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volumen 7: Capitulo 11

Capitulo 11

Asuna miró el mensaje corto que aparecía en la pequeña pantalla de su celular y repetía las mismas palabras dentro de su corazón.

«¿¡Cómo era esto posible!?»

¿Cómo era esto posible? Yuuki había estado participando en todo tipo de actividades, y el doctor Kurahashi incluso dijo que el tumor de su cabeza había desaparecido. En los últimos años, se han presentado casos de personas que habían sido capaces de resistir la inhibición del virus después de haber sido infectadas por el VIH por más de 20 años. Yuuki solamente tiene quince años… ¡su vida estaba a punto de empezar! Su condición estaba empeorando, aunque hasta ahora, ella tuvo diversas infecciones oportunistas que provocaron que cayera enferma, así que Yuuki definitivamente debería ser capaz de resistir.

Pero Asuna tenía otra premonición. Ésta era la primera vez que el doctor le había mandado un mensaje directamente a ella. Dicho de otro modo, esto debía ser una noticia que el momento había llegado. Cada noche, ella temía ese momento, pero siempre hacía lo posible para olvidar esa noción. Justo ahora, el momento había llegado.

La chica tenía dos ideas conflictivas mientras permanecía aturdida por unos segundos antes de parpadear fuertemente y prepararse para mandar un nuevo mensaje. Ella envió un mensaje con el mismo contenido a Kirito, Lisbeth y compañía y también a Shiune y al resto. Después de eso, Asuna apresuradamente se quitó su ropa de casa, y como no quería gastar tiempo escogiendo otra ropa, ella automáticamente se puso su uniforme escolar. Se puso sus zapatos y salió corriendo de la casa. La luz tenue de la tarde se reflejaba en lo que quedaba de nieve blanca en los caminos al tiempo que los ojos de Asuna los visualizaban.

Era el domingo de la última semana de Marzo, «14:00». Los peatones se veían como si estuvieran impacientes y no pudieran esperar para que llegara la primavera mientras caminaban con una actitud alegre. Asuna pasaba a través de ellos y se apresuraba hacia la estación.

Ella no podía recordar cómo se las arregló para verificar a donde iban los trenes o incluso a donde se había transportado. Una vez que se recuperó, Asuna se encontró corriendo rumbo a la entrada de la estación. En lo profundo de su mente, se sentía como si tuviera migraña, mientras sus pensamientos trozados continuaban apareciendo y despareciendo.

La chica rechinó sus dientes e hizo una mueca, «Yuuki, resiste». Y corrió hacia el taxi que llegaba al punto de espera.

Parecía que la asistente de pacientes había sido informada. Una vez que Asuna abrió su boca para explicar lo que quería, la enfermera inmediatamente le dio el pase y le dijo que se apresurara a ir al último piso del edificio de la sala central.

Asuna esperaba impacientemente que el número que indicaba el número de piso incrementara, y cuando la puerta se abrió, ella salió apresuradamente. Usó torpemente el pase de acceso en el escáner de la puerta de seguridad, y aunque sabía que estaba rompiendo las reglas, siguió corriendo. Corrió a través del monótono pasillo blanco. Una vez que dio la última vuelta, la puerta que conducía al cuarto estéril donde Yuuki yacía dormida fue vista.

–Pero en ese momento, Asuna solo podía ver sorprendida la escena.

Había dos puertas alineadas una con la otra, y ésta debería ser la entrada al cuarto de observación. En lo profundo, con largas palabras de regulación estaba el cuarto estéril. Asuna había pasado antes a través de las gruesas puertas mejoradas, y ahora, estas estaban completamente abiertas. Al tiempo que veía lo que ocurría adentro, uno de los del personal médico en vestimenta quirúrgica se acercó rápidamente.

Esa persona vio a Asuna y le asintió, incluso susurrando “Por favor apúrate a entrar”. Mientras esa voz se lo pedía, Asuna avanzó temblorosamente, y sin embargo se detuvo justo enfrente de la puerta.

El interior de un cuarto blanco fue visto por ella.

La gran cantidad de aparatos que estaban instalados adentro fueron movidos a la pared izquierda. Dos enfermeras y un doctor rodeaban una cama de gel que estaba en el centro del cuarto, mientras miraban la pequeña figura que se encontraba ahí. Los tres vestían sus ropas blancas ordinarias.

