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progressive 4 capitulo 11

Capitulo 11
Scherzo of Deep Night

— Bueno, al final terminé con esto en mis manos... ¿Entonces qué hago ahora?

Sosteniéndolo en mi mano, contemplé el asta de plata, que había sido pulida hasta parecer un espejo, mientras permanecía izado en el piso de piedra.

Yo era la única persona que quedaba en la cámara del jefe del quinto piso. Había enviado al resto del grupo por las escaleras en espiral, asegurándoles que los seguiría en cuestión de minutos.

La cámara hecha de piedra estaba completamente en silencio ahora, sin dejar evidencias de la feroz batalla contra el golem que había ocurrido tan solo minutos atrás. Liberado de la tensión anterior, ahora estaba extremadamente cansado. Me apoyé sobre la pared, usando el asta del estandarte como bastón, y me senté diciendo “Aquí vamos”.

La soledad me permitió pensar algunas cosas.

Primero, Hafner había logrado una votación, y la opinión unánime fue que yo debería ser forzado—ehm, ser autorizado para conservar el estandarte. Golpeé ligeramente el lado de la pesada asta con mi pulgar izquierdo para desplegar la ventana de propiedades.

En la parte superior de la ventana estaba el nombre del objeto,

Estaba categorizada como una lanza larga, pero según la información de la beta, su poder de ataque era extremadamente bajo. Eran sus efectos mágicos los que eran verdaderamente extraordinarios. Al igual que antes, y mientras estuviera izado en el suelo durante una batalla, todos los miembros del gremio en un radio de quince metros recibirían sus beneficios. Esta cámara tenía alrededor de treinta metros de diámetro, por lo que si el portador se paraba justo en el centro, todo el interior estaría
en su área de cobertura.

Para registrar el estandarte en un gremio, solo era necesario que un jugador con la reputación de líder de gremio tocara el botón al final de la ventana de propiedades. Entonces el banderín completamente blanco automáticamente se teñiría con los colores del gremio, y el estandarte no podría ser re-registrado en un gremio diferente. En otras palabras, si Kibaou registraba el estandarte y eventualmente ALS y DKB se fusionaban en un nuevo gremio, el estandarte se volvería inservible. Lo que podría ser evitado disolviendo el gremio DKB y haciendo que todos sus integrantes se unan a ALS, pero eso nunca pasaría. 

En ese sentido, la idea de Okotan de usar el estandarte como herramienta para unificar a ambos gremios no estaba técnicamente equivocada, solo que era realmente muy improbable. Hafner y Okotan habían llegado a algo así como un  acuerdo mutuo, pero eso fue un milagro causado por el éxito de nuestra formidable misión para derrotar al peor jefe aun con un pequeño grupo. Una vez que
comenzáramos con el sexto piso, ellos regresarían a sus gremios y reanudarían su relación como rivales.

Pero seguramente los acontecimientos de hoy no se irían a la basura. Habían sido profundamente implantados en las memorias de todos los participantes y algún día florecerían, me convencí a mí mismo.

Abrí mi ventana y coloqué el estandarte dentro. Con un pequeño bling, el imponente objeto desapareció en la ventana de inventario.

Todo lo que podía hacer por ahora era esconderlo, pero requería una gran determinación desechar un ítem con tan increíbles características. Era necesario que encontrase un uso ideal para esto.

El reloj de mi ventana me indicó que ya habíamos pasado las ocho y media de la noche. Los chicos de ALS podrían llegar por las escaleras en cualquier momento.

Lo segundo era como enfrentarme a ellos.

Tenía la opción de subir corriendo por las escaleras en espiral y tomar el portal de teletransporte del sexto piso para regresar a Karluin. Pero si lo hacía, el grupo de Kibaou no sabría lo que sucedió. Ellos probablemente enloquecerían buscando una manera de invocar al jefe. Eso era algo que no quería en mi conciencia.

Supuse que tenía la responsabilidad de explicar que yo me había adelantado a su plan de adelantarse. Así que me apoye contra la pared y cerré mis ojos, esperando a que llegaran los chicos de ALS.
Después de un rato, escuche unos pasos.

