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progressive 5 capitulo 3

Capitulo 3
Canon of the Golden Rule (I)

Cuando volvimos a Stachion, la plaza de teletransporte estaba abarrotada de jugadores. La mayoría parecían turistas del primer piso, pero también había un sorprendente número de ‘catchers-up12’ cargados con equipamiento considerablemente decente.

Este segundo grupo había comenzado a avanzar uno o dos meses después del actual grupo de la delantera y no tenían un nivel lo bastante alto como para deambular por zonas fronterizas, pero andar de compras por un pueblo era perfectamente seguro. Y ya que era típico de un RPG que, mientras más lejos estuviese el pueblo en el juego, mejor era su equipamiento, cada nuevo destino era una oportunidad para comprar un mejor equipo—si es que podías permitírtelo.

En ese sentido, el Aincrad Liberation Squad de Kibaou y su objetivo declarado de compartir el dinero, objetos e información de la forma más amplia posible no estaban errados. Si los grupos de la delantera usaban sus ganancias para ayudar a vestir a los seguidores, serían capaces de ganar EXP de forma más segura—y alcanzar la frontera mucho más rápido.

Pero el método de distribución actual era realmente delicado. No era como si el grupo de la delantera estuviese bañándose en dinero, por lo que si solo quisieras distribuir el dinero entre aquellos jugadores que se tomasen en serio el hecho de alcanzar la línea delantera. Pero con el fin de identificarlos del resto, necesitabas hacer unas laboriosas revisiones de antecedentes y pruebas de habilidades. Incluso el gran ALS no tenía la mano de obra suficiente para preocuparse con algo tan complejo, y si la tuvieran, actuar como policía autoritaria o milicia sólo inspiraría desconfianza.

Cuando me les adelanté a todos al derrotar al jefe del quinto piso y quedarme primero con el estandarte, Kibaou me lo agradeció calmadamente. Él debió haber entendido que fuimos forzados a hacer eso para evitar que la coalición de los grupos de la delantera se fracturase. Puede que él sea un malhablado, pero no era mala persona. Esa era la razón por la que estaba tan dedicado a la noble causa de distribuir los recursos para darles a todos una oportunidad.

Por otro lado, Lind de los Dragon Knight Brigade era el polo opuesto—un hombre que propuso concentrar los recursos. Quería crear una banda de héroes que acumulasen todo el dinero, equipo y experiencia, y que brillase en la vanguardia del juego. La idea era que eso inspiraría a los jugadores más bajos a esforzarse con la esperanza de unirse a su equipo—una elección de ideales que parecían estar en desacuerdo con la realidad.

12 N.T: jugadores que comenzaron tarde a subir niveles, y que se integran poco a poco a la línea delantera. Llamados ‘seguidores’. 

Pero una cosa si era cierta: si el único objeto-estandarte iba a funcionar mejor ya fuese en los ALS o los DKB, claramente sería la última. Y Asuna y yo necesitábamos explicar los locos efectos del estandarte al gremio de Lind, así como también los requerimientos para que nosotros lo entreguemos.

—…Solo cinco minutos más… ¿Ya establecieron un lugar? –preguntó Asuna luego de salir del teletransportador. Revisé mis mensajes instantáneos.

— Dice que nos reunamos en una posada llamada Pegasus Hoof13. Es la que está por allá –dije, usando mi recuerdo de la prueba beta para señalar un edificio blanco al norte de la plaza. Era mucho más grande que Fifteen Numbers14, donde nos estábamos quedando.

Stachion estaba organizada como una hermosa serie de escalones, con el lado norte siendo más alto y el sur el más bajo. Usé la palabra escalones más que colina porque el suelo estaba hecho de esas baldosas de cubo de unos 20 centímetros, por lo que no podía encontrarse ninguna pendiente natural. No era tan simple como peldaños uniformes alineados a lo largo de todo el pueblo, pero si viajabas lo suficiente hacia el norte y el sur, indudablemente, te encontrarías subiendo y bajando escaleras.

Mientras nos dirigíamos hacia la posada, Asuna miró hacia el norte y preguntó:

— Entonces… ¿quién vive en el edificio más grande en el extremo norte?