Viendo esto, Asuna se dio cuenta inmediatamente, no se podía hacer nada. Solamente podían esperar al lado de la cama “ese momento” que ya había sido predestinado.

El doctor Kurahashi levantó su cabeza, vio que Asuna estaba ahí, e inmediatamente alcanzó su mano izquierda como si quisiera que ella viniera. Asuna se esforzó para mover sus piernas sin vida y entró al cuarto.

Solo había unos pocos metros hasta la cama de gel, sin embargo sentía que estaba muy lejos. Asuna se estaba encerrando en esta dura realidad, y finalmente llegó al lado de la cama.

La chica flaca yacía en la cama, y la sábana blanca la cubría completamente a partir de su cuello. Su frágil pecho estaba levemente suspendido. El ECG en la esquina superior derecha mostraba una onda ligeramente verde.

El Medicuboid oscurecía la cabeza de la niña cuando la vio antes, pero su cubierta rectangular ahora estaba separada en mitades. La parte de arriba que se separaba en la línea entre sus oídos estaba girado noventa grados hacia atrás. El interior era una depresión en la que encajaba una cabeza humana y la cara de esa niña, durmiendo con sus ojos cerrados, estaba puesta en ella.

Esta era la primera vez que Asuna veía el cuerpo de Yuuki en el mundo real. La niña que estaba tan enferma estaba tan delgada que lastimaba el corazón, con su piel casi tan pálida como para ser considerada translúcida. Su cara tenía una belleza misteriosa, y Asuna incluso sintió que así es como se debería de ver un pixie si realmente existieran.

Después de estar viendo a Yuuki por un rato, el doctor Kurahashi, que estaba parado a su lado, susurró:

“Es genial… llegaste justo a tiempo.”

Incapaz de aceptar esas palabras, Asuna volteó a ver al doctor, pero los ojos racionales detrás de los lentes la miraban seriamente. El doctor volvió a decir:

“Hace cuarenta minutos, su corazón se detuvo una vez. Le dimos drogas y una desfibrilación, y ella recobró su pulso, pero la próxima vez…”

Asuna contuvo su respiración y dejó escuchar su voz entre sus dientes firmemente apretados. Sin embargo, ella no podía decir ni una oración completa con sentido.

“¿Por qué?... ¿Por qué es esto?... Yuuki, ella todavía…”

El doctor volvió a asentir con su cabeza, y luego la sacudió ligeramente.

“En realidad, cuando estuviste aquí en Enero, ella ya estaba en un estado en el cual cualquier cosa podía pasar. La naturaleza consuntiva del VIH causó la fiebre alta y el linfoma en el sistema nervioso central a deteriorar, y Yuuki estuvo en peligro. Sin embargo, todos estamos sorprendidos que fuera capaz de luchar duro por estos tres meses. Ella continuaba ganando incluso en una batalla de desesperación. Hizo su mayor esfuerzo… no, si realmente tuviera que mencionarlo…” – En ese momento, la voz del doctor sonó temblorosa. – “Para Yuuki, estos quince años de vida fueron una larga batalla. Dejando de lado el VIH… ella estuvo luchando duro en contra de la dura y cruel realidad. Las pruebas del Medicuboid debieron de causarle mucho dolor. Pero… Yuuki siguió persistiendo. Sin su ayuda, es muy probable que el Medicuboid pudiera ser usado más o menos hasta un año después. Así que por ahora es mejor dejarla descansar…”

Al escuchar las palabras del doctor, Asuna le dijo silenciosamente a Yuuki en el fondo de su corazón.

«Yuuki, ¿Cómo pudiste perder? Eres «Absolute Sword»… ese espadachín invencible que podía cortar todo. Deberías ser capaz de derrotar tu enfermedad y tu desino…»

En ese momento, la cabeza de Yuuki se movió ligeramente. Sus delgados párpados se movieron levemente antes de levantarse un poco. Los ojos que estaban bajo esos parpados que se suponía debían ser grises debido a haber perdido su brillo mostraban un claro resplandor al momento que miraban a Asuna.

Los labios, que estaban casi del mismo color que su piel, temblaron un poco, y la delgada mano derecha que estaba bajo la sábana empezó a temblar al tiempo que se movía lentamente hacia Asuna.

