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progressive 4 capitulo 2

Capitulo 2
Scherzo of Deep Night

Pasadas la siete de la noche, ambos decidieron regresar a la ciudad.

La ciudad principal del quinto piso, Karluin, estaba construida en el centro de un grupo de ruinas que cubría el lado sur del piso. Estaba diseñado para evocar un asentamiento de personas que llegó recientemente reutilizando una antigua ciudad del pasado.

Comparada a los canales entrelazados de Rovia en el cuarto piso, apenas se podía divisar cuerpos de agua, pero gracias a un grupo de NPCs muy trabajadores tampoco estaba polvoriento.

— Es difícil decir dónde comienza el límite de la zona segura –murmuró Asuna luego de que las palabras le vinieran a la mente.

Cuando la notificación desapareció, se volteó a mirar el camino que habían tomado para llegar a la ciudad, el cual estaba rodeado por muros de piedra a punto de caer, pero no había arcos o ningún tipo de señalización que indicara el límite del pueblo. Sería buena idea reconocer el punto donde inicia con solo verlo, en caso de que tuvieran problemas con los monstruos algún día.

A su lado, Kirito asintió y dijo.

— Sí, ese es el problema. Durante la prueba beta la gente amontonaba cajas de madera y otras cosas para demarcar el límite, pero eran considerados como objetos abandonados por el juego, lo que hacía que desaparecieran eventualmente.

— Ohh... ¿no podían solo amontonar algo barato y duradero? ¿No hay nada que vaya con esa descripción?

— Claro. Las rocas que ves tiradas por todo el lugar...

Ella miró hacia donde apuntaba Kirito y vió un grupo de bloques de piedra esparcidos alrededor del camino, pero debido a que eran del mismo material que las paredes, apilarlas unas sobre otras no parecía hacerle especial gracia a Kirito.

— Entonces creo que tendremos que mantener nuestros ojos bien abiertos –dijo Asuna mientras intentaba recordar la imagen del lugar en su mente y proseguía su camino.

A medida que se acercaban al centro de Karluin, el primer sonido que captaron fue el proveniente de una flauta que tocaba un estilo de música folclórica europea, seguida por el sonido de conversaciones bastante animadas.

— Hmm... No veo a los de DKB ni ALS –murmuró Kirito mientras estudiaba a la multitud desde la entrada de la plaza, cosa que sorprendió a Asuna.

— Normalmente eres del tipo que los evitaría. ¿Los invitarás a cenar o algo así?

— Se podría decir que sí...

Ahora sí que estaba realmente sorprendida.

— ¿P-pero qué mosca te picó?

— Pues... –le respondió, medio sonriendo y rascándose la cabeza con un dedo–. Esperaba poder platicar con alguno de los razonables de su gremio, como Shivata o Hafner, y preguntarles acerca de Morte nuevamente. Él no formó parte de las batallas con los jefes del tercer o cuarto piso, por lo que probablemente abandonó ambos gremios... pero tal vez puedo obtener algo de información sobre su historia y de lo que hizo en su tiempo como miembro.

— Oh... –replicó Asuna llanamente, pero en el fondo reconoció que si este tonto y antisocial espadachín iba tan lejos en el tema, era porque realmente le preocupaba la posibilidad de tener un PK-er suelto en Aincrad. Quizás ella debería ayudarle a recaudar información... pero de repente algo se le vino a la mente.

— Es cierto... ¿Por qué no le preguntas a Argo?

Era la opción lógica. Argo la Rata, una extraordinaria recolectora de información, seguramente sabría todo sobre Morte, incluso los lugares donde asechaba.

Pero Kirito no parecía muy seguro

— En realidad... ya le compré información sobre Morte a Argo, pero eso fue en el tercer piso, justo antes de que me desafiara a aquel duelo... Dudo que hubiera aceptado el trabajo si supiera el peligro que representaba –gruño en respuesta.

— ¿Huh? ¿Por qué ella...? –comenzó a preguntar Asuna, solo para darse cuenta a mitad de pensamiento.

Argo era una talentosa vendedora de información, con la velocidad para escabullirse de todos los monstruos hasta alcanzar la habitación del jefe en un laberinto, pero su equipo y habilidades debían ser no aptas para combate. Kirito estaba preocupado por su seguridad.