— Esa es la mansión del lord. Él es, bueno, un tipo llamado Cylon, tiene una gran barba. Te da un montón de misiones, por lo que iremos allá un par de veces. Es bastante agotador subir todas esas escaleras, claro está… Hay algo mentalmente agotador sobre las escaleras, a diferencia de una colina ordinaria.

Asuna no comentó nada de eso. Frunció el ceño y murmuró:

— Cylon… ¿Dónde he escuchado antes ese nombre…?

— ¿Ese no era el tipo malo de El Señor de los Anillos?

— Ese era Sauron, tonto… Bueno, como sea. ¿Cuánto tiempo nos queda?

— Eh… un minuto y veintidós segundos.

— Se pondrán arrogantes si llegamos tarde. ¡Corramos!

La esgrimista pisó con prisa las baldosas hasta nuestro destino, y yo tuve que apresurarme para seguirle el paso. Pasamos a través de la gran puerta del Pegasus Hoof a tan solo 7 segundos de las 12:30, pero el hombre de cabello azul sentado en el sofá en el vestíbulo rápida y audiblemente dijo:

13 N.T: La herradura del Pegaso (?
14 N.T: Números Quince. 

— Llegan tarde. Es una práctica común llegar a cualquier reunión cinco minutos antes de la hora acordada.

Si íbamos a ser criticados de una forma u otra, desearía que hubiésemos llegado cinco minutos tarde. Pero en lugar de eso, no tuve más opción que saludar a Lind, líder del gremio Dragon Knights Brigade, y a sus oficiales Shivata y Hafner:

— ¿Qué tal? ¿Ya comieron?

A pesar de lo jóvenes que pudiesen verse, al menos ya se encontraban terminando su adolescencia, por eso, como un estudiante de escuela media, debí haber preguntado: ‘Caballeros, ¿ya almorzaron?’. Pero esto era Aincrad, la tierra de los fugitivos. Encima de eso, la gente parecía pensar que yo era dos, tres, o quizá cuatro o cinco años mayor de lo realmente tenía, por lo que lo único que la palabrería extra haría era obstruir mi conexión online con datos de voz.

Lind no pareció inmutarse por mi actitud. Se ofendió más con el contenido del mensaje; una arruga pasó por su ceja.

— Llevamos quince minutos esperando aquí. ¿Dónde hallaríamos ese tiempo?

A mí me pareció que sobraba tiempo, pero decidí seguir siendo amigable y sugerí:

— Entonces, ¿por qué no conversamos mientras comemos? Ustedes volverán rápidamente por más aventuras en la tarde, ¿no?

Esa fue un poco de estrategia profunda para mis estándares, esperando que la actitud de Lind se suavizase con algo de comida, pero el líder de gremio de cabello azul sacudió su cabeza:

— No, no quiero alguna oportunidad de que nos puedan escuchar… Hablaremos en una habitación que mi gremio reservó para ese propósito.

—…Comprendo –dije tras una pausa. Si Lind estaba rentando una habitación, nadie más podría ser capaz de desbloquear la puerta, pero podría ser abierta desde dentro, y estábamos dentro del pueblo, por lo que no podían hacer nada para retenernos ahí por la fuerza. Yo no pensaba que el líder de un poderoso gremio se rebajase a hacer tal cosa, pero el estandarte tenía todo el encanto mágico del Anillo Único15, por lo que debía tener cuidado.

Lind se levantó de su asiento y llegó a Shivata y a Hafner—a quienes yo apodaba en secreto como corredor y futbolista, respectivamente— hacia unas escaleras al final del vestíbulo. Por lo visto, Lind parecía un miembro del club de caligrafía, aunque podría haber sido sólo porque su cola de caballo se me parecía a la punta de un pincel.

15 N.T: Referencia sobre El Señor de los Anillos. 

Mientras seguía al trío, no pude evitar imaginar algunos temas ciertamente inútiles. ‘Quizá, si realmente necesitase escribir algo en pergamino, y yo tuviese tinta más no pluma, podría mojar esa coleta en la tinta y…’

Ellos nos llevaron a la suite en el tercer piso del Pegasus Hoof. Parecía una señal segura de que se trataba de un gran y adinerado gremio… excepto por una cosa que no dejé pasar.