El doctor dijo con una voz consiente:

“Asuna-san… por favor toma su mano.”

Incluso antes que él terminara, Asuna inmediatamente alcanzó sus manos y cubrió la mano derecha de Yuuki que era tan delgada como el carbón. La helada mano derecha parecía estar suplicando por algo al tiempo que apretaba los dedos de Asuna firmemente.

Inmediatamente, Asuna parecía tener una epifanía o algo parecido mientras entendía lo que Yuuki quería decir.

Ella sostuvo la mano de Yuuki con firmeza y alzó su cabeza para preguntar al doctor:

“Doctor… ¿Podemos usar en este momento el Medicuboid?”

“¿Cómo? Puede ser usado una vez que lo prendamos… pero… Yuuki debería estar esperando fuera de la máquina…”

“No, Yuuki desea regresar a ese mundo una vez más. Puedo entender sus sentimientos. Por favor… ¡déjenla usar el Medicuboid otra vez!”

El doctor se quedó viendo la cara de Asuna unos cuantos segundos antes de aceptar su petición. Les dio unas cuantas instrucciones a las enfermeras que estaban a su lado, y luego se aferró al mango del lado del Medicuboid antes de cubrir la parte superior de la cabeza de Yuuki.

“Tomará cerca de un minuto para que se active… ¿Y tú qué harás?

“Usaré el AmuSphere de al lado” – Dijo Asuna y agarró fuertemente la mano de Yuuki antes de ponerla de regreso al lado de la frágil chica – “Espérame, estaré ahí” –  después de murmurar eso, se levantó y se fue.

Asuna dejó el cuarto estéril y llegó al cuarto de monitoreo a su lado. Abrió la puerta y saltó a uno de los dos asientos que ahí estaban, y puso el AmuSphere que estaba en la cabecera en su cabeza. Lo prendió y esperó la secuencia de inicio, pero su corazón ya estaba del otro lado. 

Habiendo despertado en la casa de los bosques, Asuna saltó de la ventana al lado del cuarto como cuando ella se había conectado desde el hospital, y se fue por la calle principal. Mientras ella volaba, abrió su ventana e inmediatamente mandó un mensaje a Lisbeth, Shiune y al resto, a quienes les había dicho que se conectaran antes por si acaso.

Habiendo corrido a través del portal de transferencia, Asuna se transfirió a Panareze sin dudar. Al momento que llegó a la ciudad que está arriba del lago, ella fue a una isla lejos en él.

Por supuesto, su destino era el gran árbol donde se conocieron.

En este punto, es de noche en Aincrad. La puesta de sol que brilló desde afuera teñía dorada el agua del lago. Asuna miró como si fuera guiada por esa luz mientras volaba en el cielo hacia esa isla antes de aterrizar urgentemente en el pasto suave.

Ella no necesitaba buscar alrededor de los árboles. Yuuki se estaba parando donde ambas habían peleado por primera vez. Lo que pasó ese día parecía haber sido hace mucho tiempo. El largo pelo de color morado oscuro que tenía una sensación de frío se balanceó en el aire, y la niña duende miró atrás lentamente. 

Yuuki sonrió inmediatamente cuando vio a Asuna acercarse, y Asuna le devolvió la sonrisa.

“Gracias, Asuna. Olvidé algo importante. Tengo algo que debo regresar, así que no importaba que, tenía que verte aquí.”

Su voz era tan alegre como antes, y uno podía escuchar un pequeño temblor. Asuna sintió que Yuuki ya había usado toda su fuerza intentando hablar.

Sin embargo, Asuna respondió en un tono alegre al tiempo que caminaba hacia Yuuki:

“¿Qué es lo que querías darme?”

“Mmm… Lo haré ahorita. Por favor espera.”

Yuuki sonrió y abrió su ventana antes de usarla un poco. Después de desaparecer la ventana, ella usó su mano derecha y sacó la espada de su cintura ruidosamente. 

La espada obsidiana de Yuuki soltó un brillo rojo parecido a una llama bajo el rojo atardecer. Ella movió su espada el frente y apuntó al gran árbol que estaba frente a ella, manteniendo su posición hasta que estuviera inmóvil, como si estuviera enfocando la última onza de su fuerza en la punta de la espada.