–– Lo siento. Claro que tienes razón. Es un asesino de jugadores del que estamos hablando; no puedes solo ir y pedirle que ponga su pellejo en peligro –dijo Asuna, con lo que Kirito le dio una mirada significativa.

— ¿Qu-Qué? –preguntó ella.

— Mmm... tal vez deberías hacerte esa pregunta tú misma –respondió él, con una mezcla de insolencia y preocupación. Ella parpadeó con sorpresa.

— Por supuesto, no estoy planeando llevar a cabo esta investigación por mi cuenta, ¿está bien?
— Mientras eso se mantenga así... –dijo Kirito. Su expresión parecía la de un chico haciendo su mejor impresión de un adulto. Ella no pudo contenerse de acercarse y golpearle la sección del hombro de su capa negra.

— ¿Qu-Qué?

— Nada –respondió ella mientras estiraba sus brazos por encima de su cabeza–. ¡Estoy hambrienta! Muéstrame el camino a un buen restaurante, que no esté muy lleno, y tenga un interior limpio y pulcro.

— Estás siendo muy exigente.

Kirito movió su cabeza con fastidio, lo pensó mejor y luego dijo.

— Está bien, creo que conozco el lugar perfecto. Después de unos minutos de pasar algunos puestos poco confiables a diestra y siniestra, Asuna había perdido la noción de dónde estaba, por lo que abrió su mapa desde la pantalla de menú, pero debido a que era un área nueva para ella, sus alrededores todavía estaban en blanco y todo lo que podía decir era que se encontraban en la parte sur del pueblo.

Hubiera sido igual para Kirito, pero él se abrió camino a través del laberinto de callejones sin ninguna duda. Tomando en cuenta que la prueba beta había sido hace meses, su memoria debía ser impresionante.

— ¿Acaso tienes el mapa de todas las ciudades memorizado hasta el décimo piso? –le preguntó mientras caminaban. Él se encogió de hombros–. No de todas.

Mi memoria sobre Rovia era muy vaga... pero me gustaba Karluin. Hice de esta ciudad mi base por alrededor de diez días.

— ¿Qué? ¿Por qué no elegir Rovia en lugar de Karluin? Por lo menos esa ciudad era más bonita... ¡Oh, cierto! En la prueba beta...

— Exacto. Los canales solo eran caminos en la prueba beta, pero no sé si aún hoy haría mi hogar en Rovia... Apuesto a que me cansaría de no poder ir a donde quiera sin un bote.

— Supongo que eso es un punto a favor...

Ella observó a sus alrededores. En cierto punto, las tiendas y las lámparas habían quedado atrás, dejando solo las ruinas alrededor de ellos. No había jugadores ni NPCs en el camino que seguían.

Si este fuera el mundo real, ella nunca habría considerado caminar sola con un chico en la oscuridad luego del anochecer como ahora. Nunca había tenido algo parecido a un novio, así que la situación actual normalmente requería que su radar de precauciones operara a su máxima potencia, pero con la defensa del sistema del código Anti-Criminales, y su confiable estoque a su lado, estaba sorprendentemente despreocupada. De hecho, hasta se sentía un poco emocionada por ver a dónde la
llevaría su compañero.

Pasaron otros cinco minutos siguiendo el radar de Kirito a través de bosque y arcos, hasta que una suave luz apareció a lo lejos.

Construida en el muro de piedra al final del estrecho callejón había una puerta de madera con lámparas a cada lado y una pequeña señal puesta encima. Las paredes eran demasiado altas para decir qué había al otro lado de la puerta, pero por lo menos parecía ser un negocio.

Asuna trotó los últimos quince metros, dejando detrás a Kirito, para poder leer la señal. Estaba hecha de una lisa hoja de rocas negras, con el nombre “Taberna y Posada Blink & Brink” tallado en ella. El especial del día estaba escrito con tiza blanca y en inglés debajo del nombre.

— ¿Blink & Brink...? Veamos, conozco la palabra Blink en inglés... pero no estoy segura de la otra... –murmuró ella dándole un vistazo al menú, luego notó una pequeña advertencia en japonés justo al final:
[¡Advertencia! No entrar apresuradamente.]

Mientras Asuna se preguntaba su significado, Kirito la alcanzó y alcanzó la puerta.

— Ya verás a qué se refieren con “Brink”, después de ti...