Parecía demasiado pronto para que ellos llegaran, pero luego comencé a sospechar. Había solo un par de pasos, y el sonido venia de arriba, no de abajo.

Cuando abrí mis parpados, vi a una esgrimista cubierta con una capa purpura clara bajando las escaleras desde el sexto piso.

— Asuna... –dirigí la fuerza que me quedaba hacia mis piernas para mantenerme en pie–. ¿Qué pasa? ¿No fuiste a la ciudad?

Ella se encogió de hombros mientras llegaba al final de las escaleras y se acercó.

— Escuche una interesante historia mientras subíamos por las escaleras, así que pensé en contártela.

— Oh... ¿Qu-Qué tipo de historia?

Asuna se detuvo a mi lado y se volteó de modo que pudiera apoyarse contra la pared.

— Se trata del origen del nombre de usuario de Okotan. ¿Qué piensas que es?

— ¿Huh...? B-Bueno, estaría mintiendo si dijera que no siento curiosidad. Él no parece ser el tipo de persona que se enojaría fácilmente, según lo que deduzco de ‘Oko’... Hmm. ¿Puede ser porque le gustan los o-kotatsu[39], ese juego de mesa, cobijas y con un calentador?

— ¡Bzzzt! –ella cruzó sus dedos índices y sonrió alegremente–. Es el nombre de un río que desemboca en el lago Shikotsu en Hokkaido. Él creció cerca de allí y tiene un gran apego por ese lugar.

— Ohhh... Ahora que lo mencionas, Kotan suena como un nombre Ainuita[40]...¿Pero realmente regresaste solo para contarme eso?

— Claro que no –dijo ella, en contradicción con su anterior declaración, pero no dijo más al respecto.

Eso fue un recordatorio para mí que ella era un verdadero enigma. Pero antes de que pudiera elaborar una respuesta, ella preguntó repentinamente:

— Te quedaste atrás para negociar con los chicos de ALS, ¿verdad?

Sacudí mi cabeza en un ángulo descoordinado, entre asintiendo y negando.

— Er, yo no... diría eso... necesariamente...

— No tenía nada que hacer allá arriba de todos modos. Me uniré a ti –declaró ella.

— Uh...

Los chicos de ALS se pondrían furiosos cuando supieran que habíamos actuado más rápido que ellos, obviamente, pero no sería peligroso... Pensaba. Pero eso dependía de cuán en serio ellos se habían tomado el asunto de conseguir el estandarte. ¿Tan solo querían asegurarse de que los DKB no pusieran sus manos sobre él; o querían apoderarse de él a toda costa?

Incluso si fuera su última opción, no podía creer que ellos apuntarían sus armas contra otro jugador fuera de la zona segura. Ellos eran jugadores de élite, no bandidos. Y encima de todo, sabía que Asuna no obedecería ninguna orden que implicara huir.

—...Gracias. Tan solo no los provoques, por favor... –imploré. Asuna murmuró que había entendido.

[39] N.T: Es un marco de mesa bajo hecho de madera y cubierto por un futón o una cobija pesada, sobre el cual se apoya la superficie de la mesa. Debajo hay un brasero, calentón o estufa, que a veces es parte de la estructura de la mesa misma.

[40] N.T: Son los indígenas que viven principalmente en Japón y, en menor medida en Rusia. Históricamente, vivían en la isla norte de Japón de Hokkaido, las islas Kuriles y Sajalín.

Durante los siguientes cinco minutos, esperamos recostados en la pared, hablando sobre temas frívolos.

Eventualmente, el sonido de muchos pasos metálicos llegó desde la escalera.

Dos, no, tres, probablemente se trataba de un grupo de reconocimiento de los ALS. Los guerreros ligeramente armados corrieron adentro de la cámara en una formación triangular, mirando alrededor agudamente. Desde mi lugar en la pared, grité:

— Hola, chicos.

Todos ellos miraron hacia mí, y sus ojos y bocas se abrieron. El chico que parecía ser el capitán bajó su espada y quedó boquiabierto.