La cara de Yuuki se distorsionaba de dolor. Su parte superior se balaceaba un poco, pero sus piernas que estaban abiertas aun intentaban sostener su cuerpo.

Asuna realmente quería decirle que no se forzara, pero decidió morder sus labios y esperar. De repente, una ráfaga de viento sopló sobre el pasto. Al tiempo que es viento se detuvo, Yuuki se movió repentinamente.

“¡YAAA!”

La mano derecha de la chica fue balanceada con tal grito paralizante. La punta de la espada dejó cinco marcas de estocadas a una velocidad que a simple vista no se podría ver desde la parte superior derecha hasta la parte inferior izquierda del tronco. Ella regresó su espada y volvió a hacer cinco más. Por cada estocada hecha por la habilidad de estocada, el tronco haría un ruido exageradamente fuerte, y los árboles altos seguían sacudiéndose. Si los árboles fueran objetos que pudieran ser destruidos, ya estarían partidos por la mitad.

Habiendo lanzado diez ataques de la habilidad de estocada, Yuuki usó la fuerza de todo su cuerpo para traer la espada de vuelta y golpear el punto de intersección. La luz azul-morada deslumbrante explotó alrededor, y el pasto que estaba al lado de sus pies se dobló hacia atrás, pareciendo como si hubieran sido lanzadas.

Incluso cuando la tormenta frenesí se detuvo, Yuuki, quien había clavado la espada en el trono, permaneció en su posición original.

De repente, una pequeña cresta apareció en el centro de la punta de la espada. Giró y se expandió, y también, un pergamino cuadrado se materializó de la superficie de la rama. Una vez que la cresta que dejó salir un brillo azul fue transferida al pergamino, el pergamino se enrolló desde abajo.

Yuuki mantuvo su espada, y el rollo completo flotaba en el aire. Ella lentamente lo alcanzó con su mano izquierda y lo agarró.

La espada en la mano derecha de la chica cayó en el pasto, soltando un “clank”. El cuerpo de Yuuki se tambaleó un poco y se movió hacia atrás. Asuna corrió apresuradamente hacia ella para apoyarla. Ambas se sentaron así, y Asuna usó ambos brazos para abrazar el pequeño cuerpo de Yuuki.

Yuuki cerró sus ojos, conmocionando a Asuna. Pero esos párpados inmediatamente se abrieron lentamente. Yuuki soltó una sonrisa calmada, y luego pareció murmurar:

“Es extraño… nunca he sentido dolor o tristeza, pero solamente me siento débil...”

Asuna sonrió en respuesta y dijo:

“Está bien. Solamente estás cansada. Solo descansa un poco. Te recuperarás inmediatamente”

“Em… Asuna… toma esto… es mi… OSS…”

Esa voz era completamente diferente a la de antes. Tartamudeaba y temblaba al mismo tiempo. El único órgano que le quedaba a Yuuki, el cerebro donde la conciencia estaba reunida, estaba a punto de consumirse. Esto hizo que Asuna sintiera rabia dentro, pero ella aún mantenía sus emociones bajo control al tiempo que sonreía y decía:

“¿Realmente me la vas a dar…?”

“Espero que… la aceptes… Asuna… toma… abre la ventana…”

“… Em…”

Asuna agitó su mano izquierda para llamar la ventana y abrir el menú de ajustes del OSS. Yuuki alzó sus manos temblorosas y puso el pequeño rollo que estaba sosteniendo justo en la superficie de la ventana. Una vez que el rollo desapareciera con la luz, Yuuki suspiró satisfecha y bajó su mano izquierda. Ella sonrió gentilmente y parecía estar jadeando mientras murmuraba.

“El nombre… de la habilidad… es «Mother’s Rosario»… supongo… me podrá ayudar… a proteger a Asuna…”

Habiendo escuchado esas palabras, las lágrimas de Asuna finalmente cayeron en el pecho de Yuuki, pero ella aún sonreía y dijo con una voz clara:

“Gracias Yuuki. Te prometo que, si tengo que dejar este mundo algún día, definitivamente pasaré esta habilidad a otros. Tu espada… deberá seguir viviendo por siempre.”

“Em… gracias…”

Yuuki asintió con la cabeza. Los ojos amatista estaban soltando algo brillando.