Él jaló el aro de acero fijado a la puerta. Una fría ráfaga de viento emergió de dentro del lugar y Asuna volteó su cabeza. Cuando esta disminuyó, cuidadosamente observó su interior.

Una terraza cuadrada se encontraba más allá de la puerta. Adelante y hacia la derecha había barandillas de hierro, mientras que el lado izquierdo conectaba con el restaurante.

Reparaciones de madera reemplazaban a las agrietadas paredes de piedra, y cuando se combinaban con la ventana de estilo campestre, la atmósfera era encantadora. Pero a pesar de todo esto, la mirada de Asuna fue atraída a la terraza frente a ella.

Pasó a través de la puerta y cruzó la terraza de roca, esquivando tres mesas de hierro en el camino, hasta llegar al borde de esta y agarrarse a la barandilla a la altura de su estómago.

— ¿Qué... es esto...? –se preguntó secamente. Kirito se ubicó a su lado y se apoyó al barandal.

— Bueno, es el cielo.

Pero esa era una palabra muy simple para lo que ella contemplaba.

Su visión era la de un cielo nocturno, negro como la tinta hacia la derecha y pasando a azul marino, índigo, morado y finalmente el rojo del atardecer a su izquierda. Sobre ellos había un cuadro lleno de estrellas que parecía listo para alumbrar en cualquier momento. Por debajo había un mar infinito de nubes, brillando levemente con las estrellas sobre él.

Ella observó la impresionante vista, sintiendo una extraña excitación recorriendo todo su cuerpo, de la cabeza hasta los dedos de sus pies.

Cuando observó con más detenimiento, vió una bandada de aves volando justo por encima de las nubes. Cruzando lentamente el cielo de este a oeste hasta desaparecer en la cortina de estrellas.
Asuna perdió la noción de cuánto tiempo había estado parada ahí, pero luego su cerebro regresó a la acción. Parpadeó y murmuró. Pero claro... “Brink” como al borde de un acantilado.

— Esa es mi suposición. Tuve que buscarlo en un diccionario cuando lo vi en la prueba beta.

Ella echó otro vistazo alrededor.

Las altas paredes en ambos lados de la terraza formaban una leve curva, cada uno cubriendo la base de un enorme pilar que se extendía hasta la parte baja del piso de arriba, unos noventa metros. Como el nombre sugería, estaban al borde del mismísimo Aincrad.

— Nunca había estado tan cerca del borde...

— Yo no lo estaba desde la prueba beta... Hay un buen punto de observación en la Ciudad de los Inicios en el primer piso, pero rara vez regreso a ese lugar.

— Solo para confirmar, ¿qué pasa si saltas desde este lugar?

— Hmm...

Él no le pudo contestar de inmediato. Kirito se inclinó sobre el barandal, intentando dar un vistazo hacia abajo.

— ¡O-oye!

Por instinto ella lo agarró de la capa y lo jaló con toda su fuerza. Kirito se tambaleó y regresó a la terraza con una sonrisa forzada.

— Mira, no lo intentaré...

— ¡Pero claro que no lo harás! ¡No es momento de andar en busca de emociones fuertes!

— Está bien, lo siento. Cuando caí por el borde durante la beta recibí la notificación de “Estás Muerto” a media caída para luego revivir en el Palacio de Hierro Negro. Aunque la terraza y el barandal son objetos indestructibles, deben ser más resistentes que las del mundo real.

— Bueno... supongo que tienes razón en eso –gruñó ella, soltando la capa de Kirito.

El espadachín levantó un dedo y agregó.

— Oh, cierto. En la prueba beta cuando alguien se apresuraba a entrar por la puerta del restaurante, si no giraba a la izquierda a tiempo, caía por el borde, así que ten cuidado con eso.

— Entonces debo suponer que por eso está esa señal en la entrada... –dijo mientras recordaba una escena que sucedió hace treinta días.

En Urbus, la ciudad principal del segundo piso, había un enorme pastel con un efecto “buff” llamado The Tremble Shortcake Stat, no había nada mejor que comer un pastel inmenso con relleno cremoso sin tener que preocuparse ni por una sola caloría.

El recuerdo del pastel activó su sentido del hambre y Asuna tiró, esta vez suavemente, de la capa de su compañero.

— Vamos, comamos algo. Ya que estamos aquí, deberíamos por lo menos comer en la terraza.