— ¡¿B-Blackie?! ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¿Dónde está el jefe de este piso...?

— Lo siento. Ya fue derrotado.

—......

Después de cinco segundos de completo silencio, su capitán suspiró y sacudió su cabeza. Y uno de los que estaban detrás de él mascullo,

— Ya sabes, tenía este presentimiento...

Un minuto después, el grupo principal de veinticuatro jugadores de ALS y dos del grupo de reconocimiento se alinearon en dos filas una frente a otra a lo largo de la escalera.

Algunos de los hombres vestidos con una combinación de ropas verde musgo y armadura oscura susurraron alrededor de otro que iba atrás, pero el líder del gremio, Kibaou, se paró firmemente en el centro, con sus brazos cruzados y la boca cerrada, manteniendo su silencio.

Pensando en que era una buena oportunidad para insertar en mi memoria los nombres y rostros de los principales miembros de ALS, giré hacia Asuna y murmuré:

— ¿Conoces alguno de sus nombres, además de Kibaou?

— Umm... El chico del tridente a la derecha de Kibaou es Hokkai Ikura. A su izquierda, el chico de la cimitarra es MelonMask. Y el chico de la lanza corta a la izquierda de este último es Schinkenspeck, ¿creo...?

—...Bueno, me alegro de que no todos ellos tengan nombres de comida – murmuré, repentinamente asaltado por una sensación de hambre.

Asuna no tardó en añadir:

— Schinkenspeck es un tipo de jamón ahumado que proviene de Austria, con bastante condimento y es bastante delicioso.

—...Cuando regresemos, tenemos que cenar...

Antes de que Asuna pudiera responder a mi sugerencia, los ojos de Kibaou se abrieron rápidamente, y con los brazos aun cruzados, grito:

— ¡De todos modos! ¡Está claro que ustedes derrotaron al jefe, así que los felicito! ¡Pero si no explican algunas cosas aquí y ahora, no podremos regresar al pueblo!

— Uh... si, entiendo. Explicare todo lo que pueda –dije. Kibaou extendió su mano, con el dedo índice estirado.

— ¡Primero! No vas a venir a decirme que fueron solo ustedes quienes derrotaron al jefe por cuenta propia. ¡¿Dónde consiguieron un equipo?!

— Me temo que no puedo decírtelo –contesté. La ceja de Kibaou se arqueó, pero él retuvo su comentario y levantó otro dedo.

— ¡Segundo! ¡No es una coincidencia que hayan derrotado al jefe justo antes de que nosotros llegáramos! ¡¿Cómo supieron que íbamos a retarlo esta noche?!

— Lo siento, tampoco puedo decírtelo.

Su ceja se estiró nuevamente. La mitad de sus compañeros parecían estar listos para explotar de furia, mientras que la otra mitad sacudía su cabeza en desconfianza o resignación. Oí a uno de ellos gritándome que tomara en serio las preguntas, pero Kibaou lo silenció con su mano y levantó un tercer dedo.

— Ese fue solo un calentamiento. Pero no puedes irte sin responder este... el jefe del piso debió dropear un ítem parecido a un estandarte. ¡¿Qué paso con él?!

—......

Ahora era mi turno de guardar silencio.

No porque hubiera caído en una trampa de Kibaou, sino porque sabía que era necesario para mí ser honesto sobre esto. Era en cierta forma peligroso hacerlo. En el peor de los casos, los veinticuatro jugadores podrían blandir sus espadas para hacerme PK. Si eso ocurría, necesitaba que Asuna escapara por la escalera en espiral.

Simulando en mi cabeza cómo reaccionarían ellos, asentí.

— Si... lo dropeó.

Los miembros de ALS gimieron aturdidos. Levanté los dedos índice y medio de mi mano derecha y los dirigí hacia abajo en línea recta.

Mi menú apareció con el sonido de una campana, y lo manipulé para materializar el ítem que acababa de guardar.