En ese momento, había varios estruendos, o más bien, sonidos de vuelo siendo escuchados mientras se acercaban. Había sonidos de botas aterrizando en la hierba alrededor de Asuna y Yuuki. Mientras miraban hacia arriba, cinco personas, Jun, Thatch, Taruken, Nori y Shiune estaban todos sobre ellas y llegaron corriendo.

Ellos formaron un semicírculo alrededor de Yuuki y se arrodillaron. Yuuki miró alrededor, a cada rostro y se mostró confundida.

“¿Qué pasa con todos?... ¿Acaso no tuvimos una despedida antes? ... Les dije, la promesa, de no hacerme una despedida en el último momento… ¿Acaso no…?”

“No estamos aquí para despedirte. Estamos aquí para animarte. Si nuestro líder fuera a ser devastado en el otro mundo a causa de que no estemos cerca, nos sentiríamos muy preocupados.”

Jun sonrió mientras decía esto. Su mano, que estaba cubierta por un guantelete rojizo cobre, agarró la mano derecha de Yuuki, y continuó:

“No vayas a correr mucho para que pueda encontrarte. Te encontraré inmediatamente.”

“¿Qué… estás diciendo? … esto es demasiado repentino… ¿me voy a enojar… sabes?”

Haciendo un “chic hi” con su lengua, Nori dijo alegremente.

“Eso no pasará. Si no estamos cerca, no puedes hacer nada, líder. Solo espera ahí abajo… espera por nosotros…”

La cara de Nori se retorció de repente, y lágrimas empezaron a salir de sus grandes ojos negros. Luego, ella hizo dos, tres lloriqueos desde lo profundo de su garganta que no pudieron ser suprimidos.

“Eso no lo harás… Nori… me prometiste que no llorarías, ¿o no?...”

Sonriendo e interrumpiendo esto, la cara de Shiune mostraba dos líneas de lágrimas claras. Thatch y Taruken no tenían la intención de esconder sus lágrimas mientras sostenían la mano de Yuuki.

Yuuki volvió a mirar las caras del quinteto, y luego sonrió y lloriqueando les dijo:

“En serio, chicos… estaré esperando ahí… los esperaré… tomen su tiempo y vengan… está bien…”

Los seis miembros de «Sleeping Knights» juntaban sus manos y parecía que estarían jurando por una reunión antes de asentir sus cabezas fuertemente. Una vez que Shiune y compañía se levantaron, otros pocos aleteos se podían escuchar acercándose.

Los que aparecieron eran Kirito, Lisbeth, Lyfa y Silica. Todos aterrizaron e inmediatamente se unieron a las filas alrededor de Yuuki, y luego agarraron fuertemente su mano.

Asuna estaba abrazando a Yuuki mientras miraba todo con ojos llorosos. De repente, se dio cuenta de algo. Alas de todo tipo de tribus se unían unas con las otras, formando un gran eco que era como un órgano.

Asuna, Yuuki, Shiune, Lisbeth y compañía miraron al cielo.

Vieron un listón grande que venía de la dirección de Panareze.

Varios jugadores estaban volando en línea recta. Quien estaba hasta el frente era la líder de los “Sylphs”, Sakuya, de quien su abrigo se agitaba con el viento. Al lado de ella estaban los Sylphs vistiendo camisas verdes de diferentes tonos. Viendo la cantidad, parecía que todos los Sylphs que estaban conectados habían venido.

No, no solo era la calle principal. Incluso de todas las direcciones del alrededor, varios listones estaban yendo rumbo a la isla. Los listones rojos pertenecen a los “Salamanders”, y los amarillos deberían representar a los “Cait Siths”. También, había duendes, gnomos, Undines… todo tipo de organizaciones de jugadores liderando todo tipo de tribus alrededor del gran árbol. Había más de quinientos… no, más de mil personas.

Yuuki miraba sorprendida en los brazos de Asuna y dejó salir un grito de sorpresa.

“Uwahh… es sorprendente… demasiados elfos…”

Asuna sonrió y le dijo:

“Lo siento, odias movilizar a tanta gente, Yuuki… pero le pedí a Lisbeth que los llamara.”