— Por supuesto. Las mesas en el exterior fueron un gran éxito durante la prueba beta, más que todo entre las parejas. No tienes idea de lo solitario que era buscar comida por el efecto de buff y estar rodeado por esas personas –espetó Kirito, tomando una silla en la mesa más cercana al borde.

Asuna tomó asiento frente a él y respondió:

— Bueno, deberías estar contento, sabiendo que por fin pudiste venir con alguien más...

Cuando vió la mirada extraña en la cara de su compañero temporal se dio cuenta de su error. Sintiendo sus orejas enrojecerse hasta las puntas, dio un golpe en la mesa de hierro y dijo:

— Qu-Quiero decir... ¡No es así! Esto no es una cita, ¡que te quede claro!

Antes de que Kirito pudiera reaccionar a su declaración, la puerta del restaurante en el lado oeste de la terraza se abrió. Probablemente el juego registró el golpe como una señal para ser servido. Una camarera NPC vistiendo un delantal negro se apresuró hacia ellos, inclinándose y saludándolos, para luego poner dos vasos con agua sobre la mesa.

— ¿Ya saben lo que desean ordenar?

— Oh, deme un minuto.

Asuna tomó el menú incrustado en una placa de bronce. La mesera era solo un NPC virtual, así que no importaba si la hacían esperar un minuto o dos, o eso había pensado Asuna hasta hace medio mes, cuando conoció a la elfa oscura Kizmel.

Ahora sentía como si cada NPC tuviera pensamientos y emociones propias, ya fueran agentes de alto nivel como Kizmel o simples NPCs sin IAs en los pueblos como este.

El menú estaba escrito en inglés y japonés, así que dejó que su mirada y su intuición trabajaran por cinco segundos antes de tomar una decisión.

— Yo tomaré el chèvre chaud[3], la sopa gratinada bien caliente y el tostado de ave poro-poro, con una rodaja de pan.

Justo cuando iba a pasarle el menú a Kirito, este levantó una mano y dijo:

— Tendré lo mismo que ella, más una botella de Ficklewine[4] y dos tartas de arándanos azules con café como postre.

La mesera repitió la orden a la perfección y se fue por donde vino, con lo que Asuna soltó un largo suspiro.

— Cuando vienes a un piso nuevo, no sabes cómo serán las comidas, por lo que es casi como apostar en un juego de azar –dijo ella.

— A mí me sonaste muy decidida –respondió su compañero.

— Hice un esfuerzo por evitar los nombres que no conocía –dijo ella, dándole otro vistazo al menú. Una pregunta apareció en su mente–. ¿Ordenaste ese ítem con buff de edición limitada?

— Por supuesto.

— ¿Qué efecto tiene?

— Dejaré que lo descifres tú misma –respondió Kirito sonriendo.

Asuna le dio una mirada severa, decidiendo que lo dejaría probar primero los platos en caso de que tuvieran veneno... Justo en ese instante, llegó la comida.

[3] queso de cabra caliente que se sirve sobreensalada y otras cosillas más.
[4] Vino Voluble / Inconstante

Para su alivio, la ensalada, la sopa y el platillo principal eran enormes como lo había anticipado. Kirito sacó el corcho de la botella de vino y sirvió el líquido dorado en el vaso de Asuna.

Ella pensó que el nombre le había sonado extraño cuando lo ordenó, pero no parecía ser nada más que un simple vino blanco, con la excepción de que cuando Kirito lo sirvió en su vaso este era rosado y burbujeante.

— ¿Qué clase de truco es ese?

— No es un truco en absoluto –dijo atrevidamente, posando la botella de vino sobre la mesa–. Este vino cambia de forma aleatoria entre rojo, blanco, rosado y dulce, seco o burbujeante cada vez que lo sirves. Por eso su nombre Ficklewine.

— Así que tú tienes rosado burbujeante, y yo tengo...

Ella levantó el vaso, lo chocó con el de Kirito y tomó un sorbo. El agudo y sutil sabor era un estímulo placentero para su gusto. Era muy parecido al vino blanco que había probado en el mundo real, pero claro, aquí no tenía ningún contenido de alcohol.

—...un blanco seco. Mmm... está bueno.

— Ahh... –murmuró Kirito, viéndola cuidadosamente. Ella levantó una ceja para interrogarlo y él alejó la mirada, limpiándose la garganta con vergüenza.