Los murmullos aumentaron cuando ellos vieron el asta plateada de tres metros aparecer un medio de varios destellos de luz. Lo sujeté por la mitad, cerré mi ventana, y planté sonoramente la base del Estandarte de Valor en el suelo de piedra de la cámara del jefe.

— Este es el estandarte. Como imagino que ya sabes, izarlo en el suelo de esta manera otorga cuatro buffs a todos los miembros del mismo gremio en un radio de quince metros. Es un ítem extremadamente útil contra los jefes, pero una vez registrado a un gremio, este no se podrá cambiar.

Mi explicación fue muy abreviada, pero aun así, los miembros de ALS se quedaron enmudecidos por tercera vez. Algunos de ellos contemplaron el banderín completamente blanco, evidentemente imaginándolo con los colores de ALS.

Pero Kibaou tuvo la fortaleza mental para mantenerse firme. Resoplo y empezó a hablar del asunto principal.

— Bueno, bueno, bueno. Obtuviste tu recompensa, justo como un verdadero beater. Entonces, dado que rechazaste unirte a algún gremio... ¿Qué vas a hacer con él?

Este era el núcleo de la conversación.

Inhalé profundamente, tensé mi estómago, alcé el estandarte y golpeé la base contra el suelo con un crack.

— No estoy en contra de dejar este estandarte a tu cuidado, Kibaou. Sin embargo, tengo dos condiciones.

— Escuchémoslas.

— Aunque son dos. Solo necesito que una de ellas sea satisfecha. La primera es que si en el futuro algún jefe dropea el mismo ítem. En ese caso, yo ofreceré gratuitamente este estandarte al gremio que no lo reciba, de modo que ALS y DKB tengan uno cada uno.

Escuché lamentos diciendo “¿Cuándo ocurrirá eso?” y “¡Eso solo sería perder el tiempo hasta entonces!” desde la parte trasera. Pero Kibaou se limitó a asentir, incitándome a continuar con su mirada. Tomé otro profundo respiro y revelé mi segunda condición.

— O si el gremio ALS y el gremio DKB unen fuerzas para fundar un nuevo gremio.

En ese caso, les entregaré este estandarte de inmediato y sin mayores requerimientos.

El silencio reino durante tres segundos.

Y fue destruido por una avalancha de gritos.

— ¡¡No-Nosotros no podemos hacer eso!!

— ¡¿Unirnos a esos bastardos elitistas?! ¡¡Debes estar bromeando!!

— ¡Ve y sugiéreles lo mismo a ellos! ¡¡Te dirán que estás loco!!

Dos docenas de hombres enojados comenzaron a caminar hacia adelante. A mi lado, Asuna se tensó notablemente, y yo me mantuve firme contra los gritos, calculando mentalmente la distancia hacia la escalera de subida.

Justo entonces, un chillido agudo atravesó la multitud.

*

— ¡¡Y-Yo se la verdad!! ¡¡Ellos no planeaban darnos el estandarte desde el comienzo!! ¡¡Nos están pidiendo lo imposible para que puedan conservarlo y así iniciar su propio gremio!!

Esa horrible y perforante voz me era familiar.

Era la voz que reveló que yo era un Ex-Beta Tester en la primera cámara del jefe.

La voz que insinuó que el fraude de los Legend Braves había tenido una víctima fatal en la segunda cámara del jefe.

La voz que aseguró que Asuna y yo estábamos tratando de monopolizar las misiones de la campaña Guerra Élfica en la tercera cámara del jefe.

Abriéndose paso entre la multitud estaba el usuario de daga, cuyo nombre era Joe, recordé. Él estaba equipado con una máscara de cuero que dejaba al descubierto sus ojos y boca, lo que lo hacía ver ridículo pero también ocultaba sus rasgos faciales.

Joe me señaló con un dedo torcido como una garra, y grito:

— ¡No tenemos que escuchar sus disparates, Kiba! ¡Solo hay dos de ellos! ¡¡Hay muchas maneras de que obtener ese estandarte!!

Espera.

Había oído esa voz chillona en algún otro lugar también. No en un gran grupo como este... sino en el pueblo, o en las afueras, o en una mazmorra...