“¿Por qué yo? … eso es tonto… pero, ¿por qué hay tanta gente?… es como si… estuviera soñando…”

Yuuki murmuraba mientras jadeaba, y los espadachines que llegaron al cielo que estaba arriba de la isla dejaron salir un sonido similar al de una cascada mientras descendían. Sakuya y Alicia y los otros líderes de las organizaciones estaban reunidos afuera mientras rodeaban a Asuna y compañía, y luego se arrodillaron en una pierna y bajaron sus cabezas. Esa no era una isla realmente grande, e inmediatamente después, estaba llena de jugadores.

Asuna miró los ojos de Yuuki y trató de expresar las emociones en su corazón en palabras.

“Por… porque…” – Sus lágrimas cayeron de nuevo – “Yuuki… una vez fuiste la espadachín más fuerte en este mundo… y no habría ningún espadachín que apareciera en este mundo como tú. Yo realmente no podía dejarte ir sola así nada más… todos, todos están rezando por ti… esperando que tu nueva jornada sea tan perfecta como ésta.”

“… qué felicidad… realmente estoy… feliz…”

Yuuki levantó su cuello y miró alrededor a los espadachines que la rodeaban antes de recargar su cabeza en los brazos de Asuna.

Yuuki cerró sus ojos, y su pecho delgado se inflaba y respiraba unas cuantas veces. Ella usó esos ojos morados para mirar a Asuna una vez más. Después respiró hondo, pareciendo exprimir su última pizca de fuerza, y continuó con una voz interrumpida:

“Yo siempre… siempre he estado pensando, que yo, quien enfrentaba a la muerte desde que había nacido… ¿cuál es el significado de vivir en éste mundo?... No puedo crear nada en éste mundo, y no puedo ayudar a otros… Solamente puedo gastar incontables drogas y máquinas… solo puedo causarles problemas a los demás… también me aburre, me lastima… si al final tengo que desaparecer… solo déjenme desaparecer… pensé eso unas cuantas veces… solamente sentí… ¿Por qué tenía que nacer en éste mundo?”

La última pizca de vida que le quedaba se estaba escapando de Yuuki. El pequeño cuerpo que estaba en brazos de Asuna parecía volverse más ligero y transparente poco a poco. La voz de Yuuki se volvía cada vez más suave, como si fuera a detenerse inmediatamente. Sin embargo, ningún lenguaje podía marcarse en lo profundo del alma de Asuna.

“Pero… pero… siento que finalmente encontré la respuesta… incluso… si no tiene sentido… si puedo vivir… eso es suficiente… porque… al momento final… pude realmente sentir… ese significado… tanta gente… me rodean… y estoy acostada en… los brazos de la persona que más amo… mientras espero el final de mi jornada…”

Las palabras de Yuuki pararon con un simple y corto jadeo. Sus ojos parecían ver a través de Asuna y hacia un lugar distante. ¿Estaba viendo al otro mundo real, la isla real de los elfos donde residen las almas de los héroes?

 

IMAGEN BLANCO Y NEGRO No. 10

 

Asuna no pudo contener las lágrimas que caían. Las lágrimas continuaban cayendo en el pecho de Yuuki, desintegrándose en partículas de luz y dispersión. Sin embargo, su boca sonreía naturalmente. Asuna asintió con su cabeza firmemente y dijo sus últimas palabras a Yuuki.

“Yo… yo definitivamente te volveré a ver. Incluso si es en algún otro lugar, otro mundo, te volveré a ver… en ese momento, debes decirme… que encontraste ahí…”

Los ojos morados de Yuuki se cruzaron inmediatamente con la mirada de Asuna. Muy dentro de sus ojos, estaba el brillo de la energía y el coraje interminables que Asuna vio cuando se encontró por primera vez a Yuuki. El brillo formó inmediatamente dos lágrimas que cayeron, a través de la cara pálida de Yuuki, y finalmente se disolvieron y desaparecieron en la luz.

Ella movió sus labios un poco y sonrió. En ese momento, una voz entró directamente en la conciencia de Asuna.

«Hice lo más que pude por vivir… Aquí, realmente viví»

Al mismo tiempo que el último copo de nieve cayó en el campo blanco, Yuuki la «Absolute sword» cerró sus ojos.

Capitulo 10                                                            Indice                                                       Capitulo 12

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