— Oigan, chicos. ¿Ya ustedes entraron de antemano a la habitación? –pregunté, justo antes de llegar a la puerta.

Lind se dio vuelta y respondió malhumoradamente:

— No, simplemente la alquilamos y ya.

— Ya veo… entonces no han probado este rompecabezas aún  –señalé al desordenado, y a la vez complicado, objeto metálico colocado en un hueco junto a la puerta.

— ¿Qué es eso? –se preguntó Hafner, levantando una de sus gruesas cejas. Pero Asuna pareció reconocer cuál era ese objeto.

— ¿Dónde se quedaron anoche los DKB? –les preguntó ella.

— Bueno, nos estábamos divirtiendo en la fiesta de fin de año… y terminamos desmayados en la habitación en Karluin, que era donde celebrábamos. No llegamos al sexto piso hasta esta mañana.

— Ya veo.

Asuna me fulminó con la mirada. Aparentemente, explicar la situación era mi trabajo, por lo que aclaré mi garganta.

— Bueno, estoy seguro de que se han dado cuenta de que este pueblo—de hecho, todo el piso—está cubierto con rompecabezas…y eso incluye las posadas. Casi todas las posadas requieren que puedas resolver algún tipo de acertijos antes de poder abrir la puerta de tu habitación. El tipo varía dependiendo del establecimiento, y el Pegasus Hoff se especializa en los de metal fundido… los cuales son enormes y pesados puzles de desarme. Las habitaciones más baratas tienen rompecabezas de herradura considerablemente simples, pero mientras más cara sea la posada, más complicados se vuelven…

—…………

Los miembros del club de atletismo, de futbol y caligrafía (o al menos, eso me parecían) miraron el objeto metálico en el hueco en la pared. Luego que compartieran una serie de miradas que sugerían ‘No, tú primero’, Shivata se rindió y se acercó. 

El rompecabezas estaba compuesto por tres partes con formas de U, entrelazadas firmemente, con tres pequeñas salientes como cornamentas de ciervo en ellas. Dos de las partes estaban encadenadas a la pared, y la tercera tenía la llave de la puerta pegada en ella. Ésta no se movería a menos que se deslizase hacia el ángulo y posición adecuados. Debió haber tomado bastante precisión y datos para recrear un rompecabezas tan completo con modelos 3-D.

Shivata traqueteó el puzle por unos treinta segundos antes de sacudir las manos y retroceder. Hafner ni siquiera duró veinte segundos. Lind fue el tercero, irradiando positivamente con un aura que decía: ‘¡Por la gloria del gremio!’.

Observando desde una distancia de casi dos metros, Asuna me susurró:

— Supongo que el nombre Pegasus Hoof hacía referencia a esos puzles de herradura.

— Los rompecabezas quince en nuestra posada eran mucho mejores, ¿eh?

— Una vez que les encuentras el truco, quizá…

El intento valiente de Lind con el puzle siguió mientras conversábamos, pero él también se detuvo tras casi un minuto de intentarlo.

—…No sale. Algo debió atorarse.

— Ya, ya, Lin, no sería un verdadero rompecabezas si no tuviese solución.

— Entonces hazlo tú, Haf.

— Escucha, no soy bueno en esto…

Una parte de mí quería seguir observando esa extraña vista de los miembros de los DKB actuando casualmente, pero la conversación que debíamos tener sería más engañosa de lo que esto era, por lo que esta fue mi señal para intervenir y ayudar.

— Perdonen –dije, entrometiéndome con un movimiento de mi mano y tomando el retorcido puzle metálico. Fue hace cuatro meses que había tratado con los rompecabezas de este pueblo en la prueba beta, pero la memoria muscular para estos puzles de metal seguían presente… o eso esperaba.

En esa época, si te quedabas dormido en la cama de una posada, el NerveGear te desconectaba automáticamente de la inmersión, para que cuando despertaras, estuvieras nuevamente en tu habitación en el mundo real. La desconexión por dormirse era un truco popular entre los beta testers porque te permitía evitar la típica intoxicación de salir de una inmersión completa, pero yo no logré intentarlo más que un par de veces antes de que la prueba terminara.