Justo cuando estaba empezando a comprender el por qué, una voz profunda y peligrosa gruñó:

— ¿Te refieres a tomarlo por la fuerza, Joe?

— ¡¡Exactamente!! Tenemos cuatro equipos completos aquí, y ellos son solo dos.

Debería ser fácil...

— ¡¡Idiota!! –rugió Kibaou, sujetando a Joe por la camisa. Levantó al pequeño avatar y prácticamente embistió con su cara al enmascarado–. ¡Si, la información sobre el estandarte que trajiste era cierta, pero sin importar cuán importante sea, si nosotros dirigimos nuestras espadas a otro jugador, eso no nos hará más que una pandilla de asesinos y criminales! ¡Siéntate y reflexiona nuevamente sobre por qué ALS existe!

Kibaou lanzó a Joe con fuerza hacia atrás y volteo hacia nosotros, bajando su cabeza a pesar de su evidente disconformidad.

— Estoy apenado de que hayan tenido que escuchar esas estupideces. Mientras esas condiciones sean cumplidas... ¿Puedo asumir que le hubieran dicho lo mismo a los chicos de DKB?

— Uh... si, por supuesto.

— Entonces dejaré que conserven el estandarte por ahora. Pero no mantendría esperanzas en esa asociación.

Para los estándares de Kibaou, parecía que había estado conforme demasiado fácil, pero sospechaba que era una señal de que él también creía que el estandarte era una bomba inestable.

Aunque no todos estuvieran completamente satisfechos, los demás miembros no tenían otra elección que mantener el silencio ante una orden de su líder. Joe nos miró brevemente antes de regresar a su posición.

Kibaou cruzó sus brazos nuevamente, infló su pecho, y exclamó:

— ¡Regresaremos ahora! ¡Buen trabajo a todos ustedes! –se dirigió a las escaleras de bajada. Mientras estaba guardando el estandarte de vuelta en mi inventario miré hacia el chico de cabello puntiagudo.

— Actualmente, ya deberían haber activado el portal del sexto piso, así que si quieres regresar a Karluin, podría ser más rápido por allí.

— Ya veo.

Kibaou se dio media vuelta y se dirigió a las escaleras en espiral. Cuando pasó a mi lado, me pareció ver que sus labios habían formado ligeramente la palabra ‘gracias’, pero probablemente mi mente me estaba jugando una broma.

Tomó un tiempo para que los veinticuatro pares de pasos desaparecieran por las gradas. Cuando el silencio llegó al fin, sentí que mi tensión finalmente se desvanecía, y solté un largo suspiro.

— Ahhh... Bueno, de entre todos los posibles resultados que consideré, ese definitivamente fue uno de los mejores. Todavía tengo que contarles la situación a  los chicos de DKB, pero por ahora; buen trabajo, Asuna. Tomemos un pequeño descanso y...

‘Regresemos’, iba a terminar, pero las palabras se atoraron en mi garganta.

La esgrimista había estado aquí de pie y escuchando toda mi discusión con Kibaou, su presencia era imponente y segura.

Pero ahora dos lágrimas caían silenciosamente por sus pálidas mejillas.

Formaron gotas bajo su pequeña barbilla, brillando mientras recibían la luz de la enorme cámara, luego cayeron, una a la vez.

— ¿A-Asuna...? –susurré, completamente perplejo preguntándome por qué ella estaría llorando.

Hubo mucha tensión durante mi confrontación con los ALS, pero Kibaou había mantenido la cabeza fría, así que nunca sentí que mi vida peligraba. La batalla contra el jefe de antes había sido una experiencia mucho más terrorífica. Y Asuna no había mostrado signos de preocupación a lo largo de la extensa batalla, ¿entonces por qué lloraba ahora?

Eventualmente mi mente perdió impulso y se puso en blanco. Ella me miró directamente, sin molestarse en ocultar sus lágrimas. A pesar de la situación, no podía detenerme a pensar que esos húmedos ojos marrón avellana eran lo más hermoso que había visto en el mundo.
Sus delgados labios se separaron, haciendo vibrar el aire virtual.