— Ehh... me preguntaba si ya habías bebido vino blanco alguna vez.

— Pues solo un poco, solo para probarlo... –comenzó a decir, deteniéndose cuando se dio cuenta que estaba a punto de dar información sobre el mundo real.

Además era un tema delicado: si ella le hacía creer que bebía vino con regularidad, eso significaría que tenía más de veinte años, la edad legal para beber alcohol.

Asuna apenas había cumplido los quince hacía no más de tres meses y se le hacía raro imaginarse a ella misma cinco años mayor. En realidad, nunca había bebido más vino que algún sorbo del vaso de su padre o de su hermano en casa.

— S-solo un poco, de verdad. ¿Acaso nunca tomaste sorbos de la cerveza de tu padre?

— Pues claro, aunque era la cerveza de mi madre...

Kirito desvió la mirada hacia el cielo nocturno. Asuna siguió su mirada y, luego de un momento, abrió sus ojos como platos.

No lo había notado en un principio, pero había muchas estrellas en el cielo, aunque ahora que miraba mejor, pudo notar una línea de tres estrellas: el cinturón de Orión. Eso significaba que la gran estrella roja a la izquierda era Betelgeuse, la brillante estrella lejos a la izquierda era parte de Procyon en Canis Menor y la estrella en la parte inferior era Sirio de Canis Mayor... El triángulo del invierno.

— Las mismas constelaciones que en el mundo real...

Asuna cerró sus ojos y bajó su cabeza.

Las estrellas eran prácticamente invisibles desde su hogar en el distrito de Setagaya en Tokio, pero la zona montañosa donde vivían los padres de su madre en Miyagi esa despejada y clara, lo que permitía la observación clara de las estrellas.

Durante un invierno, ella había ido con ropas gruesas para que su abuelo le enseñara los nombres de las estrellas. Ese recuerdo de su infancia llegó a su mente con gran claridad, envuelto en una dolorosa nostalgia que pinchaba su corazón.

Puso su mano sobre la armadura de su pecho y sintió como que Kirito quería decir algo. Ella sacudió su cabeza.

— No digas nada.

—.........

— No quiero pensar en el mundo real. Soy Asuna, esgrimista de nivel 16. Si no puedo seguir creyendo eso, volveré a ser la antigua yo que no podía luchar...

Las palabras que salían de su boca eran tan débiles que apenas eran audibles.

Después de unos momentos, una voz calmada le respondió:

— Si... Lo entiendo. Lo siento.

Ella volvió a sacudir su cabeza, queriendo decir que no era su culpa.

Eventualmente el dolor en su pecho se fue y tomó una gran bocanada de aire antes de levantar su cabeza nuevamente.

— No, yo lo siento... Vamos, terminemos nuestra cena antes que se enfríe.

La comida, que engulleron con cierta prisa, estaba deliciosa en general.

Las hojas en la ensalada contenían unas pizcas de mayonesa y cuando tomaron un sorbo de la sopa, estaba realmente exquisita.

El ave poro-poro se convirtió en pequeños y suaves pedazos con sólo el tacto del tenedor, pero en general fue una comida agradable. Cuando hubo terminado su tercer vaso de vino (esta vez uno rosado dulce) la camarera les trajo el postre.

— Parece una simple tarta de arándanos. ¿Acaso este es...?

— Sip. El plato buff de edición limitada.

El color de las bayas parecía muy vívido (probablemente a eso se debía el nombre “azul” añadido a su nombre), pero con la diferencia de que ahora había cuatro linternas colgadas, una en cada esquina de la terraza, aunque era difícil decirlo. Una vez vió a Kirito dar el primer bocado sin señales de envenenamiento ni malestar, Asuna comenzó a engullir el trozo triangular que estaba frente a ella.

— Oh, está bueno, muy bueno –alcanzó a balbucear. Bajo la dulce y fresca capa de arándanos había otra de merengue, lo que se combinaba bien con la corteza crujiente de la tarta.



Claro que no tenía el tamaño del Tremble Shortcake, pero era difícil decidir cuál tenía mejor sabor. Ella terminó su postre, tomó un sorbe de su café y suspiró con satisfacción. Mientras hacía esto, un ícono indicando un estado que nunca había visto apareció en la parte superior izquierda de su vista.
Dentro del pequeño recuadro se veía la imagen de un ojo abierto. Probablemente era algún tipo de mejora en la visión, pero ella no sentía que sus capacidades visuales hubieran aumentado.