Mientras tanto, yo mantenía mis manos en movimiento, superando lentamente una saliente tras otra, hasta que la parte con la llave se aflojó. 

— Toma –se la entregué a Lind, quien parecía en desacuerdo sobre este desarrollo. La colocó en la cerradura y la giró. El seguro sonó pesadamente.

— Entonces… ¿qué hago con esto—? –comenzó a preguntar, pero la llave se elevó de su mano por si sola y flotó de regreso al hueco en la pared. De la misma forma, se entrelazó en las dos piezas de metal hasta que el puzle volvía a su forma original.

—…Pero ¿qué carajos fue eso? –preguntó Shivata.

— En parte es magia y en parte una maldición. El señor aquí se los explicará –le dije, palmeando a Lind en el hombro–. Vamos, iniciemos la conversación. Estoy seguro que ustedes también están ocupados.

La suite del Pegasus Hoof era, en efecto, bastante lujosa—además de una enorme sala de estar, tenía dos camas individuales, una pequeña cocina, y un baño. La obsesión de Asuna se despertó brevemente mientras miraba la puerta del baño, pero dado que se acababa de bañar en el campamento élfico oscuro, su indicador de baño estaba estable por el momento, y pasó sin inspeccionar a fondo.

— ¿Por qué alquilaron un lugar tan costoso…? –pregunté, mirando por la enorme ventana hacia el pueblo de Stachion que estaba abajo.

El que respondió no fue Lind, sino Hafner:

— Es un asunto de seguridad. Si alguien decide esperar fuera de la puerta con su habilidad Escuchar a Escondidas, es más probable que estemos fuera de su alcance si la habitación es extra grande, ¿no?

— Ah, ya veo…

Eso, al menos, me confirmaba cuán serio consideraban los DKB esta conversación. Había un sofá en el medio de la sala, pero Shivata y Hafner decidieron moverlo hacia la ventana hacia el extremo sur con abundante cuidado, alejándolo de la puerta lo más posible, pero luego comprendí que, naturalmente, ellos tenían otros miembros ocultándose en el vestíbulo.

El mobiliario contenía un sofá lo suficientemente grande para tres personas, y dos sillones. Asumí que Asuna y yo tomaríamos las sillas, pero Lind nos hizo señas en dirección al sofá, así que le hice caso.

Lind y Hafner se sentaron en los sillones, y Shivata se quedó de pie a un lado. Yo no estaba seguro si habían decidido que nos sentáramos y luego dejar a uno de ellos de pie a modo de presión psicológica, o era pura coincidencia.

Hafner habló abruptamente: 

— Shivata y yo le explicamos a Lind lo sucedido con el jefe del quinto piso. Incluyendo la razón por la que querías adelantarte al jefe y el motivo por el que decidimos participar.

Parpadeé dos veces por la sorpresa y dijo, como todo un estúpido:

— ¿Sí? ¿Lo hicieron?

Cuando Shivata y Hafner decidieron unirse a nuestro grupo de asalto improvisado, no le dijeron nada del asunto a Lind, su maestro de gremio. Supuse que tendríamos que mantener ese secreto hoy o usar esa revelación como punto de partida—pero parecía que ellos ya nos habían salvado de ese problema.

En este punto, probablemente podríamos simplemente ir al grano, pero Asuna, sentada a mi derecha, fulminó a Shivata con la mirada. Seguí su línea de visión y ve que espadachín de cabello corto estaba tratando de darnos una especie de señal muy rara con los ojos.

Entrecerré mis ojos, tratando de adivinar qué mensaje trataba de enviar, pero Lind notó mi expresión y giró rápidamente a su derecha para mirar a Shivata. De inmediato, Asuna dijo:

— Entonces ya debes saber todo acerca del estandarte de gremio, Lind.

Con la mención del objeto en el centro de todo, Lind volvió a mirar hacia adelante:

— Sí… pero solo el concepto. Y les seré honesto—no estoy seguro si creerlo o no. Pero negociemos, me gustaría verlo primero.

