones de su cara se torcían solo por el simple pensamiento de tan macabra idea.

Asesinatos por monstruos (o MPK) y asesinatos por medio de duelos (DPK) eran lo suficientemente malos, pero también requerían de un gran riesgo de parte de la persona que lo intentaba. Para ejecutar un MPK, cualquier error podría hacer que los monstruos te atacaran, y en un DPK, podrías terminar perdiendo tú en lugar de tu presa.

Pero un PK por provocación (que podría denominarse PPK si hubiese suficientes ejemplos) removía completamente cualquier riesgo directo hacia el que lo orquestaba. El perpetrador solo permanecía cómodamente en el centro, guiando tanto a grupos como a individuos hacia una confrontación directa frente a él.

Las probabilidades de éxito eran mucho menores que el de un MPK o DPK, pero en cada mundo siempre había gente extremadamente diestra en la manipulación.

Incluso en la escuela para señoritas a la que Asuna asistía, había estudiantes que no resaltaban pero, utilizando correos, textos y rumores para manipular el ambiente de la clase, podían aplicar presión a quien quiera que desearan donde lo desearan.

Probablemente lo hacían sin darse cuenta de sus habilidades, pero este hombre misterioso del poncho negro claramente intentó causar el asesinato de Nezha a propósito.

— ¿...crees que Morte y el hombre del poncho negro pueden ser la misma persona? –preguntó ella. Kirito siguió el punto entre sus cejas con un dedo.

— Hmmm... Nezha describió al del poncho negro como un hombre que reía alegremente y Morte ciertamente disfrutaba de sus risas, por lo que podrían ser la misma persona. Si ese fuera el caso, como dije antes, Morte podría ser un único jugador PK-er que se reúsa a vivir por la lógica común de Aincrad. Pero si son dos personas distintas, entonces la situación es más terrible que eso...

La fogata, que finalmente había perdido su combustible y su fuerza, estalló en una nube de chispas. Asuna retrocedió, luego, con cierta duda, observó a su compañero.

— ¿A qué te refieres... con “terrible”...?

Kirito respiró hondo un par de veces, dudando de si responder, antes de finalmente hablar en un tono suave.

—...si son personas distintas, deberíamos asumir que Morte y el hombre del poncho negro están trabajando juntos.

— ¡¡......!!”

— Lo que significa que están trabajando para cometer PKs como un dueto... o quizá incluso haya más de dos. Podrían ser tres, cuatro... o una banda entera de PK-ers el algún lugar de Aincrad.

Las Fossilwood Branch finalmente alcanzaron el límite de su durabilidad y sucumbieron hacia el centro, desapareciendo en medio de un baño de chispas. A medida que las pequeñas luces desaparecían, la oscuridad que los rodeaba crecía todavía más y Asuna, inconscientemente, se movió un par de centímetros a la derecha.

—...pero si matas jugadores en SAO, así como están las cosas, no los puedes revivir... morirán en el mundo real. ¿Acaso Morte y su amigo no desean el final de este juego? ¿No quieren salir de este lugar virtual...? –masculló Asuna con una voz tan ronca y seca que le costaba escucharse ella misma.

Casi diez segundos después recibió una respuesta igual de tensa por parte de Kirito.

— Tal vez... no tienen interés en si escapamos o no... como dijiste, cuando tu HP llega a cero, el jugador muere. Tal vez solo quieren causar PKs... para cometer asesinatos...

Asuna creyó escuchar un movimiento detrás de ella y observó sus alrededores, pero la única cosa que veía eran las paredes de las ruinas, frías y oscuras.


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