— ¿...qué es esto?

— Mira el piso de la terraza –dijo Kirito. Ella se inclinó para ver la roca debajo de la mesa. A medida que la observaba, se dio cuenta de algo que brillaba al borde de la misma.

— Ahí hay algo...

Se levantó y caminó hacia el objeto brillante: una pequeña moneda.

El efecto luminoso se detuvo en el momento en que ella la levantó, pero el brillo que era reflejado de las lámparas no desapareció. Era una vieja moneda de oro.

A pesar de esto, la imagen estampada en un lado no era la usual que se daba en las monedas de cien Col en Aincrad. Era un nuevo símbolo de dos árboles erguidos lado a lado. Al reverso de la moneda se veía una cresta, pero sin ningún número.

Ella regresó a la mesa donde Kirito la esperaba y enseñó la moneda.

— Es solo una moneda extraña... ¿Qué es esto? ¿Por qué estaba brillando?

Tomó su asiento y puso la moneda sobre la mesa. Kirito la tomó, le dio un vistazo rápido y, asintiendo, la giró en su mano.

— Estas ruinas están hechas de restos –los edificios y caminos que constituyen Karluin– además de un elemento muy importante, ¿sabes cuál es?

Ella gruñó, sintiendo que era interrogada por su maestro de historia. Poniendo a trabajar su mente lo más duro que lo había hecho en mucho tiempo, trató de dar una respuesta razonable.

— ¿...artefactos?

Kirito volteó la moneda con su pulgar derecho y la atrapó con su mano izquierda.

— ¡Cerca! Técnicamente estás en lo correcto, pero la respuesta es “reliquias”.

Restos y reliquias combinados para hacer ruinas... A lo que me refiero es que Karluin no consiste solo de estos antiguos caminos y muros – está repleto de reliquias como esta. La historia no se ha dado a conocer, pero en un día o dos habrá cientos de jugadores de los pisos inferiores viniendo aquí buscando reliquias por toda la ciudad.

— Ohh...

Ella no podía evitar ver nuevamente al suelo. Había un constante brillo en la base del lado sur de la terraza, así que se movió rápidamente para investigarlo.

— Esta es de cobre.

El símbolo de los árboles era el mismo, pero la moneda color marrón era un poco menor en tamaño al compararla sobre la mesa con la primera. Ahora podía sentir como su cuerpo le pedía continuar la búsqueda de más objetos. Kirito le dio una risa despreocupada.

— Solo sé cuidadosa y no te enganches mucho en la búsqueda de reliquias. En otros juegos tienes un mini-mapa en la esquina de tu pantalla con la lista de objetos y sus ubicaciones, pero en SAO solo están tirados en el suelo. Fue difícil encontrar esas ramas de Fossilwood, ahora imagínate cómo será encontrar todas estas pequeñas monedas regadas por todas partes.

— ¿Huh? Pero estaba brillando para mi... –comenzó a decir ella, luego se dio cuenta de que este era el efecto de buff que otorgaba la tarta de arándanos azules–.

Oh... Así que este ícono indica...

— Sí. Es un bono para encontrar las reliquias, y sólo funciona dentro y debajo de Karluin, pero no vendría mal que encontraras unas cuantas monedas y joyas...

— ¿Joyas? –preguntó Asuna, interrumpiéndolo.

— Eh... s-sí. Las monedas de oro y las monedas son super raras, por lo que incluso con el buff son difíciles de encontrar. Incluso más raros son los anillos y collares mágicos...

— C-claro...

Asuna apartó la mirada del incómodo Kirito y se concentró en las monedas sobre la mesa. Luego de cinco segundos de lucha interna, admitió:

— También quiero buscar reliquias.

Probablemente no era la decisión que tomaría una señorita, pero cuando estaba en el kínder, ella recordaba haber asistido a una ceremonia de compleción, donde corrió por todos lados buscando los acostumbrados “mochis” que habían sido esparcidos para bendecir las construcciones acabadas. Eso le había conseguido un regaño de su madre, así que recoger objetos en un mundo virtual no era nada en comparación, por lo que no dejaría pasar esta oportunidad.

Ella observó a su compañero, quien parecía más escéptico cada segundo que pasaba, y le preguntó:

— ¿Hay algún problema?