El uso de la palabra negociar en lugar de discutir fue ominosa, pero no razón suficiente para suspender las cosas a estas alturas.

— Muy bien –dije, abriendo mi menú. Pero antes de materializar el objeto, decidí establecer una medida de seguridad.

Primero, fui al maniquí de mi equipamiento y arrastré el icono de la Sword of Eventide +3 de mi mano derecha a mi inventario. Yo había removido mi equipamiento mientras entrabamos al edificio, por lo que esto no cambiaría nada mi apariencia.

Luego, elegí el Estandarte de Valor de la categoría de armas de mi inventario y lo arrojé en mi maniquí. Era un arma a dos manos, por lo que el ícono lanza apareció en las ranuras de mis manos derecha e izquierda. Una luz brilló en mis manos antes de adoptar la forma del arma larga—bueno, estandarte.

Cuando sacas armas del inventario de objetos, elegir materializarla haría saltar el objeto en existencia sobre la ventana. Pero si lo equipabas, el arma aparecería en uno de dos lugares. 

Si tenías la ubicación de tu arma elegida con anticipación—para un arma de asta, por defecto, era en tu espalda—aparecería directamente ahí. Pero si la configuración seguí en su estado inicial, o si no tenías suficiente espacio físico para ello, el objeto aparecería en tus manos. Como tenía mis manos descansando sobre la ventana, el grupo de Lind no sería capaz de decir si yo solo había sacado el estandarte de gremio como un simple objeto—o si lo estaba equipando.

El momento en que él vio la lanza larga de platino de 3 metros, los ojos de Lind se ampliaron. El extremo de la lanza casi alcanzaba la ventana, mientras que la punta cruzaba las rodillas de Asuna y sobresalían por el extremo del sofá. El cuarto superior del asta estaba cubierto con tela blanca, y la cuerda que la mantenía en su lugar era plateada. Sus estadísticas como arma eran francamente impresionantes, pero el detalle finamente tallado en el mango, el hermoso ribete de la tela—el ‘peso’ informativo general de todos esos datos detallados—dejaban ver claramente que se trataba de un objeto especial.

Si sólo hubiese sacado el estandarte en un solo paso, Lind habría podido agarrarlo y huido de la habitación. Si escapaba por cinco minutos mientras Shivata y Hafner evitaban que yo usara el comando de Materializar Todos los Objetos, la propiedad del estandarte se le transferiría a él. Pero como yo lo había equipado al principio, mi periodo de propiedad automática duraba una hora entera.

Les daba la oportunidad de realizar ese acto por no más de 0.1 por ciento, pero Lind apenas tocó el asta para mostrar la ventana de propiedades, leerla con detenimiento, suspirar, y devolverlo. Esperó que yo lo volviera a colocar en mi inventario para luego recostarse en su asiento y gruñir.

— Sí…ya veo…Parece un objeto bastante desequilibrado para aparecer en el quinto piso…

— No sé qué tan bien funciona sin probarlo, aclaro –admití. El maestro de gremio se encogió de hombros:

— Las propiedades registradas no han de ser falsas. Un diámetro de treinta metros con cuatro efectos positivos diferentes… Solo con eso, es casi demasiado poderoso para ser real. No culpo a Kibaou por tratar de adelantársenos para obtenerlo—aún si yo lo encuentro repugnante.

Él no parecía tan enojado como imaginé que se pondría. Asuna tenía la misma impresión.

— ¿Ya hablaste con los ALS?- preguntó ella.

— No, no hemos dicho nada. Tuve un brindis con Kibaou anoche en la fiesta, pero yo no tenía idea de la existencia de este estandarte en ese momento –dijo Lind, una mueca desaprobatoria se presentó en la comisura de su boca. Miró a su lado, donde Hafner se estaba rascando la cabeza culpablemente. 