— ¿Por qué...por qué?

Ella cerró sus ojos con fuerza, los cuales comenzaron a soltar muchas lágrimas, y luego alzó su voz.

— ¿Por qué tienes que ser tratado de esa manera...? Después de lo mucho que te has esforzado... Después de que arriesgaras tu vida en la batalla por el grupo, por todos aquellos que fueron atrapados aquí... Después de que te inclinaras ante ellos y te disculparas... ¿Por qué mereces esto?

Tomó algo de tiempo para que esas palabras, dichas en un tono de voz tan fino como un hilo de plata, cobrasen significado en mi cabeza.

Asuna estaba llorando por mí.

Pero comprender eso no me hizo saber cómo debía reaccionar. Sus húmedas mejillas comenzaron a arrugarse.

— Esto está mal. Ellos forman sus gremios, incluyen a todos sus amigos, hacen lo que quieren, discuten entre ellos... y tú pones todo tu esfuerzo en protegerlos, solo para ser acusado así... Está mal. Esta definitivamente mal –protestó, sacudiendo su cabeza. Asuna miró hacia el techo y apretó sus labios, en un intento fallido de detener sus lágrimas.

Finalmente pude inhalar profundamente, caminé hasta ponerme delante de mi compañera y logré expresar mis pensamientos.

—...Eso es lo que yo elegí que ocurriera. Elegí no unirme a ningún grupo. No peleo porque quiera ser reconocido... o felicitado. Mientras pueda protegerme a mí mismo y a aquellos que me rodean, lo demás no me interesa.

Había escondido esa horrible porción de ego de Asuna todo este tiempo. No tenía una pizca de interés por los demás como para autosacrificarme. La razón por la que evité unirme a cualquiera de los dos gremios principales, y formé mi propio equipo para enfrentar al jefe, y casi fui asesinado mientras peleaba, y me disculpé con el grupo; no fue más que para asegurar mi propia supervivencia.

— Por eso... no tengo el derecho de ser reconocido ni felicitado. No necesitas llorar por...

Un impacto contra mi hombro derecho me interrumpió. Asuna estaba apretando su puño.

— ¡Yo soy quien decide por quien debería llorar! –gritó, con su cara desaliñada.

Ella usó su otra mano para frotarse los ojos e intentó sonreír. La mano que aun presionaba mi hombro se abrió y sujetó la tela de mi abrigo en su lugar.

— En ese caso... yo seré quien te felicite, Kirito. Haré todo lo que pueda por ti... lo que sea que digas.

Después, mucho, mucho, muchísimo después, Asuna me confesaría: “Una parte de mi estaba preocupada por la posibilidad de que dijeras algo realmente demente”, con una gentil y radiante sonrisa

Pero en este momento, no era capaz de decir nada demente. Lo mejor que pude hacer fue mostrarle una muy torpe sonrisa.

—...Escucharte decir eso es suficiente para mí, no quiero que hagas nada por mi...

— ¡Entonces siéntate! –ella me ordenó precipitadamente, empujándome fuerte.

Cedi ante su fuerza y me apoye en una rodilla.


Repentinamente, su mano soltó mi hombro. Rodeo mi cabeza y me apretó contra la coraza de metal ligero que cubría su pecho.

Su mano izquierda acarició mi pelo lenta, suave, y delicadamente. Ella repitió ese movimiento una y otra vez.

La suavidad de su mano. La fragancia como el sol de la primavera. La calidez de su cuerpo tocando el mío.

Mientras estaba envuelto en estas sensaciones, eventualmente me di cuenta de que había lágrimas desbordando de mis propios ojos.

El excesivo cansancio que se había acumulado en los cincuenta y cinco días de batalla que me había tomado atravesar desde el primer piso hasta el quinto.

Y el apoyo, cura, y cobertura que me había traído la presencia de la esgrimista durante ese tiempo.

Estas cosas me mantuvieron en mi lugar, sometiéndome al abrazo de Asuna por un largo, largo tiempo. Y durante ese tiempo, el movimiento de su mano nunca se detuvo.

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