— N-No, no es nada...

— De hecho, ¿por qué pareces tan desmotivado por esto? Conociéndote, habría creído que me recomendarías el recogerlos todos antes de que sean tomados por los demás jugadores.

— ¡Q-qué grosera! Y... bueno, para ser precisos... –intentaba decir el espadachín–. Adoro este tipo de cosas, pero tengo malos recuerdos de la prueba beta... Nuevamente, mientras nos mantengamos en los límites del pueblo, no habrá problemas...

Pareció haber llegado a un acuerdo interno y se levantó, apuntando a la mesa.

— Por cierto, esas monedas Karl pueden ser convertidas en col al intercambiarlas con un mercader NPC en el pueblo –agregó recogiendo las monedas.

Cuando la camarera NPC llegó para recoger sus platos, le dieron un “gracias por la comida” automático y se dirigieron hacia la puerta grande. Aún no había señales de otros jugadores, pero una vez que esa tarta fuera incluida en las guías de estrategia de Argo, ese grupo de jugadores vendría al igual que en la prueba beta.

— ¿Cuánto tiempo durarán los efectos de la tarta? –preguntó Asuna mientras salían del establecimiento.

— No hay necesidad de pánico, tenemos una hora completa.

— ¡¿No quieres decir que solo una hora?! Oh, cierto... ¿puedes ordenar esas tartas para llevar?

— Por desgracia, el efecto solo se activa so las comes en el restaurante. Uno por persona y solo se cocinan 30 cada día.

— Ahh... Así no puedes solo comprarlos todos y venderlos por un alto precio– agregó Asuna. Kirito se alejó haciendo una cara de horror.

— ¡Ni siquiera yo caería tan bajo!

— ¡N-No quise decir que yo lo haría! ¡Solo digo que es bueno que algo así no sea posible!

Incluso mientras pinchaba el hombro de la capa con sus dedos, ella no descuidó sus ojos del suelo, pero por ahora, no podía ver ningún objeto brillante.

— Había dos en la terraza del restaurante, pero no veo ninguno en las cercanías...


— Había pocas reliquias en los caminos y básicamente ninguna en las tiendas o edificios de los NPCs durante la prueba beta.... Aunque desde que el juego comenzó no ha habido ningún lapso de tiempo en el cual detuvieran el servidor...

— ¿Sabes qué? Tienes razón. Cuando tiran los servidores de juegos en línea como este por mantenimiento, ¿qué hacen exactamente?

Esta podría ser una pregunta más cercana al mundo real, pero ella pensó que estaría bien preguntar. Kirito presionó sus dedos contra su cabeza e intentó recordar.

— Creo que leí sobre eso una vez... Hacen chequeo del software y el hardware en busca de daños, luego lo reparan o reemplazan si encuentran algo, actualizan el programa con parches de reconfiguración y al final reinician el servidor... creo.

— Así que hacen muchas cosas. Y... todo eso es necesario, ¿cierto? ¿Cómo es que SAO está perfectamente bien cuando ya llevamos dos meses sin mantenimiento?

— Lo siento, pero no lo sé –respondió el espadachín, sonriendo secamente mientras fijaba su mirada en el piso de arriba–. Si ellos agrupan los servidores, pueden realizar mantenimiento continuo en ciertos grupos sin la necesidad de detener el servicio... el problema con los juegos es asegurarse de que la lógica cronológica no se mezcle, pero en el caso de SAO, Kayaba claramente lo diseñó
sabiendo que lo convertiría en una trampa mortal. Seguramente tenía un plan reservado para esos casos... es solo que no sé cómo funcionaría a partir del inicio del juego.

Ella empezaba a perder de vista el tema, por lo que tomó ventaja de la pausa en su discurso y dijo:

— Bueno, gracias de todas formas. De cualquier manera, eso significa que es posible que una reliquia que sea recogida nunca vuelva a aparecer en el suelo.

— Probablemente.

— En ese caso, ¡Es aún más importante que no perdamos nuestro tiempo! ¿Plazas y templos dijiste? ¡Vamos!

— Claro, claro. Ya vamos. Si giras a la izquierda adelante, hay un buen templo antiguo para buscar... Ah... Señorita, ¡por favor no corra por los pasillos!

Pero Asuna ya había salido corriendo hacia las secretas ruinas frente a ellos.

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