Eso significaría que Lind solo había escuchado la explicación hacia escasas horas. Por eso, quizá el hecho de que estuviese tan tranquilo y calmado era señal de que, como Kibaou, mientras el otro gremio no lo tuviese, el asunto le parecía bien. Se los juro, eso era lo que yo deseaba:

— Bien, ahora que lo has visto, explicaré las condiciones bajo las cuales lo entregaría –continué–. Naturalmente, son las mismas que les di a los ALS. La primera es si aparece otro estandarte de gremio en algún otro lugar. Si eso llega a suceder, tengo la certeza de que los ALS o los DKB serán quienes lo obtengan, en ese momento, entregaré el estandarte al gremio que no lo haya obtenido, sin objeciones. La segunda es si los ALS y los DKB se unen. Si eso pasa, entregaré el estandarte sin condiciones.

Cuando sugerí eso a los ALS en la recámara del jefe del quinto piso, ellos me gritaron: ‘¡Eso ni de chiste!’ y ‘¡Debes estar bromeando!’. Pero quizá Lind ya sabía de eso, pues apenas y parpadeó.

En lugar de eso, me hizo una pregunta bastante curiosa.

— Kirito, en la prueba beta, fallaste al derrotar al jefe del décimo piso, ¿no es así?

— Eh…sí, así es. El laberinto era ese lugar de estilo japonés tradicional llamado El Castillo de las Mil Serpientes. Sólo logramos alcanzar la mitad del trayecto.

— ¿Y el estandarte no fue dropeado por más jefes hasta ese punto?

— No…creo.

— Bien –murmuró Lind–. Entonces, eso significa que es altamente probable que esto no suceda hasta el décimo piso…

Asentí. Si era dropeado en el quinto piso, parecía que el décimo sería una buena elección, pero no ganábamos nada garantizando eso. A estas alturas, yo desearía haberme esforzado más en la prueba beta y haber derrotado al jefe del décimo piso, pero ya no valía la pena llorar por ello. Además, los monstruos en el Castillo de Mil Serpientes—específicamente la serpiente samurái el ‘Guardia de Élite Orochi’ y la serpiente ninja la ‘Asesina de Élite Kuchina’—eran devastadoramente poderosas, y el solo pensar que si seguíamos íbamos a vernos forzados a enfrentarlas un día de estos hacía que por mi espalda corriese sudor frío. Ni siquiera quería imaginar al jefe del quinto piso que los gobernaba.

“Hombre, en serio puedo ir por una taza caliente de té verde” –pensé, esperando que él continuara. Pero Lind no hizo comentario alguno sobre la viabilidad de la segunda opción. Abrió su ventana. Vi los movimientos de su mano con abundante precaución, pero lo que sacó no fue un arma sino un saco de cuero extremadamente grande. 

Lo sacó de la ventana y lo colocó en la mesita. Emitió un chirrido metálico y pesado.

— Ahí hay trescientos mil col –anunció Lind ante nuestro asombro–. Es lo máximo que pueden darte los DKB actualmente. ¿Nos venderías el estandarte de gremio a ese precio?

Mucho—pero mucho después—Asuna soltaría una risita y me diría: ‘Si hubieses aceptado venderlo de inmediato, yo habría agarrado la bolsa de dinero y la habría tirado por la ventana’.

Pero en ese momento, miré el saco de cuero en la mesa, incapaz de responder. No es que estuviese asombrado por la entera presencia de 300 mil col ante mí, y mucho menos me encontraba entre las decisiones de venderlo o no. no, mi mente quedó sumergida en un repentino recuerdo del pasado.

Fue hace casi un mes: la noche del 2 de diciembre de 2022. Recordaba la fecha porque fue el día de la primera reunión estratégica sobre el primer jefe en el pueblo de Tolbana en el primer piso, y también el día en que conocí a Asuna, en lo más profundo del laberinto—aunque el recuerdo que llegó a mi mente no estaba relacionado a esos eventos.

A través de Argo la Rata, la proveedora de información, alguien se ofreció a comprarme mi Anneal Blade +6. La oferta fue de 29.800 col, la cual subió a 39.800 en un par de horas.

A la Anneal Blade le quedaban dos intentos de mejora—queriendo decir que yo la había ascendido a +6 sin fallo alguno—lo que, en ese tiempo, la convertía en un arma bastante valiosa; pero con un valor máximo de 35 mil. Dudosamente, dupliqué el precio por el silencio de Argo de 500 a 1.000 col, y ella reveló que su cliente era, nada más y nada menos, que Kibaou. Me volví más escéptico luego de eso, pero no fue hasta la mitad de la batalla contra el jefe del primer piso que comprendí que Kibaou también había sido un intermediario.

El hombre que en realidad trató de comprar la  Anneal Blade era Diavel el Caballero, líder del primer grupo de asalto de SAO. Su intención no era para volverse más poderoso, sino para disminuir mi potencial, permitiéndole obtener el bono LA del jefe y cimentar su posición como líder del juego.

Pero el patrón de ataque de Illfang the Kobold Lord había cambiado completamente con respecto a la prueba beta, y como antiguo beta tester igual que yo, Diavel cayó en una trampa establecida por su propio conocimiento y expectativas pasados, pereciendo.

A pesar de nuestra distancia superficial, Kibaou veneraba mucho a Diavel como para realizar el trabajo sucio de comprarle en secreto el arma de alguien más. Lind había sido su miembro de grupo más dedicado y leal. Ambos querían tener su posición, pero sus considerables discrepancias con respecto a los ideales los llevaron a iniciar sus propios gremios, los cuales eran los dos más grandes en el juego.

Los 300 mil col que estaban en esta mesa eran 10 veces la cantidad que Diavel ofreció por mi Anneal Blade. Eso tenía que ser coincidencia; Lind no debería haber sabido lo que Diavel hacía en secreto. Si alguna vez hubiese compartido bebidas con Kibaou, le habría preguntado por qué aceptó esa petición de Diavel, y cuáles eran sus pensamientos…

Emergí de mi breve trance, miré a Lind directamente a los ojos, y sacudí mi cabeza:

— No… No lo vendería ni por diez veces esa cantidad. Además, los ALS me acribillarían por hacerlo, y lo digo literalmente… Además, seamos francos. Tú ni siquiera pensaste que yo aceptaría, ¿o sí?

El líder de gremio se encogió de hombros y solo dijo:

— En realidad no. Pero es importante hacerlo. Si realmente estuvieses dispuesto a venderlo, valdría la pena, y si te negabas, te grabaría diciendo que el dinero no te compra.

— Ah, entiendo lo que quieres decir. Pero si habláramos de cien veces… quizá con treinta millones de col podrías convencer— ¡Huk!

Terminé mi oración con un dialecto semi-humano muy extraño gracias a Asuna interviniendo con una expresión engreída y golpeándome el costado con su mano. Lind no reaccionó, pero Hafner y Shivata pusieron sus ojos en blanco.

Aclaré mi garganta y volví al tema principal:

— De cualquier forma, ¿puedo concluir con que los DKB entienden y aceptan los términos y condiciones para recibir el objeto?

— Sí… Reconoceré la situación actual como el compromiso más razonable. No deseo que el estancamiento entre nosotros y los ALS empeore. Pero tras haber visto las estadísticas, es toda una pena que no podamos utilizarlo en la próxima batalla contra el jefe.

— En eso estoy de acuerdo. Trataremos de pensar en una forma de usarlo, y siempre estoy abierto a ideas, así que hazme saber si piensas en algo.

— Entendido.

Ante eso, Lind y Hafner se levantaron. Yo iba a quedarme viéndolos irse pero luego recordé que fueron los DKB quienes alquilaron esta habitación, así que me apresuré. 

Salimos de la habitación en una línea, y luego Lind se dio vuelta hacia mi dirección:

—  Por  cierto…  ¿Las  demás  posadas  están  preparadas  con  estos  odiosos rompecabezas?

— Tu respuesta es, sí y no –dije, sonriendo. Lind se mostró escéptico–. Me refiero a que no solo las posadas. La tiendas de NPC, las casas y otras ubicaciones… Además de las puertas principales, cada puerta de cada habitación en este pueblo tiene un rompecabezas en ella. Así que, ¡diviértete!

Palmeé en el hombro al asombrado maestro-pincel, y bajé rápidamente las escaleras. 

Capitulo 2                                                        Indice                                                           Capitulo 4

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